Capitán general de la Armada y almirante.

Fue el IV señor de la casa de Lazcano, que se sucedía con el mismo nombre. Era hijo de Juan López de Lazcano y Gauna, conocido popularmente como el caudillo que liberó Fuenterrabía (Guipúzcoa) del cerco francés en 1476; y de su mujer, María Manrique de Lara, hija del duque de Nájera. Hizo una brillante carrera militar al servicio de los Reyes Católicos.

En 1490 firmó un asiento en Sevilla para efectuar con sus naves la guarda del Estrecho, que consistía en una flota organizada que desde 1482 era parte del dispositivo para el asalto final contra el reino de Granada. En la campaña de Granada transportó moros desde la península al norte de África.

Finalizada la guerra de Granada, en 1493 persiguió al corsario Juan de Cádiz. En el verano de ese año se encargó de los preparativos para transportar a Boabdil y su familia al norte de África junto con el capitán García López de Arriarán. Ello les permitió hacer reconocimientos sobre las villas del reino de Tlemecén, en las que contactaron con algunos jeques que afirmaron querer acogerse a la protección de España para independizarse del reino de Tremecén. Fernando de Zafra, secretario de los Reyes Católicos, logró que ambos capitanes fuesen destinados a la flota de vigilancia del Estrecho y de las costas granadinas, que en febrero de 1495 los reyes convirtieron en una flota de guerra permanente formada por cuatro galeotas, una tripulación de 1000 hombres y un presupuesto de tres millones y medio de maravedíes al año, al mando de ambos capitanes.

Participó en la segunda campaña de Italia con Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán. Lazcano sostuvo el mayor peso del enfrentamiento por mar, junto a Bernardo de Villamarín. Su actuación en el sitio de Tarento de 1501 fue fundamental, al interceptar una nave que acudía con artillería y municiones de refuerzos para los sitiados. Derrotó a la Armada francesa y venció al marqués de Vitonto en 1503 junto a Berbetta, asegurando con ello el aprovisionamiento marítimo de esta ciudad, que era el cuartel general del Gran Capitán. Una vez asegurado el dominio marítimo, desembarcó a sus hombres, formó con ellos compañías de Infantería y prosiguió la campaña por tierra incorporado al ejército de Fernández de Córdoba. Destacó en la batalla de Garellano (28-29 de diciembre de 1503), en la que dirigió la construcción y tendido de los pontones sobre el río Garellano que permitieron el paso del ejército del Gran Capitán. Posteriormente, condujo prisionero a España a César Borgia, príncipe de Valentinois e hijo del anterior papa Alejandro

En 1505 participó en la conquista de Mazalquivir. Durante el ataque, atrajo sobre su nave y la de Florez de Marquina el fuego de los cañones de la fortaleza, mientras que las naves de transporte, libres del ataque de esos cañones, desembacaban las tropas de asalto. Para sobrevivir al fuego enemigo hizo forrar los costados de ambas naves con sacos de lana y “yerba del mar”, de forma que ambas naves pudieron cumplir su cometido de distraer los fuegos de la defensa. Por esta acción se le considera un precursos del blindaje naval.

En 1512, siendo capitán general de la Armada española del Norte, escoltó hasta Pasajes (Guipúzcoa) un cuerpo expedicionario de cerca de diez mil arqueros ingleses que, al mando del marqués de Dorset, se unirían al ejército español en la campaña de conquista del reino de Navarra.

La Crónica del Gran Capitán dice de él que "era un varón de mucha virtud por la mar y aun por tierra; muy afortunado; siempre salía en todas sus refriegas victorioso”. Seoane lo ensalzó como “una figura guerrera de las más admirables que ha producido Guipúzcoa, no habiendo sido todo lo reverenciado que debía”. Contrajo matrimonio con Leonor de Zúñiga y Navarra, hija legítima del mariscal de Castilla Íñigo Ortiz de Zúñiga y de Juana de Navarra, hija del rey Carlos III de Navarra. Tuvo un hijo y heredero llamado Bernardino de Lazcano.