HISTORIA MILITAR DE ESPAÑA
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TENIENTE GENERAL D. FRANCISCO ESPOZ ILUNDAIN, "ESPOZ Y MINA"
(1781 - 1836)

Ilustre militar y guerrillero español, héroe de la Guerra de la Independencia, exiliado de España por sus ideas contrarias al absolutismo de Fernando VII.


Nació en Indocín (Navarra) el 17 de junio de 1781. Era hijo de Juan Esteban Espoz y de María Teresa Ilundain. A los 14 años falleció su padre y tomó las riendas del caserío y tierras familiares.

Guerra de la Independencia

Al comenzar la Guerra de la Independencia, el 9 de febrero de 1808 se hallaba en Pamplona en una de sus habituales visitas para ver a su hermano Clemente, vicario del hospital de la ciudad, y Simona. En aquella ocasión tuvo la triste experiencia de ver en la plaza Mayor una columna de 4000 soldados franceses que, al mando del general d´Armagnac, parecía adueñarse de todo a su alrededor.

Ante este vergonzoso hecho y los sucesos posteriores en el resto de la península, su sobrino Javier Mina, hijo de su hermana Simona, estudiante de Filosofía, se incorporó a una partida de patriotas conocida como el “Corso terrestre de Navarra” con el grado de capitán. Menos decidido que su sobrino, Francisco Espoz se enroló en el batallón del comisionado británico, coronel Doyle, desarrollando su actividad bélica en Jaca.

Cuando Jaca capituló el 21 de marzo de 1809, Francisco Espoz y algunos de sus compañeros de armas decidieron que ellos no se rendirían, por lo que se deslizaron por las murallas para unirse a las guerrillas navarras. Adscrito a la guerrilla de su sobrino Mina “El Mozo”, permaneció en ella hasta que el 29 de marzo de 1810 su sobrino cayó herido en una emboscada en el pueblo de Labiano, quedando prisioneros él y los hombres que le acompañaban. Francisco Espoz andaba de descubierta y se salvó con los siete hombres que le acompañaban. Los 800 hombres de a pie y 60 a caballo de la guerrilla de su sobrino quedaron desorganizados. Repuesto de la sorpresa, Francisco Espoz se puso al frente de las fuerzas que había acaudillado su sobrino, adoptando su apellido y mostrando pronto su superioridad y dando mucho que hacer al enemigo. Inició de esta forma una brillante carrera guerrillera en la que salió vencedor en 43 acciones de guerra y que hizo que se le conociera como el “Pequeño Rey de Navarra”.

El general francés Reille, gobernador de Pamplona, desesperado por la audacia del guerrillero, reunió 30.000 soldados de los más aguerridos para batir a los 3000 efectivos de Espoz y Mina. Éste diseminó sus fuerzas entre Castilla y Aragón, reservándose unos 1500 hombres escogidos para acompañarle en sus empresas de sorprender al enemigo, interceptar correos y apoderarse de convoyes.

Año 1811

Uno de los primeros actos que le dió fama ocurrió el 25 de mayo de 1811. Apresó a un importante convoy custodiado por numerosas fuerzas francesas, a las que derrotó haciéndoles más de 800 muertos y apresando al resto. Además, liberó a unos 1000 prisioneros españoles y a algunos ingleses que iban en el convoy.

En agosto de 1811 el general Reille, exasperado por las hazañas de Espoz y Mina, puso precio a su cabeza con una recompensa de 6000 duros, aunque sin resultado alguno.

En octubre de 1811 volvió a aparecer en Navarra herido, y después de haber logrado desesperar a los franceses con su audacia, recibió un oficio de la Regencia colmándole de elogios y mandándole el Real Despacho con su nombramiento de Coronel. Una vez restablecido, volvió a ponerse al frente de sus 1500 hombres, logrando reunir también 120 jinetes. Con estas fuerzas operó primero en Navarra, luego en Aragón y finalmente en Castilla, batiéndose con los franceses y venciéndoles varias veces en campo abierto. Para evitar que algunos malhechores se hiciesen pasar por guerrilleros suyos deshonrando su nombre, logró prender al cabecilla Echevarría y lo fusiló en Estella.

El 16 de octubre de 1811 el general Severoli evacuó Navarra para dirigirse a Aragón. Espoz y Mina reunió a su gente y lo siguió, marchando hacia Egea y Ayerbe. Musnier, el general francés gobernador de Zaragoza, destacó una columna contra él, pero los franceses no se atrevieron a enfrentarse con el guerrillero y se retiraron camino de Huesca. Animado por la retirada del enemigo, Espoz y Mina se lanzó en su persecución, atacándole hasta obligarle a formar el cuadro. Tras un ataque a la bayoneta capitaneado por Cruchaga, segundo de Espoz y Mina, los franceses se rindieron, cayendo prisioneros 640 soldados y 17 oficiales, entre ellos el jefe de la columna.

Al enterarse de la derrota, el general Musnier salió de Zaragoza en su persecución para rescatar a los prisioneros; pero Espoz y Mina burló la persecución. Atravesó Aragón y Navarra, entró en Guipúzcoa y llegó al puerto de Motrico, donde rindió a la escasa guarnición francesa y embarcó a los prisioneros en la fragata británica “Iris”.

Irritado por los triunfos de Espoz y Mina, el general Reille se vengó mandando ahorcar, fusilar y vejar despiadadamente no solo a los militares prisioneros, sino también a los padres y parientes de los voluntarios españoles que militaban en sus filas. Por este motivo, Espoz y Mina y sus jefes se quejaron y dirigieron al francés el siguiente oficio:

    “Si el conde de Reille no revoca inmediatamente su decreto del 5 de agosto, cesa en su sistema y pone en libertad a todos los presos de nuestra causa, haremos una guerra sin cuartel, incluyendo la magestad misma del emperador, degollando cuantos parientes suyos y de sus partidarios hallemos en cualquier parte del mundo: el saqueo y las llamas decidirán la suerte de sus bienes…”

Como consecuencia de estos oficios, el 14 de diciembre Espoz y Mina publicó un decreto conminando a Reille a que cesara en sus crueldades si no quería exponerse a grandes represalias, amenazando con ser la primera la ejecución de 23 oficiales y 700 soldados franceses que tenía en su poder. Hizo leer el decreto a estos prisioneros y a cuantos cayesen en su poder desde aquel momento, “… para que sepan el riesgo en que se hallan de morir afrentosamente en una horca por la conducta cruel del conde Reille.” El general francés se convenció de que el guerrillero hablaba en serio y amansó sus furores.

Año 1812

El 11 de enero de 1812 sostuvo un reñido combate con el general Abbé en las inmediaciones de Sangüesa, del cual salió derrotado el general francés, a quien Espoz y Mina le produjo 1000 bajas entre muertos y heridos, 400 prisioneros y la pérdida de toda la artillería.

En abril de 1812 se apoderó de un convoy de 2000 hombres tras un reñido combate en el que mató a 600 franceses, hirió a 930, apresó a 150 y lograron huir 320. Cayó en su poder un cuantioso botín e importantes documentos que José Bonaparte enviaba a su hermano. Poco después Espoz y Mina cayó herido en un muslo por una bala de fusil en Santa Cruz de Campezu.

Año 1813

El 28 de enero de 1813 derrotó al general Abbé en Mandivil.

El 10 de febrero rindió Tafalla, ocupada por los franceses. Después se apoderó de Sos, batió al enemigo en Lerín y más tarde en Lodosa, donde hizo centenares de prisioneros.

El 11 de marzo se apoderó del castillo de Fuenterrabía.

Los generales Abbé y Claussel idearon un plan para apoderarse de Espoz y Mina, pero no solo no lo consiguieron, sino que el 21 de abril el guerrillero rindió una columna enviada por Claussel, y por dos meses se entretuvo en burlar a los dos generales con una serie de marchas y contramarchas.

Tras la derrota de la batalla de Vitoria, Espoz y Mina se dedicó a operar por la zona de San Juan de Pie de Puerto durante el resto del año 1813.

Al finalizar la guerra habia alcanzado el grado de Mariscal de Campo.

Año 1814: Pronunciamiento de Mina

Finalizada la guerra y regresado Fernando VII, Espoz y Mina ofreció al rey desde su cuartel general de Lacarra el 9 de abril de 1814 la inmediata puesta a su disposición de los más de 12.000 soldados de su División Navarra. En su deseo de agradar al rey, ordenó fusilar un ejemplar de la Constitución de 1812; al menos eso dejó escrito el general Nogués. Sin embargo, Espoz y Mina fue desterrado por sus ideas liberales, mandándole a Pamplona y poniendo sus tropas a las órdenes del Capitán General de Aragón (15 de septiembre de 1814). Advertido de lo que se tramaba por haber interceptado un pliego, se puso de acuerdo con algunos jefes de los cuerpos que tenía a sus órdenes y de cierto número de habitantes de la ciudad, para apoderarse de la ciudadela por medio de un golpe de mano. Pero el plan, en el que le ayudaba su sobrino, que había recuperado la libertad, fracasó y ambos tuvieron que refugiarse en Francia.

Espoz y Mina fue detenido por los franceses a petición del embajador español, pero pronto le pusieron en libertad y el gobierno de Luis XVIII le fijó una pensión de 500 francos mensuales, y residió en Bar-sur-Aube, en plena Champagne.

Año 1815

Cuando Napoleón se evadió de la isla de Elba en marzo de 1815, Ezpoz y Mina se ofreció a Bonaparte para entrar en España al frente de un ejército francés que elevaría al trono al anciano Carlos IV, que residía en Italia. El intento no fructificó y se fugó a Suiza, desde donde pasó a Bélgica. Tras la derrota de Napoleón en Waterloo regresó a Francia. Es por estos años cuando se relacionó con otros militares franceses y exiliados españoles; fruto de estos contactos acabaría entrando en la Masonería.

Trienio Liberal. Año 1820

Tras el pronunciamiento de Riego, Espoz y Mina se presentó en Navarra el 23 de febrero de 1820 con grandes deseos de incorporarse al movimiento constitucional. El nuevo gobierno le nombró Capitán General de Navarra, aunque el virreinato quedó en manos del conde de Ezpeleta. Su llegada a Pamplona no despertó el anhelo de los navarros y fomentó más aún la división entre ellos, por lo que Espoz y Mina pidió ser destinado como Capitán General a Galicia.

Espoz y Mina se incorporó a su destino llevando como ayudante al coronel Romay, antiguo coronel jefe del 6º Regimiento de Marina que participó en el pronunciamiento de Porlier en 1815. En La Coruña fue muy bien recibido, y a su alrededor se fue formando un grupo de constitucionalistas locales conectados con otros grupos que iban creándose en las provincias gallegas. Entre ellos se encontraban Andrés Rojo del Cañizal, comerciante palentino e importante comerciante coruñes en cuya finca se había alojado Porlier y donde éste preparó su pronunciamiento; Espoz le había conocido en su exilio de París, en casa del conde de Toreno; desde entonces guardaba con el comerciante una fraternal amistad. Otro personaje fue don Juan Antonio de la Vega, exiliado a Portugal tras la intentona de Porlier.

En una visita que Espoz hizo a la casa de Juan Antonio de la Vega conoció a su hija Juana María, que contaba tan solo 15 años de edad. Enamorado de ella, su amigo Andrés Rojo acudió al domicilio de los Vega para actuar como padrino en la petición de mano; pero don Juan Antonio estaba ausente en Madrid, por lo que tuvieron que esperar su regreso. Durante la espera, Espoz y Mina fue destituido de su cargi por creer el gobierno que patrocinaba un movimiento de oposición a su política, y obligado a residir en la villa de Sigüenza. Poco después es reintegrado a su cargo de Capitán General de Galicia, momento que aprovecha para contraer matrimonio con Juana María de la Vega. Tenía 39 años.

Año 1822

En 1822 Espoz y Mina cambió la faz de la guerra civil en Cataluña. Empezó por ahuyentar a los facciosos reunidos por Cervera, libertando a las tropas liberales que aquellos tenían cercadas. Luego marchó contra Castellfullit, y después de sostener varios combates, sitió el pueblo el 17 de octubre, logrando que los realistas abandonasen la posición el día 24. La población huyó con ellos y Espoz y Mina mandó arrasar todos los edificios y fortificaciones; en lo más visible de uno de los muros que quedaban en pié hizo poner la siguiente inscripción, que se hizo célebre:

    “Aquí existió Castellfullit; pueblos, tomad ejemplo: no abrigueis a los enemigos de la patria.”

El 27 de octubre venció al barón de Eroles en una reñida batalla en Borá. El 3 de noviembre se apoderó de Bataguer. Desde Pons envió una exposición al Gobierno pidiendo el relevo, pues se había enterado de que sus enemigos de la corte murmuraban de su conducta, criticando su tardanza en acabar con los rebeldes de Cataluña; no obstante, siguió las operaciones, tranquilizado, además, por las amplias facultades que le daba el gobierno para acabar sin reparo alguno y de una vez con los enemigos.

El 11 de noviembre entró en Tremp, cuyo pueblo no habían abandonado sus moradores, lo cual era una prueba de la confianza que inspiraba Espoz y Mina. Por otra parte, sus tropas habían cobrado grandes alientos con los anteriores triunfos, de forma que el 15 de noviembre chocó con las tropas de Eroles y Romagosa en las formidables alturas y escarpadas montañas de Pobla de Segur, que esperaban con 3500 hombres confiados en derrotarle. Pero los hombres de Espoz y Mina atacaron con tal arrojo y decisión que vencieron la tenaz resistencia de sus enemigos, les desalojaron de sus posiciones y lograron entrar en Pobla de Segur.

El 23 de noviembre llegó a Puigcerdá, capital de la Cerdeña, comarca habitada por liberales, libertándola de la opresión en la que la tenían los realistas, obligando a tres columnas enemigas a refugiarse en Francia. No tardó en seguir el mismo camino Regencia de Urgel.

El 4 de diciembre dio una proclama a los habitantes de Cerdeña, exhortándoles a armarse ellos mismos en defensa de su libertad, asegurándoles de que en todo caso volaría en su socorro, tras lo cual se dirigió a Seo de Urgel, cuya ciudad tomó.

Por todos estos triunfos el gobierno le ascendió a Teniente General y le otorgó la Cruz de San Fernando.

Año 1823

El 3 de febrero de 1823 entró en Seo de Urgel, y el 6 de febrero se dirigió a Barcelona.

Ese año tuvo lugar la intervención extranjero de los Cien Mil Hijos de San Luis. Tras someter a los ejércitos constitucionales de La Bisbal, Ballesteros y Morillo, dedicaron sus esfuerzos en combatir a Espoz y Mina, que seguía en Cataluña y que había logrado casi someter a los realistas. En aquel momento el ejército de Espoz y Mina estaba compuesto por unos 20.000 hombres; pero debido a que tenía que guarnecer las plazas que iba conquistando, le quedaban tan solo unos 8.000 soldados para combatir. La entrada en España del mariscal Moncey y el regreso del barón de Eroles y otros jefes realistas alentó el espíritu de lucha de los realistas catalanes, lo que aumentó las dificultades militares de Espoz y Mina y el resto de los constitucionalistas.

El gobernador y la guarnición de Gerona tuvieron que abandonar la plaza, pues se consideraban impotentes contra el ataque que se preparaba; y mandaron también retirar la guarnición de Rosas y la artillería de Figueras. Muchas poblaciones y ciudades iban cayendo en poder de los franceses. Una proclama de Donnadieu, comandante de la 10ª división francesa, y otra de la Junta Central, ambas fechadas en Vichel 6 y el 10 de mayo, irritaron de tal modo a Espoz y Mina que publicó el 15 de mayo otra desde su cartel general de Sallent conminando con penas terribles a los que se mostrasen contrarios a la Constitución.

El 23 de mayo fracasó una operación diseñada por Espoz y Mina para sorprender la guarnición de Vich, por lo que se decidió por invadir la Cerdaña francesa a pesar de no alimentar ilusión alguna referente al apoyo que pudieran prestarle los liberales franceses. Logró llegar hasta Palau, donde estableció su campamento; pero viendo que la invasión no surtía el efecto que esperaba, se retiró hasta Puigcerdá, viéndose acosado de enemigos que le obligaban a penosas marchas por todo el Pirineo. Un gran temporal de nieve y granizo aumentó las dificultades, pues habiendo perdido las huellas del camino que habían llevado antes, los hombres y las caballerías se despeñaban; el mismo Espoz y Mina se rompió una pierna contra una roca al querer salvar a un soldado. Tras esta penalidades sus tropas lograron llegar a Seo de Urgel en completo desorden. Con los hombres que le quedaban marchó hacia Barcelona.

El 30 de junio envió una representación al gobierno en la que manifestó energicamente que no respondía de nada si no se le enviaban refuerzos. La comunicación se cruzó con otra del gobierno que le autorizaba a aumentar su ejército, obligar a las Diputaciones a prestarle auxilio de toda clase y a hacer incursiones en Aragón y Castellón de la Plana. Espoz y Mina concentró todas sus fuerzas en las inmediaciones de Barcelona y se dispuso a maniobrar con ellas contra el enemigo, aun cuando sus dolencias le obligaban a ser conducido en camilla a Barcelona. Aprovechando el buen ánimo de sus hombres, apenas 900 hombres para combatir contra los franceses y las numerosas partidas realistas que se iban formando en los pueblos, puso a las órdenes del general Milans del Bosch las que había disponibles para que operasen en la provincia de Tarragona.

Diversas desavenencias surgidas entre los generales Espoz y Mina y Milans del Bosch, el triunfo del absolutismo, la entrada triunfal de Fernando VII en Madrid y el sitio que el mariscal Moncey hizo a las plazas de Barcelona, Tarragona y Hostalrich obligaron a Espoz y Mina a celebrar un armisticio, tras el que firmó el 1 de noviembre su capitulación. De acuerdo con el mariscal Moncey, el 7 de noviembre embarcó en el buque de guerra francés “Le Cuirassier” acompañado de algunos de sus jefes y oficiales. El 30 de noviembre llegó a Plymouth, permaneciendo en Inglaterra hasta que el 1830 estalló de nuevo la revolución.

Intentona de 1830

La revolución de 1830 le llevó a Francia, con la esperanza que el gobierno del rey Luis Felipe de Orleans le auxiliara en su intento de restablecer de nuevo la Constitución en España. Llamado por la Junta de Bayona, el 1 de octubre exhortó a los emigrados españoles a la unión y la concordia logrando, no sin dificultades, que la inmensa mayoría de los generales y jefes allí reunidos se pusieran a sus órdenes. El 18 de octubre penetró en España llegando hasta Vera de Bidasoa, de cuyo pueblo se apoderó; hizo un reconocimiento sobre Irún, pero al comprobar que algunos de sus antiguos compañeros de armas y de la División Navarra no le seguían (entre ellos Juanito “el de la Rochapea” y don Santos Ladrón), decidió internarse nuevamente en Francia y pasando posteriormente a Gran Bretaña.

Primera guerra carlista

Fallecido el rey Fernando VII la Reina Gobernadora promulgó el decreto de amnistía de 1832. Ese año volvió a intentar el restablecimiento de la Constitución en España, sin lograr mejor éxito que la primera vez, regresando después a Inglaterra. No obstante, la situación de levantamiento y guerra civil propició que el nuevo gobierno monárquico le reconociera su valor y graduación militar

Año 1834

Tras el fracaso de los generales Rodil y Quesada, en octubre de 1834 fue nombrado general en jefe del ejército del Norte. A principios de noviembre salió a campaña, siendo su primer combate una acción corta, pero empeñada, que tuvo lugar en Villaba, demostrandole este primer encuentro lo que sería aquella terrible campaña.

Año 1835. Campaña de Navarra

Su mal estado de salud le obligó a permanecer en Pamplona hasta febrero de 1835. En una de las expediciones que hizo Espoz y Mina al Baztán para socorrer Elizondo tuvo lugar la acción de Larraizar, provocada por Zumalacárregui. En ella las tropas de Espoz y Mina fueron rodeadas por las del enemigo; para escaparse del cerco, Espoz y Mina hizo llegar a manos del coronel Elío, que acababa de pasarse a las filas carlistas, una orden fingida de su general en la que prescribía que hiciera un movimiento que debaja libre el paso por donde escaparía Espoz y Mina. La acción se saldó con 300 bajas en las filas de Espoz y Mina, a quien una bala enemiga se le incrustó en el abrigo.

Zumalacárregui aprovechó la estancia de Espoz y Mina en el Baztán para atacar simultáneamente Echarri Aranaz y Olazagutia, que cayeron en su poder a pesar de que el general cristino salió inmediatamente de Elizondo hacia Pamplona.

Su mala salud le obligó a presentar su dimisión al gobierno, que la aceptó el 13 de abril. Espoz y Mina entregó de inmediato el mando al general Benedicto mientras llegaba su sucesor, el general Valdés.

Zumalacárregui hizo un elogio de su rival en una proclama que emitió al saber la dimisión de Espoz y Mina, en que decía:

“Dios nos ha presentado por contrario a Mina, que era el solo que podía balancear nuestra victoria. Solamente Mina podía detener sobre los bordes del abismo el trono vacilante de la débil criatura que quieren imponernos por reina. Mina, que a la energía, a la actividad y a su talento militar, reúne una reputación colosal y por cuyas venas corre sangre navarra, acaba de caer.”

Año 1835. Campaña de Cataluña

Espoz y Mina, cuya salud se había restablecido, se hallaba en Pau, cuando la subida de Mendizábal al poder le llevó al mando de Cataluña el 2 de octubre de 1835, no sin que el Ayuntamiento de Pamplona solicitase al gobierno que fuese enviado a Navarra. Al hacerse cargo del mando publicó una proclama el día 25 de octubre exhortando a los pueblos a no prestar auxilio a los carlistas, y a los liberales a que no escaseasen los sacrificios por el interés de la libertad. El día 29, antes de salir de campaña, dictó un bando declarando en estado de sitio todo el distrito y amenazando con la pena de muerte a los que favorecieren de cualquier modo a los carlistas. Este bando fue suavizado por otros emitidos el 14 de enero y el 20 de febrero de 1836.

El 21 de diciembre de 1835, hallándose en Cardona, decidió atacar el casi inexpugnable santuario de Hort, fortificado por los carlistas; logró apoderarse de la plaza mediante el empleo de artillería de sitio.

Año 1836. Campaña de Cataluña

Las inquietudes sufridas durante el sitio de Hort y el disgusto que le produjeron los sucesos vergonzosos acaecidos en Barcelona los días 4 y 5 de enero de 1836, que le obligaron a marchar sobre esta ciudad, quebrantaron gravemente su salud. Pocas semanas después cometió la debilidad de sancionar el fusilamiento de la madre del rebelde Cabrera, que le propuso Nogueras.

A pesar de su mal estado, el 10 de marzo decidió hacer una salida por las provincias de Lérida y Tarragona, regresando de su visita a finales de mes. El 1 de abril dimitió del mando debido al disgusto que produjo en la opinión pública el indisculpable fusilamiento de la madre de Cabrera. Pero el gobierno no aceptó su dimisión, por lo que Espoz y Mina continuó al frente del ejército realista de Cataluña a pesar de su enfermedad. Su mal estado no le impidió prescribir movimientos de unidades y seguir las evoluciones de las brigadas, y aún de pequeñas columnas, mediante una activa y minuciosa correspondencia. El 6 de octubre tuvo que entregar el mando interinamente al general Serrano.

Muerte de Espoz y Mina

El 13 de diciembre de 1836 murió en Barcelona. Tenía 55 años.

Su viuda, doña Juana María de la Vega, mucho más joven que él, recibió el título de condesa de Espoz y Mina; fue nombrada ayudante personal dela reina Isabel II durante el Trienio de Espartero y se dedicó a mantener vivo el recuerdo de su marido hasta su muerte en 1872. Doña Juana María trasladó los restos embalsamados de su marido hasta La Coruña, donde lo mantuvo en su domicilio de la calle Real hasta que le permitieron llevarlo a Pamplona. Considerado enemigo declarado del cabildo pamplonés, no se le permitió el enterramiento en la catedral, sino en el claustro. No obstante, su cor azón permaneció en un tarro de cristal en el piso coruñés de su viuda hasta el fallecimiento de ésta.

El nombre de Espoz y Mina se inscribió en el Congreso de los Diputados entre los héroes de la libertad. Dejó escritas unas “Memorias del general don Francisco Espoz y Mina, escritas por él mismo”, que fueron publicadas por su viuda (5 volúmenes, Madrid, 1850-52).







FUENTES:

  • Enciclopedia Espasa Calpe.
  • Biografía del Teniente General Espoz y Mina en los sitios www.1808-1814.org y Fuenterrebollo, Masonería.