HISTORIA MILITAR DE ESPAÑA
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EL PRONUNCIAMIENTO DEL GENERAL PORLIER (1815)

Segundo pronunciamiento militar del siglo XIX, primero de corte liberal.

Causas del pronunciamiento

Don Juan Díaz Porlier es otro ejemplo, junto con el general Espoz y Mina, de la nueva oficialidad española nacida durante la Guerra de la Independencia. Diaz Porlier inició la guerra como Teniente Coronel de Granaderos, la hizo en la lucha de guerrillas y la finalizó como Mariscal de Campo.

Al acabar la guerra se encontraba en Madrid, donde protestó por la arbitraria decisión del rey don Fernando VII de abolir la Constitución aprobada por las Cortes de Cádiz. Uno de sus amanuenses llamado Agapito Alconero le traicionó y propició la interceptación de una carta suya donde acusaba a los absolutistas, con lo que se descubrió su filiación liberal. Fue detenido en su domicilio a la una de la madrugada del 29 de mayo de 1814 y se le instruyó un proceso rápido que le condenó el 16 de julio a cuatro años de confinamiento en el castillo de San Antón de La Coruña, suspensión de empleo, goze de la mitad de su sueldo y al pago de las costas del proceso.

Desarrollo del pronunciamiento

El general Porlier llegó al castillo de San Antón, situado en una isla de la bahía de La Coruña, un año más tarde, el 16 de julio de 1815. Desde su llegada, si no antes, tomó cuerpo en él la idea de realizar un pronunciamiento liberal, para lo cual inició una serie de contactos con personas afines a sus ideas. A las pocas semanas el general Porlier fue autorizado a tomar baños en el balneario de Arteiro, situado a unos 17 kilómetros de la ciudad y donde le esperaba su esposa Josefa, para reponerse de unas dolencias (algunos dicen que fueron maltratos recibidos durante su prisión), por lo que salió del castillo con una escolta.

Una vez en libertad, se dirigió al vecino pueblo de Pastoriza, donde se alojó en casa de un acaudalado comerciante liberal, Andrés Rojo del Cañizal, y gracias al cual celebró diversas reuniones con los implicados en la conjura durante prácticamente un mes. La noche del 18 al 19 de septiembre el general Porlier se dirigió hacia La Coruña, entrando en la plaza a la una de la madrugada con algunos de sus partidarios. En menos de dos horas se ganó a la oficialidad de la guarnición y se puso al frente de la fuerza que guarnecía la ciudad. A continuación detuvo al Capitán General don Felipe de Saint-March, al gobernador y al intendente de la plaza; acto seguido proclamó la Constitución de 1812, todo ello en medio de la total indiferencia de la población, que no se manifestó ni a favor ni en contra.





Pronunciamiento liberal del general Porlier del 19 de septiembre de 1815.

Tras constituir una Junta Provincial de la que se nombró presidente, y proclamar un Manifiesto el 21 de septiembre, el general Porlier comenzó a proclamar órdenes y circulares tratando de ganarse para la causa liberal a las restantes guarniciones de Galicia. Tan solo se sumó a su levantamiento la guarnición de El Ferrol, que envió dos regimientos de infantería a La Coruña. El mariscal don José Imaz, gobernador de Tuy y el oficial de más alto rango de los que en Galicia seguían fieles al rey, tomó el mando de una columna para enfrentarse a los pronunciados. Por su parte, el gobernador de Santiago, general Pesci, convocó en su casa a las autoridades civiles y militares y una representación del cabildo catedralicio; el gobernador manifestó su elección de no sumarse al pronunciamiento, solicitó al cabildo la entrega de 50.000 reales para financiar una columna militar para enfrentarse al general Porlier y ordenó la reunión de las tropas irregulares encuadrados en alarmas.

Ante el aparente fracaso de su llamamiento, el general Porlier optó por recurrir a la fuerza. Para ello salió de La Coruña la noche del 21 al 22 de septiembre en dirección a Santiago de Compostela al frente de una columna de 1000 hombres (864 hombres según otras fuentes). Al anochecer del día 22 la columna de Porlier acampó en el lugar de Merelle, en las inmediaciones de Órdenes, localidad del Camino Real situada a mitad de distancia entre La Coruña y Santiago. Aquella noche tuvieron lugar los oscuros y no bien aclarados hechos que acabaron con el apresamiento del general Porlier. Parece ser que en la columna de Porlier iba un agente de las autoridades compostelanas que logró ganar a su causa a un tal Antonio Chacón, Sargento de Infantería de Marina, el cual convenció al resto de suboficiales, 39 sargentos de Infantería de Marina, para arrestar al general y los demás oficiales mientras se encontraban descansado en el interior de una posada, el mesón de Deus (conocido también como mesón de Viqueira). A continuación detuvieron a la tropa, que no ofreció resistencia al verse sin sus jefes. La operación se inició a las 22:00 horas del día 21; a las 02:30 horas del día 22 el sargento Segundo don Juan Félix Cháves, de la 1ª Compañía de Cazadores de Marina, fue enviado al general Imaz para darle cuenta de la prisión de los pronunciados. Los prisioneros fueron trasladados a la cárcel de la Inquisición de Santiago de Compostela, y más tarde a La Coruña y el Ferrol dependiendo de su lugar de procedencia. De esta manera finalizó el primer pronunciamiento militar de corte liberal, sin que se disparase un solo tiro.

Fueron procesados los 36 oficiales implicados en el pronunciamiento, cuya causa se llevó con bastante lentitud. Sin embargo, el general Porlier fue tratado como un caso aparte. Trasladado a La Coruña, fue encerrado en la Cárcel Real, inmediata al palacio de Capitanía General, y sin solución de continuidad el general Saint-March le abrió una causa. El mismo día 22 de septiembre comenzaron los interrogatorios, y cuatro días más tarde, el 26 de septiembre, se le condenó "... por unanimidad de votos al nominado ex Mariscal de Campo Dn. Juan Diaz Porlier a que precediendo la degradación sufra la pena de Horca que señala el artº. 26, artº. 8, titº. 10º de las Reales Ordenanzas ..." El día 3 de octubre de 1815 Porlier murió en el patíbulo levantado en La Coruña. Tenía 27 años.

Las medidas represivas que siguieron afectaron a 86 civiles, en su mayor parte comerciantes, alguno de los cuales tuvo que buscar refugio en Portugal; tal fue el caso de Juan Antonio de la Vega, padre de la futura esposa del general Espoz y Mina.

La participación del cabildo compostelano en la represión del pronunciamiento está fuera de toda duda, ya que el citado cabildo fue el responsable de:

  • Sufragar los gastos de la columna del general Pesci, gobernador de Santiago de Compostela.

  • Lograr el empleo de Mariscal de Campo al general Pesci como premio a su fidelidad monárquica.

  • Premiar a los suboficiales que arrestaron al general Porlier y el resto de oficiales pronunciados con él.

  • Repatir 15.000 reales entre la tropa que marchó a combatir al general Porlier.

  • Certificar que el coronel Alonso Ortega no había perdonado fatiga alguna "para el uen éxito sobre el atentado cometido por el ex general Porlier."

Manifiesto del general Porlier

El manifiesto que proclamó el general Porlier el 21 de septiembre refleja claramente el trasfondo social y económico de su movimiento. Tras hacer una breve historia de la labor de las Cortes de Cádiz y de las violencias que siguieron al restablecimiento del absolutismo, justificaba su pronunciamiento recordando el aislamiento en que tenían al monarca sus consejeros, para concluir con la enunciación de un programa político restaurador de la legitimidad constitucional. A continuación se transcriben sendos párrafos del Manifiesto:

    "Nuestro objeto y el de toda España no es otro que una Monarquía sometida a leyes justas y prudentes, y de tal manera constituida, que garantice igualmente las prerrogativas del Trono y los derechos de la Nación. Pedimos la convocación de Cortes nombradas por el pueblo, y que puedan hacer en la Constitución, proclamada por las Cortes extraordinarias, los cambios que exige nuestra situación, que demanda la experiencia, y que nos indican las leyes constitucionales de las Monarquías limitadas de Europa. Ellas restablecerán el orden en nuestra Hacienda, cuidarán de la suerte de los militares, recompensarán sus servicios, asegurarán su existencia en los días de vejez y harán en el exterior estimar y respetar a la Nación."

    "La nobleza, renunciando a una pequeña parte de sus privilegios, encontrará la indemnización de este sacrificio en las nuevas disposiciones constitucionales, que le darán una existencia política. Todas las clases de la sociedad verán mejorar su situación; los párrocos, cuya influencia puede ser tan útil, disfrutarán una asignación más elevada; el agricultor, el artesano, el comerciante, el industrial gozarán de nuevo de las ventajas que habían comenzado a reportar de las reformas hechas en su favor por las Cortes, y merced a una celosa administración de los caudales públicos, los acreedores del Estado podrán esperar verse indemnizados de los adelantos que han hecho y de las pérdidas que han sufrido, ya por sus sacrificios patrióticos, ya por su confianza en las promesas del gobierno."



FUENTES:

  • Miguel Artola. La España de Fernando VII. Editorial Espasa Calpe. Madrid, 1999. Pág,s. 492-495.
  • Francisco Pi y Margall. Historia de España en el siglo XIX, tomo II. Miguel Seguí, editor. Barcelona, 1903. Pág,s. 168 y 216.
  • Biografía del mariscal Diaz Porlier en el sitio www.1808-1811.org.