Después de aguantar tres días en Batel, al cuarto día, 27 de julio, el general Navarro se vio obligado replegar esta posición sobre Tistutin por falta de agua, pues la noria de Batel acabó de averiarse definitivamente a pesar de los esfuerzos realizados por el teniente de Ingenieros don Aurelio Martínez Fernández por ponerla en marcha.
La columna se dirigió hacia Tistutin, donde llegó sobre las 14:00 horas, siendo muy hostigado por el camino y sufriendo 34 bajas, todas ellas recogidas. El enemigo arreció su asedios y sus fuegos de fusilería sobre Tistutin al ver reunidas allí las tropas españolas.
La llegada del general a Tistutin coincidió con el arreglo del heliógrafo, que el capitán Aguirre puso por fin en funcionamiento. De esta manera pudieron enlazar con Monte Arruit, desde donde se transmitió un mensaje del general Berenguer, Alto Comisario, conteniendo la orden al general Navarro de replegarse hasta esta última posición. El general Navarro respondió con un telegrama al jefe de la posición de Monte Arruit dando instrucciones para apoyar la retirada, que anunció se haría en la madrugada del 29 de julio.
Este día cayó la posición Intermedia "A", que llevaba resistiendo cinco días desde el fatídico 22 de julio, debido a que su capitán, don José Escribano Aguado, decidió cumplir con su deber y, por tanto, se negó a evacuar la posición sin recibir órdenes para ello. Su conducta merece ser divulgada como uno de los ejemplos de heroicidad que dieron algunos oficiales en aquellos vergonzosos días, y que no ha sido debidamente recompensado.
Recordemos que el camino desde Ben-Tieb hasta Annual estaba protegido por la izquierda por cuatro posiciones situadas en lo alto de cuatro cotas que jalonaban una divisoria que se abría hacia el suroeste:
Las dos posiciones intermedias fueron ocupadas el 3 de junio como reacción defensiva al ataque efectuado por los rifeños sobre Abarrán, quedando la Intermedia A en un lugar llamado las peñas de Tahuarda. Frente a Izummar, al otro lado del camino, se encontraba la posición Intermedia C, que fue ocupada el 20 de julio ante la imposibilidad de las tropas españolas de romper el cerco de Igueriben, con objeto de proteger la retaguardia de Annual por el este.
La guarnición de esta posición la componían las siguientes unidades:
Dos secciones de la 3ª Compañía, III Batallón, Rgto. San Fernando 11: al mando del capitán don José Escribano Aguado y el alférez don Darío Fernández Raigada, con 58 hombres de tropa.
Sección de la Compañía de Ametralladoras, I Batallón, Rgto. San Fernando 11: al mando del teniente don Antonio Márquez Tellechea, con dos máquinas y 9 hombres.
Destacamento de la 7ª Batería de la Comandancia de Artillería: almando del teniente don Antonio Medina de Castro, con dos piezas Schneider del 7' de montaña.
El 22 de julio la guarnición de Intermedia A vio pasar por el camino que se encontraba frente a ellos, con asombro, consternación e incredulidad, la tropa en franca desorganización y huida procedente de Annual, y algunos coches llevando oficiales en ellos. Al poco rato el capitán Escribano observó a lo lejos que la guarnición de Izumar había huido, abandonada por el capitán Joaquín Pérez Valdivia, dejando cuatro piezas de Artillería en poder del enemigo. Lo mismo vio en la Intermedia C, abandonada por el capitán José Reyes Grao. Sobre la Intermedia B hay dos versiones contradictorias: una, que se sumó a la huida; otra, que fue atacada por los rifeños y aniquilada el mismo 22 de julio en los primeros momentos del desastre. Poco después ve salir llamas de la posición de Yebel Uddia, a kilómetro y medio escaso de la suya, y a su guarnición saliendo, de forma que bastantes de sus soldados se acogieron a la protección que ofrecía Intermedia A. La situación era comprometida, pero el capitán Escribano no vaciló, y decidió que su deber era quedarse en la posición hasta recibir órdenes en contra.
Esa misma tarde, el general Navarro ordenó que se transmitiera a las posiciones la orden de evacuar sobre Dar Dríus, pero al telegrafista se le olvidó transmitir la orden a Intermedia "A", por lo que el capitán Escribano permaneció en la posición con sus hombres, resistiendo los ataques rifeños durante cinco días más, hasta el 27 de julio.
Durante dos días la posición estuvo transmitiendo su situación a Dar Dríus por heliógrafo, sin recibir ninguna respuesta u orden. Un desertor de esta posición, el soldado Antonio Tavira, procedente de Yebel Uddia, contaría años después que el 24 de julio murió el teniente Medina de las heridas recibidas mientras permanecía en su puesto al frente de la batería de Artillería, y que el capitán Escribano ordenó romper el cerco en busca de agua, de la que carecían. El intento se realizó durante la madrugada del 25 de julio, pero fue cancelado enseguida al ver el gran número de enemigos que había rodeado la posición. El soldado Tavira aprovechó la confusión para desertar y llegar a Monte Arruit, de cuyo asedio saldría vivo para contarlo.
El 27 de julio (o pudo ser el 28, pues hay dudas sobre la fecha) la situación era desesperada para la posición, sin agua y escasez de víveres y municiones, por lo que el capitán decidió salir a parlamentar con los rifeños y pactar la capitulación. Pero mientras el capitán permanecía en pie hablando con los cabecillas, una parte de harka, segura de la victoria e impacientada por la perspectiva del botín, se lanzó contra la posición. El capitán Escribano se dio cuenta de ello, se zafó de los cabecillas y gritó a sus hombres que abrieron fuego de inmediato, a resultas del cual quedaron tendidos muertos en el suelo el capitán y un gran número de rifeños, que un rifeño allí presente cifró posteriormente en unos ochenta.
Muerto el capitán, bien el teniente Tellechea, bien el alférez Fernández Raigada, ambos heridos, reanudaron el parlamento con los rifeños, pactando la salida de la posición sin armas, y quedando los oficiales prisioneros; salió la tropa de la posición y entraron los rifeños a recoger los fusiles pero, al ver que las armas habían sido inutilizadas, desataron su ira sobre los desarmados soldados españoles con fuego de fusil y arma blanca, matando a todos menos a dos soldados, que fueron conducidos prisioneros a Annual. De esta manera, fueron exterminados los aproximadamente 160 defensores de Intermedia A y los huídos de Yebel Uddia.
El 30 de septiembre de 1921 el hermano del capitán Escribano, teniente Ricardo Escribano Aguado, presentó en nombre de la viuda una instancia solicitando la concesión de la Laureada para el capitán. El juicio contradictorio para conceder o denegar la condecoración comenzó en 1924 en el Consejo Supremo de Guerra y Marina. Fueron llamados a declarar cinco oficiales y tres soldados.
El juez instructor consideró el caso como incluido en el artículo 54, apartado 11, de las condiciones para la concesión de la Laureada, que dice lo siguiente: "Sostener con su fuerza, en virtud de una orden recibida de proteger una retirada, sin abandonar la posición, aunque sea asaltada o cercada por el enemigo, perdiendo el tercio de su gente."
El fiscal militar ratificó el dictámen del juez instructor y añadió lo siguiente: "El artículo citado es de aplicación al caso que se juzga, cualquiera que sea la forma en que Escribano fuese muerto, toda vez que no solamente cumplió la misión que se le confiara, sino que cumplió, con exceso, el requisito exigido en cuanto al número de bajas sufridas. Es además muy significativo y de un valor nada despreciable, los favorables comentarios que, entre los rifeños rebeldes, se hicieron más tarde sobre la conducta de quienes defendieron esta posición..."
El fiscal togado suscribió el informe anterior.
Inexplicablemente, el general auditor de la Armada, Eladio Mille y Suárez, designado por el teniente general José Zabalza Iturriría, ambos del Consejo Supremo de Guerra y Marina, desestimó la concesión de la Laureada, "considerando que ... no puede otorgarse ... sin que esté clara y plenamente comprobada ... la existencia de un hecho previsto en el propio Reglamento". Así premia España a sus héroes... Sin comentarios.
Una columna de dos batallones de Infantería, al mando del coronel Salcedo, jefe del regimiento de Infantería "San Fernando" nº 11, hicieron una demostración de fuerza hasta el Zoco el-Had de Beni-Sicar, donde ya se habían ocupado las posiciones de Hidum e Ismoart. Hacia el zoco había logrado replegarse la pequeña posición de Sammar, en territorio de Beni Bu Gafar. Allí se encontraba también el coronel Riquelme, tratando de garantizar que dicha cábila, y su jefe And el-Kader, siguieran manteniendo una buena relación con España. Hacia allí partió de visita el general Berenguer, con su jefe de Estado Mayor, coronel Gómez Jordana, que recibió la adhesión del jefe Abd el-Kader y numerosos otros indígenas de la citada cábila de Beni-Sicar.
Los refuerzos seguian llegando a Melilla. Este día llegaron los vapores "Cullera", "Vicente La Roda", "Monte Toro", "Cabo Creux" y "Cirilo Amorox", transportando las siguientes unidades, sumando con ellos ya dieciseis batallones de Infantería, cinco baterías de Artillería, cuatro compañías de Zapadores y una compañía de Telégrafos las unidades presentes en Melilla:
La banda de música del regimiento de Infantería "Africa" nº 68 amenizó el desembarco de todas las tropas, que seguidamente desfilaron por la calle Alfonso XIII, lo que "constituyó un hermoso espectáculo de honda emoción patriótica."
Se encontraba en camino rumbo a Melilla la Brigada de Húsares, al mando del general don Manuel Cabanellas, y formada por los regimientos de Húsares "De la Princesa" nº 19 y "Pavía". Entre los oficiales del regimiento "De la Princesa" se encontraba el S.A.R. Infante don Alfonso de Borbón y Borbón, alférez efectivo del citado cuerpo tras acabar sus estudios en la Academia de Caballería.
En sus conferencias telegráficas diarias con el Ministro de la Guerra, el Alto Comisario le reconoció que, a pesar de los refuerzos llegados, las fuerzas que tenía a su disposición no "están aún en condiciones de batirse con seguridad fuera del radio de acción de la plaza, ... [pues aún les] ... falta mucho en organización y en educación... y sería una imprudencia ... exponerlas a un combate." Sobre la situación del enemigo le informó que "... además subsiste cada vez más la intensa amenaza por el Zoco de El Hach, línea natural de actuación de las kábilas del Kert... donde recelan un ataque..." También informó al Ministro que "... la tropa venida de Infantería y la que ocupa posiciones está a la intemperie por no disponer aquí de ninguna tienda cónica ni individuales." (Conferencia telegráfica de las 00:10 horas).
Por su parte, desde Ceuta su Comandante General telegrafió al Ministro de la Guerra para informarle que la situación en Gomara no es tranquilizadora, quizás debido a un efecto contagio del levantamiento rifeño en la Zona Oriental del Protectorado, aunque no lo dice, y le propuso que dos de los batallones estacionados en Algeciras realizasen un desembarco en Río Martín antes de que se formase una harka enemiga (Telegrama nº 9378).
FUENTES: