A las 00:30 horas del 22 de julio tuvo lugar una primera reunión de jefes, en la que el general Silvestre decidió la evacuación de Annual para el día siguiente. Asistieron los siguientes oficiales:
El general Silvestre abrió la reunión e informó a los presentes de que estaban sitiados sin posibilidad de socorro, y que les había convocado para decidir con él si debían quedarse y combatir o abandonar Annual.
El primero en hablar fue el coronel Morales, quien manifestó que debían quedarse, que era tarde para retirarse y que no podrían llegar a Ben Tieb. No adujo razones, aunque se sospecha que no confiaba en las fuerza de policía indígena ni en las cábilas sometidas, y que temía desde hacía tiempo el levantamiento de estas últimas.
Los tenientes coroneles y comandantes manifestaron que debían evacuar la posición, y preguntaron al capitán Sabaté las existencias de municiones y víveres que había en Annual para resistir. Al enterarse de la escasez (sin agua, víveres para cuatro días y municiones para un día de combate), el coronel Morales cambió de opinión, aunque reconoció que la retirada sería difícil, o más bién imposible.
Tras escuchar la opinión de sus subordinados, el general Silvestre se decidió por la retirada y les anunció que se organizaría a las 06:00 horas. Acto seguido les ordenó que no dijesen nada a sus oficiales hasta el momento de salir y les dió como instrucción que los soldados salieran a la ligera, como si fueran a combatir, y que se llevasen tan solo las municiones y los heridos.
Tres horas más tarde, a las 03:45 horas de la madrugada, el general Berenguer envió al ministro de la Guerra un telegrama (Telegrama nº 8726) desde Tetuán informándole de que, vista la "muy grave situación" en Melilla, va a proceder a enviar de inmediato "dos banderas del Tercio con su teniente coronel, dos Tabores de Regulares de Ceuta con compañías de ametralladoras y su teniente coronel, una batería y una ambulancia" al mando del general Sanjurjo, por lo que solicita al gobierno acelere las gestiones para obtener barcos de transporte en Ceuta. A continuación radió el siguiente mensaje al general Silvestre, dándole cuenta de las tropas de refuerzo que proyectaba enviar a la Comandancia General de Melilla. Debe tenerse en cuenta que la mente del general Berenguer estaba inmersa en su ofensiva sobre Beni Arós, por lo que posiblemente no valoró en justa medida el desastre que estaba originándose en la zona oriental del Protectorado:
"En este campamento recibo telegrama Ministro, en que transcribe uno transmitido a dicha autoridad por V.E. desde Annual, que me pone al corriente de situación difícil en que se encuentra, de la que desearía conocer detalles para juzgar acerca de ella.
"Ya estaba preparando envío de refuerzos, que activo todo lo posible, esperando puedan embarcar pasado mañana por la tarde en Ceuta para el punto que me indique, que le ruego me diga con la máxima urgencia.
"Aunque con ello se comprometa éxito campaña sobre Beni Arós, que ahora se hallaba en una de sus fases más interesantes, enviaré a V.E. dos banderas del Tercio y sus dos compañías de ametralladoras con su Teniente Coronel, dos tabores Regulares de Ceuta con su compañía de ametralladoras y su Teniente Coronel, una batería de montaña y una ambulancia; para estas fuerzas llevará tiendas individuales, y probablemente irá con ellas el general Sanjurjo."
Tras la recepción del telegrama del general Berenguer, el general Silvestre convocó una segunda reunión de jefes a la que asistieron los que asistieron a la primera reunión más dos nuevos oficiales:
El general Silvestre abrió la reunión y manifestó que, a pesar de lo dicho en la reunión anterior, ahora había decidido no abandonar el campamento. Así mismo les informó que había solicitado refuerzos al Ministro de la Guerra y al Alto Comisario, que aquel había ordenado a éste mandar toda la fuerza disponible, y que el Alto Comisario iba a enviar dos banderas del Tercio, un tabor de Regulares, una batería y una ambulancia. Les informó que estas fuerzas desembarcarían en Afrau.
Se originó un pequeño debate sobre la conveniencia de desembarcar las fuerzas de refuerzo en Melilla en lugar de hacerlo en Afrau, y se puso de manifiesto que las fuerzas no llegarían a Annual antes del 27 de julio.
El coronel Manella propuso ganar tiempo tratando de contactar con Abd el-Krim, pero el coronel Morales manifestó que el lider rifeño tenía en esos momentos influencia sobre sus combatientes para atacar a los españoles, no para frenarles.
Según avanzaba la reunión se puso de manifiesto que el general dudaba entre retirarse o aguardar la llegada de refuerzos procedentes de la Península. Las dudas se despejaron cuando el capitán Carrasco, de la Policía Indígena, entró en la tienda donde se estaba realizando la reunión para informar que se veía a la harka avanzar sobre Annual en tres columnas organizadas de unos 2.000 hombres cada una (en otro sitio del expediente Picasso se citan cinco columnas organizadas a modo de fuerzas de Regulares). Ante esta información, en lugar de aprestarse para la defensa, el general Silvestre ordenó la inmediata evacuación sobre Ben Tieb.
A las 04:55 horas el general Silvestre se dirigió por radio al ministro de la Guerra para informarle que se halla sitiado en Annual, falto de municiones, y cortadas la aguada y líneas de abastecimiento y evacuación, por lo que pensaba retirarse a Ben-Tieb y Beni Said, recogiendo a su paso las posiciones que pudiera (Telegrama nº 8718), y que esperaba recibir los refuerzos prometidos en Melilla. A continuación envió otro telegrama al Alto Comisario, general Berenguer, comunicándole los mismos extremos, añadiendo que no tiene municiones más que para un combate, que procede tomar "determinaciones urgentísimas" y reiterando que esperaba recibir los refuerzos prometidos en Melilla:
"En este momento digo a Ministro Guerra lo siguiente:
"Por lectura de su telegrama relativo a requisa barcos en Cádiz para envío de fuerzas de Tetuán, me hace suponer no he acertado a dar a V.E. idea exacta situación en que se hallan mis tropas en Annual: constantemente hostilizadas aguadas, que habrán de ser sangrientas; cortada por el enemigo mi línea de abastecimiento y de evacuación de bajas; no disponiendo de municiones más que para un combate, y comprometer mis soldados con todas consecuencias.
"Procede determinaciones urgentísimas, que tomaré aceptando toda responsabilidad, teniendo en principio idea de retirarme a la línea Ben Tieb - Beni Said, recogiendo antes posiciones que me sea posible, en donde esperaré refuerzos que V.E. me envie, siendo puerto desembarco Melilla."
De acuerdo con las órdenes del general Silvestre, el coronel Manella organizó la retirada del siguiente modo:
Dos compañías del Regimiento de Ceriñola desplegarían en el campamento de Regulares, a la izquierda en el sentido de retirada.
Una fuerza formada por la Policía Indígena y las cuatro compañías de fusiles del Regimiento de San Fernando protegería el camino viejo por la izquierda (en dirección a retaguardia) de la Posición C.
Los tabores y escuadrones de Regulares protegería el camino viejo por la derecha (en dirección a retaguardia), para lo cual debían de desplegar en las lomas donde lo hacían todos los días para proteger los convoyes y la aguada.
Por el camino viejo se retirarían los mulos con la impedimenta.
Por el camino nuevo se retirarían el grueso, los heridos y el material pesado.
La vanguardia del camino nuevo, al mando del comandante Alzugaray, estaría formada por las 1ª, 2ª, 4ª y 5ª compañías de Ingenieros, una compañía de fusiles del Regimiento de África y una batería de montaña (no pudo recogerla, pues era la 5° Batería del capitán Blanco, que se había retirado a Izummar el día anterior).
La retaguardia del camino nuevo estaría formada por las compañías del Regimiento de Ceriñola.
A las 10:20 horas el general Silvestre comunicó por radio al Alto Comisario la decisión de evacuar la posición sobre Ben Tieb:
"Contestación a su telegrama, después de consejo de jefes, y ante numeroso enemigo, que viene en columnas, aumentando por momentos, y no contando más que con cien cartuchos por individuo, ordeno retirada sobre Izzumar y Ben Tieb, haciendo todo lo posible por llegar a este punto."
A continuación dictó las siguientes órdenes, todas ellas antes de las 10:55 horas, momento en que pasó el mismo mensaje a Melilla, donde se entregó al general Navarro a su llegada a la plaza aquel mismo día:
A continuación mandó llamar a su hijo Manuel, alférez del 3er. Escuadrón del Tabor de Caballería de Regulares de Melilla núm. 2, en prácticas de Estado Mayor, que estaba presente en Annual. Se despidió de él y lo mandó con su vehículo oficial a Melilla, acompañado por su ayudante, el teniente coronel de Caballería y Estado Mayor Tulio López Ruiz.
Aquí se pierde la pista sobre el destino final del general Silvestre. Mientras una versión dice que se suicidó en una de las tiendas de campaña de Annual, otra versión dice que fue abatido a tiros por los rifeños junto con el coronel Manella y varios oficiales que trataban de defenderse. No faltan historias sobre la posible localización de la tumba del general Silvestre en una caseta de mampostería situada a unos 4 kilómetros de Annual, ni la hipotética presencia anónima del general Silvestre en un poblado árabe de la zona francesa, que originó una expedición de búsqueda al mando del comandante Capaz y en la iba encuadrado su hijo, el teniente Silvestre.
Mientras tanto, en el campamento de Annual los oficiales trataban de formar las columnas de retirada antes de que llegasen los rifeños. La actividad era frenética. A las 11:00 horas el coronel Manella dió la orden de iniciar la marcha. Para entonces la harka enemiga ya estaba a las puertas de Annual. Nada más salir comenzaron a caer los soldados españoles, abatidos desde las alturas situadas a su izquierda (en dirección a retaguardia).
En efecto, mientras se formaban las columnas de retirada, la harka enemiga ya había atacado por la izquierda (en dirección a retaguardia) y había desbordado las dos compañías del regimiento de Ceriñola que defendían en campamento de Regulares. El empuje rifeño fue tal que la Policía Indígena perdió las alturas que dominaban el camino viejo por la izquierda. Una gran mayoría de los policías indígenas se pasaron al enemigo: mataron a sus oficiales españoles y comenzaron a disparar sobre las compañías del regimiento de San Fernando, obligando a éstas y al convoy de mulos a abandonar el camino viejo y a meterse en el camino nuevo, arrollando con ello a su paso a la vanguardia de la columna principal.
En ese momento se pedió el control de la situación: la unión de los dos convoyes provocó la mezcla sin ningún tipo de orden de hombres, mulos y material. Los gritos de los oficiales tratando de controlar a sus hombres pistola en mano se mezclaban con los ayes de los heridos y el fuego de fusilería de los rifeños. Sin una fuerza de combate que les protegiera del ataque rifeño por el flanco izquierdo, los hombres trataron de ponerse a cubierto de las balas corriendo hacia delante. Algunos descargaban los mulos para montarse en ellos. Otros desenganchaban los carros para avanzar más rápido. Los heridos eran abandonados a su suerte. Unos pocos contestaban el fuego con sus fusiles.
Su produjo una situación de pánico colectivo que originó una huida descontrolada para salvar la vida a cualquier precio. Los rifeños tiroteaban a placer por el flanco izquierdo a los españoles que corrían hacia el barranco hacia Ben-Tieb, dominado por la posición de Izumar. En su carrera iban dejando un reguero de muertos y heridos mezclados con armamento y material abandonado. Aquellos desgraciados que quedaron en el camino serían posteriormente rematados a cuchilladas por las mujeres y viejos de los poblados cercanos, que se acercaban a robarles sus pertenencias.
El desastre pudo haber sido mayor si los Regulares no hubiesen resistido en el flanco derecho. En efecto, la harka enemiga tenía en su poder casi todo el campamento de Annual y las alturas que dominaban la izquierda del camino de repliegue. Pero las alturas de la derecha estaban siendo defendidas por los Regulares al mando del comandante Llamas. Los rifeños, viendo que no podían quebrar su defensa, decidieron dar un rodeo y dirigirse hacia Izumar por Igueriben. El tiempo ganado por el comandante Llamas y sus Regulares fue precioso, pues fue suficiente para que los que huían de Annual pudiesen pasar por el angosto paso de Izumar. El comandante Llamas fue un ejemplo de control de la situación y de la disciplina aquel día, replegando ordenadamente sus Regulares por escalones, retrocediendo monte a través paralelamente a la carretera, tratando de no mezclarse con aquella riada humana de soldados que corría huyendo a la desbandada.
Cuando la cabeza de la desordenada columna llegó al angosto paso de Izumar los soldados comprobaron desolados que esta posición, que protegía el paso, había sido abandonada y que recibían fuego enemigo desde ella. Espoleados por las balas de los rifeños, los españoles se metieron en el paso y se agolparon en él, cayendo muchos muertos y heridos mezclados con mulos y cargas. Las bajas españolas en el paso fueron muchas.
En su huida, los soldados tropezaron con un convoy de doce camiones en dirección a Annual que habían salido desde Ben Tieb con los elementos necesarios para establecer una posición nueva, intermedia entre Yebel Uddia e Izumar. Vista la situación, los camiones dieron media vuelta y regresaron a Ben Tieb.
Conforme la riada humana se acercaba a la posición Intermedia A el acoso de los rifeños disminuía. Allí encontraron a los jinetes del Regimiento de Caballería "Alcántara", cuyos escuadrones habían salido de Ben Tieb en cumplimiento de la postrera orden del general Silvestre, protegiendo eficazmente los flancos de la riada en desbandada; gracias a ellos los rifeños cesaron la persecución de los españoles; además, los rifeños estaban sorprendidos, pues no habían previsto la desbandada española; estaban cansados de tanto correr y decidieron regresar a Annual a festejar la victoria y recoger el botín antes de que fuera demasiado tarde y se quedasen sin él. Los grupos de rezagados que iban saliendo del paso de Izumar como un goteo incesante lo hacían agotados y aterrorizados, pues eran asaltados por los desertores de la Policía Indígena y los lugareños de los alrededores, personados en el lugar de la huida en busca de cuantos objetos pudieron servirles de valor.
Desconocedor de la tragedia que estaba desarrollándose en esos momentos en Annual, el general Berenguer trasladó al ministro de la Guerra a las 11:55 horas la decisión de retirada adoptada por el general Silvestre y, juzgando la situación de la Comandancia General de Melilla como "trascendental y crítica", solicitó al gobierno el envío de refuerzos a Melilla procedentes de la península por considerar insuficientes los que él mismo podría enviar desde Ceuta (telegrama nº 8730). Espoleado por este mensaje del Alto Comisario o por las noticias que fue recibiendo posteriormente, el ministro de la Guerra contestó al general Berenguer a lo largo del día comunicándole que, en "vista gravedad circunstancias", acababa de ordenar el envío de seis batallones de Infantería y un grupo de Artillería directamente a Melilla (Telegrama nº 3418).
Sobre las 13:00 horas los primeros grupos de la riada en desbandada llegaron a la posición de Ben Tieb, distante unos 18 kilómetros de Annual. Los últimos lo hicieron sobre las 15:00 horas.
El jefe de la posición de Ben Tieb era el capitán don Antonio Lobo Ristori, jefe de la compañía de Ametralladoras del I Batallón del regimiento "San Fernando" nº 11, quien se iba dando cuenta de que su posición iba a quedarse en primera línea del frente y sin fuerzas suficientes para establecer una defensa activa. Por ello trató de retener algunas unidades en la posición para reforzar su guarnición y contribuir a la defensa de la misma, recabando para ello la colaboración de los jefes y oficiales que pasaban por Ben Tieb. Pero sus esfuerzos fueron en vano, pues nadie quería quedarse allí; los pocos soldados que lograron hacer entrar en el recinto salieron por la puerta trasera. Merece la pena mencionar la discusión que el capitán Lobo tuvo con el teniente coronel don Pedro Marina Viñaras, jefe del I Batallón del regimiento "Ceriñola" núm. 42 quien, interpelado por el capitán, se negó a quedarse en la posición y prosiguió la huida hasta el campamento de Dar Dríus. Veamos cómo describe el hecho el expediente Picasso (Capítulo VII):
Continúa la retirada a Dríus desamparando a Ben-Tieb.- No se detiene aún en Ben-Tieb la desordenada columna sino pasajeramente, para reponerse algún tanto.
El jefe de esta posición trata en vano de retener algunas de estas tropas para reforzar su corta guarnición, recabando para ello el concurso de los jefes que pasan, los cuales desatienden la instancia a tenor de lo que declara el teniente médico Peña, de aquel hospital de evacuación - folio 678 vuelto -, que describe el desastre de la retirada bajo la obsesión del pánico, y más determinadamente se contrae el teniente coronel de Ceriñola Marina.
También dice a este respecto el teniente de Intendencia Guerra -folio 1.527-, del depósito de aquella posición, que hicieron intentos de sujetar algunas de las fracciones para entrarlas en la posición a fin de organizar la resistencia; que con este propósito salieron a la carretera, por la que pasaba la columna con la gente de diversos Cuerpos y Armas mezclada, los camiones abarrotados de soldados y todo en el mayor desorden, procurando detener a la gente y apear de los vehículos a los que no estaban heridos. Ratifica que requería el jefe de la posición la asistencia de los referidos jefes y oficiales que pasaban con dicho objeto, pero sin alcanzarla; pues tanto éstos como los soldados, con el calor, el polvo, el cansancia y la depresión del espíritu, llegaban completamente agotados.
El alférez de Ceriñola Guedea dice, en declaración del folio 1.249, refiriéndose a estas discusiones, que el teniente coronel Marina, de su regimiento, dijo que seguiría con sus fuerzas a Dríus, en tanto que el capitán Lobo, jefe de la posición, quería que se detuvieran con ellos para contribuir a la defensa por contar sólo para este fin con dos secciones. En resolución: todos seguían a Dríus, ya sin hostilidad en este trayecto, al cual campamento se recogen los restos desbaratados de estas tropas, tan faltas de gobierno como de moral.
Dice el capitán Cayuela, de Policía -folio 985-, que en Ben Tieb se observaba una gran confusión de fuerzas de todas clases, sin mando ni dirección; que dirigiéndose a los oficiales de la posición preguntó por algún jefe de quien pudiera recibir instrucciones, contestándole aquellos que allí sólo existía la perplejidad que observara, "sin órdenes de ninguna clase", y que, en suma, la columna siguió el camino de Dríus.
La riada de soldados desesperados se detuvo por fin en el campamento de Sidi Dris. A este campamento había llegado el general Navarro sobre las 17:00 horas procedente de Melilla. Allí restauró la autoridad, reimplantó la disciplina y trató de organizar las unidades que pudo.
Mientras la riada humana atravesaba la posición de Ben Tieb, su jefe, el capitán Lobo, al verse sin fuerzas establecer una defensa eficaz, llamó por teléfono a Dar Drius pidiendo instrucciones. Sabemos que conferenció con el teniente coronel Álvarez del Corral, jefe del II Batallón del regimiento "San Fernando" nº 11 y jefe del campamento de Dar Drius. No sabemos lo que trataron, pero el capitán Lobo ordenó al poco tiempo la evacuación de la posición sobre Dar Dríus.
Antes de la salida de la tropa que guarnecía Ben Tieb salió una columna con las compañías de Intendencia, que se dirigieron en orden hacia Dar Drius con todo el ganado innecesario a la fuerza. La salida de la posición se hizo en algún momento entre las 15:00 y 16:00 horas. El 5º escuadrón de Caballería del regimiento "Alcántara", presente en Ben Tieb, desplegó a la izquierda del camino para proteger a la escasa compañía de Infantería de la posición en su retirada; tras ellos iban unos 60 ó 70 heridos en caballerizas o en carros y, cerrando la fuerza, la 3ª compañía de Ingenieros. La marcha se hizo de forma ordenada y sin ser hostilizada por el enemigo, de forma que la columna llegó al campamento de Dar Drius sobre las 18:00 horas, pudiendo decirse que fueron los últimos españoles en llegar al campamento procedentes de la dirección de Annual. Una vez allí se presentaron al general Navarro, que llevaba una hora escasa presente en el campamento procedente de Melilla.
Se calcula que en las cuatro trágicas horas que median entre las 11:00 y las 15:00 horas del 22 de julio de 1921 perdió la vida un total aproximado de 3.000 soldados: unos 2.400 hombres del campamento de Annual y unos 600 hombres de las posiciones circundantes de Talilit, Buimeyan, Intermedia B, Mehayast, Axdir Asus, Yemaa de Nador y Morabo de Sidi Mohamed, que fueron atacadas y asaltadas ese mismo día:
Talilit: Sobre las 11:00 horas del 22 de julio recibió la orden de evacuar la posición sobre Sidi Dris. De los 180 hombres que la componían, la mitad perdió la vida en los combates del camino; el resto, que consiguió llegar a Sidi Dris, sucumbió en el asedio a esta última posición.
Dar Buimeyan: Sobre las 11:00 horas del 22 de julio recibió la orden de evacuar la posición sobre Annual. La mayor parte de sus 250 hombres murió o fue capturado al llegar a las inmediaciones de Annual, que ya estaba en poder de los rifeños.
Intermedia B: Se desconoce si esta posición fue evacuada el 22 de julio por su capitán hacia la posición de Yebel Uddia, uniendo su suerte a la de esta posición o, por el contrario, fue asaltada y aniquilada por el rifeños ese mismo día. Toda su guarnición de 140 hombres resultó muerta.
Mehayast: ante la acumulación de rifeños frente a la misma, sobre las 13:30 horas del 22 de julio su jefe decidió evacuar la posición sobre Ben-Tieb. Fueron cortados en el camino y resultados muertos o prisioneros sus 38 componentes.
Axdir Asus: Fue asaltada la tarde del 22 de julio, no quedando vivo ninguno de sus 30 componentes.
Yemaa de Nador: Fue atacada la tarde del 22 de julio. Su guarnición, unos 120 hombres, hizo una salida para combatir campo abierto y fue desecha y muerta por los rifeños.
Morabo de Sidi Mohamed: los 27 hombres que la defendían murieron en el asalto a que fue sometida la tarde del 22 de julio.
Las posiciones de Izumar y Intermedia C fueron abandonadas sin combatir por decisión de sus capitanes:
Izummar: Esta posición, guarnecida por 250 hombres, fue abandonada prematuramente por decisión de su jefe, el capitán don Joaquín Pérez Valdivia, al ver pasar delante de ella las fuerzas en retirada procedentes de Annual. Por ello no cumplió su misión, que consistía en proteger el camino de acceso a Annual.
Intermedia C: Esta posición, ocupada hacía dos días por 120 hombres, fue abandonada por decisión de su jefe, el capitán don José Reyes Grao,
Las posiciones de Sidi Dris, Afrau, Intermedia A, Yebel Uddia y Tuguntz fueron atacadas ese mismo día, resistieron varios días de ataques hasta que finalmente su defensa fue vencida entre el 24 y el 28 de julio, con unas bajas estimadas en unos 575 muertos o prisioneros.
Sidi Dris: atacada sobre las 14:00 horas del 22 de julio, resistió tres días de asedio y constantes ataques, apoyada por los fuegos del crucero "Princesa de Asturias" y los cañoneros "Laya" y "Roger de Lauria". Finalmente la posición sucumbió sobre las 17:30 horas del 25 de julio; todos los oficiales y unos 255 hombres resultaros muertos; una treintena fue hecha prisionera; solo una docena de soldados consiguió ser evacuada por el cañonero "Roger de Lauria".
Afrau: Fue atacada por la tarde del 22 de julio y resistió hasta primeras horas del 26 de julio, momento en que la guarnición efectuó una salida sorpresa hacia el mar, logrando salvarse 130 hombres de los 180 que la componían, que fueron recogidos en los botes del crucero "Princesa de Asturias" y los cañoneros "Laya" y "Roger de Lauria".
Intermedia A: Atacada desde el 22 de julio, se defendió hasta el 27 ó 28 de julio sin haber recibido ninguna orden de evacuar. Muerto su capitán, la posición pactó su rendición. Todos sus 120 defensores, más los incorporados procedentes de la posición de Yebel Uddia, fueron asesinados tras salir de la posición, menos dos.
Yebel Uddia: Los 64 hombres que la defendían se replegaron el 22 de julio sobre la posición Intermedia A, muriendo todos en esta última el 27 ó 28 de julio.
Tuguntz: Fue atacada la noche del 22 de julio y finalmente asaltada y ocupada por los rifeños el 24 de julio. Sus aproximadamente 80 defensores fueron muertos o capturados al salir de la posición.
Al recibir el telegrama de su superior en el que le comunicaba el inicio de la evacuación de Annual, el general Navarro decidió que debía regresar de nuevo a aquella posición al encuentro del general Silvestre. Tras dejar el mando accidental de la plaza en manos del coronel más antiguo, el general salió de Melilla con el comandante de Estado Mayor Simeoni, Jefe de la Sección de Campaña, el capitán de Estado Mayor Sánchez Monje y uno de los ayudantes del general Silvestre.
Entre Zeluan y Monte Arruit se encontró de frente con el automóvil en el que regresaban a Melilla el comandante de Ingenieros Alzugaray, el comandante Tulio López, ayudante del general Silvestre, y el hijo de este último, quienes le informaron de lo ocurrido en Annual, dándose cuenta que la sucesión del mando recaía sobre él. Recordó entonces que esos momentos estarían marchando entre Batel y Dar Dríus hacia Annual tres o cuatro núcleos de indígenas procedentes de cábilas de la retaguardia que habían sido reunidos por el capitán Agulla por orden del general Silvestre, y que habían sido armados en Batel con el fin de formar una harca amiga a modo de tropas de refuerzo para la defensa de Annual.
El general Navarro autorizó al comandante Alzugaray a continuar viaje hasta Melilla con orden de informar de lo ocurrido a los coroneles que allí quedaban. Tras su llegada a la plaza, el coronel Sánchez-Monje, jefe de Estado Mayor de la Comandancia, telegrafió al general Bereguer la noticia del suicidio (sic) del general Silvestre y la urgente necesidad de la presencia del Alto Comisario en la plaza, trasladando copia del mensaje al ministro de la Guerra (Telegrama nº 8729) a las 17:50 horas.
Tras despedir al comandante Alzugaray, el general navarro siguió su camino para tratar de detener a los grupos de indígenas citados. Al llegar a Monte Arruit se detuvo para entrar en la posición y dar al oficial al mando ordenes concretas para detener en ella a todos los fugitivos en retirada que llegasen hasta allí y que nadie continuase su camino de regreso hacia Melilla. Al llegar a Batel le confirmaron que, en efecto, la harca amiga había sido armada con fusiles Máuser y que continuaban su marcha hacia Dar Drius. Antes de proseguir, el general dispuso que el coronel don José Jiménez Arroyo, jefe del regimiento de Infantería "África" nº 68, viniese de Melilla a hacerse cargo de la posición, y reiteró la orden de que ningún fugitivo continuase su marcha hacia Melilla. A los pocos kilómetros el general Navarro encontró la harca amiga, y ordenó a los oficiales españoles que la guiaban el regreso de la misma hacia Batel para que se les recogiese el armamento Máuser y se les devolviese el poco, viejo y malo que habían dejado en depósito. De esa manera el general Navarro impidió que la aparición en Dar Drius de una harca indígena armada con fusiles modernos se pudiese sumar a la insurrección y ataque de los rifeños.
El general Navarro llegó a Dar Drius a las 17:30 horas del día 22 de julio, dando cuenta de su llegada al ministro de la Guerra en telegrama de las 18:45 horas (Telegrama nº 8737). Allí se encontró con los desorganizados restos de las unidades en retirada. Fue informado del abandono de Ben Tieb y se le confirmó la muerte del Comandante General. Aún sin llegar a bajar de su automóvil, el general Navarro conversó con el jefe accidental del Grupo de Regulares de Melilla nº 2, comandante don Manuel Llamas Martín, jefe del 3er Tabor de Infantería y cuya brillante actuación en la retirada de Annual impidió el ataque de los rifeños por la derecha de la columna en retirada. El comandante le informó que no respondía de la fidelidad de sus tropas si no regresaban de inmediato a sus acuartelamientos; el general le ordenó por tanto seguir su repliegue hacia la posición vecina de Uestia; una vez llegados allí, el jefe del Grupo telefoneó al general para insistirle en sus temores, por lo que al día siguiente, 23 de julio, los Regulares continuaron su marcha hasta su acuartelamiento de Nador. Allí las compañías de Infantería fueron desarmadas, y los escuadrones de Caballería que guarnecían Zeluán, de cuya lealtad se dudaba, no fueron utilizados durante el asedio a esta posición.
Mientras tanto, el general Navarro iba tomando conciencia del desastre al que se veía sometido el ejército de Melilla: las unidades estaban desorganizadas y mezcladas; se habían perdido los enlaces y los diferentes grupos de soldados ignoraban el paradero del resto de sus unidades; los subordinados desconocían quien estaba al mando; el teniente coronel don Eduardo Pérez Ortiz, jefe del 1º. Batallón del regimiento de Infantería "San Fernando" nº 11, era el jefe del campamento de Dar Drius e ignoraba la muerte o desaparición de sus superiores y desconocía el hecho de que el mando le correspondía a él por Ordenanza; a quien preguntaba respondía al general con un relato vago e impreciso de lo ocurrido.
Por todo ello el general Navarro decidió quedarse en Dar Drius para reorganizar la tropa y levantar su quebrantada moral. Dispuso su puesto de mando en la casa de Polícia de Drius, distante unos 500 metros del campamento general de Dar Drius, edificio donde se alojaba también la Intendencia, y dedicó el resto de la tarde a interrogar a los capitanes jefes de la mías de la Policía Indígena, a tratar de recomponer el conocimiento de la situación y a reorganizar el conglomerado de hombres que había en el campamento por unidades y cuerpos; para ello dio amplias disposiciones para que la disciplina se mantuviera y se "contuviesen, reprimiesen y castigasen los hechos lamentables que se produjesen".
El general Navarro dió cuenta de todas sus disposiciones e intenciones al Alto Comisario y al ministro de la Guerra. A las 21:45 horas, y de orden del general, el coronel encargado del despacho en Melilla informó al ministro de la Guerra que las posiciones a la vanguardia Dar Drius no podrán impedir el avance enemigo, que éste pretende continuar su avance por el collado de Tizzi Asa, que la "moral de la tropa está tan deprimida que no me comprometo a operar" y que necesita tropas de refresco bien organizadas para poder salvar la situación (Telegrama nº 8741).
Evacuado Annual y las posiciones de su circunscripción, el general Navarro encontró en Dar Drius un gran número de oficiales de Policía Indígena cuyas tropas habían desaparecido o cuyos puntos de residencia se hallaban ya en poder del enemigo. El general, decidido a no perder contacto con la población indígena, ordenó que se quedasen en Dar Drius aquellos oficiales que aún conservaban fuerzas a su órdenes, y que todos ellos se pusieran a las órdenes del comandante Villar; al resto les ordenó regresar a sus respectivas residencias habituales. No obstante, la fidelidad de los policías no debía ser muy buena puesto que al día siguiente gran número de ellos fueron desarmados por sus jefes.
(NOTA: sobre el desarme de los policías indígenas el 23 de julio, ver testimonio del teniente Erquicia, que obra en el folio 3.220 de la causa contra el general Navarro; así mismo, la declaración del capitán de Ingenieros don Antonio Valcárcel, oficial en prácticas de Estado Mayor, que obra en el folio 264 vuelto, insinúa la sospecha de falta de fidelidad de los policías en el combate del 21 de julio para aprovisionar Igueriben; por último, el capitán Sáinz afirma en el folio 3.580 que el teniente coronel Primo de Ribera prescindió de las tropas indígenas en su retirada de Annual por no fiarse de su fidelidad).
Una vez roto y hundido el frente, y prácticamente perdidas todas las posiciones de la circunscripción de Annual, la atención del general Navarro se centró en las posiciones de vanguardia al sur de Annual y al oeste de Dar Dríus, que conformaban la zona más expuesta de la circunscripción de Dar Dríus. Pero antes atendió a la fortificación del campamento, pues ordenó al capitán Aguirre, que estaba al mando de las tropas de Ingenieros, que reforzase la fortificación del campamento, para lo cual le asignó además una compañía de Infantería como apoyo a los trabajos.
Las citadas posiciones de vanguardia pivotaban alrededor de Cheif, situada al oeste de Dar Drius, en el extremo de la llanura de Septa, y cabecera de la columna móvil de Cheif, con unos 600 hombres. A su alrededor había una decena de posiciones, guarnecidas por unos 700 hombres, que dominaban el denominado boquete de Midar al norte de los montes Bufedauen. En todo este sector del frente habría unos 1300 soldados:
En retaguardia había unos 160 hombres más desplegados en cuatro posiciones:
Los informes sobre el enemigo le situaban en la zona de Tizzi Asa, al noroeste de Cheif, posición que se veía amenazada, junto a las de Buhafora y Hamuda, de ser atacada al día siguiente, así como el resto de posiciones del territorio de la cábila de Beni Tuzin.
El general Navarro era consciente de tener su flanco derecho amenazado, ya que con Ben Tieb abandonada y las posiciones de Axdir Asus y Yemaa de Nador, al norte, tomadas por el enemigo esa misma tarde, la cábila de Beni Said podría atacar el campamento de Dar Dríus por ese flanco y por la carretera de Batel desde retaguardia. Por ello, el general optó por la retirada de las tropas hasta Batel, situado a unos 20 kilómetros en retaguardia. Pero antes tenía que recoger las posiciones del boquete de Midar, situadas a vanguardia, sobre la columna de Cheif y, luego, replegar esta última. Sobre este repliegue, el general Navarro tenía dos opciones:
Replegar la columna de Cheif al oeste, sobre Dar Drius, reforzando con estas tropas de refresco la columna que estaba reorganizando en este campamento con los restos de las tropas en desbandada. Esta opción tenía el inconveniente de mezclar la tropa procedente de Cheif, aparentemente no desmoralizada por el fracaso de los combates por Igueriben y la desbandaba de Annual, con las existentes en Dar Dríus, que presentaban una moral muy quebrantada.
Replegar la columna de Cheif al sur, sobre Zoco de Telatza, para reforzar con tropas de refresco una posición dotada con Artillería, aún no atacada por los rifeños y cercana a la frontera francesa; esta opción tenía la ventaja de que mantenía una posición fuerte en el territorio aparentemente tranquilo de Metalza; el inconveniente era que la distancia a recorrer era tres veces la distancia hasta Dar Drius.
El general Navarro se decantó por la segunda opción, y se reforzó en ella cuando fue informado que el capitán Alonso había entrado en la madrugada del 22 al 23 de julio el convoy de suministro sin ser atacado en la posición de Haf, situada a mitad camino entre Dar Drius y Zoco de Telatza.
Por todo ello, a las 00:25 horas de la madrugada del 23 de julio envió un telegrama al ministerio de la Guerra dando cuenta de su decisión y, a continuación, envió la orden de repliegue de las posiciones a vanguardia sobre la columna de Cheif, que debería efectuarse a las 04:00 horas de la madrugada, y las órdenes de marcha a esta última.
En consonancia con esta decisión, la tarde noche del 22 de julio el general Navarro había ordenado el repliegue a Melilla de todo el ganado sobrante de Artillería que había en Dar Dríus, escoltado por un escuadrón de 25 jinetes del regimiento Alcántara al mando de un oficial; la columna llegó a Batel sobre las 23:00 horas de ese día, donde pernoctaron. Al día siguiente continuaron camino hasta Melilla, quedando el escuadrón en Zeluán.
El sur de la Comandancia General de Melilla conformaba la circunscripción de Zoco el-Telatza, asignada al regimiento de Infantería "Africa" núm. 68. Este regimiento tenía entre 1100 y 1200 hombres del 1º y 2º Batallón desplegados en la circunscripción, mientras que el 3º Batallón había sido trasladado a la circunscripción de Annual. La zona estaba separada de la circunscripción de Dar Dríus por las alturas de la cadena montañosa de Busfedauen.
La posición central, Zoco el-Telatza, a vanguardia y al sur, era la cabecera de la columna móvil, compuesta por unos 725 hombres encuadrados en seis compañías de fusiles y una de ametralladoras del citado regimiento, al mando del teniente coronel Saturio García Esteban, jefe del 2º Batallón. De ella dependían hasta once posiciones guarnecidas por unos 350 hombres que cubrían el sector sur del despliegue español:
El éxito de los rifeños frente a Annual animó a éstos a proseguir su avance hacia el este, continuando el ataque contra la línea española, de forma que la tarde del 22 de julio se presentaron ante la posición de Haf, cuyo el capitán jefe informó a Dríus que la posición estaba siendo atacada.
La circunscripción de Kandussi estaba situada al noreste de Dar Drius, en el centro del territorio de los Beni Said, cábila que se había entregado lealmente por completo a España y cuyo jefe, Kadur Naamar, era de plena confianza del general Silvestre. El capitán de Ingenieros don Antonio Valcárcel, oficial en prácticas de Estado Mayor, declaró al general Picasso que el jefe Kadur Naamar fue visto junto al general Silvestre disparando contra la harca enemiga en el parapeto de Annual, defendiendo la posición. El territorio estaba cruzado por el río Kert y asignado al regimiento de Infantería "Melilla" nº 59.
La cabecera de la circunscripción era Kandussi, posición central a la izquierda del rio Kert tras el avance; las posiciones de la derecha del Kert, que en su momento habían formado la línea del frente y línea de partida del avance del general Silvestre, se encontraban bastante desguarnecidas. De la circunscripción dependían catorce posiciones al norte y oeste del río Kert, guarnecidas por unos 800 hombres:
A éstas se sumaban otras siete posiciones situadas en la línea del río Kert, guarnecidas por unos 200 hombres:
La columna móvil de Kandussi estaba formada por unos 700 hombres encuadrados en cuatro compañías de fusiles y una de ametralladoras del citado regimiento, y la 6ª Batería de montaña del regimiento Mixto de Artillería. Siguiendo las órdenes del general Silvestre dictadas el 19 de julio, el coronel don Silverio Araujo Torres, jefe del regimiento, se personó en Kandussi a las 00:30 horas del 22 de julio para conducir la columna movil a Dar Quebdani, con intención de dirigirse posteriormente hacia Afrau para ocupar una nueva posición en la costa designada por el general; pero una vez en Quebdani, los acontecimientos le impidieron continuar.
A las 05:00 horas la columna móvil llegó a Quebdani, donde el coronel Araujo recibió la contraorden de no avanzar hacia Afrau y permanecer en la posición; por lo tanto la columna vivaqueó entre el parapeto y la alambraba, pues en la posición no había sitio para tanta gente. Por la tarde, el coronel recibió la noticia de la caída de Annual y la retirada de las fuerzas españolas hacia Dar Dríus de boca de dos oficiales de Policía Indígena. Poco después se presentó Kaddur Naamar, el jefe de los Beni Said, procedente de Annual, quien dió detalles de lo ocurrido y aconsejó al coronel Araujo que se marchasen de allí ese mismo día, pues al día siguiente sería demasiado tarde.
Visto el estado de abandono de la posición, que había sido reparada hasta la caída de Abarrán un mes y medio antes, momento en que se cerró el parapeto y se rodeó de alambrada, que no tenía espacio para albergar a toda la columna en su interior, que carecía de depósitos de agua, sin víveres ni munición extraordinarios para atender a la columna, el coronel mandó un convoy de regreso a Kandussi, situada a 14 kilómetros, para que trajese cuanto pudiese transportar de víveres y municiones. A las 21:00 horas salió el convoy de aprovisionamiento al mando del comandante Sanz Gracia, regresando al amanecer del día siguiente, 23 de julio, cumplida la misión sin tropiezo alguno con el enemigo y sin novedad.
El día 22 de julio por la tarde aún se pudo hacer la aguada, cuyo puesto estaba a un kilómetro de la posición, y donde el coronel Aguado había enviado la 6ª Compañía del 3º Batallón del regimiento, compuesta por 106 soldados a las órdenes del capitán Enrique Amador Asín, para defender el puesto de la aguada.
Simultáneamente, el coronel llamó por teléfono al general Navarro en Dar Dríus y le propuso la retirada de la fuerza a la línea del Kert, por estar la columna móvil descentrada, en medio del territorio de Beni-Said de dudosa lealtad, estar demasiado lejos de las posiciones de la circunscripción, ser éstas demasiado débiles y necesitar refuerzo para su defensa. La respuesta del general fue ambigua y al coronel Araujo le faltó resolución para ejecutar su propuesta: "si el movimiento es con finalidad militar, que se hiciera; pero que si obedecía a petición de la cabila, que no". Esta ambigua respuesta iba en contra de la intención del Alto Comisario, cuyas primeras instrucciones al general Navarro iban en la línea de replegarse y hacerse fuertes en la línea del Kert.
Llamado de nuevo el jefe Kaddur Namar y preguntado sobre su lealtad hacia España, contestó que lo sería si el coronel recibía refuerzos con los que poder resistir el ataque de la harka enemiga; en caso contrario, que tendría que levantar su cábila contra España y sumarse a la harka enemiga. Con esta incertidumbre pasó el coronel Araujo el resto de la noche.
Tanto el general Berenguer desde Tetuán a las 11:55 horas como el coronel encargado del despacho desde Melilla a las 21:45 horas, éste último actuando en nombre del general Navarro que se hallaba como sabemos en Dar Drius, solicitaron en sendos telegramas al ministro de la Guerra un urgente envío de refuerzos a Melilla (Telegramas nº 8730 y nº 8741 respectivamente). El general Berenguer ya había manifestado a las 03:45 horas su intención de enviar unos mil hombres y novecientos mulos, al mando del general Sanjurjo, formados por las siguientes unidades (Telegrama nº 8726):
Posteriormente, sobre las 23:30 horas, el general amplió el refuerzo con tropas de Servicios que también sacaría de la Zona Occidental del Protectorado:
Para iniciar el refuerzo a Melilla, entre las 02:00 y 04:00 horas de la madrugada del 21 al 22 de julio, el general Álvarez del Manzano, Comandante General de Ceuta, llamó por teléfono al teniente coronel Millán Astray a la tienda de su campamento de Robba-Gozal, en la Zona Occidental del Protectorado español, donde se encontraba al mando del Tercio de Extranjeros, reción creado hacía escasamente diez meses. Sus legionarios formaban parte de las fuerzas españolas empeñadas en la conquista de Tazarut, a unos 100 kilómetros de Ceuta: las fuerzas legionarias asignadas a esta operación eran la I Bandera, al mando del comandante Francisco Franco, reforzada con la 4ª compañía de la II Bandera, y la III Bandera. El general ordenó a Millán Astray que enviase a toda prisa una bandera al Fondak de Ain Yedisa, para posteriormente seguir andando hasta Tetuán, donde embacarían en un tren que les llevaría a Ceuta. Como no se le dieron detalles del porqué de la misión, el teniente coronel decidió que los jefes de las dos banderas sorteasen cual de las dos iría al Fondak. El sorteo benefició a la I Bandera, cuyo comandante ordenó la salida de forma inmediata. Con ellos también marchaba el jefe del Tercio, Millán Astray. Todos ignoraban para qué se les requería en Ceuta, y especulaban entre acciones en Benider, las costas de Gomora o, incluso, ir a Melilla.
Anduvieron durante todo el resto de la noche a marchas forzadas en dirección a Tetuán, haciendo frecuentes altos. La salida del sol trajo el calor, y la Bandera descansó en un bosque próximo a Al-Yhudi, donde repusieron el agua consumida y los legionarios pudieron bañarse. Se hizo rancho en caliente y, tras una breve siesta, a las 15:00 horas la Bandera prosiguió su marcha. Quedaba la parte más dura del camino, por lo que el comandante Franco dispuso una sección a retaguardia encargada de recuperar a los que, agotados, quedaban rezagados, y para recoger las cargas que pudieran caer de los mulos. Al caer la noche el vehículo del general Álvarez del Manzano se acercó a la columna, quien invitó a ambos jefes acompañarle en el coche; Franco decidió seguir con sus legionarios, mientras Millán Astray montó con el general. El cansancio se notaba en los legionarios, el viento azotaba de cara de forma huracanada, las cuestas se hacían interminables. Por fín, a las 23:00 horas del 22 de julio, la I Bandera llegó al destino señalado para la primera jornada. El cansancio era tal que los legionarios no montaron sus tiendas para descansar, sino que quedaron dormidos en el sitio, tendidos en las cunetas. Tan solo dormirían hasta las 03:00 de la mañana, momento en que se les ordenó continuar la marcha hacia Tetuán.
Mientras tanto, dadas las órdenes para organizar los refuerzos, el general Berenguer embarcó la noche del 22 de julio en el cañonero "Bonifaz" rumbo a Melilla.
Por su parte el ministro de la Guerra, tomada la decisión ese mismo días de reforzar Melilla (Telegrama nº 3418), comenzó los preparativos para que seis batallones expedicionarios de Infantería, con cuatro compañías de fusiles y una de ametralladoras cada una, encuadrados en dos medias Brigadas y dos grupos de Artillería, con tres baterías cada uno, pertenecientes a los siguientes regimientos, se preparasen y embarcasen hacia Melilla:
Con ellos irían dos compañías expedicionarias del 1º Regimiento de Telégrafos, de guarnición en El Pardo. Las compañías salieron de Madrid los dias 23 y 26 de julio de 1921 a las órdenes de los capitanes don Carlos Bordons y don Manuel Moxó respectivamente. Al llegar a Melilla formaron un Grupo de Transmisiones bajo el mando del teniente coronel del regimiento don Luis Alonso. Permanecieron diez meses en el territorio integrando secciones en las columnas de operaciones de los generales Sanjurjo y Berenguer, trabajando bajo fuego enemigo en numerosas ocasiones sufriendo tan solo cinco heridos. El 15 de mayo de 1922 ambas compañías embarcaron de regreso a la Península, llegando al acuartelamiento de El Pardo tres días después.
A lo largo del día desde el Ministerio de la Guerra se realizaron tres conferencias telegráficas, dos con Melilla y una con el general Berenguer, para tratar de entender lo que estaba sucediendo en aquella Comandancia General:
La primera tuvo lugar el día 22 de julio, sin hora especificada, y consistió en un breve pero completo informe que el coronel jefe de Estado Mayor de Melilla pasó al señor ministro basado en las noticias facilitadas por el capitán Valcárcel, de Ingenieros, quien estaba encuadrado en el cuartel general del general Silvestre y que logró escapar junto con el capitán Sabaté, de Estado Mayor, herido grave, del ataque enemigo y que hizo al coronel un vívido relato de la confusión reinante en la retitrada y de las posiciones caidas hasta llegar a Dar Drius (Conferencia al folio 62).
La segunda tuvo lugar a las 23:15 horas del 22 de julio con el Alto Comisario, quien informó al señor ministro de la grave situación, que no logra contactar con el general Navarro, que ignora los detalles exactos de la situación de las tropas en retirada y de las posiciones, que su intención es mantener la línea de Dar Drius a Kandussi, en la orilla oeste del río Kert, que necesita refuerzos y que embarca inmediatamente en el "Giralda" para tarsladarse a Melilla. Añade la propuesta de los generales Burguete y Cavalcanti como candidatos para el cargo de nuevo Comandante General de Melilla (Conferencia a los folios 64 a 66).
La tercera tuvo lugar a las 01:30 horas de la madrugada del 23 de julio, de nuevo con el coronel jefe de Estado Mayor de Melilla, quien confirmó al jefe de servicio del ministerio la muerte del general Silvestre y le informó de no tener más datos de los ya facilitados, que la plaza se halla incomunicada con el general Navarro en Dar Drius y sin fuerza de defensa, pues todos los soldados disponibles en las unidades de Melilla fueron llevados por el general Silvestre a Annual, y que las posiciones de Sidi Dris y Afrau están siendo atacadas (Conferencia al folio 59).
FUENTES: