HISTORIA MILITAR DE ESPAÑA
Campañas




GUERRA DEL SEGUNDO PACTO DE FAMILIA (1741 - 1748)

Tercera campaña italiana de Felipe V, efectuada con ocasión de la Guerra de Sucesión del Imperio austriaco, y en la que el rey español trató de recuperar los ducados de Parma y Plasencia y las posesiones italianas del Milanesado perdidas en Utrech.







El Segundo Pacto de Familia (25 de octubre de 1743)

La Guerra de la Cuádruple Alianza (1717-20) fue el primer embite de Felipe V para recuperar los estados italianos que España perdió en el Tratado de Utrech. Aquella ocasión se saldó con la derrota española, si bien el rey logro que las potencias europeas reconocieran a su hijo el Infante don Carlos heredero al ducado de Parma, cuya ocupación logró hacer efectiva en 1731.

La Guerra del Primer Pacto de Familia (1733-35), realizada con ocasión de la disputa entre Francia y Austria por la sucesión al trono de Polonia, fue el segundo embite italiano de Felipe V. En esta ocasión las victoriosas armas españolas lograron conquistar Nápoles y Sicilia, de forma que las potencias europeas reconocieron la creación de un nuevo reino, el de las Dos Sicilias, que Felipe V cedió a su hijo el Infante don Carlos, si bien después de ceder los ducados de Parma y Toscana.

El tercer embite de Felipe V se realizó con ocasión de la muerte del emperador Carlos VI, su rival durante la Guerra de Sucesión (1702-13), fallecido el 20 de octubre de 1740. Según la Pragmática Sanción del fallecido emperador, que no dejaba herederos masculinos, la corona pasaba a su hija mayor, María Teresa, casada con el duque de Toscana, anteriormente duque de Lorena. Esta candidatura era apoyada por Austria y Gran Bretaña. España quería hacer valer los derechos de la "rama española de la Casa de Austria", si bien Felipe V lo hacía para obtener compensaciones en Italia.

Por su parte, Federico de Prusia y los electores de Baviera y Sajonia apoyaban la elección de Carlos de Baviera, quien fue finalmente elegido Emperador en 1742 como Carlos VII, también con el apoyo de España; despues de tres siglos, el Emperador dejaba de ser un Habsburgo. Pero el rey Felipe V, a instancias de su mujer Isabel de Farnesio, deseaba recuperar los ducados de Parma y Toscana para su hijo el Infante don Felipe. Por todo ello, Europa volvía a ser escenario de un nueva guerra.

En 1743 los franceses intentaban hacer un acuerdo de paz con Austria, y esperaban que Inglaterra y España hicieran la paz, pues estaban enfrentados desde 1739 por la Guerra del Asiento. Pero en febrero el rey Felipe V dejó muy claro al embajador francés que no pensaba hacer la paz, y menos aún si no lograba recuperar Gibraltar. La postura de Felipe V quedó justificada en septiembre de 1743, fecha en la que Ana María de Austria, Jorge II de Inglaterra y Carlos Manuel de Saboya y Cerdeña firmaron en Worms un tratado de alianza.

La reacción de los borbones fue la redacción del llamado Segundo Pacto de Familia, firmado en Fontainebleau el 25 de octubre de 1743. Las pretensiones españolas, apoyadas por Francia, eran las siguientes:

  • El Estado de Milán y los ducados de Parma y Piacenza se adjudicaban al Infante don Felipe, y rancia se comprometía a sostenerlo militarmente, así como a declarar la guerra a los ingleses.

  • El rey de Francia se obligaba a que la recuperación de Gibraltar fuese "uno de los principales objetos en que se empleen sus fuerzas" y "a no concluir ninguna reconciliación con la Inglaterra que no sea restituyéndose a Su Majestad católica la referida plaza de Gibraltar". (art 80).

  • El rey de Francia contraía igual obligación respecto a Menorca y el puerto de Mahón: "y emplear también todos los medios posibles para que la España pueda recuperar dicha isla y puerto".

  • En el aspecto colonial, ambas potencias se comprometían a destruir la colonia inglesa de Georgia, que amenazaba la de la Florida (art. 10), y Felipe V se comprometía a no volver a conceder a los ingleses el navío de permiso y el asiento de negros (art. 11).

De esta manera, España se vió una vez más envuelta en una guerra en dos frentes: una guerra defensiva contra Gran Bretaña en el Atlántico para proteger el comercio con las colonias americanas, y una guerra ofensiva contra Austria y Cerdeña en Italia para recuperar lo perdido en Utrech. Siguiendo a Henry Kamen, fue un impresionante despliegue militar para un país que apenas una generación antes no disponía ni de ejército ni de marina.




Desarrollo de la guerra (1741 - 1746)

Campaña de 1742

En julio de 1741 comenzaron los preparativos para trasladar un ejército desde la Península hasta Italia y enfrentarse a los sardos y los austriacos. El ejército expedicionario español se dividió en dos fuerzas:

  • Otro para operar en la Toscana, al mando del conde de Montemar, y apoyar al primero mediante la atracción de fuerzas enemigas sardas y austríacas.

El ejército de Montemar se organizó en dos expediciones que partieron de Barcelona en diciembre de 1741 y enero de 1742. El conde desembarcó en Orbitello en diciembre de 1741 y en pocas semanas recibió un refuerzo de tropas napolitanas enviadas por el rey Carlos, el Infante de España.

Sin embargo, los británicos, en guerra con España desde 1739, habían estado observando los movimientos de los españoles y en agosto enviaron su flota hasta Nápoles, presentando un ultimatum al rey Carlos por el cual le conminaban a declararse neutral y retirar sus tropas del ejército del conde de Montemar, o bombardeaban la ciudad; le dieron dos horas para contestar. Carlos se sometió a la humillación, que no olvidó en toda su vida, como demostró durante su periodo como rey de España.

Sin el apoyo del ejército de Montemar, que se mostraba inactivo en el centro de Italia, el Infante don Felipe fue atacado por el rey de Cerdeña, tuvo que abandonar Saboya y refugiarse en Francia.

La campaña de ese año supuso un revés para los objetivos españoles. A finales de 1742 la Corte de Madrid se mostraba bastante impaciente por la inactividad del ejército de Montemar y decidió su destitución, siendo sustituido por el conde de Gages.

Campaña de 1743

El conde de Gages, nuevo comandante en jefe del ejército expedicionario español, fue obligado a combatir de inmediato. Sus fuerzas totalizaban 14.000 hombres encuadrados en 14 Regimientos de Infantería, 2 de Caballería, 2 Dragones, 1 compañía de Húsares y 1 batallón de Artillería (un tren de campaña de 12 cañones y 400 artilleros encuadrados en 10 compañías). El conde de Mariani era el Jefe de Artillería.

El ejército español se encontraba operando en el norte de Italia, en la Lombardía, separado del enemigo por el rio Pánaro. Siguiendo las instrucciones emanadas de Madrid tomó la iniciativa para ir a su encuentro, de modo que el 2 de febrero inició la marcha, llegando al día siguiente a la orilla de este rio, en un lugar situado frente a Camposanto. Tras varios movimientos que buscaban desplegar ambos ejércitos en un lugar adecuado, el 8 de febrero se dió la batalla de Camposanto, en la que el conde de Gages venció al ejército austriaco, 18.000 hombres mandados por Traun.

Tras la batalla se celebró un Consejo de Guerra en el que el conde de Gages decidió no ir en persecucion del enemigo ni aquella noche ni al día siguiente. Por el contrario, los españoles atravesaron el rio Tánaro y regresaron a sus cuarteles de Bolonia.

Mientras tanto, el conde Glimes, comandante en jefe del ejército español derrotado por el rey de Cerdeña, fue sustituido por el marqués de La Mina quien en poco tiempo recuperó las posiciones españolas perdidas en Saboya anteriormente.

En la primavera de 1743 el ejército español de Lombardía se vio reforzado con la llegada de dos compañías más de Artillería, precedentes del 2º Batallón del Regimiento y de la Compañía de Orán. Simultáneamente llegaron al puerto de Génova 30 cañones de a 24, 8 morteros de a 12, 4 morteros de a 9 y 16 pedreros de a 16, procedentes de Palma de Mallorca.

Creemos que en 1743 se tuvo lugar la acción de Cipriano, en la provincia de Campaña, motivada por el intento de los imperiales de apoderarse de la munición allí almacenada.

En septiembre de 1743 Gran Bretaña, Austria y Cerdeña firmaron el Tratado de Worms, y en octubre España y Francia hicieron lo propio con el Segundo Pacto de Familia, por lo que a partir de entonces el ejército y marina de guerra francesa se implicaron en la guerra en Italia.

Campaña de 1744

El año comenzó con la derrota de las escuadras españolas y francesa el 22 de febrero en la batalla naval del Cabo Sicie frente a la escuadra británica del Mediterráneo, especialmente sobre la española, que llevó todo el peso del combate. La derrota puso de manifiesto la superioridad naval británica en el Mediterráneo y en las costas italianas, donde operaba el ejército hispanofrancés, y el fin del proyecto, apoyado por España y Francia, de desembarcar en Inglaterra a Carlos Estuardo, hijo del pretendiente Estuardo al trono de Inglaterra.

En el verano de 1744 las tropas españolas combatieron en dos escenarios diferentes. En el norte, comenzaron el sitio de Coni, única plaza que les quedaba dominar para bajar a las llanuras del Piamonte. Los sitiados se defendieron hasta septiembre en espera de socorros procedentes del rey de Cerdeña, que fueron batidos el 29 de septiembre por los borbónicos en la batalla de Madonna del Olmo, donde la caballería española logró la victoria para el Infante don Felipe. A pesar de todo, los borbónicos se vieron obligados a levantar el sitio de Coni, con lo que el proyecto de invasión de Piamonte fracasó nuevamente.

La otra parte del ejército español se encontraba en Nápoles, esperando la incorporación del ejército del rey Carlos. Al frente de las tropas austriacas el general Traun fue relevado por el general Lobkowitz, quien en el mes de agosto sorprendió a los hispanonapolitanos en la batalla de Velletri, aunque afortunadamente para éstos pudieron evitar la derrota y la invasión austríaca del reino de Nápoles.

La campaña de este año finalizó con la muerte del Jefe de Artillería, conde de Mariani, quien había sido hecho prisionero en Velletri y después canjeado.

Campaña de 1745

Para el historiador Coxe, la campaña italiana de los españoles de 1745 no encuentra otra comparable, "ya sea en cuanto al atrevimiento de los planes militares, ya en cuanto a la rapidez con que se ejecutaron".

El conde de Gages fue llamado para servir en el ejército del Norte del Infante don Felipe. En el verano el ejército español inició el descenso por Piamonte y Lombardía, apoderándose de las plazas de Vogliero, Serravalle, Castillo de Tortona, Plasencia y Parma. El 28 de septiembre el ejército español derrotó a los austriacos en la batalla de Bassignana. El avance de los españoles fue tan victorioso e imparable que el Infante don Felipe por fin entró triunfante en Milán el 20 de diciembre de ese año, lo que marcó el cenit de las avances españoles.




Final de la guerra (1746 - 1748)

En 1745 Francia se negó a continuar con la guerra. Las acciones militares no solucionaban nada a Francia y los únicos que iban logrando sus objetivos eran Federico II de Prusia y Felipe V de España. El nuevo ministro de Asuntos Exteriores francés, d´Argenson, declaró con firmeza que "la paz era necesaria y que el tratado de Fontainebleau con España debía ser descartado". En los contactos con Austria para arreglar la paz, Francia traicionó a España prometiendo ceder Parma al Imperio y la Lombardía a Carlos Manuel de Saboya.

Francia se encontraba negociando un armisticio con los piamonteses cuando el rey Carlos Manuel de Saboya lanzó una inesperada ofensiva que derrotó al ejército francés del mariscal Maillebois y obligó al Infante don Felipe a evacuar Milán en marzo de 1745, tres meses después de su entrada triunfante. Para presionar a Felipe V en la búsqueda de la paz, el rey Luis XV envió como embajador especial al mariscal duque de Noailles, que había servido con Felipe V en Cataluña durante la Guerra de Sucesión, si bien puso las tropas del mariscal Maillebois a las órdenes del Infante don Felipe para paliar el desastre militar ante el rey de Cerdeña.

El duque llegó a Madrid en abril de 1746, y encontró a un Felipe V dispuesto a seguir defendiendo sus derechos sobre Italia. Como para respaldar las pretensiones del rey Felipe V, el ejército borbónico consiguió el 5 de mayo de 1746 una nueva victoria sobre los austriacos en la batalla de Codogno. Sin embargo, mes y medio más tarde, el ejército francoespañol fue derrotado el 16 de junio en la desastrosa batalla de Piacenza. Pocos días después, el rey Felipe V murió el 9 de julio, con algo más de 62 años. Ambos hechos supusieron el fin de las pretensiones españoles en Italia.

Tras la derrota de Piacenza, los borbónicos lograron despegarse de los imperiales con gran habilidad, pero en cuanto éstos se percataron, iniciaron la persecución, que culminó en la batalla del Tídone, en la que los borbónicos fueron gravemente acosados el 11 de agosto en su cruce del río Po.

Por su parte, Carlos Estuardo, que había desembarcado en Escocia en julio de 1745, fue derrotado en la batalla de Culloden en abril de 1746 y acabó huyendo a Francia en septiembre de ese año.

El ejército español siguió aliado del francés y operando e Italia en 1747, pero con instrucciones secretas dadas al marqués de La Mina para no implicarse más de lo necesario y retirarse lenta y cautelosamente. De esta forma, España continuó la guerra hasta 1748, fecha de la firma del Tratado de Aquisgrán. Para entonces, el ejército hispano-francés había evacuado el territorio italiano, no sin antes haber rechazado un intento de invasión de Provenza y penetrado de nuevo en el Piamonte. Tras la paz, la reina viuda Isabel de Farnesio vió logrado el objetivo del difunto Felipe V: la soberanía de su hijo el Infante don Felipe sobre los ducados de Parma, Plasencia y Guastalla, reconocida por las potencias europeas en el Tratado.






Balance militar de la campaña

Con esta guerra finalizó la docena de guerras que España libró por el control de territorios en Italia, que se remontan hasta 1422, cuando la Casa de Aragón conquistó Nápoles y expulsó a la Casa de Anjou, y a las guerras de Carlos I para el control del Milanesado.

Los territorios italianos perdidos en Utrech fueron recuperados 30 años más tarde, excepto el Milanesado, en una reacción militar española no esperada por nadie y que Francia nunca vió con buenos ojos pues, si bien deseaba debilitar al Imperio austriaco, no deseaba una España poderosa. Sin embargo, Felipe V no los recuperó para España, sino para sus hijos, por lo que España no solo no ganó nada en estas guerras, sino que despilfarró de nuevo unas energías humanas, militares y económicas que podrían haberse aprovechado de otro modo para engrandecer el pais.

Militarmente, esta guerras pusieron de manifiesto la superioridad de la Caballería española, plasmaba en los numerosos privilegios ganados por sus regimientos, que conquistaron sin perder ninguno a cambio, y batiendo sistemáticamente a los jinetes austriacos, considerados de los mejores de Europa en su época.

Por otra parte, también se puso de manifiesto la incapacidad española de mantener guerras en dos frentes, y la insuficiencia de recursos para defender sus dominios mundiales, a pesar de la espectacular recuperación de su ejército y marina en apenas 30 años.



FUENTES: