Virrey de Sicilia y Nápoles.

El nombre de don Ramón de Cardona es controvertido debido a su comportamiento ante los franceses en las dos campañas de Italia por la posesión del Milanesado en 1511 y 1515. A pesar de ello, el rey don Fernando el Católico le mantuvo en el cargo de virrey de Nápoles. Su supuesta cobardía llevaría a difundir su mote como "madonna Cardona" entre sus tropas. Según Pedro Mártir, el papa Julio II se refirió a él como "el ´señor Cardona’, pues es más elegante y pulcro que buen General. A juicio de todos en este asunto el Rey Católico estuvo desacertado. Siempre se mostró buena persona y de apacible carácter, así como afable entre los elegantes cortesanos, pero nunca entero y avezado a las cuestiones militares”.




Ramón Folch de Cardona y Anglesola, virrey de Nápoles entre 1510 y 1522 (Fuente: Biblioteca Nacional de España).

Nacido en la villa leridana de Bellpuig en 1467, don Ramón de Cardona había pertenecido al ejército del Gran Capitán y tomado parte en las dos primeros campañas de Italia de 1494 y 1501. Asímismo, participó en la conquista de Mazalquivir en 1505. El rey Fernando el Católico le nombró virrey de Sicilia entre 1507 y 1509, y virrey de Nápoles desde 1510.

En la tercera campaña de Italia (1511 - 1513) no pudo emular las virtudes militares de su predecesor al mando del ejército español en Italia, el Gran Capitán. Su comportamiento en la batalla de Rávena debe calificarse de cobarde y deshonroso, pues abandonó el campo de batalla en el primer revés del combate y abandonó a su suerte a la Infantería española e italiana. La española resistió los ataques de la infantería alemana y francesa y la acometida de la caballería pesada francesa, resultando muerto en la carga el duque de Nemours, jefe del ejército francés. Si don Ramón de Cardona no hubiera huido, ese día la victoria hubera sido española.

En 1515, durante la cuarta campaña de Italia, a don Ramón de Cardona le faltó resolución para unirse a los ejércitos aliados y enfrentarse a franceses y venecianos. El resultado fue la batalla de Marignano, en la que no participó el ejército español y cuyo resultado fue la derrota de la infantería suiza mercenaria del duque de Milán. Por su comportamiento, el rey católico hizo regresar al virrey a Nápoles, donde continuó ejerciendo este cargo hasta su muerte, ocurrida en 1522 a la edad de 65 años.

Tras la muerte del virrey, su cuerpo fue trasladado a su villa natal de Bellpuig, en la comarca de Urgell, donde fue inhumado en un bello mausoleo de mármol de Carrara dentro del convento franciscano de San Bartolomé, y trasladado tras la desamortización de Mendizábal a la iglesia de San Nicolás.