Ingeniero militar italiano del siglo XVI al servicio del rey de España.
(NOTA: La presente biografía está copiada de la escrita por Adelaida Sourdis Nájera en la web de la Real Academia de la Historia, complementada por el webmaster en mínimos detalles).
Bautista Antonelli era miembro de una familia de afamados ingenieros militares italianos que estuvo al servicio de los reyes de España: su hermano Juan Bautista, su sobrino Cristóbal de Roda, hijo de una hermana, y su propio hijo Juan Bautista "el mozo". No se conoce el sitio o la fecha exacta de su nacimiento, pero se sabe que entró al servicio de Felipe II en 1570.
Fue el gran diseñador del primer plan de fortificaciones de América, especialmente del sistema defensivo del Caribe en el siglo XVI, para proteger a los puertos y ciudades costeras de los piratas y corsarios que las asolaban. Trazó el primer plan de las luego monumentales fortalezas de Cartagena de Indias (Colombia) —conservadas casi intactas y declaradas por la Unesco Patrimonio de la Humanidad— de El Morro en La Habana (Cuba), San Juan de Ulúa en Veracruz (México), Portobelo (Panamá) y San Juan de Puerto Rico (Puerto Rico).
La primera etapa de su vida profesional se desenvolvió en el Mediterráneo en las costas de Levante y Berbería. Comenzó en Cartagena (España) según contó su hijo. También realizó obras en Navarra, Cataluña, el Reino de Valencia y la plaza fuerte de Orán en África, adonde fue como asistente de su hermano mayor. Terminado este trabajo intervino en la fortificación de Peñíscola y Alicante. De allí se trasladó a Lisboa, ciudad en donde le fue confiada la misión de viajar a América a fortificar el estrecho de Magallanes. Se embarcó el 9 de diciembre de 1581 en la armada de Álvaro Flores de Valdés y desembarcó semanas después en Cabo Verde. Los fuertes de la ciudad parece que no estaban bien diseñados y Antonelli trazó nuevos planos para mejorar las fortificaciones, las cuales finalmente no se construyeron.
Después de un azaroso viaje en el que la nave en que viajaba encalló en la isla de Santa Catalina en 1583, y no fue socorrida oportunamente por el almirante de la flota, el ingeniero desembarcó en Cádiz. Regresó enfermo y pobre y pasó varios años en la Corte, alojado en casa de su amigo Castro Berrueco, asistiendo al proceso judicial que se le siguió al almirante Flores de Valdés.
Su depresión en este período fue tal que pensó en ingresar en un convento, según escribió su amigo. Pero su suerte cambió: Drake hacía estragos en las ciudades del Caribe y el Consejo de Indias decidió por fin tomar las medidas que había dilatado por tantos años. Bautista Antonelli fue comisionado nuevamente, con mil ducados anuales de sueldo, para diseñar un sistema de defensa del Caribe.
En 1586 se embarcó rumbo a Cartagena de Indias en la flota de Álvaro Flores de Quiñónez. Encontró la ciudad en ruinas y a su población atemorizada o huida después del despojo en que la dejó el inglés. Actuó rápidamente y preparó un plan provisional de defensa fácilmente realizable para reanimar a los moradores que huían y se trasladaban a otros lugares.
Recomendó la reconstrucción del fuerte de San Matías situado en la Punta de Icacos, en las inmediaciones del actual barrio de El Laguito, llamado antes fuerte de Vargas, por el gobernador que lo edificó en 1567, con una edificación en madera de ciento treinta pies de lado, rellena y terraplenada a veinte pies de altura.
Proyectó una torre en la banda opuesta en la isla de Carex (hoy Tierrabomba), con lo cual quedaba defendida la principal entrada a la bahía externa de Cartagena por la Boca Grande. La Boca Chica era entonces de poca consideración por ser un acceso difícil.
Consideró que para defender su estrecho canal serían suficientes las galeras apostadas en Cartagena. Para guardar la entrada a la bahía interior propuso ampliar el antiguo fuerte del Boquerón en la isla de Manga y con el fin de defender los tres puntos por donde podía ser invadida la ciudad proyectó un sistema de fosos y estacadas para rodearla y tres plataformas en la playa.
Este plan fue la génesis de las formidables defensas que se construirían en los siglos xvii y xviii.
Completado el diseño de las defensas de Cartagena de Indias se dirigió a Panamá, en donde analizó el terreno y planteó la construcción de una torre y un almacén para el comercio en la desembocadura del río Chagres y estudió el emplazamiento de Portobelo para su futura fortificación. De Panamá pasó a La Habana, en cuya bahía localizó y trazó el fuerte del Morro. Con estos proyectos regresó a España y los sometió a Tiburcio Spannocchi, principal asesor real sobre asuntos militares y a otros consejeros de Felipe II. Los planos fueron aprobados y se ordenó a Antonelli la construcción de las fortificaciones mediante Real Cédula del 23 de noviembre de 1588. Además se le encargó el estudio de la bahía de Fonseca y del puerto de Caballos en la costa pacífica de México para facilitar el desembarco de las flotas que venían del Perú.
El ingeniero se embarcó para América por segunda vez el 18 de febrero de 1558. Su itinerario programado fue Puerto Rico, Santo Domingo, La Habana, Florida y Cartagena de Indias, desde donde supervisaría las obras de Santa Marta, Nombre de Dios, Portobelo, Panamá y el río Chagres. La travesía fue accidentada, pues el barco en que viajaba naufragó al llegar a Puerto Rico y se perdió gran parte del equipaje. En esta isla permaneció un mes, revisó sus defensas, que de poco le habían servido contra los ingleses, y trazó el castillo de San Felipe del Morro, una plataforma junto al muelle y algunas obras menores.
Pasó luego a Santo Domingo, donde llegó el 25 de abril. La ciudad había sido asaltada por Drake en enero de 1586. Hizo lo posible por asegurar sus defensas y siguió el 15 de mayo rumbo a La Habana, en donde permaneció hasta fin de año y dejó iniciada la construcción del fuerte del Morro. Pasó a San Juan de Ulúa, fondeadero necesario de las flotas de Nueva España que llegaban a Veracruz. Trabajó intensamente, según se deduce por sus cartas e informes. Las fortificaciones existentes eran insuficientes, por lo cual hizo un nuevo diseño con una fortaleza y cuatro baluartes aprovechando el lienzo de muralla que existía y propuso ampliar el puerto. Siguió luego a la costa pacífica, en donde llevó a cabo los estudios para la construcción de las fortificaciones aprobadas y pasó a La Habana, en donde permaneció varios años al frente de las obras de fortificación del puerto, concluyendo la construcción del fuerte del Morro y varias plataformas y baluartes. Abandonó La Habana el 8 de octubre de 1594.
El istmo de Panamá fue su paso siguiente: el traslado de Nombre de Dios, la defensa de Portobelo y la construcción del camino de Panamá para conectar a la ciudad con la costa atlántica ocuparon sus esfuerzos. En Portobelo fue víctima del ataque inglés a la ciudad por el cual perdió todos sus haberes, por lo que en 1596 el Rey le concedió un auxilio de 900 ducados. En el istmo adquirió una grave dolencia con pertinaces calenturas —probablemente paludismo— que lo dejaron casi sordo y ciego, lo que le obligó a solicitar en 1597 su traslado a España, no sin antes pedir que le enviaran a su sobrino Cristóbal de Roda para que terminara las obras.
Antes de regresar a España pasó a Cartagena de Indias desde donde salió a visitar Santa Marta y Riohacha, dejando dispuestas las fortificaciones que deberían construirse. Dejó Tierra Firme y siguió a la Florida, en donde trazó defensas provisionales constituidas por nueve fuertes de madera en los pueblos de San Agustín y Santa Elena.
Regresó a España, al parecer en 1599, pero volvió a América en 1604 con la misión de impedir que los ingleses y los holandeses explotaran las salinas de Araya en Venezuela. En este país trabajó en varios frentes durante cinco años más. No se conoce la fecha de su nuevo regreso a la Península. Falleció en Madrid el 11 de febrero de 1616.
Biografía de Bautista Antonelli en la Real Academia de la Historia, escrita por Adelaida Sourdis Nájera.