Ingeniero militar italiano al servicio del rey de España, que recibió el título de Ingeniero Mayor de los Reinos de España.

    (NOTA: La presente biografía está copiada de la escrita por Alicia Cámara Muñoz en la web de la Real Academia de la Historia, complementada por el webmaster).

Tiburcio Spannocchi nació en Siena el 18 de octubre de 1541, en el seno de una familia. En esta ciudad se formó en poesía, música y geometría. Su maestro en el dibujo y probablemente en la arquitectura militar fue Bartolomeo Neroni. Estuvo al servicio del cardenal Delfino en Roma, y en 1571 comenzó a servir a las órdenes de Marco Antonio Colonna, general de las galeras pontificias en Levante, que desde 1577 sería el virrey español de Sicilia. Siempre al servicio de Colonna, que antes había sido visitador de las plazas de Nápoles, Spannocchi se ocupó de las fortificaciones de Brindisi, Otranto y Taranto. Su experiencia como ingeniero de fortificación, su calidad de noble, a la que se añadió desde junio de 1576 el ser caballero del hábito de San Juan con ocasión de una probable visita ese año a la fortificación de Malta, unido a su formación científica y a su capacidad para el dibujo le convirtieron en ingeniero de confianza de Colonna.

En Sicilia realizó la Descripción" de sus marinas, que se conserva manuscrita en la Biblioteca Nacional, y que constituye un atlas de extraordinaria belleza e interés científico. En él Spannocchi afirma que había servido al rey de España durante tres años en la isla, es decir, desde 1575. Esta completa descripción de las costas de Sicilia la completó en España, lo que explica que haya parte del texto en italiano y parte en español, así como la fecha de 1596 que aparece en el manuscrito.

En 1574 se puso de manifiesto la falta de ingenieros militares en la península, por lo que los virreyes españoles de Nápoles y Sicilia y el gobernador español de Milán fueron encargados de buscar y enviar a España los mejores ingenieros de sus respectivos territorios. El virrey Colonna recibió la carta del rey en 1578, en la que le ordenaba "le enbiase alguna persona avil en cosas de fortificación", de resultas de la cual envió a Tiburcio Spannocchi a la península en 1580.

Spannocchi llegó a España en 1580, aunque un documento de 1605 escribe que lleva veintisiete años en España, lo que adelantaría la fecha a 1578, pero quizá sea un error, puesto que de otros documentos se deduce con claridad la fecha de 1580. Muy alabado por sus dibujos, fue examinado el 15 febrero de 1580 como ingeniero por Francisco de Ibarra, quien lo encontró muy hábil en lo que a "designios" se refería, pero con poca práctica y ninguna experiencia en el campo de batalla. Fue aceptado y enviado ese mismo año a Fuenterrabía, en el marco de una inspección más general relativa a las defensas de la frontera guipuzcoana con Francia. Allí inició una relación con esta zona del valle del Bidasoa que duraría varios años y en la que el ingeniero estableció una relación con Gracia de Fagoaga, fruto de la cual nacería una hija natural llamada Catalina Blanca.

En 1581 hizo las trazas para la construcción de los fuertes que deberían cerrar el estrecho de Magallanes. Seis años más tarde, en 1587, el ingeniero Juan Bautista Antonelli realizó un reconocimiento de la zona para la construcción de los citados fuertes, pero éstos no se construyeron debido a lo inhóspito de la zona y a las enormes dificultades de construcción y de mantenimiento de una guarnición en el estrecho.

En 1582 fue fundador, junto con el arquitecto Juan de Herrera, de la Cátedra de Mathemáticas y Arquitectura Militar de Madrid, auspiciada por Felipe II y que abrió su puertas en el antiguo Alcázar Real. Ese mismo el rey le encargó hacer la planta y descripción de Aranjuez. También en 1582, de regreso a la costa vasca del valle del Bidasoa, participó en los preparativos de la flota que el rey Felipe II estaba preparando en el puerto de Pasajes y que enviaría a las islas Azores para repeler un ataque lanzado por los franceses. Ello llevaría a Apannocchi a acompañar al marqués de Santa Cruz en la Jornada de las Azores en 1583, realizando una descripción de las islas y proyectando en 1584 la fortificación de la Isla Tercera.

En 1587 fue enviado a reconocer y trazar fortificaciones en Cádiz y Gibraltar. Dos ingenieros italianos al servicio de Felipe II, Calvi y el capitán Fratín, ya habían diseñados las trazas en años anteriores. Pero fueron los planos de Spannocchi, modificados por su discípulo el capitán D. Cristóbal de Rojas, los que se utilizaron para su ejecución hasta 1613, fecha de la muerte de éste último. También proyectó una ciudadela de planta rectangular en Cádiz, que nunca fue construída.

Previamente a la empresa de Inglaterra de 1588 Spannocchi elevó un informe al rey en el que consideraba que todo estaba a favor de España (razón, barcos, hombres, capitanes), y aconsejaba sobre detalles de ejecución y medios de la expedición. En él hace un repaso de los potenciales enemigos de España y de los lugares donde el ejército español podía ser atacado (Pirineos, Flandes, Milán) y hace ver su confianza en las fortificaciones allí construidas. El informe se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid (Manuscrito número 979, en italiano, traducido al español en el manuscrito número 1750 (6 hojas a partir del folio 418) con el título "Discurso del cavallero Spanoquio y exhortación para la empresa de Inglaterra Al Potentísimo Rey Philipe 2°". Apannocchi solicitó formar parte de la expedición, pero se le denegó. En cambio, su hermano Mario participó en ella, muriendo en la misma.

En 1588 fue a Pamplona para controlar la marcha de las obras de su ciudadela, sobre la que dio su parecer en 1589. Ese mismo año de 1588 el rey aprobó el plan de fortificaciones que el ingeniero Bautista Antonelli propuso para la defensa del Caribe y que se le pasó a Spannocchi para que diera su parecer. Sin embargo, sus conclusiones, propuestas y soluciones entraron muchas veces en conflicto con las de los ingenieros que trabajaban en las tierras americanas, que eran los que realmente conocían el terreno.

Por ejemplo, en 1595 Spannocchi revisó las trazas de Antonelli para el empleo de la fortaleza del Morro en La Habana, con gran disgusto de éste, que discrepaba sobre el empleo de los mismos arcos que Spannocchi construyó en Cádiz para municiones y almacenes, "por la excesiva humedad y calor de la tierra, que pudre todo"; a pesar de ello, en 1601 se decidió seguir las trazas de Spannocchi para acabar el Morro. En 1609 se decidió la construcción del fuerte de la Punta del Judío, en Cartagena de Indias, según las trazas que hizo Spannocchi pese a desconocer el terreno, lo que dió lugar a quejas de los constructores; en efecto, un año más tarde, el gobernador informó de lo difícil que fue hacer los cimientos, ya que "la planta era cuadrada y el sitio puntiagudo".

En 1589 Tiburcio Spannocchi solicitó al rey que le concediera el título de Ingeniero Mayor, pero su petición fue denegada (se le concedió doce años despues, en 1601). Ese mismo año fue enviado a reconocer las fortificaciones de Coimbra, Viana, Oporto, y las de la costa gallega, La Coruña, las rías de Vigo y Betanzos y el puerto de Ferrol, lo que le llevó cinco meses, hasta febrero de 1590 en que regresó a la Corte, tiempo que ocupó en iniciar el proyecto del castillo de San Antón en La Coruña, el castillo de San Felipe en El Ferrol, y la fortificación de la ría de Betanzos.

En 1591 regresó a Cádiz, y desde 1592 se ocupó de todo lo referente a las defensas de la frontera de Aragón con Francia: fortificó la Aljafería de Zaragoza, trazó la ciudadela de San Pedro en Jaca —cuyo modelo reutilizó para un proyecto en Cremona (Lombardía) en 1596— y reconoció los pasos fronterizos de los Pirineos en Canfranc, Benasque y el Valle de Arán, para ponerlos en defensa, fortificando el Castell León del Valle de Arán.

Entre 1594 y 1598 estuvo de nuevo trabajando en las fortificaciones de Guipúzcoa, especialmente en Fuenterrabía y San Sebastián, así como en las torres de defensa que iban a construirse en Guetaria y Pasajes. En 1594 tuvo tiempo para visitar el castillo de San Antón, La Coruña, trazado por él y prácticamente finalizado. Igualmente, ese año visitó Cádiz, donde dió por terminada la construcción de un almacén de municiones y presentó las trazas de la Aduana de la ciudad. En 1597 presentó el trazado para reconstruir Guetaria después del incendio.

El 15 de abril de 1601, con 60 años y gracias a las gestiones del Duque de Lerma, el rey Felipe III le concedió el título de Ingeniero Mayor de los Reinos de España, cargo que no existía anteriormente y que venía solicitando desde 1589. El nombramiento significaba la superintendencia e inspección de todas las fortificaciones de la Metrópoli y Ultramar, sin más superiores que el Consejo de Guerra y el Capitán General de Artillería. Sin embargo, su ritmo de trabajo permaneció inalterado, y Spannocchi siguió con las visitas, informes y trazado de planos sobre las defensas del reino. A partir de entonces recibió el fabuloso sueldo anual de 1.600 ducados (al llegar a España recibía 40 ducados al mes).

En aquella época los ingenieros militares podían ser contratados como arquitecto, si bien no ocurría al revés. De este modo, tras el nombramiento, el duque de Lerma le encargó en 1601 la traza para levantar una gran casa en Valladolid. No obstante, el proyecto no se realizó, pues el duque compró otras casas en la ciudad y desechó la construcción de una nueva. Spannocchi también construyó cuarteles y casas para oficiales en Cádiz, Jaca y la isla Tercera de las Azores, estableciendo un estilo propio con dos alturas con corredores y escaleras en los extremos, y con sótano de dos plantas, exentos y con galería exterior. Este estilo se impondría en el siglo XVIII.

A partir de 1601 tuvo que volver a visitar las fortificaciones de Fuenterrabía y San Sebastián. Su actividad, en realidad, abarcó todas las fortificaciones que se hacían o reparaban en la península. Las costas de Portugal, Galicia y Santander fueron escenarios de su trabajo.

Sus informes y relaciones, muchas veces con dibujos explicativos mezclados en el texto, acompañaban a unas trazas y a unos dibujos del territorio tan extraordinarios, que en 1602 el rey Felipe III le encargó que dibujara la traza de las fortificaciones en las que había intervenido o supervisado, tanto en los reinos peninsulares como en América. Se desconoce si la llegó a realizar, y si lo hizo, posiblemente la mayor parte desapareció en el incendio de uno de los torreones del Palacio Real de El Retiro durante la Guerra de Sucesión. Eso explica el tamaño y la cuidada belleza de muchos de los que todavía hoy se conservan, realizados con la exactitud científica que permitía el instrumento que usaba, y que Cristóbal de Rojas reproduce en su tratado.

En 1604 realizó un detallado estudio sobre la forma de acabar con las periódicas inundaciones del río Guadalquivir a su paso por Sevilla, sobre lo que publicó su Parecer, que le muestra como un urbanista en el sentido más amplio del término. Como ingeniero había inventado también un molino en 1602, pidiendo privilegio al Rey para que nadie más lo pudiera construir.

Tiburcio Spannocchi alcanzó un prestigio universal, convirtiéndose en referencia prácticamente obligada en informes o estudios críticos de fortificaciones elaborados por otros ingenieros contemporáneos, tanto españoles como extranjeros. Gracias a su prestigio pudo manifestar cuanto quiso con gran independencia de criterio, lo que le llevó a enfrentarse en numerosas ocasiones a militares o funcionarios de alta graduación, recibiendo generalmente la aprobación real. Su informes sobre fortificaciones abarcaban el número de vecinos de la zona y el reconocimiento de los valles que visitaba. En las trazas y vistas paisajistas que se conservan de él se muestra sus grandes dotes como dibujante. Destaca en este campo la vista cartográfica de la comarca fronteriza de Guipúzcoa entre Irún y San Sebastián, con sus núcleos urbanos, caminos y accidentes geográficos.

Spanocchi también destacó en el arte de modelar maquetas de fortificaciones y zonas de terreno. Destacan la que hizo en 1581 sobre Fuenterrabía (tan difícil de transportar que propuso repetirla en la corte) y en 1596 sobre el castillo de Benasque, en el Pirineo, donde se mostraban los problemas del paso en esa zona. Propuso hacer una sobre Gibraltar que no llegó a realizarse. Con estas y otras muchas maquetas que probablemente construyó, Spannocchi contribuyó a mantener informado a Felipe II sobre sus tierras y dominios.

Fue nombrado Caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén, en la que había de probarse una nobleza de al menos cien años de antigüedad y no tener una profesión vil o mercantil para lograr el ingreso en la orden.

En noviembre de 1605 solicitó una licencia de seis meses de permiso para ir a Italia a besar los pies al papa Pablo V, pariente y paisano suyo. Pero su labor se consideraba tan necesaria en España que se le denegó el permiso. Un año después moría en Madrid el 4 de noviembre de 1606, a la edad de 65 años, si bien hay algunos biógrafos que adelantan la fecha de su muerte al mes de febrero, siendo enterrado en la iglesia de los Clérigos Menores de Madrid. Ese mismo año le habían sido concedidos 400 ducados de renta de por vida, y el Consejo de Guerra afirmaba que Spannocchi era “el más ejemplar hombre que se ha conocido de su profesión”. Aparici no encontró ningún documento suyo a partir de 1608.

Leonardo Turriano, discípulo de Tiburcio Spannocchi, fue designado Ingeniero Mayor del reino de Portugal para sucederle. Al fallecer, el cargo no se proveyó y desapareció hasta el 13 de enero de 1710, fecha en la que el rey Felipe V nombró a Jorge Próspero de Verboom como Ingeniero General, con el encargo de crear el Cuerpo de Ingenieros.


  • Biografía de Tiburcio Spannocchi en la Real Academia de la Historia, escrita por Alicia Cámara Muñoz.

  • Estudio histórico del Cuerpo de Ingenieros del Ejército. Madrid, 1911. Reedición facsímil de la Inspección de Ingenieros, 1987. Tomo I, página 5

  • Alicia Cámara Muñoz. Tiburzio Spannocchi, ingeniero mayor de los reinos de España. Revista de la Facultad de Geografía e Historia, núm. 2, 1988, págs. 77-90.