LA OCUPACIÓN DEL DUCADO DE PARMA

(Octubre de 1731)

Acción propiciada por Isabel de Farnesio, segunda mujer de Felipe V, ambiciosa mujer que influyó decisivamente en la polícia mediterránea de su marido para colocar a sus hijos al frente de territorios italianos, siendo responsable de las tres guerras que España combatió en Italia en 1717, 1733 y 1741..




(Isabel de Farnesio. Óleo de Ranc. Museo del Prado, Madrid)

Si bien el rey Felipe V aceptó de más o menos buen grado la pérdida de las posesiones españolas en los Paises Bajos por el tratado de Utrech, no ocurrió así con las pérdidas territoriales en Italia. Ya vimos como las expediciones que ordenó efectuar contra Cerdeña y Sicilia en 1718 causaron la guerra de la Cuádruple Alianza. Finalizada ésta con la firma del paz de Cambrai, Felipe V no renunció a recuperar sus derechos territoriales en Italia, en la que España había estado presente durante los últimos 300 años desde las campañas de el Gran Capitán, o desde 500 años en el caso de la Corona de Aragón.

A pesar de la derrota de España en la última guerra, Francia e Inglaterra se comprometieron a ayudar al rey Felipe V para obtener el derecho de sucesión de los ducados de Parma, Plasencia y Toscana en la persona de su hijo el infante don Carlos, futuro rey Carlos III de España. Realizaron esta concesión en el Tratado de París, firmado para finalizar el sitio de Gibraltar de 1727. Sin embargo, no sería hasta el Tratado de Sevilla, firmado el 9 de noviembre en 1729 entre España, Francia y Gran Bretaña en que estas aspraciones del rey y la reina se harían realidad. En él los tres países se comprometieron a mantener una pequeña fuerza de 8.000 soldados de Infantería y 4.000 de Caballería para apoyarse mutuamente en caso de necesidad. También se acordó que una expedición española de 6.000 soldados podría entrar en las plazas de Livorno, Porto Ferrayo, Parma y Plasencia para asegurar la sucesión del Infante don Carlos en estos estados italianos. Sin embargo, el cumplimiento de esta cláusula se demoraba por causa de Francia, que no deseaba facilitar las cosas a España en Italia.


El 20 de enero de 1731 murió el gran duque de Parma, tío de Isabel de Farnesio. Por lo tanto, se abrió el asunto de la sucesión al ducado. España se creía apoyada por Francia y Gran Bretaña en sus derechos sucesorios, pero cundió la alarma en la Corte al enterarse que el Emperador había enviado tropas para ocupar Parma y Plasencia. España solicitó el apoyo de Francia, pero al llegar el 28 de enero sin recibir ninguna respuesta satisfactoria de los franceses, el rey declaró que España se sentía "libre de todos los engaños contraídos en el Tratado, y queda en plena facultar de tomar el partido que más convenga a sus reales intereses."

Todas las potencias europeas trataron de evitar una nueva guerra. En marzo de 1731 se firmó en Viena un nuevo tratado entre Gran Bretaña, Holanda y Austria, seguido de otro firmado en julio entre España y Austria, por los que Austria reconocía las propuestas del Tratado de Sevilla y aceptaba que tropas españolas entraran en Parma, Plasencia y Toscana.


Con el fin de acompañar al infante en la toma de posesión de sus nuevos territorios, a finales de junio de 1730 se preparó en la Península una fuerza militar al mando de Jose Ignacio Carrillo de Albornoz y Montiel, conde de Montemar, formada por seis regimientos de tropa veterana, en la que se integró un tren de artillería de 40 piezas y 336 artilleros, al mando de Guillermo Benque.

En agosto de 1731 una poderosa flota de 16 barcos de guerra británicos visitó Cádiz a las órdenes del almirante Charles Wager, enviada por su gobierno para poner en vigor los acuerdos internacionales. Tras visitar Sevilla, la flota se dirigió a Barcelona, donde se unió a otra flota española al mando del marqués de Mari. La flota combinada angloespañola totalizó al final 25 barcos de guerra, 7 galeras y 46 barcos de transporte.

El Infante don Carlos embarcó en la flota angloespañola el 22 de diciembre. Cuatro dias después el cuerpo expedicionario llegó a Italia y desembarcó al Infante y a las tropas en Livorno, permitiendo con ello la retirada de las guarniciones austriacas y que las tropas españolas ocuparan las plazas de Parma y Plasencia. Previamente, la campaña se había iniciado por el norte de Italia, donde un ejército franco-sardo dirigido por el general Villars ocupó el Milanesado en menos de dos meses. Paralelamente, otro ejército francés al mando del duque de Berwick penetró por la frontera alemana.

De esta manera, España tomó posesión de Parma para el infante don Carlos y sus tropas regresaron a Italia, donde participarían dos años más tarde en la guerra por la sucesión de trono de Polonia (Guerra del Primer Pacto de Familia: 1733-36) y cuatro años después en la guerra por la sucesión del trono de Austria (Guerra de Segundo Pacto de Familia: 1741-48). Como resultado final, España se apoderó militarmente del reino de Nápoles una vez más y cedió en las conversaciones de paz el ducado de Parma como compensación a Austria. El Infante don Carlos pasó de esta manera de ser duque de Parma a ser rey de Nápoles.


FUENTES:

  • Henry Kamen. Felipe V, el rey que reinó dos veces. Ediciones Temas de Hoy. Colección Historia. Madrid, 2000. Pág,s 199-200 y 213-228.
  • Mª Dolores Herrero y tres más. La Artilería española, al pie de los cañones. Tabapress, S.A. Madrid, 1994. Pág. 93 y 94.