Quinto y último día de asedio de Igueriben; caída de la posición y amenaza sobre Annual.







Muy de mañana del 21 de julio el general Silvestre partió de Melilla hacia Annual. Con él se incorporaron otros mil hombres procedentes de las siguientes unidades:

  • Grupo de Regulares de Melilla nº 2: El tabor de Infantería y el escuadrón de Caballería restantes.

  • Policía Indígena: Las 5ª, 6ª, 10ª y 11ª mías, y harkas auxiliares, en parte movilizadas, con un efectivo de 450 policías, más los 354 que ya tenía la 15ª de Tensaman, incrementada con fuerzas de otras.

El general Silvestre dejó en Dar Dríus los escuadrones del regimiento de Caballería "Alcántara" nº 14 y continuó hasta Annual con todos los soldados que había podido rebañar de las diferentes unidades de la capital: centinelas, oficinistas, rancheros, albañiles, carpinteros, etc, cuya capacidad de combate dejaba mucho que desear. En total llegaron a reunirse en Annual aquel día unos cinco mil hombres, atraídos todos ellos por Abd el-Krim al rescate de la posición de Igueriben.



Mapa del terreno existente entre las posiciones de Igueriben y Annual (AHN. TS-R. Expediente 50.2. Folio 454).

Mientras tanto, el general Navarro había preparado en Annual una nueva operación para socorrer Igueriben. Para ello organizó una fuerza de unos 3.000 hombres en dos columnas:

  • Coronel Morales, al mando de toda la Policía Indígena y las harkas amigas, más 4 compañías de fusiles peninsulares. Misión: alcanzar la Loma de los Árboles, expulsar de ella al enemigo y proteger el convoy de aprovisionamiento.

  • Coronel Manella, al mando de todos los Regulares y tropas peninsulares disponibles. Misión: alcanzar las alturas dominantes de la izquierda y proteger el convoy de aprovisionamiento.

La operación comenzó al despuntar el día 21 de julio con una fuerte preparación artillera. Se dio la orden de avance y pronto se puso de manifiesto que el espíritu combativo de los soldados dejaba mucho que desear. La tropa estaba desmoralizada y combatía sin nervio. Los coroneles Morales y Manellase vieron obligados a retroceder. El general Navarro ya lo había presentido, pues antes de comenzar el ataque había enviado al Comandante General un telegrama diciendo que "... [el espíritu de las tropas] no es todo el necesario para compensar la debilidad ... me creo en el deber de exponer la desconfianza de no conseguir el objetivo ... [y espera órdenes sobre] si verifico el convoy o preparo la evacuación de Igueriben."



Las posiciones de la circunscripción de Annual.

A las 12:30 horas el general Silvestre se presentó en Annual, justo a tiempo para presenciar el fracaso del general Navarro, cuyo mensaje no había recibido por estar de camino. Al darse cuenta de la retirada de las tropas, el comandante Benítez envió el siguiente telegrama:

    "Parece mentira que dejéis morir a vuestros hermanos, a un puñado de españoles que han sabido sacrificarse delante de vosotros."

Este mensaje encorajinó tanto al general Silvestre que de inmediato ordenó formar los escuadrones de Caballería para lanzarse a la carga al frente de ellos. Sus ayudantes le calmaron, y el general envió un mensaje a Benítez autorizándole a parlamentar con el enemigo. Fue entonces el comandante Benítez quien se encorajinó, pues contestó al general con la siguiente frase, ya famosa:

    "Los oficiales de Igueriben mueren pero no se rinden."

La artillería de la posición de Izummar no enfilaba bien el flanco de la posición para batir a la harka enemiga, por lo que el general Silvestre ordenó que una batería de montaña se emplazase sobre la lucha. La 5° Batería de Montaña del capitán Blanco, que estaba en Annual, se aprestó a ello, pero sus fuegos llegaron demasiado tarde para salvar Igueriben; es más, el repliegue de las columnas de los coroneles Morales y Manella casi dejó cercada la batería por el enemigo, por lo que el se capitán Blanco vio forzado a replegarse sobre Izummar en lugar de hacer sobre Annual.

La 2ª Escuadrilla de Aviación hizo despegar por la mañana de nuevo los cuatro aparatos del día anterior con el mismo objetivo de bombardear Tizi Asa, Uxanen, Loma de los Árboles y Beni Bu Yacob, y por la tarde un aparato para bombardear el poblado de Amesauro, sin lograr tampoco ese día ningún tipo de influencia sobre el ataque enemigo.

A las 14:00 horas (otros dicen que a las 16:00 horas) las avanzadillas españolas de Annual más próximas a Igueriben, situadas a unos 500 metros, comenzaron a replegarse. En el interior de la posición las bajas seguían aumentando y las municiones eran muy escasas. Entonces se recibió orden del general Silvestre de iniciar la retirada, tratando de acogerse a las guerrillas de las fuerzas que intentaban proteger el fracasado convoy de aprovisionamiento. El comandante Benítez le contestó con el siguiente heliograma:

    "Nunca esperé recibir de V.E. orden de evacuar esta posición, pero cumpliendo lo que en ella me ordena, en este momento, y como la tropa nada tiene que ver con los errores cometidos por el Mando, dispongo que empiece la retirada, cubriéndola y protegiéndola debidamente, pues la oficialidad que integra esta posición, conscientes de su deber, sabremos morir como mueren los oficiales españoles." (NOTA: el énfasis en negrita es mío)

El comandante Benítez reunió a sus oficiales, les anunció la orden de abandonar la posición y su decisión de sacrificar sus vidas, la de los oficiales, para salvar a cambio, en un desesperado intento, las vidas de los pocos hombres que pudieran hacerlo, y organizó la salida de la siguiente forma:

  • Vanguardia: al mando del capitán don Arturo Bulnes, el cual nuevamente tomó el mando de su compañía, en el cual había cesado por enfermedad grave debida al agotamiento.

  • Flanco izquierdo: una sección al mando del teniente don Alfonso Galán Arrabal, con orden tomar una altura próxima a la izquierda la posición y sostenerse en ella hasta la total evacuación de la misma, y a continuación incorporarse a la retaguardia.

  • Flanco derecho: una sección al mando del alférez don Luis Casado Escudero, con la misma orden, pero en una loma cercana a la derecha de la posición.

  • Grueso, con los heridos y enfermos, al mando del propio comandante Benítez.

  • Retaguardia: al mando del capitán de Artillería don Federico de la Paz Orduña.

El resto de los oficiales se repartieron entre las columnas. El comandante Benítez distribuyó las municiones, tocando a veinte cartuchos por cabeza, y las 15.000 pesetas de la caja de las compañías, "con el encargo de reintegrarlas en el regimiento si se abren camino". Quemaron las tiendas, los restos del depósito de víveres e inutilizaron el material. En la hoguera arrojaron los fusiles de los muertos y heridos que no podían sostenerse. A continuación transmitió el último mensaje a Annual:

    "Solo quedan doce cargas de cañón, que empezaremos a disparar para rechazar el asalto. Contadlos, y al duodécimo disparo, fuego sobre nosotros, pues moros y españoles estaremos revueltos en la posición."

Finalizados todos los preparativos, el comandante dio la orden de iniciar la salida. La inició la sección del teniente más antiguo, don Justo Sierra, que iba en primera vanguardia. Al llegar a la loma donde normalmente todos los días se colocaba el servicio de protección de la aguada, el enemigo, parapetado detrás del barranco, disparó sobre ellos una descarga y cayó más de la mitad de la sección. Los supervivientes no se replegaron, sino que se lanzaron a bayoneta calada en un brillante empuje pendiente abajo para tratar de unirse a las avanzadillas de la columna que se retiraba. Los que les seguían se unieron a ellos en una carrera desesperada. El resto de la fuerza continuó la salida en aquella dirección, pero los rifeños, parapetados detrás de las lomas cercanas, al darse cuenta que los españoles estaban saliendo, irrumpieron en masa en la posición.

Los oficiales se quedaron atrás sobre los sacos terreros, fusil al hombro, disparando sobre los rifeños para proteger la huida de sus hombres. Todos ellos resultaron muertos, menos el alférez de Intendencia Ruiz Osuna y el alférez Casado. Este último estaba herido, fue dado por muerto en la confusión del asalto final, y hecho prisionero posteriormente junto a un soldado. El comandante Benítez murió al frente de sus hombres, a los cuales nunca abandonó. Recibió un disparo en la cabeza que le hizo caer al suelo, pero se rehizo inmediatamente conservando su admirable serenidad, hasta que un nuevo disparo que hizo blanco en su corazón le hizo caer muerto. Luego los rifeños se echaron sobre la columna, mezclándose con ella y entablándose un combate cuerpo a cuerpo.

Entre los supervivientes del momento se encontraba el sargento Hermenegildo Dávila Murillo, quien marchaba en la sección de retaguardia al mando del teniente don Manuel Castro, que ya había caído muerto. En medio de la refriega, recibió la orden del alférez Ruiz Osuna de abrirse paso entre el enemigo con la fuerza de la que disponían y dirigirse hacia una era cercana, cosa que lograron hacer al mando del alférez. Una vez en la era, se parapetaron hasta que los rifeños se dirigieron a ellos gumía en mano, momento en el que el alférez les ordenó que se retiraran. El sargento Dávila, con ocho soldados que quedaban, se parapetaron en una de las trincheras cercanas. El alférez Ruiz Osuna fue muerto. El sargento se sostuvo hasta que le quedaron tan sólo cuatro hombres, instante en que abandonaron la trinchera y se dirigieron a Annual. Durante el camino los cuatro soldados que le acompañaban fueron muertos. El sargento Dávila llegó herido al campamento con su armamento, donde fue recogido por un sanitario.

De los escapados de Igueriben, llegaron vivos a Annual el sargento Dávila, que escribió un informe a su coronel y que el general Picasso unió a su expediente, y unos catorce soldados; cuatro de ellos murieron en Annual tras atracarse de agua en un acto desesperado para aplacar su sed. Otras fuentes dicen que se salvaron 36 en total. Uno de los supervivientes, el artillero Antonio Andreu Modol, fue llamado a declarar ante el general Picasso.

No hay cómputo oficial de las bajas de Igueriben. Sin embargo, si hacemos caso a las versiones más optimistas, podemos afirmar que murieron 320 de los 354 hombres que componían la posición. Todos los oficiales de Igueriben, menos el alférez Casado, murieron defendiendo la posición:

  • Comandante D. Julio Benítez Benítez, del 2º Batallón del Regimiento de Ceriñolanum. 42. Por su valor y pericia al mando de la posición se le concedió la Laureada.
  • Capitán D. Arturo Bulnes Martín, de la 2ª Compañía del 1er. Batallón del Regimiento de Ceriñola núm. 42.
  • Capitán D. Federico de la Paz Orduña, de la 1ª Batería Ligera del Regimiento Mixto de Artillería. Por su valor se le concedió la Laureada.
  • Teniente D. Justo Sierra Serrano, de la 2ª Compañía del 1er. Batallón del Regimiento de Ceriñola núm. 42.
  • Teniente D. Manuel Castro Muñoz, de la 4ª Compañía del 3er. Batallón de Regimiento de Ceriñola núm. 42.
  • Teniente D. Ovidio Rodríguez, de la 4ª Compañía del 3er. Batallón del Regimiento de Ceriñola núm. 42.
  • Alférez D. Rafael Villanova Hopper, de la 4ª Compañía del 3er. Batallón del Regimiento de Ceriñola núm. 42.
  • Teniente D. Alfonso Galán Arraba, de la Compañía de Ametralladoras de Posición.
  • Teniente D. Ernesto Nougués Barrera, del Parque Móvil de la Comandancia de Artillería.
  • Teniente D. Julio Bustamante y Vives, de la 1ª Batería Ligera del Regimiento Mixto de Artillería.
  • Alférez D. Enrique Ruiz Osuna, de Intendencia.

El alférez Casado fue hecho prisionero. Pasó en cautividad dieciocho meses junto con el resto de prisioneros tomados por los rifeños durante los días del desastre de Annual. Una vez liberado, el teniente redactó un parte por escrito relatando el ataque, defensa y caída de la posición de Igueriben.




Entre los días 2 y 19 de julio el jefe de la circunscripción de Annual era el coronel don Joaquín Arguelles y de los Ríos, jefe del Regimiento Mixto de Artillería, a quien tocaba el turno de mando de la circunscripción de Annual por quincenas organizado por el general Silvestre debido a la ausencia por enfermedad del coronel Riquelme, jefe del regimiento de Infantería "Ceriñola" nº 42, a quien correspondía el mando de la circunscripción. El coronel Argüelles turnaba en el mando con el coronel Manella, jefe de regimiento de "Cazadores de Alcántara", 14 de Caballería. En los dos días primeros días de asedio de Igueriben el coronel Argüelles había tratado infructuosamente de liberar o socorrer a Igueriben:

  • En la mañana del 17 de julio repelió el intento de envolvimiento de Igueriben por Izummar mediante el despliegue y ataque de una columna al mando del teniente coronel Marina.

  • En la tarde del 17 de julio organizó el primer convoy de socorro hacia Igueriben al mando del comandante Romero, que a duras penas consiguió llegar a la posición.

  • En la mañana del 18 de julio repelió un segundo intento de envolver Igueriben por Izumar gracias a la intervención de una compañía de Ingenieros.

  • En la tarde del 18 de julio organizó un segundo convoy de aprovisionamiento, que no llegó a salir de Annual debido a la gran presión del fuego rifeño.

  • Durante la madrugada del 19 de julio organizó un tercer convoy de aprovisionamiento que, tras intensos combates en los que los rifeños estuvieron a punto de cortarles la retirada, se vió obligado a regresar a Annual.

En estos combates las tropas de Annual sufrieron 160 bajas: 31 muertos y 129 heridos.

Siguiendo el procedimiento de mando por quincenas, a las 14:00 horas del día 19 de julio el coronel Arguelles fue relevado por el coronel don Francisco Manella Corrales, jefe del Regimiento de Caballería "Alcántara" núm. 14, ante la ausencia por enfermedad del coronel Riquelme. El coronel Manella organizó un cuarto convoy de aprovisionamiento hacia Igueriben, que partió de Annual sobre las 16:00 horas de ese mismo día sin lograr ningún éxito.

Por la mañana del día siguiente, 20 de julio, se presentó en Annual el general segundo de la Comandancia General de Melilla, general Navarro. Tras tomar el mando de manos del coronel Manella, decidió no hacer ningún intento de socorrer a Igueriben aquel día, dado el escaso espíritu de lucha que había observado en las tropas; en cambio protegió el camino hacia retaguardia con la ocupación y organización de la nueva posición Intermedia "C". Pasó el día organizando un nuevo intento de aprovisionamiento y rescate de Igueriben, que fijó para día siguiente.

La operación para el envío del quinto convoy de aprovisionamiento comenzó al despuntar el día 21 de julio con una fuerte preparación artillera. Se dio la orden de avance y pronto se puso de manifiesto que el espíritu combativo de los soldados dejaba mucho que desear. La tropa estaba desmoralizada y combatía sin nervio. Las columnas de socorro tuvieron que retroceder una vez más. El Comandante General de Melilla, general Silvestre, llegó a Annual sobre las 12:30 horas, justo a tiempo para presenciar el fracaso del intento del general Navarro y para ser testigo de la caída de la posición de Igueriben pocas horas más tarde.

Tras cinco días de intensos combates contra la harka enemiga, las tropas de Annual habían sido incapaces de romper el cerco de Igueriben y estaban a punto de presenciar impotentes la caída de aquella posición. Además, Annual se había convertido en un imán que atrajo hacia este campamento prácticamente todas las tropas españolas disponibles que había en el territorio.

A las 14:35 horas del día anterior, 20 de julio, el general Silvestre había cursado desde Melilla un telegrama al general Berenguer en el que le informaba que la intención del enemigo era cortar el camino que conduce a Annual y dejar aislada esta posición. Por ello, con objeto de sacar a la harca de Beni Urriaguel del combate y obligarles a defender su territorio, el general solicitó que tres o cuatro barcos de guerra se presentasen en la bahía de Alhucemas para simular un desembarco y bombardear toda la costa según el alcande de sus cañones. También pidió el refuerzo de una escuadrilla de Aviación que, sumada a sus aviones, su unirían a esta operación.

En su traslado al Ministro de la Guerra (telegrama nº 8685 del Alto Comisario al Ministro de la Guerra del 20 de julio a las 23:30 horas, y telegrama nº 8395 del Subsecretario de Guerra al Ministro de la Guerra, de 21 de julio.), el general Berenguer, además de indicar el necesario refuerzo de Aviación pedido por el general Silvestre, solicitó el envío de los siguientes buques de la Armada:

  • El envío urgentísimo de un cañonero de la Armada a Melilla, para sumarse al allí existente (el cañonero "Laya").
  • Un crucero del tipo del "Princesa de Asturias" a Ceuta, para tenerlo a su disposición.
  • Un transporte del tipo del "Almirante Lobo" a Ceuta, para transportar desde allí a Melilla alrededor de mil hombres y unas novecientas cabezas de ganado.
  • El buque "Giralda", para embarcar en él y trasladarse a Melilla en caso necesario.

Antes de partir para Annual a primera hora del 21 de julio, el general Silvestre remitió otro telegrama al general Berenguer en el que actualizó su valoración diciendo que "...la situación sólo podría variar con una ofensiva nuestra que hoy no puedo realizar, pues estimo que las fuerzas están equilibradas..."; y reiteró de nuevo su petición de una acción marítima en Alhucemas durante varios días como único medio para sacar de la lucha parte de la harka enemiga.

En su traslado al Ministro de la Guerra (telegrama nº 8703, de 21 de julio a las 14:30 horas), el general Berenguer modificó su anterior petición de buques de la Armada, en el sentido de que el crucero y el cañonero solicitados debían dirigirse a la bahía de Alhucemas, así como otros buques que pudieran enviarse allí.

Las peticiones del Comandante General y del Alto Comisario provocaron una reacción positiva en el ministerio de Marina, que generó durante el día 21 de julio una serie de telegramas ordenando lo siguiente:

  • Al crucero "Princesa de Asturias" que zarpara de Tánger a la mayor brevedad posible y se dirigiera a Ceuta para ponerse a las órdenes del Alto Comisario.
  • Al cañonero "Álvaro de Bazán" que se dirigiera de Cartagena a Melilla para ponerse a las órdenes del Alto Comisario a través del Comandante General.
  • Que los cañoneros "Lauria" y el "Bonifaz" permanecieran en Ceuta a las órdenes del Alto Comisario.
  • Que el cañonero "Bustamante" partiese de San Sebastián hacia San Fernando, Cadiz.
  • Que el buque "Giralda" se trasladase desde Cartagena a Ceuta a disposición del Alto Comisario.

La animosa reacción de la Armada fue comunicada al general Silvestre ese mismo día por el Ministro de la Guerra (telegrama sin número), quien además añadió que había ordenado al Alto Comisario y al Gobernador Militar de Cádiz la requisa esa misma noche de buques civiles para el transporte urgente de tropas desde Ceuta y desembarco en Sidi Dris o en el punto que el Comandante General designara. Previamente a la llegada de este telegrama el general Silvestre había ordenado al general Navarro que regresase a Melilla para organizar el envió al frente los refuerzos que había pedido al Gobierno, convencido como estaba de la inminente llegada de los mismos. El general Navarro se resistió a abandonar Annual en aquellos momentos, pero el Comandante General insistió, por lo que Navarro abandonó Annual a las 15:30 horas del día 21 de julio. Le acompañaba el comandante de Ingenieros Fernández Mulero, jefe del servicio de automóviles, que se llevó consigo todos los camiones disponibles en Annual transportando a los heridos y enfermos.

Después de la caida de Igueriben el general Silvestre, ya presente en Annual, envió sendos telegramas al general Berenguer y al Ministro de la Guerra (telegrama nº 8717, transmitido desde Melilla a las 19:30 horas) informando de la caida de la posición, la muerte de todos los jefes y oficiales y la posterior sangrienta retirada. Informó que se encuentraba rodeado por [el] enemigo, que la situación [era] gravísima y angustiosa y solicitó el urgentísimo envío de refuerzos con todos [sus] elementos. El telegrama no cita los refuerzos pedidos por el general Silvestre, pues el texto sólo presenta puntos suspensivos en su lugar; pero un apunte a mano realizado sobre ellos cita dos divisiones. Finalmente, el general Silvestre califica la situación de dificilísima, de la que desconfía, y que las posiciones cercanas a Annual no hacen más que solicitarle refuerzos, que él no tiene.

Poco tiempo después, a las 20:17, el general envíó un nuevo telegrama al Ministro (telegrama nº 8709) reiterando "... urgentísimamente... mi solicitud de que la escuadra bombardee en el más breve plazo los poblados de Beni Urriaguel y Bocoya, por si castigo disminuyera los fuertes contingentes que en la actualidad me sitian" porque la situación en Annual y las posiciones inmediatas era "... muy crítica..."

El Ministro de la Guerra trasladó este último comunicado del general Silvestre a S.M. El Rey (telegrama nº 8403) y al Alto Comisario (telegrama nº 8401), informado a éste último de las disposiciones adoptadas por la Armada, añadiendo que la decisión de que los buques zarparan para Alhucemas le correspondía al propio Alto Comisario, por estar los buques asignados a sus órdenes.

Al comenzar el asedio de Igueriben el domingo 17 de julio de 1921 había unos 3100 hombres presentes en Annual. Dos días más tarde se incorporaron aproximadamente otros 1000 de la columna móvil de Dar Dríus, y dos días después lo hicieron otros 900 que trajo consigo el general Silvestre. Así pues, la noche del 21 al 22 de julio pernoctaron en la posición de Annual unos 5.000 hombres (3.000 españoles y 2.000 indígenas), con una fuerza de combate de 27 compañías de Infantería (catorce españolas, nueve de Regulares y cuatro de Policía Indígena), cuatro compañías de Ametralladoras (tres españolas y una de Regulares), tres escuadrones de Caballería de Regulares, cinco baterías de Artillería, cuatro compañías de Ingenieros y tres compañías de Intendencia, encuadrados de la siguiente manera:

  • Regimiento de Infantería "Ceriñola" núm. 42: cinco compañias de fusiles y una de ametralladoras (unos 500 hombres).
  • Regimiento de Infantería "San Fernando" núm. 68: cinco compañías de fusiles y dos de ametralladoras (unos 600 hombres).
  • Regimiento de Infantería "África" núm. 11: cuatro compañías de fusiles y una de ametralladoras (unos 550 hombras)
  • Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas "Melilla" núm. 2: tres tabores de Infantería (nueve compañías), el tabor de Caballería (tres escuadrones) y la compañía de ametralladoras (Unos 1300 hombres)..
  • Policía Indígena: cuatro mías (unos 800 hombres) y una harka amiga.
  • Regimiento Mixto de Artillería: cuatro baterías de montaña y una batería ligera (unos 275 artilleros).
  • Comandancia de Artillería: una sección del Parque Móvil.
  • Comandancia de Ingenieros: cuatro compañías de Ingenieros (unos 450 hombres)
  • Intendencia: tres compañías de Intendencia y una sección montada (unos 325 hombres).
  • Sanidad: tres secciones de montaña y una sección de ambulancia (unos 100 hombres).

El campamento tenía víveres para cuatro días, municiones para un día de combate no muy intenso y carecía de reservas de agua. Sobre ellos y las posiciones cercanas iban a lanzarse unos 18.000 rifeños armados con unos 8000 fusiles (de los que 3.450 serían Mauser), siendo el resto espingardas.

Quedaban fuera de Annual unos 2.800 hombres distribuidos en tres núcleos móviles de Infantería y uno de Caballería:

  • La columna de Chief, formada por unos 550 hombres encuadrados en cinco compañías de fusiles.
  • La columna de Kebdani, formada por unos 700 hombres encuadrados en siete compañías de fusiles.
  • La columna de Zoco el-Telatza, formada por unos 750 hombres encuadrados en ocho compañías.
  • El regimiento de Caballería "Alcántara" nº 14, formado por unos 835 jinetes, encuadrados en cinco escuadrones más el de ametralladoras, todos reunidos en Dar Drius como reserva del general Silvestre.

Además, en el territorio había 71 posiciones que consumían los siguientes efectivos y recursos:

  • Unos 5000 jefes, oficiales y tropa de Infantería encuadrados en 51 compañías, lo que suponía el 50% de los efectivos de este Arma.
  • 90 cañones de cinco tipos y calibres, servidos por unos 1.200 artilleros encuadrados en siete baterías de la Comandancia de Artillería y desplegados en 21 posiciones de las 71 mencionadas.

NOTA: Estas cifras están siendo revisadas a la luz de los expedientes que obran en el AHN, si bien pueden darse por buenas con una aproximación del 95%.

Tras la caída de Igueriben, en Annual se presiente la inminente amenaza... si se me permite la expresión, se mascaba la tragedia. La tropa se encontraba agotada y desmoralizada después de cinco días de infructuosos combates, con la visión de los escasos y horrorizados supervivientes de Igueriben recién llegados al campamento. Todos presienten que al día siguiente algo importante va a ocurrir.

Al anochecer los rifeños comenzaron un paqueo sistemático que no cesó hasta bien entrada la noche, momento en el que un extraño silencio se cernió sobre Annual.

La posición Intermedia C pidió auxilio esa misma noche, pero no se le pudo socorrer desde Annual ni desde Izummar, pues ambas posiciones estaban ya cercadas. Las líneas telefónicas había sido cortadas. Solo existía comunicación radio vía HF con Madrid, Tetuán, Melilla y el cañonero Laya.

FUENTES: