AHN. TS-R. Expediente 50.2. Folios 294 a 302 vuelto.

Al margen: Segunda declaración del testigo, coronel de Artillería, don Joaquín Argüelles de los Ríos.

Al centro: En Melilla, a 23 de agosto de 1921, ante el señor general instructor y el infrascrito secretario, compareció el testigo D.Joaquín Argüelles y de los Ríos, coronel del Regimiento mixto de Artillería, para reanudar su declaración anterior, habiéndole advertido el señor general instructor de la obligación que tiene de decir verdad y de las penas señaladas por la ley al reo de falso testimonio, y enterado de ellas y después de prestar juramento con arreglo a su clase, se le dió lectura de su anterior declaración, que figura a los folios 284 y siguientes.

PREGUNTADO si se afirma en su contenido y si tiene algo que añadir o rectificar en la misma, dijo que no tiene que rectificar.

PREGUNTADO por las novedades que durante el periodo de su mando en la posición de Annual observase en la actitud y actividad del campo fronterizo, estado de las relaciones con las cabilas, concentraciones de fuerzas de que tuviera noticia, agitación que hubiese observado, disposiciones que tomara, partes que con tal motivo diera y auxilios que hubiera mandado, dijo que en el mes de junio, hacia el 11 ó 12, dieron conocimiento desde Igueriben de que se veían grandes núcleos de enemigos y pidió autorización al capitán de la batería para hacer fuego, dándose conocimiento a la Comandancia general, que autorizó para hacerlo en caso necesario, comunicándolo así a Igueriben. Cree recordar que ese mismo día esta posición hizo algún fuego a de cañón hacia el frente izquierdo de su batería, no pudiendo precisar si le apoyó también con la batería ligera de Annual y la de la posición de Buimeyan, constituidas por piezas de siete y medio Saint-Chamond. 

El día 14 de dicho mes de junio dió conocimiento Igueriben de que grandes núcleos, compuestos de hasta 300 hombres cada uno, trataban de envolver la posición y marchar hacia Yebel-Yuddia. La Policía que ocupaban diariamente la loma llamada de Los Árboles fue hostilizada este mismo día por el enemigo. Se dió orden a Igueriben para que hiciese fuego de cañón; la misma se dió a Yebel-Yuddia, a Yzumar, siempre que lo tuviese a la vista, así como tambien a Buimeyan, y la posición de Annual rompió el fuego con la batería ligera, dirigiéndolo todas ellas donde indicaba Igueriben, ordenando el testigo que saliese el teniente coronel jefe de las fuerzas Regulares con un Tabor de Infantería y un escuadrón y preparando al mismo tiempo una batería por si era necesario su salida; el objeto era repeler el enemigo, situado sobre la loma de Los Árboles. El día 15 fue relevado el dicente, como ya ha manifestado, por el coronel Manella, y, según sus noticias, el día 16, en ocasión de estar allí el general segundo jefe de esta Comandancia, hostilizó más tenazmente el enemigo la repetida loma de Los Árboles, impidiendo que la Policía estableciese en ella su servicio de seguridad, que desde ese día dejó de montarse por haber quedado el terreno en poder del enemigo.

En el segundo periodo del mando del declarante en la circunscripción de Annual, el enemigo hostilizó más frecuentemente las posiciones de Igueriben y de Buimeyan, que respondían con el fuego de sus baterías respectivas. El día 7 de julio, a estos disparos se sumaron los de la batería ligera de Annual, tirando especialmente sobre la loma de Los Árboles, en donde había construído el enemigo pequeños parapetos con trincheras. El día 11 se propuso batir con más intensidad la mencionada loma de Los Árboles, de donde molestaban continuamente a Buimeyan, y, a efecto, ordenó que las baterías de esta posición, Igueriben y la ligera de Annual rompiesen en fuego sobre dicho objetivo, y, al mismo tiempo, ordenó que la tercera batería de montaña, que acampaba en la loma de la columna de África, marchase, bordeando la parte norte de la posición por fuera de la alambrada, a asentarse desenfilada frente a la loma de Los Árboles, haciendo fuego, especialmente con granada rompedora, contra los parapetos que habían construído. Conseguido el objeto y sin que ocurriera novedad por nuestra parte, se suspendió el fuego, volviendo la batería de montaña a ocupar su puesto en el campamento de África. El día 13 hizo también algunos disparos la batería de Igueriben, así como también el día 14, que cree recordar el testigo fue cuando dió conocimiento dicha posición de que en una loma frente al asentamiento de la batería había colocado un cañón el enemigo, con el que disparaba sobre dicha posición, sin que los proyectiles llegasen a caer sobre ella. En ese día, la batería ligera de Annual hizo también fuego de cañón sobre el mismo objetivo de la de Igueriben y sobre la loma de Los Árboles. El día 15 también hizo fuego la batería de Igueriben sobre grupos que veía desde dicha posición y sobre la loma mencionada.

El día 17, desde la madrugada, el enemigo, muy próximo a la posición de Annual, y que había ocupado algunas casas y la escuela de este poblado, situado de 200 a 300 metros de esta posición, la hostilizó, así como también a las de Igueriben y Buimeyan, tratando sin duda de impedir que estableciera el servicio de seguridad y protección de aguada. Los hechos se desarrollaron en la forma que detalla el parte que el testigo dió al Comandante general, y del cual presenta una copia, que el señor juez dispone se una a continuación, debiendo añadir al mismo que para batir eficazmente la loma desde donde hacían fuego sobre la entrada en la posición de Igueriben, ordenó sacar la batería ligera de Annual fuera de su asentamiento, colocándose próxima a la alambrada, y al mismo tiempo que la batería de montaña, que el día 11 había salido de su campamento para situarse fuera de la alambrada, volviese a ese mismo asentamiento, pero para hacer fuego sobre las cabilas de Beni-Margari, en dirección a Talilit, de donde también hacían fuego muy intenso, especialmente sobre la posición de Annual. La segunda batería de montaña, que se hallaba en el reducto de la loma que ocupaba África, salió fuera del parapeto para cooperar más eficazmente a la acción de la columna, con la cual marchó la quinta batería de montaña. 

En la noche de este día continuó el fuego del enemigo sobre la posición de Igueriben, y la batería ligera de Annual tiró sobre la loma mencionada, para repeler el ataque a aquella posición. En la misma noche, el enemigo mató el ganado que había llevado el convoy a Igueriben y que había quedado en aquella posición, por considerar el capitán Cebollino, que mandaba el escuadrón de Regulares de protección a dicho convoy, que se originarían muchas bajas en el regreso a Annual, dadas las que había tenía antes de su llegada a Igueriben, pues era muy numeroso el enemigo situado en el barranco que existe al pie de la loma que batía la entrada a dicha posición. Cree el testigo que sería el jefe de esta posición quien ordenaría que el ganado quedase entre la alambrada y el parapeto, por ser absolutamente imposible alojarlo en su interior, en donde se quedaron los oficiales y acemileros, siendo los primeros uno de Intendencia y otro del Parque móvil de Artillería, regresando a Annual solamente dicho escuadrón de protección, a cuyo capitán hizo observar el testigo que de cualquier manera debía haber regresado el ganado del convoy con sus acemileros, pues, desde luego, aquél sería muerto por el enemigo. Sucedió así, en efecto, y según comunicó el jefe de la posición, el ganado, al sentirse herido, había destrozado parte de la alambrada, perjudicando la defensa de la posición.

El día 18 continuó el ataque vigoroso del enemigo contra las posiciones, dando cuenta la descubierta de que se hallaba cortado el camino que conducía a Yzumar, el que fue reparado por una compañía, que salió en camiones, la cual era de Ingenieros. Hecha la reparación, se hizo, como de ordinario, la evacuación de heridos y todo el servicio. Las mismas baterías del día anterior sostuvieron el fuego durante todo el día, habiendo pasado la tercera de montaña, que se hallaba fuera de la alambrada, dentro de la posición que ocupaba Ceriñola en el asentamiento primitivo de la batería de posición que había pasado a Talilit al día siguiente de su ocupación. Esta batería continuó batiendo desde su nuevo asentamiento las cabilas de Beni-Margari, que hostilizaban tenazmente a la posición de Buimeyan. 

En la noche de dicho día la posición de Igueriben continuó siendo hostilizada intensamente, llegando el enemigo a pasar la alambrada por su parte rota, aproximándose al parapeto para lanzar bombas de mano y piedras, además de los disparos de fusil, según manifestación del jefe de aquella posición, que pidió hiciese fuego la batería ligera de Annual sobre la loma que batía la entrada de Igueriben; posteriormente pidió tirase a la derecha de aquella posición, y, por último, que hiciese fuego por encima de la misma a unos 400 metros, pues por todas partes le atacaban. Continuó el fuego con ligeras interrupciones hasta la madrugada, y poco después de las cuatro de la misma, hallándose el declarante en la estación telegráfica, recibió telefonema del jefe de la posición de Igueriben en demanda de auxilio, el cual se une en copia a continuación, como otros consecutivos, exponiendo lo angustioso de la situación. En vista de este telegrama, ordenó el testigo que saliera inmediatamente la columna preparada a que antes se hizo referencia, mandada por el teniente coronel de Regulares, por haberlo ordenado así el día anterior el Comandante general. 

Formaban la columna dos escuadrones y cuatro compañías de Regulares, dos compañías de África, una de ametralladoras de este mismo Cuerpo, la segunda batería de montaña, diez cargas del Parque móvil, con cartuchos de fusil; sección de Sanidad, con ocho cargas de artolas y una estación óptica. A esta columna se le encomendó la conducción del convoy que se tenía preparado desde el día anterior y que lo integraban una sección de Intendencia al mando e un teniente, con doce cargas de víveres y pan para tres días, 53 cubas llenas de agua, que después de vaciarlas en las cubas de la posición habían de reponerse en la aguada próxima, si era posible; ocho latas de petróleo para quemar el ganado muerto, sección de Ingenieros para arreglar la alambrada, Parque móvil con granadas de metralla de siete y medio, espoletas de percusión, estopines, 100 granadas de mano y 10 cargas de cartuchos de fusil. Una compañía de Ceriñola iba afecta al convoy, con el objeto de darle protección y de reponer bajas en Igueriben si era necesario. Con este convoy también iba un médico para quedar en esta posición.

De estas disposiciones dió el declarante inmediato conocimiento a la Comandancia general, pidiendo al mismo tiempo refuerzos, a lo que se le contestó en telegrama de las ocho quince que disponía que la columna de Dríus se situase en Yzumar, interesando el dicente su cooperación caso de creerla necesaria. Poco después de salir de Annual la columna en socorro de Igueriben se recibió telegrama dando cuenta de que el jefe de ella, teniente coronel de Regulares Nuñez del Prado, había sido herido en un brazo, pero continuaba al frente de la fuerza, enviando más tarde al capitán Cebollino para manifestar al declarante la imposibilidad de continuar avanzando, por el numeroso enemigo, y que concretase su actuación, a lo que respondió el declarante por medio de dicho capitán que, como sabía, el objetivo era conducir el convoy a Igueriben, y si no podía continuar el avance, que se sostiviese, caso de ser esto posible, hasta la llegada de los refuerzos anunciados, que venían de Dríus. Manifestó el capitán Cebollino que sí podían sostenerse, y marchó a comunicar esta orden. Después repitió esta misma pregunta por medio del capitán Zappino, contestando el testigo en iguales términos. Hacia el mediodía se presentó el teniente coronel de la columna, a quien había ordenado el médico que se retirase, por ser imposible permanecer herido al mando de la fuerza, pues no se sostenía ya a caballo; se había hecho cargo del mando de la columna el comandante que en la misma mandaba las fuerzas de África, D. Juan Romero. 

A las tres de la tarde próximamente recibió el declarante aviso de Yzumar de que se hallaba allí la columna de Dríus, ordenando con carácter muy urgente al jefe de la misma que avanzase hasta Annual, dejando una compañía en Izumar, en reemplazo de las dos de Ingenieros que habían venido de aquella posición por la mañana, dando cuenta de todo ello a la Comandancia general. A las dos, próximamente, se había presentado en Annual el coronel del regimiento de Alcántara, como ya se dijo, y por orden del Comandante general se hizo cargo de todas las fuerzas que constituian ambas columnas, la que había salido de Annual por la mañana y la que llegaría de Dríus, empezando a actuar con ellas a las cuatro de la tarde, y considerando sin duda que no podría forzar el paso del convoy hasta Igueriben, ordenó que se retirase éste a la posición de Annual y que las fuerzas de la columna entregasen sus cantimploras llenas de agua a una compañía de Regulares que, abriéndose paso, llegaría a Igueriben, para entregarla a aquella guarnición, lo que tampoco pudo realizarse. El citado coronel dispuso la retirada de todas las fuerzas a la posición de Annual a última hora de la tarde.

Al día siguiente, 20 de julio, a las once de la mañana, el declarante salió de Annual para la plaza por haber hecho entrega del mando, como antes se dice, encontrando cerca de la posición al general segundo jefe, al que acompañaba el coronel jefe de la Policía y algunas mías y harka de Beni-Said. Al regresar el declarante a la plaza dió cuenta al Comandante general de todo lo ocurrido, quien manifestó la necesidad de socorrer a toda costa la guarnición de Igueriben y su propósito de marchar hacia allí en las primeras horas del día siguiente. Llamado a la Junta de jefes a la Comandancia general el día 22 por la tarde, supo que la posición de Igueriben no había podido ser socorrida y que el jefe de ella recibió orden de quemar las tiendas, inutilizar el material, abandonando la posición para acogerse a la de Annual, bajo la protección del fuego de la artillería y de la columna que había tratado de conducir el convoy; que esto había ocurrido el día 21, y que al siguiente, 22, se había evacuado la posición de Annual, replegándose todas las fuerzas a Dríus, como también que había muerto el Comandante general.

PREGUNTADO por el juicio que haya formado de los sucesos, sus motivos determinantes y circunstancias que le hayan favorecido, dijo que la oposición de los beniurriagueles al avance de nuestras tropas fue siempre manifiesta, y la causa inicial de los sucesos, la toma inesperada de Abarrán, que enardeció los ánimos, no ya de esta harka, sino de otras fracciones, soliviantadas también por los trabajos de aquella harka. En estas circunstancias, y dado la gran extensión del terreno para las escasas fuerzas y el camino difícil para la llegada a Annual, considera explicables los hechos ocurridos, si bien han alcanzado una trascendencia que nadie pudo prever, si el mismo enemigo.

PREGUNTADO por la intervención de su regimiento, su moral y actuación en los sucesos, bajas de todas clases que haya sufrido, restos que haya recogido, dijo que la intervención del regimiento fue la siguiente: Se hallaban, al iniciarse los sucesos de Abarrán, todas las baterías en el campo; la primera de montaña es la que marchó con la columna, el día 1° de junio, a ocupar la posición de Abarrán, quedando allí el teniente D. Diego Fromesta con las cuatro piezas y los sirvientes afectos a ellas; respecto a su comportamiento, según las referencias, nada dejó de desear, pues estuvieron haciendo fuego, según referencias, hasta agotar las municiones, sosteniéndose tras un parapeto débil, que se desmoronó desde los primeros disparos, teniendo que hacer la mayor parte de éstos con granadas graduadas a cero. El teniente recibió una herida desde los primeros momentos, continuando, sin embargo, al frente de la batería, y antes de abandonar ésta y la posición inutilizaron las piezas, trayendo alguno de los supervivientes algún elemento del cierre. De 28 de tropa que habían quedado en Abarrán con la batería regresaron 20 en diferentes días, la mayor parte heridos, quedando hoy el resto desaparecidos, además del teniente, del que se tuvieron después referencias de que se hallaba prisionero y herido, y después de que había muerto. 

En la posición de Annual, con la batería segunda ligera que ya existía en aquella fecha, se sumaron la primera ligera, que pasó posteriormente a Igueriben el día de la ocupación, y la segunda, tercera y quinta de montaña. La cuarta de montaña, ligera eventual, y, últimamente, la primera de montaña, reorganizada, se hallaba en Dríus, y la sexta de montaña, en Kandussi, habiendo pasado en los últimos días de estos sucesos a Quebdani. De todo esto se ha salvado parte del personal y de ganado, bastes, atalajes, cajas y algunos carros de municiones; pero piezas, ninguna. Por disposición del general segundo jefe, después del repliegue en Dríus, las baterías segunda, tercera, cuarta y quinta de montaña, que habían llegado incompletas desde Annual, pues la segunda ligera, que se hallaba también en esta posición, recibió orden de ser abandonada al evacuar, cargaron la parte de material, cañones, cureñas y algunos otros elementos, en camiones, que habían de traerlos a la plaza, y el personal y el ganado, con los bastes, fue dirigido a la plaza al mando del capitán más caracterizado, D. Juan Galbis. Al pasar por Monte Arruí, el coronel de Regimiento de África, que se hallaba en aquella posición, ordenó que un capitán, dos tenientes y 100, entre clases e individuos de tropa, quedasen con las carabinas que llevaban de dotación de las baterías en dicha posición, para coadyuvar a la defensa de ella, y el resto continuó hasta la plaza. En Dríus continuaron las baterías primera de montaña y ligera eventual.

PREGUNTADO por los hechos que en el buen comportamiento de su fuerza crea deber señalar como dignos de especial recomendación, como otros de omisión o negligencia que hubiera podido señalar, dijo que, como hechos más salientes, está el del teniente D. Pedro Gay, que encontrándose solo en las circunstancias ya expuestas, se mantuvo constantemente al frente de la batería, haciendo fuego sin cesar noche y día, el 17 y especialmente el 18, con la batería ligera en Annual. No ha observado acto alguno de omisión ni de negligencia, sino, por el contrario, una levantada moral en su tropa, como pudo apreciar muy de cerca, pues se hallaba en contacto constante con las baterías. Respecto a los jefes de grupo, han estado en sus puestos de Annual y Dríus, que era donde existían agrupaciones.

PREGUNTADO por el nombre de los jefes y oficiales de su Cuerpo presentes en la plaza y que durante los pasados sucesos hayan intervenido activamente en la defensa de posiciones o acción de columnas, dijo que remitirá una relación de ellos a este Juzgado.

En este estado, el señor general instructor dispuso dar por terminada esta declaración, que leyó el mismo testigo, haciendo observar que los núcleos que se presentaron ante Igueriben en 14 de junio eran en total de unos 300 hombres, y no cada uno, como se expresa en la declaración equivocadamente, ratificando en ella la firma el señor general, de lo que certifico.

Joaquín Argüelles (Rubricado.)
Juan Picasso (Rubricado.)
Juan Martínez de la Vega (Rubricado.)