AHN. TS-R. Expediente 50.5. Folios 1010 a 1011.

Al margen: Informe del sargento Hermenegildo Dávila Murilla, destacado en Igueriben.

Al centro: Que la posición de Igueriben fue sitiada desde el día diecisiete de julio por numerosísimo enemigo, habiendo tenido confidencias el Comandante Jefe de la posición del Jefe de la kábila inmediata de que el enemigo la ocupaba, aconsejándole no saliera nadie de la posición porque pensaban atacarla.

Que el enemigo empezó el ataque con descargas cerradas y que a las diez de la mañana, tenían que lamentar las bajas del Sargento Armando Antón de Cisneros y soldado de 1ª Ramón Pérez.

Que a las cuatro de la tarde, después de un rudo combate y diezmado, pudo llegar el convoy que salió de Annual, quedando en poder del enemigo varias cajas de municiones para la Artillería y piezas de Ametralladoras, llegando solamente parte del ganado.

Que aquel día no pudo confeccionarse el rancho por falta de agua.

Que el convoy no pudo salir de la posición, porque el enemigo estaba rodeándola por todas partes, quedando todo el ganado entre el parapeto y la alambrada, a excepción de tres semovientes que quedaron dentro de la posición.

Que a la llegada del convoy antes citado, trataron de dar sepultura a los cadáveres del Sargento y soldado muertos, no pudiéndolo conseguir porque el enemigo se echaba encima con objeto de asaltar la posición.

Que la noche del citado día fue muerto por el enemigo todo el ganado, destrozando éste al ser herido la alambrada del extremo derecho de la posición al intentar escapar.

Que el ganado que quedó dentro de la posición fue muerto también, destrozando en su carrera los aparatos de los telegrafistas, no quedando para comunicar más que un espejo auxiliar por haber sido roto el heliógrafo por un proyectil del enemigo.

Que en dicha noche el enemigo dio varios asaltos a la posición arrojando bombas de mano que causaron varias bajas.

Que el ataque fue rechazado empleando también bombas de mano la posición.

Que el día dieciocho continuó el asedio del enemigo y como se carecía en absoluto de agua y era el calor sofocante, se hacía la vida imposible.

Que machacaban las patatas y con el zumo trataban de aplacar la sed, dando a los heridos, que no cesaban de pedir agua, la colonia de los oficiales.

Que por la noche el fuego arreció, llegando el enemigo hasta la alambrada en grandes grupos con objeto de asaltar la posición, cosa que no pudieron lograr.

Que para apagar la sed de los heridos abrieron botes de tomates y pimientos y dieron a cada uno de ellos una cucharada.

Que el día diecinueve tenían en la posición veinte bajas producidas por el fuego enemigo y otras producidas por la sed y el hambre.

Que haciendo un calor desesperante y no teniendo medio de apagar la sed, dentro de las tiendas se desnudaban y practicaban excavaciones con objeto de meter sus cuerpos desnudos, a fin de que con el contacto de la tierra fresca resistir mejor tanto sufrimiento.

Que los Oficiales, con fusil en mano, hacían fuego en el parapeto, pues muchos soldados no podían sostenerse.

Que dicho día salió convoy de Annual, el cual no pudo llegar por ser muy numeroso el enemigo.

Que desde la noche del citado día la defensa se hizo imposible, pues carecían en absoluto de municiones de fusil y de Artillería, no quedando más que una ametralladora útil.

Que había muy poca fuerza para la defensa, pues los que no se encontraban heridos no podían sostenerse, por los sufrimientos del hambre y de la sed.

Que el comandante, para animarlos, llorando decía "¡Viva España!", "¡Vivan mis soldados!" y enardecidos marchaban al parapeto, cayendo enseguida por no poder sostenerse.

Que el día veinte vieron la salida de la columna como el día anterior, no pudiendo llegar el convoy a pesar de los esfuerzos que hacía, pues cada día era más numeroso el enemigo.

Que cuando el enemigo se retiró, arreció el ataque a la posición, haciendo fuego por descargas, siendo herido el teniente don Justo Sierra y el alférez don Luis Casado, siendo las bajas muy numerosas, tanto producidas por el fuego como por el hambre y la sed.

Que el enemigo atacó ese día la posición con fuego de Artillería, haciendo explosión una granada en el frente de la batería, hiriendo varios artilleros.

Que dicho día era el calor tan sofocante y era tal hedor que despedían los cadáveres, que era materialmente imposible sostenerse en el parapeto, pues además de las personas, venía el aire de donde se encontraba el ganado y tenían que esconder la cabeza para respirar.

Que no teniendo patatas para extraer el zumo, recurrieron a mojarse los labios y la lengua con pasta dentífrica, y no dando resultado este curso, aplacaron la sed con orines con azúcar después de haberlos utilizado para refregar el cañón de la ametralladora útil, y además algunos que tenían tinta se la bebieron.

Que los heridos les pedían agua con estas palabras: "Hermanos, que nos morimos, dadnos agua", y como no les podían dar para consolarlos les decían: "Mañana llegará el convoy, pues no nos dejarán morir nuestros hermanos".

Que la noche de ese día se recibió un recado por teléfono de Annual que decía: "Esta noche salen para llevaros agua un Suboficial del Regimiento y veinte soldados voluntarios con cantimploras".

Que la misma noche se recibió un telegrama del General segundo Jefe que leyó el Comandante a toda la fuerza, que decía: "¡Viva España!, mañana llegará convoy y será relevada esa posición por fuerza de ésta; aquí en Annual no dormimos y cada momento se le dan vivas a los héroes de Igueriben; mañana llegará a esa nuestro Comandante General para abrazaros; no cabe más heroísmo en el Ejército Español, ¡Viva España!, ¡Viva el Rey! y un abrazo de vuestro General".

Que todos lloraron al recibir el telegrama repitiendo "¡Viva España!", "¡Viva el Rey" "y nuestro Comandante".

Que aquella noche hubo muchas bajas.

Que el día veintiuno salió la columna de Annaul, llegando la vanguardia tras rudo combate hasta un kilómetro de la posición, no pudiendo avanzar más los de la vanguardia, compuesta de Policía y Regulares, por estar el enemigo muy numeroso en los parapetos y trincheras.

Que a las cuatro de la tarde inició la retirada la columna sin haber logrado que llegara el convoy.

Que en vista que el convoy no pudo llegar y era imposible sostenerse en la posición, el Comandante dio orden de inutilizar todo el material e incendiar las tiendas y los restos del depósito de víveres.

Que en la hoguera se arrojaron los fusiles de los muertos y heridos que no podían sostenerse y entonces se dio orden al teniente más antiguo, don Justo Sierra, que saliera al mando de una sección que constituía la vanguardia de la columna formada por la fuerza de la posición.

Que al llegar la sección a la loma donde todos los días se montaba la protección para la aguada, de una descarga del enemigo, parapetado detrás del barranco, cayó casi toda la sección.

Que el resto de la fuerza, llevando de extrema retaguardia a la sección del teniente don Manuel Castro, en la que iba el declarante, avanzó hacia la loma indicada.

Que entonces el enemigo parapetado detrás de la loma y detrás de la posición mirando a Annual, al darse cuenta que se evacuaba la posición, se echó sobre la columna mezclándose con la fuerza y entablándose la lucha cuerpo a cuerpo. La harka hizo también fuego sobre la tropa por estar mezclados con el enemigo, cayendo heridos o muertos todos los oficiales a excepción del alférez Osuna, de Intendencia, y el alférez Casado, de Ceriñola, que quedó en la posición con los que no podían moverse.

Que entonces llegó el alférez Osuna y le dio la orden de que con la fuerza que quedaba fuese a la era, teniendo que abrir paso por entre el enemigo.

Que parapetado en la era se sostuvieron hasta que el alférez le ordenó que se retiraran en vista de que el enemigo se aproximaba gumía en mano, siendo en ese momento muerto dicho oficial.

Con el resto de la fuerza, que ascendía a ocho hombres, el declarante se parapetó en una de las trincheras hasta que, quedándole solamente cuatro hombres, tuvo que abandonarla, matándole en el camino los cuatro restantes, e hiriéndole antes de la llegada a Annual, que le recogió un sanitario, sin abandonar el armamento a pesar de su herida.

Y para que conste, firmo la presente en Melilla a doce de septiembre de 1921.

Hermenegildo Dávila.- Rubricado.

Hay un sello del regimiento de Infantería "Ceriñola".

Es copia

El coronel, Angel Morales, rubricado.