Tras recibir las instrucciones para el repliegue hacia Zoco el-Telatza después de haber acogido las posiciones de vanguardia, el teniente coronel José Romero Orrego, jefe del 3º Batallón del regimiento de Infantería "Melilla" nº 59 y, a la sazón, jefe de la columna de Cheif, dispuso la salida mientras esperaban la llegada de los hombres de las posiciones situadas a su alrededor. Sin embargo, tan solo una treintena de hombres procedentes de Hamuda consiguió llegar a Cheif, alrededor de las 07:00 horas. La suerte de las posiciones a vanguardia de Dar Drius fue la siguiente:
Cheif: situada a apenas 100 metros del campamento, se replegó sin novedad.
Buhafora: No consiguió llegar a Cheif. Recibieron la orden de repliegue a las 04:15 horas de la madrugada. Los oficiales decidieron quedarse por estar rodeada la posición. A las 15:30 horas de produjo el asalto a la posición, quedando tan solo 20 supervivientes, hechos prisioneros.
Hamuda: Tan solo llegaron a Cheif unos 34 hombres y un oficial. Recibieron la orden de repliegue a las 05:00 horas, y fueron atacados y dispersados al salir de la posición por la mañana.
Azrú: No consiguió llegar a Cheif. Recibieron la orden de repliegue a las 06:00 horas y, tras salir de la posición, el ataque de los rifeños les obligó a dirigirse en dirección a Dríús. No obstante, un segundo ataque acabó por aniquilarles a prácticamente todos.
Azib de Midar: No consiguió llegar a Cheif. Recibieron la orden de repliegue por la mañana. Tras salir de la posición, fueron atacados y dispersados por los rifeños. Tan solo siete llegaron a Dríus, conducidos por un oficial.
Izen Lasen: No consiguió llegar a Cheif. Recibieron la orden de repliegue a las 09:30 horas, pero la posición fue asaltada, matando a casi todos los defensores.
Ain Kert: No llegó a Chief, sino a Dríus. Recibieron la orden de repliegue sobre esta última a las 08:00 horas. En su salida coincidieron con una compañía del regimiento de "Melilla" de la columna de Cheif, que se replegaba acosada por enemigo. Ambas unidades se replegaron combatiendo por escalones hasta llegar a Dríus.
Karra Midar: No llegó a Chief, sino a Dríus . Recibieron la orden de evacuación a las 11:00 horas. Al salir de la posición fueron atacados por los rifeños, lo que les obligó a replegarse por saltos para repeler los ataques. Al llegar al río encontraron un escuadrón del regimiento "Alcántara", que protegió su retirada hasta Dar Dríus.
Tamasusin: No llegó a Drius. A las 08:00 horas abandonaron la posición. La guarnición fue aniquilada en diversos ataques.
El teniente coronel Romero resultó muerto en los primeros momentos de haberse iniciado la retirada de la columna, por lo que no sabemos qué pesó en su ánimo a la hora de decidir no replegarse hacia Zoco el-Telatza, tal y como le había ordenado el general Navarro, sino hacia Dar Dríus; parece ser que la falta de noticias de las posiciones, de las que oía el fuego de los ataques y de las que tan solo llegaron unos pocos de Hamuda; los incendios que se veían de las posiciones de Ain Kert y Karra Midar, por donde debía replegarse en dirección a Zoco el-Telatza; el desconocimiento del camino a seguir y la menor distancia hacia Dar Drius le inclinaron a retirarse hacia este último campamento.
Sobre las 09:30 horas dejó de oírse en Cheif el fuego de fusilería procedente de las posiciones de vanguardia, por lo que entendieron que éstas habían caído; fue entonces cuando el teniente coronel decidió la salida de la columna de Cheif: envió primeramente una de las compañías en vanguardia de la retirada para proteger el flanco derecho; atacada tras haber recorrido unos 500 metros, la compañía sufrió muchas bajas; el enemigo atacó también el campamento, obligando a la columna a permanecer dentro de él, dejando la compañía de vanguardia abandonada a su suerte; esta compañía logró llegar a Ain Kert con tan solo un oficial y un escaso número de soldados; posteriormente se replegó con la fuerza de esta posición combatiendo y avanzando por escalones hasta llegar a Dar Dríus.
Sobre las 10:00 horas el grueso de la columna salió del campamento, siendo atacada desde el primer instante por los rifeños apostados en las casas y vallados que envolvían el campamento por todos lados. La retirada se hizo sin orden ni dirección de mando, de forma mecánica, pues el teniente coronel murió en los primeros momentos de la retirada y nadie se dio cuenta de ello hasta que llegaron a Dar Dríus. Continuaron la retirada constantemente hostigados por los rifeños, hasta un momento en que, ya cerca del campamento, unos escuadrones del "Alcántara" tuvieron que librarles de la presión del enemigo.
El teniente coronel don Fernando Primo de Ribera Orbaneja, jefe accidental del regimiento, en cumplimiento de la órdenes recibidas y al frente de su 2° escuadrón, dos secciones del 4° y una del 1° del Regimiento de Alcántara, con un total 192 jinetes, salió al encuentro del enemigo que perseguía a la columna de Cheif en retirada y trataba de envolverla; sin medir lo numeroso del mismo, cargó con gran brío sobre el enemigo, se lanzó sobre él, y combatió al arma blanca y cuerpo a cuerpo diferentes veces, logrando atravesar la línea enemiga, dar la vuelta y volver a atacar por la espalda a los rifeños. Con ello consiguió salvar los restos e impedimenta de la columna de Cheif y facilitar su entrada en Dar Dríus. Por esta acción al teniente coronel Primo de Rivera se le concedería la Cruz Laureada de San Fernando, que no pudo disfrutar pues moriría días después en Monte Arruit.
De las cinco compañías y los miembros de las posiciones de Cheif y Hamuda que integraban la columna, en total llegarían unos 250 hombres al campamento de Dar Dríus, muriendo unos 450 en el camino. De los alrededor de 700 hombres que guarnecían las diez posiciones dispuestas alrededor de Cheif a vanguardia de Dar Drius murieron unos entre 450 ó 550 a primeras horas de esa mañana. Por tanto, se estima que unos 900 ó 1000 hombres de los aproximadamente 1300 soldados presentes en el sector de vanguardia de Dar Dríus fueron muertos o desaparecidos en aquellas primeras horas de la mañana del 23 de julio.
Mientras tanto, la noticia de que el enemigo apareció en las estribaciones orientales del macizo del Busfedauen y atacó la posición de Haf, situada en el camino hacia Zoco el-Telatza, llegada a Dar Drius en la mañana del 23 de julio, obligó al general Navarro a cambiar de parecer y ordenar el repliegue de la columna Cheif sobre Dar Drius en lugar de hacerlo sobre Zoco el-Telatza. Como las líneas telefónicas estaban cortadas, el general Navarro, ignorando que el teniente coronel Romero ya había tomado esa misma decisión, envió a primeras horas del 23 de julio al alférez Esteban Gilaberte Ara, de la 10ª mía de la Policía Indígena, con la nueva orden de repliegue; pero en su camino hacia la posición, este oficial se tropezó con la columna de Cheif en su camino hacia Dar Drius.
La columna del general Navarro se formó con tropas relativamente encuadradas y bastante desmoralizadas. Las primeras, las encuadradas, eran las tropas de Infantería de guarnición en Dar Dríus, las retiradas de Ben Tieb y las llegadas de Cheif; a ellas se sumaban el regimiento "Alcántara" al completo, tres baterías de Artillería (dos de guarnición en Dar Dríus y una que se retiró en orden de Annual) y las seis compañías de la Comandancia de Ingenieros, una de ellas de guarnición en Dar Dríus y las otras cinco retiradas en orden desde Annual. Estas tropas arrojan un total aproximado de 2.000 soldados. El resto era el batiburrillo de soldados sin encuadrar, huidos desde Annual y que se consiguió parar en Dar Dríus, cuyo número desconocemos.
Durante el consejo de guerra seguido contra el general Navarro, su defensor afirmó que los efectivos de la columna Navarro eran 2.666 hombres, por lo que estimamos que tan solo unos 600 serían los supervivientes de Annual y del resto de posiciones de vanguardia retenidos en Dar Dríus. Según el tomo IV de la historia de las campañas de Marruecos (nota 6 de la pág. 444), el cómputo de las unidades era el siguiente:
A continuación ofrecemos una idea de las unidades que estaban presentes en Dar Dríus el 23 de julio y que formaron los 2.000 soldados más controlados y mejor encuadrados de la columna en retirada del general Navarro; del resto no se sabe muy poco o nada y sólo podrían hacerse suposiciones.
Unidades de Infantería: un total aproximado de 570 hombres, entre oficiales y tropa, encuadrados de la siguiente manera:
6ª Compañía, 1º Batallón, Rgto. "San Fernando" núm. 11: de guarnición en Dar Dríus, al mando de los alféreces Santiago Sanjuan Otero, Víctor González Mendoza y Leopoldo Verde Martínez, con un total de 92 de tropa. El capitán, Antonio Muñoz Valcárcel, se encontraba de permiso por fallecimiento de su hermano en acción de guerra.
5ª Compañía, 2º Batallón, Rgto. "San Fernando" núm. 11: de guarnición en Dar Dríus, al mando del capitán Pío Usera Orozco, con el teniente Mariano García Martínez y los alféreces Julián Colominas Girones e Ignacio Fernández Nespral, con un total de 89 de tropa.
4ª Compañía, 3º Batallón, Rgto. "San Fernando" núm. 11: de guarnición en Dar Dríus, al mando del capitán José Hernández Mira, con los tenientes Juan Espuche Ibañez y Adolfo del Hoyo Paulés, y el alférez José del Pino Serrano, con un total de 69 de tropa.
Dos secciones de la 1ª Compañía, II Batallón, Rgto. San Fernando 11: de guarnición en Ben-Tieb y replegados sobre Dar Drius la tarde del 22 de julio; estaba al mando del capitán don José Querejeta Pavón y los tenientes Jaime Camps Gordón, con un total de 57 hombres de tropa (la sección del teniente Joaquín Nieves Herrero estaba desplegada en el Morabo de Sidi Mohamed, donde la sección resultó aniquilada).
Restos de la columna de Cheif: formados por unos 250 hombres, supervivientes de las compañías de Ametralladoras del 1º Batallón, y 1ª, 2ª, 3ª y 4ª del 2º Batallón del regimiento "Melilla" núm. 59, y de las posiciones de vanguardia de Dríus.
Unidades de Caballería: los seis escuadrones del regimiento Alcantara, al mando del teniente coronel Fernando Primo de Ribera Orbaneja, con un total aproximado de unos 650 hombres:
Escuadrón de Ametralladoras: al mando del capitán Juan Triana Blasco y los tenientes José Manterola Ramírez de Cartagena y Luis Martín Galindo, con un total de unos 59 de tropa.
1º Escuadrón: al mando del capitán Arturo Ballenilla Espinal, el teniente Julián Troncoso Sagredo y el alférez Fernando Díaz de la Guardia Velázquez, con un total de unos 88 de tropa.
2º Escuadrón: al mando del capitán Jacinto Fraile Rodríguez y los alféreces Rafael Sousa Sousa y Juan Maroto Péreza del Pulgar, con un total de 114 de tropa.
3º Escuadrón: al mando del capitán José del Castillo Ochoa, los tenientes Francisco Climent Pérez y Gerardo García Castaños y el alférez Angel Calderón Gaztelu, con un total de unos 121 de tropa.
4º Escuadrón: al mando del capitán Mauro Fernández Tejedo, el teniente José Arcos Cuadra y el alférez Luis Cistue Cistue, con un total de unos 116 de tropa.
5º Escuadrón: l mando del capitán Ricardo Chicote Arcos y los tenientes Román del Campo Cantalapiedra, Fernando Vea-Murguía Palacio-Azaña y Victoriano Pua Elvira, con un total de unos 114 de tropa.
Unidades de Artillería: En Annual se habían perdido las doce piezas Schneider de 7 cm de las 2ª, 3ª y 4ª Baterías de Montaña del Regimiento Mixto de Artillería. El 23 de julio se hallaban presentes en Dar Dríus diez piezas, pertenecientes a las siguientes baterías del Regimiento Mixto de Artillería:
1ª Batería de Montaña: al mando del capitán Francisco Rubio Usera y el teniente Fernando Gómez López. Esta batería se reorganizó tras su desaparición en Abarrán el 1 de junio, y estaba presente de guarnición en Dar Dríus con 4 piezas Schneider de 7 cm. y 137 de tropa.
5ª Batería de Montaña: al mando del capitán don Ramón Blanco Díaz de Isla y del teniente Antonio Cortina Rico, agregado procedente de la 2ª Batería, con cuatro piezas Schneider de 7' y unos 139 de tropa. Esta unidad se había acogida a la posición de Izumar después del combate del día 21 de julio, último intento de romper el cerco sobre Igueriben, y unido a la riada de hombres y material que huian de Annual, deteniendo su marcha en Dar Dríus, donde pudo reorganizarse.
Batería Eventual: al mando del teniente José González Gil, con 2 piezas y un total de 64 de tropa. Esta batería esta a de guarnición en Dar Dríus.
Unidades de Ingenieros: El 23 de julio se reunieron en Dar Drius las seis compañías que formaban parte de la Comandancia de Ingenieros de Melilla; la 1ª, 2ª, 4ª y 5ª procedentes de Annual, donde se hicieron cargo de la vanguardia de la retirada; la 3ª, que se dirigía a fortificar una nueva posición en la zona de Annual y que pudo retirarse hasta Ben-Tieb, aunque sufrió más de 60 bajas; y la 6ª, de guarnición en Dar Drius. El 22 de julio sufrieron un total de 127 bajas, y el 23 de julio formaban en Dar Drius una fuerza de 433 hombres al mando del capitán Aguirre como el más caracterizado de los capitanes:
1ª Compañía: al mando del Francisco Nueve-Iglesias Sema, el teniente Aurelio Martínez Fernández y el alférez Antonio Albert Amat.
2ª Compañía: al mando del capitán Jesús Aguirre Ortiz de Zárate, con el teniente José Parera Forero y el alférez Alejandro Mateos Martín.
3ª Compañía: al mando del capitán Agustín García Andújar y el teniente Antonio Noreña Ferrer.
4ª Compañía: al mando del capitán José Eguía Chinchilla, por muerte de su titular, Dionisio Ponce de León Grondona, en la retirada de Annual; también muerió en ella el alférez Julián Romero López.
5ª Compañía: al mando del capitán José Maroto González, el teniente Emilio Fernández Sánchez-Caro y el alférez Ramiro Cortés López.
6ª Compañía: al mando del capitán Roberto Escalante Marzal.
NOTA: Estas unidades citadas están siendo revisadas a la luz de los expedientes que obran en el AHN, si bien pueden darse por buenas con una aproximación del 95%.
Como consecuencia del telegrama enviado al ministro de la Guerra (Telegrama nº 8740), el general Navarro había fijado las 04:00 horas del 23 de julio para el inicio de la evacuación de Dar Dríus. Sin embargo, el comandante de Intendencia don Eduardo Armijo García, jefe administrativo y del depósito local de Dar Dríus, declaró al general Picasso que el general Navarro le había comunicado a esa hora su decisión de cancelar la evacuación en vista de la tranquilidad con que había transcurrido la noche.
En telegrama de las 04:50 horas, el Alto Comisario, general Berenguer, comunicó al general Navarro su decisión de mantener la línea del frente, en el que el campamento de Dar Drius debía ser el centro del dispositivo. Añadía la salida de los primeros refuerzos y de él mismo de Ceuta en dirección a Melilla. Por ello, sobre las 08:00 horas el general Navarro canceló su orden de repliegue sobre Batel, si bien condicionó su permanencia en el campamento de Dar Dríus a la recepción de refuerzos, pues de lo contrario se vería obligado a retirarse en peores condiciones que las que se daban en aquel momento. Sin embargo, los hechos de las primeras horas de la mañana del 23 de julio forzarían al general Navarro a evacuar finalmente la posición.
Sobre las 09:00 horas, desde Dar Drius se vio a los rifeños perseguir a un grupo de soldados en la dirección de la posición de Ichtiuen; se sacó una fuerza de protección y un sargento, un cabo y tres soldados de la citada posición pudieron acogerse en el campamento, donde relataron que eran los supervivientes del convoy de aprovisionamiento y su fuerza de protección, formada por 23 soldados al mando de un teniente.
Entre las 09:00 y las 10:00 horas tuvo que desplegar y asentarse fuera del campamento la batería eventual en dirección a Cheif, y se mandaron tres escuadrones del "Alcántara" a proteger la llegada de los restos de la columna de Cheif, unos 250 soldados que venían perseguidos y hostigados por los rifeños.
A las 10:30 horas el general Navarro ordenó la salida hacia Melilla de las compañías de Intendencia que había en el campamento. Su marcha hacia Melilla es digna de elogio por la disciplina y entereza con la que realizaron el repliegue. Al pasar por el río Seco su retaguardia recibió fuego de hostigamiento, y al llegar al río Gan, situado a unos 15 km. de Dríus y a unos 5 km. de Batel, les esperaba una fuerza de moros a caballo que les tiroteó con más intensidad. A pesar de ello, los intendentes hicieron frente al enemigo sin desmayo y cruzaron el río en orden, atendiendo a su seguridad y a la del ganado y elementos que llevaban consigo. A lo largo del camino los camiones de las compañías de Intendencia fueron también hostigados con fuego enemigo, obligandoles tener de contestar el fuego; además tuvieron que detenerse a recoger los heridos y enfermos que encontraron vivos en el camino, supervivientes de los ataques de los moros a los convoyes donde se les estaba evacuando. A las 22:00 horas llegaron a Melilla, donde fueron empleados al día siguiente en la defensa de la plaza, tan escasa estaba Melilla de efectivos.
A las 11:00 horas el tráfico por la carretera de Batel quedó cortado por los rifeños que, apostados en el río Seco y en el río Gan y en unión de dos grupos a caballo, atacaban constantemente los convoyes de camiones que circulaban entre Dríus y Batel replegando a los heridos e impedimenta, acuchillando y rematando a sus ocupantes y sembrando con ello el camino de muertos. Ello obligó al general Navarro a ordenar a los escuadrones del "Alcántara" que salieran a despejar el camino. En su marcha los jinetes tropezaron con un convoy de heridos que regresaba a Dar Dríus por haber sido interceptado por los rifeños en el río Seco; el convoy dió la vuelta protegido por la Caballería a derecha e izquierda del camino; pero los camiones adelantaron a los caballos y fueron atacados de nuevo por los rifeños, que les obligaron a parar y hacer fuego para contenerlos en espera de la llegada de los escuadrones a galope, los cuales obligaron al enemigo a retroceder. Finalmente, el convoy logró llegar maltrecho a Batel, con algunos de sus componentes heridos a pie.
Sobre las 12:00 horas llegaron al campamento de Dar Dríus los restos de las posiciones de Karra Midar y Azib de Midar, al mando del alférez Lacaci y el teniente Calomarde respectivamente (éste último con tan sólo siete supervivientes), que no pudieron replegarse sobre Cheif en su momento. Poco después, sobre el mediodía, el general Navarro ordenó el inmediato abandono del campamento de Dar Dríus y la retirada de la columna sobre Batel. Esta decisión fue contestada por el teniente coronel don Eduardo Pérez Ortiz, del I Batallón del regimiento "San Fernando" núm. 11, que se hizo eco del deseo de la oficialidad del regimiento de quedarse a defender el campamento de Dar Dríus y cuya tropa, debidamente arengada, había acudido a defender el parapeto. El general Navarro habló con el teniente coronel para explicarle las razones de su orden de repliegue del campamento, que el teniente coronel acató, abandonando con ello su tropa el parapeto y formando para la retirada.
Sobre las 13:00 horas (otros dicen a las 15:00 horas) la columna emprendió la salida de Dar Drius en aparente buen orden, siendo el capitán de EM Sánchez Monge el encargado de ordenar las unidades a la salida del campamento. Según declaración al general Picasso del teniente de Artillería don Fernando Gómez López, de la 1ª Batería de Montaña del Regimiento Mixto de Artillería, el orden de marcha fue el siguiente:
La columna recogió a su paso recogió las posiciones de Haman y Uestia (esta última tuvo que ser reforzada y sostuvo fuego contra un grupo de rifeños apostados en el río y alturas cercanas), pero el general dejó abandonadas a su suerte las posiciones de Dar Azugaj e Ichtiuen para que protegieran el flanco norte de su retirada, teniendo en cuenta que a esa hora ésta última ya habría caído en poder del enemnigo.
La moral, cohesión y temple de los soldados de la columna estaban tan bajos que a los quince kilómetros, al ser atacados en el cruce del río Gan, la tropa se vino abajo, la columna se desorganizó como hiciera en la retirada de Annual y la marcha hacia Batel se convirtió de nuevo en una segunda huída.
Despues de rebasar la posición de Uestía, tras haber recorrido unos cinco kilómetros desde Dar Dríus, el enemigo inició el hostigamiento por el fuego sobre la columna, a veces a muy corta distancia, obligando a contestar sobre la marcha al fuego recibido. Al poco tiempo la columna se encontró con los restos de los camiones asaltados durante la mañana y los cadáveres mutilados de los heridos y enfermos asesinados, lo que llevó al general Navarro a ordenar su recogida y carga en mulas y armones de Artillería; pero esta orden encontró la resistencia pasiva de la tropa, que tuvo que ser obligada a recoger los cadáveres a punta de pistola de sus oficiales, diciendo el general Navarro que no avanzaría mientras hubiese un cadáver por recoger. Al poco tiempo había tantos cuerpos por recoger que ya no cabían en los mulos; por su parte algunos heridos comezaron a tirar los cadáveres al suelo, o a cortar las cinchas de las cargas, para subirse a los mulos.
El fuego enemigo arreciaba conforme la columna se acercaba al paso sobre el cauce seco del río Gan, donde les esperaba numeroso enemigo allí apostado. La vanguardia de la columna se detuvo y la batería eventual desplegó y se emplazó sobre la carretera y comenzó a disparar contra el enemigo apostado en el flanco izquierdo, al norte de la carretera; pero la aglomeración de soldados a su alrededor era tal que la batería no pudo hacer fuego de forma efectiva.
Al hacer hacer alto la columna, el fuego enemigo se cebó en ella de tal manera que el general Navarro ordenó al capitán Sigfrido Sainz, de Estado Mayor, formar guerrillas para abrir paso. El capitán formó una guerrilla con soldados del regimiento "Ceriñola", que desplegó a la izquierda del camino; pero los soldados que la formaron lo hicieron a regañadientes y pidieron estar bajo el mando de sus oficiales, que estaban escondidos entre los mulos. El capitán don Ramón Blanco Díaz de Isla, jefe de la 5ª Batería de Montaña del Regimiento Mixto de Artillería, fue a buscar a esos oficiales, pero al no conseguir su colaboración formó una segunda guerrilla que desplegó a la izquierda junto a la otra. En retaguardia, las compañías del "San Fernando" desplegaron también sendas guerrillas al mando de sus jefes naturales.
La presión enemiga era tal que, en vanguardia de la columna, el regimiento "Alcántara" se vió obligado a cargar varias veces para desalojar a los rifeños de sus posiciones hasta sacrificarse por entero y desaparecer como unidad de combate. Al disminuir el ataque enemigo gracias a su sacrificio, las guerrillas desplegadas se replegaron sobre la columna, que continuó la marcha hacia el río. Nada más cruzarlo arreció de nuevo el fuego enemigo, obligando a dos compañías a desplegar de nuevo en guerrilla, al mando de un alférez y de un capitán respectivamente, para enfrentarse a ellos. A partir de entonces los ataques enemigos disminuyeron algo, y la columna recorrió con cierta tranquilidad los cuatro o seis kilómetros que restaban hasta Batel, si bien el enemigo no perdía oportunidad para seguir hostigándola por el fuego y aumentando la confusión en las filas. El paso del cauce seco del rio Gan ocasionó la pérdida de ametralladoras y cañones; citaremos el caso de la 5ª Batería de Montaña del capitán Blanco, que quedó completamente desorganizada durante el cruze del cauce seco del Gan, perdiendo todos sus cañones, mientras que la 1ª Batería de Montaña del capitán Rubio perdió dos cañones.
El 20 de julio los escuadrones del "Alcántara" se habían reunido en Ben-Tieb al mando del teniente coronel Primo de Rivera, pues el coronel jefe, Francisco Manella Corrales, se encontraba en Annual al mando de la circunscripción, que le correspondía aquella quincena por ausencia del coronel jefe del regimiento de "Ceriñola" 42.
Sobre las 11:00 horas del 21 de julio recibieron la orden del general Silvestre de adelantarse hasta Izummar para proteger la retirada de la columna de Annual; allí cargaron y dispararon sobre los rifeños, que dejaron de perseguir a los soldados españoles en huida. Llegados a Ben Tieb, el teniente coronel Primo de Ribera dejó al 5º Escuadrón en la posición para protegerla, mientras él proseguía el campamento de Dar Drius. Posteriormente, el 5º Escuadrón protegió la retirada de Ben Tieb, que se efectuó en orden y sin bajas.
Durante la mañana del 23 de julio los escuadrones del "Alcántara" multiplicaron sus labores de protección: a primera hora de la mañana, durante la retirada de las posiciones de vanguardia y columna móvil de Cheif; posteriormente, para despejar la carretera de Batel, cortada por los rifeños; por último, formaron en vanguardia de la columna Navarro en su retirada a Batel. Y aqui llegó el momento culminante del sacrificio de este heroico regimiento.
Cuando la columna llegó al cauce seco del rio Gan se encontró con un fuerte contingente de rifeños apostados en las trincheras del río y disparando sobre los españoles. El teniente coronel Primo de Ribera formó sus escuadrones, les arengó y comenzó una serie de cargas de tal manera que logró desalojar a los rifeños de sus posiciones. El teniente coronel se dirigió a sus jinetes de este modo:
"¡Soldados! Ha llegado la hora del sacrificio. Que cada cual cumpla con su deber. Si no lo hacéis, vuestras madres, vuestras novias, todas las mujeres españolas dirán que somos unos cobardes. Vamos a demostrar que no lo somos".
Para conseguir tal éxito los jinetes del Alcántara tuvieron que cargar hasta en cuatro ocasiones, sufriendo numerosas bajas. En su última carga, los caballos no pudieron más y parece ser que los jinetes la realizaron a pié, llevando las monturas sujetas de las bridas. Durante todo el combate, hombres y caballos cayeron en apretada formación, tal y como se les encontró cinco meses después, la mayoría de ellos al otro lado del río; pero lograron salvar a la columna en retirada. Primo de Rivera perdió su montura en la tercera carga.
El regimiento de Caballería "Alcántara" nº 14 dejó prácticamente de existir, pues perdió 526 hombres: 3 jefes, 19 oficiales, 20 suboficiales y 474 de tropa. Tan solo sobrevivieron el teniente coronel Primo de Rivera (moriría posteriormente en Monte Arruit), dos comandantes, algunos oficiales y unos setenta de tropa. Todos ellos se unieron a la columna que se retiraba hacia Batel. Por su heroico comportamiento, el regimiento recibió una Cruz Laureada Colectiva ochenta años después.
Hostigada por el fuego de los rifeños, la columna Navarro llegó a Batel en total desbandada y desorden. Se repitieron los vergonzosos casos de comportamiento de oficiales y tropa, y tan solo algunos pequeños grupos reunidos por algún oficial contestaba los disparos. En este estado de confusión fue imposible parar la huida en Batel y parte de la columna continuó hasta Tistutin tratando de escapar del fuego enemigo, al que se habían sumado algunos miembros de la Policía Indígena. Tistutin distaba unos dos kilómetros de Batel y era el final del trayecto de la linea de ferrocarril con Melilla. Como veremos a continuación, algunos miembros de la columna no se detuvieron en Tustutín y prosiguieron en su franca huida hasta llegar a Melilla.
Cuando el general Navarro llegó al anochecer a Batel junto con la retaguardia de la columna se encontró con un tremendo caos, llegando incluso al extremo de verse obligado a pegar con su bastón a un teniente por ir, como muchos otros, sin estrellas ni emblemas. Tampoco encontró al coronel José Jiménez Arroyo, jefe del regimiento "África" nº 68, a quien había enviado orden el día anterior de salir de Melilla para ponerse al frente de la posición de Batel e impedir que nadie retrocediese más atrás. El citado coronel había llegado en efecto a Batel a las 07:30 horas de ese día 23 de julio, y había pasado el día tomando y comprobando disposiciones sobre la evacuación de ganado hasta Monte Arruit y del personal herido y no útil hasta Melilla embarcando en la estación de ferrocarril de Tistutin. En Monte Arruit tuvo que imponer el orden y la disciplina pistola en mano, y con la ayuda de dos capitanes hizo bajar a soldados sanos de camiones de evacuación de heridos. Al regresar a Batel le dió un vahido, precursor de una congestión cerebral que ya había sufrido con anterioridad, y regresó a Melilla. Al enterarse de todo ello, el general Navarro se encolerizó y mandó varias compañías del regimiento "África" a Tistutin, al mando del capitán González Vallés, con orden de no dejar salir a nadie hacia Monte Arruit.
De los 2.566 soldados que salieron de Dar Dríus parece ser que tan solo 1.295, la mitad aproximadamente, llegaron a Batel; el resto quedó muerto, disperso o continuó hacia Monte Arruit y Melilla sin control de sus oficiales, sin que pueda darse por el momento una cifra más concreta. Por no caber todos en Batel, el general dividió la fuerza entre esta posición y Tistutín, distante dos kilómetros, y se aprestó para la defensa. En Batel quedaron unos 700 hombres mezclados y de varias unidades, junto con el general Navarro, mientras que en Tistutin lo hicieron unos 400 hombres de Infantería e Ingenieros al mando del capitán de Infantería don Marciano González Valles, jefe de la Compañía de Ametralladoras del 1º Batallón del Regimiento "Africa" que, como más caracterizado, mandaba las compañías de este regimiento. El general ordenó al capitán Aguirre alojar todas las compañías de Ingenieros en Tistutin a fin de realizar trabajos de fortificación en la posición y mantener el enlace con retaguardia.
La columna quedaría en Batel y Tistutin hasta la madrugada del 29 de julio, momento en que, siguiendo las órdenes del general, inició la marcha de repliegue hacia Monte Arruit.
El sábado 23 de julio por la tarde, las fuerzas de la columna Navarro llegaron desorganizadas y sin control a las posiciones de Batel y Tistutin bajo un constante fuego enemigo, entrando en esta última posición al anochecer. Sin embargo, un grupo permaneció diferenciado de ellas, separándose del conjunto e iniciando una marcha nocturna hacia Melilla, donde llegaron a las 09:00 horas del día siguiente, 24 de julio, pasando por Monte Arruit, Zeluán y Nador, continuando siendo hostigados durante el camino hasta llegar a las cercanías de Zeluán. Era una columna heterogénea de unos 300 hombres, la mayoría del regimiento de Infantería "Melilla" nº 59, que habían formado la columna móvil de Cheif y que tantas bajas habían sufrido ese mismo día; junto a ellos marcharon elementos de otros Cuerpos, todos ellos sin cohesión alguna. Al frente iba el capitán Félix Almansa Díaz, jefe de la 3ª Compañía, II Batallón, Regimiento "Melilla" nº 59, que había tomado el mando de la columna de Chief en Dar Dríus tras la muerte de su teniente coronel. El capitán dio cuenta de esta extraña retirada al general Picasso:
"En esta forma, y bajo el fuego enemigo, llegaron al río Gan, que estaba seco y es de un paso muy difícil, haciendo la carretera un zig-zag, dificultad que fue utilizada por los moros para concentrar su esfuerzo allí, lo que contribuyó a desconcertar por completo las fuerzas, mezclándose y confundiéndose las unidades. En este trayecto de Dríus al río encontraron las ambulancias y automóviles que se empleaban en transporte de heridos y que habían salido antes, volcados o desviados en las cunetas, y los heridos, rematados y mutilados. Ni en el paso del Gan ni en momento alguno de la marcha recibió órdenes del Mando para efectuarla. Del Gan a Batel decreció el fuego, llegando a este último punto al caer el sol, encontrando allí 30 ó 40 policías. En todo el trayecto no habían podido detenerse a comer ni beber.
"En Batel no buscó al coronel Arroyo (jefe del regimiento "Africa"), que ya no se hallaba allí, por ir el testigo a la sazón a las órdenes del general Navarro, al cual, a caballo, con su Estado Mayor, pudo ver indistintamente en diversos lugares de la columna; pero el estado de confusión de ésta hacía de todo punto imposible cualquier intento de reorganización, y él, como uno de tantos, iba arrastrado en el tropel.
"El testigo, muerto su caballo, marchaba a pie, habiendo sufrido una coz de una mula, que le obligó, transitoriamente, a subir en el varal de un carro de municiones, hasta que se repuso un tanto. Descansaron en Batel una media hora, y desde el interior del campamento oyó que fuera de él arengaban a las fuerzas, y entonces se dio cuenta de que éstas empezaban a salir del campamento en el mismo revuelto tropel en que habían llegado, tomando hacia la derecha, fuera de la carretera, en dirección a Tistutin, porque el enemigo, al que se había sumado la Policía, les hostilizada fuertemente. Este fuego era irregularmente contestado por pequeños grupos, eventualmente reunidos por algún oficial, puesto que las unidades ya no existían.
"Así llegaron a Tistutin al anochecer; parte de la fuerza entró en el campamento, y el resto quedó fuera de él, abrigándose tras las casas del poblado del fuego que desde el monte les hacían los moros. El testigo, dentro del campamento, entró a descansar un poco en una tienda, y seguidamente se dio cuenta de que todas las fuerzas reanudaban la marcha en dirección a Monte Arruí, haciendo la salida desde Tistutín bajo un intenso fuego del enemigo.
"A un kilómetro de Tistutin les dejaron de hostilizar, y así, y con un ligero paqueo, llegaron a Monte Arruí próximamente a las nueve o nueve y media de la noche. La columna se detuvo en la carretera, aprovechando este pequeño alto para beber, y cuando esto ocurría, vino a caballo un individuo con guerrera de paño o pelliza o una prenda de cuerpo oscura, que no sabe quién es ni el Cuerpo a que perteneciera, y que al pasar corriendo les dijo que, de orden del general, continuara la columna la marcha, pues el campamento estaba ocupado por el enemigo y aquello era una emboscada. Poco antes, del contiguo poblado salieron algunos tiros, que ocasionaron bajas en las fuerzas. En vista de la orden, siguieron su marcha, sin que el enemigo les hostilizara, hasta llegar a Zeluán a eso de las once de la noche.
"Al cruzar el río de este nombre, bebieron los hombres y el ganado. El testigo iba rodeado de sus oficiales y de tropa de su regimiento, pero sin ordenar y revuelto con la de otros Cuerpos. En esta aguada, el testigo resultó en vanguardia, por lo que, para no entorpecer el paso de las demás fuerzas que venían detrás, siguió su marcha para esperar en un sitio de la carretera a que las demás fuerzas se incorporasen, por suponer se detendrían a beber. Allí estuvo detenido junto al poblado más de dos horas, aguardando, hasta que, al ver que la columna no venía, ordenó al teniente D. Fernando Méndez Vigo (Compañía de Ametralladoras, 1º Batallón, Rgto. "Melilla" 59, columna móvil de Cheif) fuera hacia atrás para enterarse de lo que hubiera sucedido. Volvió este oficial a poco, diciéndoles que, como a unos 400 metros había encontrado un oficial a caballo, que le dijo que continuasen la marcha, que la columna estaba ya muy cerca.
"Preguntado quien era el oficial, le dijo el teniente Méndez Vigo que, por haber hablado con él de lejos, no le conoció. El declarante emprendió la marcha; pero no viendo llegar a la columna, volvió a detenerla, hasta que comenzaron a llegar fuerzas, carros y otros elementos sueltos, que, suponiendo eran la columna, le decidieron a marchar. Antes de hacerlo, sin embargo, llegó a caballo un oficial, que cree era el mismo de la pelliza o guerrera oscura de Monte Arruí, que preguntó si había allí algún capitán, y al presentarse el declarante, le dijo que, de orden del general, organizara una vanguardia y con ella continuara a Nador.
"Trató el testigo de averiguar quién era el del caballo, pero no lo consiguió, pues la noche era oscura y el individuo a quién preguntó quién era le dijo que venía de orden del general. Organizó una vanguardia de unos 16 ó 20 hombres de diversos Cuerpos, y dio su mando a un oficial de Ceriñola, y tras esta vanguardia, sin enemigo, continuaron su marcha hasta el pozo que hay en las proximidades de Nador. Allí hizo un alto para que bebiese la gente, y como empezase a amanecer, se dio cuenta de que el grueso de la columna no les seguía, yendo únicamente un grupo de unos 500 hombres, bastante ganado y dos carros de municiones. Continuaron, después de beber, a Nador, y al llegar cerca de la estación del ferrocarril, en la madrugada del 24 ordenó a los oficiales que se dejasen los heridos y enfermos para ser transportados en el tren, y los demás siguieron hasta el cuartel de la Brigada disciplinaria, debiendo consignar que en la estación se le quedó bastante gente, con objeto de regresar en el tren.
"Cerca del cuartel, y en la carretera, se encontraron al teniente coronel de la Brigada [disciplinaria] (Francisco Pardo Agudín), a quien se presentó, recibiendo de él la orden de ponerse a su disposición, con todas las fuerzas que traía, para la defensa del poblado; el testigo mandó hacer alto a la gente de a pie y bajar de los mulos a los montados, y entonces llegó a él, transmitida verbalmente de unos a otros, la orden del teniente coronel de la Brigada de que organizara un convoy con los carros que conducían a las mujeres y a los niños, más uno de municiones de la Brigada, y con su fuerza los escoltara hasta Melilla. El carro de la Brigada era de bolsa. En esta disposición, y sin ser molestado en el camino, llegó a Melilla a las nueve y media de la mañana del 24, con unos 300 hombres aproximadamente.
"De los oficiales de otros Cuerpos que con él venían recuerda al teniente Guedea, de Ceriñola, según cree recordar (alférez José Guedea Millán, 6ª Compañía, 2º Batallón, Rgto. "Ceriñola", posición de Izumar). Los oficiales que se presentaron en su regimiento fueron: tenientes Serena (Alférez José Serena Giscafre, 2ª Compañía, 2º Batallón, compañía móvil de Cheif), Méndez Vigo, Bernárdez (Antonio Bernárdez de la Cruz, Compañía de Ametralladoras, 1º batallón, estaba de permiso), Acuña (Antonio de Acuña Guerra, 4º Compañía, 2º Batallón, columna móvil de Cheif), que es alférez, y no recuerda de más. Recuerda después a Simarro (Alférez Carlos Simarro Medina, 1ª Compañía, 2º Batallón, columna móvil de Cheif). El resto de la fuerza, según consta en la información practicada en el Cuerpo, eran tres cabos y 28 soldados; una ametralladora, cuatro mosquetones, tres fusiles y cuatro mulos.
Varios oficiales más fueron interrogados por el general Picasso sobre esta extraña retirada, entre los que contamos con la declaración del alférez José Guedea Millán, jefe de una sección de la 6ª Compañía, 2º Batallón, Rgto. "Ceriñola" núm. 42, citado por el capitán Almansa en su declaración, y que se había retirado el 22 de julio desde la posición de Izumar:
"Llegaron a Batel a la caída de la tarde, y allí vio al general Navarro, quien les mandaba continuar a Tistutin, donde se repararía la sed que aquejaba a los soldados; hicieronlo así, continuando la marcha, ignora en virtud de qué orden, pues, embebido en la columna, seguía la dirección de las demás fuerzas de su regimiento.
"Siguieron la marcha hacia Monte Arruí, también batidos en el trayecto por fuego vivo de los moros, que venía de ambos lados, causando bajas y dando lugar a que la confusión se aumentara, compenetrándose los elementos de la columna y cogiendo los mulos para los heridos, enfermos y despeados, que, agotados por el cansancio, se echaban al suelo, diciendo que no podían continuar. A las nueve de la noche llegaron a Monte Arruí, a cuya proximidad, y para saber si estaba ocupada o no por nuestras fuerzas la posición, se tocó la contraseña de Ceriñola y San Fernando, contestando, pero sin distinguir lo que fuera. Al entrar en el poblado de Monte Arruí se sintió un vivo fuego por descargas, especialmente hacia la aguada, donde, sedienta, acudía la gente para saciar su sed. Ya en este punto el testigo no vio al teniente coronel Marina (Pedro Marina Viñanas, jefe del 1º batallón del Rgto. "Ceriñola" 42), y habiendo dado un capitán la orden de que continuara marchando la columna, el testigo, con su gente, siguió encajonado en ella, si bien ya no eran todos los soldados que la componían en un principio, por haber sufrido bajas en el camino.
"Hasta llegar a Zeluán fueron menos hostilizados; en este punto, el declarante, agotado por completo, cayó al suelo, siendo recogido por dos soldados de su sección, que lo llevaron en mulo hasta Nador, donde, con los nueve hombres que de su sección le restaban, volvieron en tren a esta plaza. A Nador llegaron unos 500 hombres de Infantería, con 12 ó 14 oficiales de distintos Cuerpos. En este punto, la columna iba mandada por el capitán Almansa, del regimiento de Melilla, sin que el testigo sepa cuando se hizo cargo de ella, porque desde la salida de Zeluán iba privado, por efecto del cansancio. Respecto a la persona que dió la orden de marchar en Annual, y que le dieron era un capitán, no puede dar otro dato sino que iba a caballo, pues la oscuridad de la noche no le permitió ver otra circunstancia. Por referencias sabe que el capitán Almansa, en Nador, pidió órdenes al teniente coronel del Disciplinario, que allí se encontraba, y supone que en virtud de ellas se reanudó la marcha, ya en la mañana del 24.
Acompañando a la columna iba un grupo de unos artilleros que, al llegar a Monte Arruit, no paró junto al camino como hizo el grupo principal al mando del capitán Almansa, sino que entró en la posición. Este es el relato que nos dejó teniente Fernando Gómez López, de la 1ª Batería de Montaña del Rgto. Mixto de Artillería, en su declaración ante el general Picasso:
"Al llegar a Batel, el general reunió a todos los oficiales y les dio instrucciones. La posición de Batel era muy combatida por el enemigo, que ocupaba puntos dominantes y unas chumberas, de donde se mandó a la Policía desalojarlo; pero lo que hizo fue unirse a él y romper el fuego contra los nuestros. Entonces se dió la orden de que una parte de la columna quedara en Batel y que la mayoría de ella siguiera hasta Tistutin, quizá por no caber en aquella posición. En este último lugar, por haber depósito de Intendencia, sólo había sitio para un centenar de hombres, encontrándose allí mil quinientos; las alturas dominantes, desde las que se les hacía nutrido fuego, estaban ocupadas por policías y cabileños.
"El testigo y su capitán (Francisco Rubio Usera) fueron a la posición en busca de órdenes; pero no pudieron obtenerlas, por reinar una gran confusión desde de ella. Al salir de la posición, encontraron que la columna seguía hacia Monte Arruí, y que así la batería del declarante como la de Blanco (Capitán Ramón Blanco Díaz de Isla, 5ª Batería de Montaña, posición de Izumar) se habían incorporado a ella. Les dijeron que el general marchaba a la cabeza de la columna, y que iba con ella; pero la gente, presa del pánico, daba sus informes con una gran incoherencia. Los oficiales buscaban inútilmente al general en medio de aquel desorden, y el declarante y el capitán Blanco no podían encontrar tampoco sus baterías respectivas. En esto llegó un oficial diciendo que la Policía sublevada atacaba la retaguardia de la columna, rematando los heridos, y que era necesario hacer alto y destacar tropas para combatirle. La mayoría tomaron a este oficial, que era un capitán de Ingenieros, por el general; pero, no obstante, no hubo manera de que obedeciesen a lo que mandaba.
"En la retirada se registraron algunos actos muy censurables de oficiales y muchos de tropa. Recuerda el dicente, entre otros, a un oficial, que, alegando que estaba herido, le pidió le dejase montar detrás en su caballo, proponiéndole cuando lo hizo que, pues éste era bueno, podían escapar y hallarse en media hora en Melilla, adonde tiene entendido se dirigieron muchos, en lugar de quedar en Monte Arruí. Ante tal proposición, el testigo lo echó al suelo. No puede el declarante citar nombres, por conocer muy pocos oficiales en la plaza, fuera de los de su arma. Otros oficiales se arrancaban las divisas, las gorras y hasta los "leggis", para que no conociesen su condición.
"Al llegar a Monte Arruí, encontraron que era dueña del poblado la Policía sublevada, y el testigo ignora por orden de quien se dispuso entonces que entrasen en la posición, y solo allí pudieron reunir a su gente a eso de las once de la noche y reorganizarse, reuniéndose casi toda la gente y parte del ganado, pero ninguna carga, sucediendo lo mismo con todas las unidades montadas.
"Esto ocurrió el mismo día 23. En vista de que en la batería del testigo quedaban más de 100 hombres y 70 armas de fuego, de las que fueron recogiendo por el camino, decidieron formar una unidad de fusiles para contribuir a la defensa de la posición, haciendo lo mismo las otras unidades. Guarnecía de ordinario a Monte Arruí una compañía de Infantería de unos 60 hombres, que se mandó reforzar la víspera con 100 artilleros de las baterías que se retiraban, a 20 hombres cada una; toda esta guarnición permaneció en el parapeto hasta que montaron el servicio las tropas recién llegadas, que, unidas a las anteriores, constituían un núcleo de 1.500 hombres. El mando de la posición lo tomó el capitán Bandín (Manuel Bandín Delgado, 2ª Batería Ligera, enfermo en Melilla, se incorporó a Dríus en 23 de julio), de Artillería.
El fiscal nombrado por el Consejo Supremo de Guerra y Marina nombrado para pronunciarse por el expediente gubernativo del general Picasso, don José García Moreno, encontró punible la retirada del capitán Almansa, "por su constante retirada hasta llegar a la plaza, en virtud de órdenes que no puede explicar quién le dio", pudiendo haber incurrido en alguno de los casos de los capítulos I a IX, artículos 295, 1º, 297 y 299 del Código de Justicia Militar.
El ataque de los rifeños a la posición de Haf continuaba cuando despuntó el día 23 de julio, hecho del que el jefe de la posición informó telefónicamente a su coronel, Jiménez Arroyo, presente en Batel a esas horas por orden del general Navarro.
A las 10:00 horas las líneas telefónicas interiores de la circunscripción quedaron cortadas. Como la posición de Haf había pedido auxilio, el teniente coronel García Esteban organizó un convoy con agua y municiones, que salió desde Zoco el Telatza a las 14:00 horas conducido por el capitán Alonso Estringana, jefe de la 9ª mía de Policía Indígena. El convoy tuvo que forzar la entrada a Haf combatiendo a los rifeños apostados en las estribaciones y barrancos de los montes Busfedauen circundantes; regresó a Zoco el-Telatza una vez finalizado el servicio.
Ese mismo día las posiciones de Arreyen Lao, Tasarut Uzai y Sidi Yagud, estas dos últimos en el interior del territorio y a retaguardia, comunicaron el comienzo de sus ataques.
Entre las 07:00 y 08:00 horas del 23 de julio llegaron a Dar Dríus dos oficiales de parte del coronel Araujo para exponer de nuevo al general Navarro la propuesta de repliegue hecha la tarde anterior por teléfono; esta vez el general Navarro no solo aprobó la propuesta sino que la elogió, autorizando con ello el repliegue de la columna móvil a Kandussi y el de las posiciones de Beni-Said a las posiciones de la línea del Kert. En consecuencia, el coronel Araujo ordenó a las posiciones que realizasen el repliegue a las 14:00 horas de ese mismo día.
Una hora después de dar la orden, el coronel recibió una llamada telefónica del general Navarro, quien le dijo que el capitán Gerardo González-Longoria Aedo, jefe de la 11ª mía de la Policía Indígena, le había hecho dudar de la lealtad de las cábilas y que éstas se levantarían si los españoles abandonaban las posiciones, y le pidió al coronel que examinase con el capitán otra propuesta. El coronel se juntó con el capitán e identificaron otra línea de posiciones donde replegarse; al no encontrar el coronel razonable la propuesta del capitán llamó al general, pero no pudo hablar con él por estar ya cortadas las líneas telefónicas. En vista de ello la resolución del coronel fue dar contraorden a las posiciones, que anulasen el repliegue y que permanecieran en las mismas.
La situación en el territorio comenzó a ser preocupante. Las posiciones de Sidi Abdalah y Dar Buzian, que ya habían iniciado el repliegue, fueron atacadas nada más salir; la posición de Tisingart ya había caído y estaba ardiendo; los ataques llegaron a los convoyes de la posición de Busada y al propio Quebdani. Por el territorio comenzaron a verse grupos de moros armados deambulando por el campo. A las 17:00 horas se sacó el convoy de la aguada de Quebdani, como era rutina todos los días, pero el enemigo se apostó en unas lomas cercanas desde las que batía eficazmente el puesto de la aguada, con lo que el convoy no pudo llegar; esa noche en Quebdani se racionó el agua. El enemigo hostigó Quebdani durante toda la noche sin que se le contestase desde la posición.
La muerte del general Silvestre fue confirmada por el jefe de Estado Mayor de Melilla, coronel Sánchez-Monje, al jefe de servicio del Ministerio de la Guerra a las 01:10 horas de la madrugada del 23 de julio, así como la ausencia total de noticias sobre la suerte que hubieran corrido las posiciones de Annual, por estar incomunicado con el general Navarro en Dar Drius (Conferencia al folio 59).
Durante esa madrugada el Ministro de la Guerra telegrafió al Capitán General de Valencia (Telegrama nº 8424) ordenándole la requisa de tres barcos de la Compañía Transmediterránea con capacidad de transporte de un batallón, para su envío inmediato a Cartagena, Almería y Málaga, donde quedarían a disposición de los gobernadores militares de esas plazas. También despachó órdenes a los distintos Capitanes Generales y Gobernadores Militares involucrados para la organización y puesta a punto para embarcar de los batallones y grupos expedicionados citados anteriormente (Telegrama nº 8425).
A las 05:30 horas el Capitán General de Valencia informó al ministro de la Guerra (Telegrama nº 8742) que ya se habían requisado los siguientes barcos, para el transporte de los batallones de los regimientos de Infantería "de la Corona" nº 71 y "Sevilla" nº 33, y que zarparían en cuanto estuviesen listas en 24 horas:
En julio de 1921, el regimiento de Infantería "de la Corona" nº 71, cuya antiguedad se remontaba hasta el Tercio Nuevo de Sicilia creado en 1566, se hallada de guarnición en Almería, la capital de provincia más cercana a Melilla, situada a unas 90 millas náuticas. El general Arturo Nario, Gobernador Militar de Almería y jefe de la Brigada que formaban los regimientos "De la Corona" y "España", retuvo al vapor "Isla de Menorca", que había llegado de Melilla el mismo día 23 por la mañana para partir hacia Orán. A las 19:00 horas de la tarde, los 460 soldados y oficiales del 2º batallón del regimiento de Infantería "de la Corona", al mando del teniente coronel Eduardo Barrena, embarcaron en el buque a los compases de la banda militar de la unidad, que interpretaba alegres pasobobles. Iban arropados por las autoridades civiles y militares de Almería y un numeroso público civil, ya que muchos oficiales y sargentos del regimiento estaban casados en la ciudad y gran número de soldados del regimiento eran almerienses. Hubo muchas escenas de alegría y vítores a los que zarpaban, y llantos de madres, hermanas y novias. A continuación se hizo a la mar rumbo a Melilla, convirtiéndose de este modo en la primera unidad española en partir y en llegar para socorrer Melilla.
Por su parte, el Regimiento de Infantería "Sevilla" nº 33 se hallaba de guarnición en Cartagena. Después de recibir de madrugada la orden de marcha, a las 12:00 horas ya se había organizado un batallón expedicionario con cuatro compañías y una sección de ametralladoras a las órdenes del teniente coronel José García Aldave. Tras una arenga del teniente coronel, respondida por los soldados con vivas al Rey, a España y al regimiento, el batallón cantó el himno del regimiento acompañados de la banda de música. A continuación se dispusieron a esperar la llegada del vapor "Vicente Ferrer", prevista para la noche.
Mientras tanto, en la Zona Occidental del Protectorado, los comandantes Francisco Franco y Carlos Fontanés, jefes de la I y II Banderas del Tercio de Extranjeros, tocaron diana a sus legionarios las 03:30 horas del 23 de julio para reanudar la marcha. A las 09:45 horas los legionaros llegaron a Tetuán y desfilaron por las calles hacia la estación de ferrocarril para ser transportados hasta Ceuta: habían recorrido más de 100 kilómetros en 33 horas.
A las 11:00 horas el general Berenguer informaba al Ministro de la Guerra (Telegrama nº 8977) desde el cañonero "Bonifaz" rumbo a Melilla, de la mala situación de la que le informaba a su vez el general Navarro desde Dríus, y de intención de retirarse a Batel, por lo que el general Berenguer entendía que deberían enviarse a Melilla otros seis batallones de Infantería y un grupo de Artillería más, además de los que estaban en camino u organizándose en la península.
Una vez llegados a Ceuta, los legionarios se prepararon para embarcar en el buque "Ciudad de Cádiz". Para entonces ya sabían que su destino era Melilla. Conmocionados al recibir las noticias de lo que estaba ocurriendo en la Zona Oriental del Protectorado, el general Sanjurjo tuvo que confirmársela:
"Salimos con una columna de socorro a Melilla; venís: Santiago y los Legionarios con dos Banderas, una batería, ingenieros y transportes de intendencia... Silvestre se ha suicidado».
Antes de embarcar formaron frente a un cuartel militar cercano al puerto para escuchar una arenga del teniente coronel Millán Astray:
«¡Legionarios! De Melilla nos llaman en su socorro. Ha llegado la hora de los legionarios. La situación allá es grave; quizá en esta empresa tengamos todos que morir. ¡Legionarios! Si hay alguno que no quiera venir con nosotros, que salga de la fila, que se marche; queda licenciado ahora mismo... Legionarios, ahora, jurad: ¿Juráis todos morir, si es preciso, en socorro de Melilla?».
La respuesta fue general:
«Si, juramos. ¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Viva la Legión!».
Posteriormente iniciaron el camino al muelle, donde embarcaron en el «Ciudad de Cádiz», perteneciente a la Compañía Transmediterránea, a los sones de la "Marcha Real". Poco después embarcaron los dos tabores del Grupo de Regulares de Ceuta en el buque "Escolano", también perteneciente a la Transmediterránea. El general Sanjurjo y toda su plana mayor también embarcó. A las 20:00 horas los dos buques zarparon a toda máquina hacia Melilla.
El primero en llegar a Melilla, antes incluso que los refuerzos que estaban en camino, fue el general Berenguer, que lo hizo alrededor de las 23:00 horas, a bordo del cañonero "Bonifaz". Se dirigió directamente al palacio de la Comandancia General desde donde informó al Ministro de la Guerra dos horas y media más tarde, a las 01:40 horas del 24 de julio, por conferencia telegráfica para confirmarle sus más terribles temores:
"... la Comandancia general de Melilla se ha fundido: no hay nada aprovechable, todos los servicios desorganizados y el material casi en su totalidad en poder del enemigo, ...las fuerzas dispersas y sin mando, ...se han perdido los resortes del ejército y hay que crearlo todo de nuevo."
Vista la situación, añadió a los refuerzos pedidos por la mañana al ministro desde el cañonero "Bonifaz", dos regimientos de Caballería, seis compañías de Intendencia montadas, cuarenta camiones, dieciséis ambulancias automóvil y un barco hospital para evacuar heridos a Málaga; confirmó y amplió la petición de munición realizada por el general Silvestre en su momento, y añadió finalmente 350 tiendas cónicas más.
FUENTES: