HISTORIA MILITAR DE ESPAÑA
Galería de Personajes



TENIENTE GENERAL D. LUIS FERMÍN DE CARVAJAL Y VARGAS
CONDE DE LA UNIÓN (1752 - 1794)

Caballero Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden de Carlos III
Comendador de Sagra y Senet en la Orden Militar de Santiago
Administrador de la Encomienda de Esparragosa de Lares en la Orden de Alcántara
Gentilhombre de Cámara de Su Magestad en ejercicio
Teniente General de los Reales Ejércitos de Su Magestad
Gobernador y Capitán General del Principado de Cataluña
Presidente de la Real Audiencia de Cataluña

General en Jefe del Ejército de Operaciones de Cataluña en la Campaña del Rosellón de 1794.

Nació en Lima, capital del Perú, el año 1752. Ingresó en el ejército como cadete del Regimiento de Reales Guardias Españolas. Ascendió a Coronel en 1783, a Brigadier en 1789 y a Mariscal de Campo en 1791. Dos años más tarde fue nombrado Gobernador del Castillo de Figueras. Ese mismo año fué destinado al Estado Mayor del Ejército de Operaciones de Cataluña para participar en la campaña del Rosellón.

El Conde de la Unión tuvo una brillante actuación como general de división a las órdenes del general Ricardos en la campaña de 1793. Ascendido al empleo de Teniente General en junio de ese año, los dias 29 y 30 de junio tomó la villa de Thuir al mando de un cuerpo tropas de todas al armas. Con ocasión de la derrota del Teniente General Curten en Peyrestortes y Vernet los dias 16 y 17 de septiembre, recibió la orden de socorrer a Curten con sus tropas. Quince días más tarde, al mando de un cuerpo de 5.000 soldados protegió la retirada del general Navarro, gobernador de la ciudad francesa de Argelés.

Tras la muerte del general Ricardos en Madrid a causa de una imprevista enfermedad, el Conde de la Unión fue nombrado General en Jefe del Ejército de Operaciones de Cataluña para la campaña de 1794. Tenía tan solo 42 años. El 14 de abril de 1794 fue recibido en Barcelona con grandes muestras de cariño y afecto. El 21 de abril partió para ponerse al frente de sus tropas.

Sin embargo, su talento militar para dirigir las operaciones no brillaron a la altura de su valor en el combate y energía en el mando. Las tropas españolas fueron rechazadas por las francesas en el Rosellón. En el mes de mayo fueron obligadas a repasar la frontera de los Pirineos y a combatir al francés en defensa del suelo español, que pasó de invasor a invadido. El Conde de la Unión detuvo a los franceses en una línea que iba desde San Lorenzo de la Muga hasta Llansá en la costa, pasando por Figueras. El frente fue fortificado con numerosos reductos y quedó estabilizado durante unos seis meses, con ataques y contraataques menores pero sin movimientos importantes, pues los franceses estaban concentrados en la su invasión de las Provincias Vascongadas y Navarra.

El 17 de noviembre los franceses atacaron el frente de la provincia de Gerona. Su general jefe, Dugommier, murió al comienzo del ataque. En esta ofensiva francesa el Conde de la Unión encontró una trágica, cobarde y vergonzosa muerte. El dia 20 de noviembre el conde se dirigió a un lugar de la línea que él juzgaba inexpugnable, cercana a la ermita de Roure. Para su desesperación, fue tomado por el enemigo ante sus propios ojos. Enardecido, echó mano a la espada y se lanzó fuera de las trincheras contra el enemigo seguido de una treintena de soldados españoles. La escolta del general le sacó del atolladero, pues los granaderos franceses habían llegado ya a las posiciones españolas y amenazaban capturarle prisionero o matarle. Le condujeron a salvo por un camino; sin embargo, el Conde de la Unión fue recibido por una descarga de fusilería procedente de una unidad de caballería española que se había sublevado en combate frente al enemigo.

El cadáver del Conde la Unión fue abandonado en el campo de batalla. Los franceses encontraron su cuerpo más tarde con la espada en la mano y atravesado por dos disparos en la espalda.

Se especula con la posibilidad de que los soldados sublevados fueron aquellos que el Conde la Unión diezmó y humilló paseandoles por todos los campamentos con ruecas en lugar de con sus armas, por haber permitido ser desbordados por los franceses el 21 de septiembre en el combate de Montroig. Pero es tan solo una especulación sin pruebas, apuntada por un historiador francés.



FUENTES:

  • Servicio Histórico Militar. Campaña en los Pirineos a finales del siglo XVIII. Madrid, 1951. Tomo II, pág. 90-91