Abd al-Rahman ibn Muawiya, de sobrenombre al-Dajil, que significa "El Emigrante", nació en el año 731 en los alrededores de Damasco. Tras una huida a Ifriqiya y a la tribu de su madre para refugiarse de la persecución de la nueva dinastía califal de los abásidas, se convirtió en el primer emir independiente de Damasco en Al-Andalus gracias a ser descendiente directo de la dinastía de los califas Omeyas, recientemente asesinada y sustituida por los califas abásidas.

Su toma del poder no revistió mayores obstáculos que enfrentarse a Yusuf al-Fihri con las tropas que le proporcionaron sus clientes, parientes y adeptos, y vencerle en la batalla de Al-Musara.

No obstante, una vez en el poder su mandato fueron treinta y dos años de constantes luchas para ver consolidado el mismo, pues en este tiempo tuvo que hacer frente a 10 rebeliones y 2 intentos de derrocamiento:

• Cuatro rebeliones de los Banu al-Fihri (756, 758, 762 y 785).
• Dos rebeliones pro-abásidas (763 y 777).
• Dos rebeliones yemeníes (766 y 772-774).
• Una rebelión de bereberes (768-777).
• La rebelión de Zaragoza, que ocasionó la entrada de Carlomagno en España (778-782)
• Dos intentos de derrocamiento (779 y 783)

A pesar de esta actividad, aún encontró tiempo para realizar tres expediciones contra los astures en los años 760, 767 y 783.

Después de derrotar a Yusuf al-Fihri en 756, considerando que su autoridad ya no se discutía, el emir hizo pronunciar maldiciones contra los abásidas. Su primo Abd al-Malik ibn Umar al-Marwaní le amenazó con matarse si no suprimía las menciones al califa en la oración de los viernes. El emir accedió.

Abd al-Rahman se dedicó a reformar el ejército vencedor y abrir las puertas de Al-Andalus a sus familiares Omeyas, que llegaron atraidos por el inesperado éxito obtenido por Abd al-Rahman. De hecho envió a Oriente una misión encabezada por el cadí Muawiya ibn Salih al-Hadrani con objeto de conducir a Al-Andalus a sus dos hermanas y a su hijo Suleiman. Aquellas, bien tratadas por el califa abásida y sumamente ricas, no quisieron abandonar Siria a pesar de la buena suerte de su hermano. Muchos de los llegados se asentaron en Córdoba, siendo el origen de una nueva nobleza cordobesa, llamada "quraysí", que llegó a gozar de importantes execciones fiscales, cierta inmunidad y grandes pensiones.

Mientras pudo, Abd al-Rahman siguió una política de reconciliación con los vencidos.

Abd al-Rahman I murió el 30 de septiembre de 788 con 57 años. Fue enterrado en la cripta sepulcral (rawda) del Alcázar de los Emires, que se convirtió desde entonces en palacio y panteón de la familia.