Fortaleza española erigida como defensa avanzada de la frontera con Francia en el Rosellón español.

Este castillo el ejemplo más significativo de la transición del castillo medieval a la plaza fuerte renacentista. Fue construido a finales del siglo XV como defensa avanzada del Rosellón aragonés contra los ataques franceses.

Castillo de Salces, Rosellón español


Su adaptación a las moderna técnicas defensivas de la época para hacer frente a los ataques con artillería enemiga fue realizado a partir de 1497 por el artillero e ingeniero Ramiro López, quien le dotó de todos los adelantos de la época: caponeras, barbacanas, foso amplio, escarpes... A pesar de todos sus adelantos, el castillo de Salces conservaba su planta rectangular y seguía recordando más a un castillo medieval antiguo que a una plaza fortificada. Parece que el Prior de Barletta ya había realizado alguna traza para mejorar las defensas del castillo, que Ramiro López perfeccionó.

Castillo de Salces, Rosellón español)


Debido a sus reformas defensivas, el castillo de Salces estaba considerado como una de las más poderosas fortalezas de aquellos tiempos. Resistió con éxito el sitio del ejército francés de Luis XII, quien cercó la fortaleza en septiembre de 1503 sin que pudiera tomarla a pesar de haber infligido un severo castigo artillero. En el curso de esta acción, Ramiro López realizó la voladura de una de las barbacanas del castillo, ocupada por los franceses, en lo que fue una de las primeras minas pirobalísticas conocidas. Tras el asedio, Ramiro López procedió a su reparación y mejora, rematando un castillo que ha sido considerado uno de los más perfectos y avanzados ejemplos de fortaleza de transición desde la arquitectura medieval a las fortalezas de tipo moderno abaluartadas.



Castillo de Salces, Rosellón español




Castillo de Salces, Rosellón español



Así escribía Diego de Ayora sobre el asedio de 1503 cómo sus defensores “estaban en la mejor y más famosa fuerza del mundo”. Los elogios de Pedro Mártir de Anglería en 1501, de la Crónica de Felipe el Hermoso, de Durero en 1527, la influencia de su arquitectura en los trabajos de Francesco di Giorgio o Leonardo da Vinci, o la inclusión por Francisco de Holanda en 1538 en su colección de dibujos de las principales fortalezas del mundo, son sólo el principio de una larga lista de autores que han elogiado la fortaleza de Salces hasta la actualidad. Entre ellos cabe destacar a Viollet le Duc, quien consideró a Salces la primera fortaleza moderna de Francia, o al célebre I marqués de Vauban, quien opinó que era una fortaleza que, aunque “compuesta a la antigua manera de fortificar [...] [es] fuerte y buena [...]. En una palabra, esta plaza ha sido construida por un ingeniero excelente” (Cobos, 2004: 261-262).