Ingeniero militar italiano al servicio de los reyes de España (Felipe II, III y IV).
(NOTA: La presente biografía está copiada de la escrita por Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño en la web de la Real Academia de la Historia, modificada por el webmaster en mínimos detalles).
Cristóbal de Roda, miembro de la familia de los Antonelli (hijo de una hermana de Juan Bautista Antonelli y de Bautista Antonelli) originarios de Gatteo, nació en esta ciudad italiana hacia 1559. Fue llamado a España por su tío Juan Bautista hacia 1578, cuando aún no había cumplido los veinte años. Debió integrarse en el grupo familiar, que ya se encontraba trabajando en las fortificaciones de la costa levantina y en el norte de África como ingeniero al servicio de Felipe II. Cristóbal se incorporó de inmediato al equipo en calidad de ayudante y aprendiz. Desde 1580 trabajó con sus tíos, Juan Bautista y Bautista, en la navegación del río Tajo y con este último permaneció hasta la muerte del mayor de los Antonelli (Juan Bautista), acaecida en el año de 1588. Cristóbal también trabajó junto a su tío Juan Bautista en obras de acondicionamiento del terreno y caminos para facilitar el movimiento de las tropas y el transporte de pertrechos hacia la frontera portuguesa (incorporación de Portugal a la Corona Hispánica). Sería Cristóbal de Roda quien inaugurara la ruta fluvial, después de dirigir las obras al morir su tío Juan, al mando de las siete barcazas que en quince días cubrieron el trayecto entre Toledo y Lisboa. En esa época, realizó su intervención, junto a Juan Bautista, en la construcción de la monumental presa de Tibi, en Alicante.
En 1591, su otro tío, Bautista, que se encontraba en La Habana, solicitó su presencia por necesitar de un ayudante que le auxiliara en los varios trabajos que realizaba en Cuba y, de igual forma, para que lo sustituyera durante sus viajes de inspección y asesoramiento a Portobelo, Chagre, Panamá, Veracruz, Santiago y Cartagena de Indias. Cristóbal de Roda llegó a Cuba en el mismo año de 1591, permaneciendo en La Habana hasta que Tiburcio Spannocchi, en agosto de 1607, lo recomendó para dirigir las murallas y otras fortificaciones de Cartagena de Indias. Con anterioridad, Cristóbal participó con su tío Bautista en las obras los castillos del Morro y de La Punta hasta el 8 de octubre de 1594, día en el que este último se marchó definitivamente de La Habana. A partir de ese momento, Cristóbal de Roda quedó al frente de las obras cubanas hasta 1608. Durante esos años, nunca abandonó los trabajos defensivos de la entrada de la bahía de La Habana, interviniendo, además, en obras urbanas, como la Real Aduana, construida a partir de 1578, según planos de Bautista Antonelli, modificados por Cristóbal, o en la dirección de obra de la catedral y en el asesoramiento para el Morro de Santiago de Cuba.
En 1603, el Consejo de Indias ordenó al gobernador Valdés que pidiera la opinión de Cristóbal de Roda sobre la “Cerca” (muralla) o cerramiento defensivo de la citada plaza de La Habana. Éste, en su informe, consideraba que la ciudad, con tres fortalezas, no necesitaba ser murada, al menos por la zona marítima. También en 1603 llevó a cabo el levantamiento de la planta del Castillo de San Salvador de la Punta de La Habana. Más tarde estuvo en la Capitanía General de Venezuela, donde, en 1606, proyectó con su tío Bautista Antonelli el Castillo de Santiago del Arroyo, en la península de Araya (de planta irregular), aunque no sería hasta 1623 cuando de nuevo se envió a Cristóbla de Roda para su construcción.
Cristóbal de Roda llegó a Cartagena de Indias para realizar un "Plan General de Fortificación del Caribe". Al dejar Cuba, Roda (nombrado ingeniero, arquitecto militar e hidráulico) visitó Chagre, Portobelo y Panamá, y el 28 de octubre de 1608 llegó a la plaza de Cartagena con la orden de reconstruir las murallas, según nueva traza que Tiburcio Spannocchi hizo sobre la anterior de Bautista Antonelli. Llegó acompañado por su primo Juan Bautista Antonelli "el mozo", hijo de su tío Bautista, que en esas fechas contaba con 24 años. Permaneció en Cartagena como base de operaciones hasta su muerte en 1633, aunque fueron numerosos los viajes que realizaó a otras zonas de América para realizar informes o nuevas fortificaciones, pero siempre regresando a la citada plaza.
De acuerdo con el citado plan de fortificaciones correspondiente a Cartagena de Indias, Roda levantó en 1608 un proyecto para la construcción del baluarte de San Felipe en Bocagrande, realizando años más tarde (en 1617) un nuevo proyecto. En 1614, siendo Diego de Acuña gobernador de la plaza de Cartagena de Indias, Cristóbal de Roda inició la construcción de los baluartes de Santa Ana y de San Lucas, cerrando el acceso a la peligrosa avenida formada por la Boquilla y la Cruz Grande en su punto más estrecho. De esta forma dió comienzo la materialización del gran proyecto que había realizado en esa plaza su tío Bautista Antonelli para todo el Caribe. Siguiendo con la citada materialización, en 1617 realizó la construcción de la plataforma de Santángel, de planta pentagonal y en la que construía bóvedas para almacenes, aljibe y una plaza alta para cañones a barbeta. Más tarde erigió el castillo de Santa Cruz (1626) y el fuerte del Manzanillo en la Punta del Judío (siempre en Cartagena).
Anteriormente, en 1609, se encontraba en la gobernación de Panamá en uno de sus viajes, donde levantó un plano de la ciudad vieja, y más tarde, Felipe IV ordenó que el fortezuelo o castillo de Santiago de la Gloria, en Portobelo, se reparase según el parecer de Cristóbal de Roda. Entre 1616 y 1619, se le envió para que efectuase la reparación y consolidación del castillo de San Lorenzo de Chagre, construido en 1595 y en estado de ruina. Cristóbal de Roda informó al rey a través del Consejo de Indias que era necesario construir una nueva fortaleza, para la que realizó la correspondiente traza, de planta estrellada, y que no se llevó a cabo.
En 1625 fue destinado a Cartagena de Indias el ingeniero Francisco de Murga, gobernador de la ciudad, el cual remitió a la corona un nuevo proyecto para la terminación de las cortinas de la plaza, que en esa fecha no estaba totalmente cercada. A partir de ese momento, las discrepancias entre ambos ingenieros fueron constantes. Cristóbal de Roda seguía anclado en los principios de la Escuela de Fortificación Italiana, que había aprendido con su tío, mientras que Murga era defensor del planteamiento de la “profundidad en la defensa”, actitud acorde con los adelantos de la artillería de la época. Poco a poco, Cristóbal de Roda sería relegado y condenado al olvido, hasta su muerte en 1633, acaecida en Cartagena de Indias a los 74 años.
Biografía de Cristóbal de Roda Antonelli en el sitio web de la Real Academia de la Historia, escrita por Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño.