Partición de Marruecos entre Francia y España, en el que ésta obtuvo la peor parte.

ORIGEN DEL PROTECTORADO

Tras la ocupación de las ciudades marroquies por parte de los franceses, Alemania envió un destructor a Agadir, ocasionando con ello una crisis que estuvo a punto de ocasionar un grave conflicto entre Francia y Alemania. Tras unas negociaciones entre ambos países, Francia se aseguró la plena libertad de acción sobre Marruecos a cambio de ceder a Alemania una parte del Congo. De esta manera, a finales de marzo de 1912 Francia impone el Protectorado sobre Marruecos, y reconoce a España el mismo status jurídico sobre el norte de África.

El 27 de noviembre de 1912 se firmó el Tratado de Madrid entre Francia y España con el visto bueno del Reino Unido. Ambas potencias se repartieron el territorio marroquí para "implantar la autoridad del Sultán", dando origen a dos zonas de protectorado. La zona francesa, al sur, era la más rica, con importantes ciudades comerciales como Oudja, Taza, Fez, Mequinés, Rabat, Casablanca y Marraquesh. La zona española, al norte, era un erial montañoso, secularmente indómito a la autoridad del Sultán, en la que tan sólo Tetuan era una ciudad importante, por estar Tanger sometida a una jurisdicción internacional; el resto eran cábilas con míseros poblados y pobres asentamientos.

La zona del Protectorado Español era una estrecha franja de unos 20.000 km que se extendía desde el océano Atlántico hasta el rio Mululuya al este, en la frontera argelina; y desde el Mediterraneo al norte hasta el rio Werga al sur. Secularmente indómito a la autoridad del Sultán, era un erial montañoso y abrupto en el centro y sur, con áridas llanuras en el este y algunas zonas de labor en la costa atlántica. Tan sólo Larache y Tetuan eran ciudades importantes, por estar Tánger sometida a una jurisdicción internacional. No había comunicaciones terrestres en el territorio, y el movimiento entre ambos extremos del Protectorado habia de hacerse por mar.

La mayor parte de la población, cuyo total podía estimarse en unos 700.000 habitantes, eran cábilas rurales que vivían en míseros poblados y pobres asentamientos, agrupados en cuatro grandes grupos de la familia bereber:

  • Los Yebala, asentados al este del Protectorado, lindando con la vertiente atlántica.
  • Los Senhaja, asentados inmediatamente a su este, ocupando hasta la mitad del territorio.
  • Los Gomara, asentados en la mitad oeste de la parte mediterranea, entre los Yebala y la bahía de Alhucemas.
  • Los Rifeños, asentados en la parte mas oriental del Protectorado, entre la bahía de Alhucemas y la frontera argelina.

Los yebala y los rifeños eran los grupos mas importantes. Los primeros estaban liderados por El Raisuni, y se enfrentaron a España alternando etapas de lucha con periodos de pacto, sabiendo aprovechar los errores y debilidades de la falta de una estrategia de empuje a fondo de los españoles. Por su parte, los rifeños se enfrentaron frontalmente a los españoles, frenando cualquier intento de penetración en su territorio. De esta manera, mientras las tropas españolas progresaban lentamente en el extremo occidental (ocupacion de Tetuan y Xauen), en el extremo oriental el rio Kert era la frontera con el indómito Rif.

Dada la imposibilidad de una conquista militar del territorio, España optó por una solución similar a la que el general Lyautey estaba llevando a cabo en la parte francesa: una acción política dedicada a la captación de jefes marroquíes afines al partido español, seguida de una ocupación territorial paulatina. El esfuerzo se demostraría baldío, ya que los españoles encontraron que las cábilas estaban dispuestas a resistir.

EL DIFÍCIL MANDO Y CONTROL DEL PROTECTORADO

Tras la firma del Tratado de Madrid, el gobierno creó la figura del Alto Comisario de España en Marruecos, convirtió las plazas de Ceuta y Melilla en Comandancias Generales y creó la Comandancia General de Larache. Sin embargo, el gobierno no creó una relacion de subordinación de los comandantes generales con el Alto Comisario, sino que estableció que los cuatro cargos dependieran directamente de los Ministros de Estado y de Guerra, según los temas a tratar. De esta manera, la Real Orden de 23 de abril de 1913 sobre sompetencias del Alto Comisario daba lugar a diferentes interpretaciones, con lo que la confusion, los malentendidos y la falta de eficacia quedaron asentados en la zona. Cítese como ejemplo que el Alto Comisario tenía asignado un Estado Mayor que a veces invadía competencias de los Comandantes Generales, lo que fomentaba la duplicación de esfuerzos o la abstención de actuaciones para evitar roces en campo ajeno. A esto se unía la concepción de la antigüedad en el empleo como una prerrogativa sobre el mando de la tropas, lo que dificultó enormemente la labor del Alto Comisario.

EL GENERAL ALFAU (1913)

El primer Alto Comisario de España en Marruecos fue el general don Felipe Alfau Mendoza, nombrado el 2 de abril de 1913. Inmediatamente después, las tropas españolas entraron en Tetuán, la capital del Protectorado, sin disparar un solo tiro. En el mes de abril el general Alfau estableció las oficinas del Alto Comisario en la capital y trajo a la ciudad al Jalifa, personaje procedente de la zona francesa.

Al ver que el nombramiento de Jalifa no recaía sobre él, el Raisuni, que era realmente quien controlaba la región de Yebala, se sintió despechado y se alzó en rebeldía con todas las cábilas de la zona, dando lugar a la que se conoce como la Campana de Yebala.

El general Alfau ordenó la ocupación de la meseta del Laucien, que hacía las veces de escudo protector de Tetuán. La operación fue realizada por la brigada del general don Miguel Primo de Ribera. A continuación preteNdió dirigir otra operación contra el Raisuni, pero el Comandante General de Ceuta, general don Ramón García Menacho, que era más antiguo que el general Alfau, comunicó al Ministro de la Guerra que el mando de todas las fuerzas de la zona le correspondía a él y no al Alto Comisario. El general Alfau se trasladó a Madrid a finales de abril para dimitir de su cargo.

EL GENERAL MARINA (1913 - 1915)

El segundo Alto Comisario de España en Marruecos fue el general don José Marina Vega, nombrado el mismo mes de abril de 1913. Durante su mandato se reorganizaron las distintas tropas indígenas existentes: Tropas Regulares, Policía Indígena y Mehalla Jalifiana.

El general Marina recibió muchos refuerzos de la Península, y con ellos se dedicó a combatir tan duramente a los rebeldes yebalíes que su actividad prácticamente desapareció a finales de 1913. Durante los años 1914 y 1915 el general intentó ampliar el territorio controlado por las tropas españolas en la zona occidental, pero una vez más el gobierno le ordenó repatriar unidades a España y pactar con el Raisuni, tras haber comprobado que el peligro sobre Tetuán había pasado. Por temor a la reacción de la opinión pública, se volvía a repetir el parón de las operaciones militares de 1909 y 1912.

El gobierno pensaba que, dada la imposibilidad de una conquista militar del territorio sin causar numerosas bajas propias, se debía optar por una solución similar a la que el general Lyautey estaba llevando a cabo en la parte francesa: una acción política dedicada a la captación de jefes marroquíes afines al partido español, seguida de una ocupación territorial paulatina. Esta nueva política se debía a que desde antes de la guerra de 1909 existían notables rifeños que eran conscientes de las ventajas que les supondría a su pueblo una colaboración con España, potencia que tarde o temprano iba a ser la que ejerciera el poder en el norte de Marruecos, por lo que aceptaron dinero, armas y otros privilegios a cambio de servir como instrumentos de la acción conquistadora española. El esfuerzo se demostraría baldío, ya que con el tiempo los españoles encontraron que las cábilas estaban dispuestas a resistir.

El general Marina dimitió de su cargo a raiz de la destitución del coronel Fernández Silvestre, a la sazón Comandante General de Larache, debido a un incidente fronterizo ocurrido en julio de 1915 entre soldados españoles y yebalíes que se saldó con la muerte de un tal Al-Kalai, agente del Raisuni y colaborador de España.

EL GENERAL JORDANA (1915 - 1918)

El tercer Alto Comisario fue el general don Francisco Gómez Jordana, nombrado el 13 de julio de 1915. Hasta entonces había ocupado el cargo de Comandante General de Melilla. El gobierno le ordenó pactar con el Raisuni y mantener a toda costa el status quo existente. La única actividad militar relevante ocurrida durante su mandato fue la operación llevada a cabo contra la cábila de Anyera, que fue la primera operación conjunta de las Fuerzas Armadas españolas con participación de fuerzas de tierra, mar y aire en junio de 1916. Tras el éxito de esta acción las tropas españolas fueron abocadas a mantener la más completa inactividad.

El general Jordana murió en su despacho el 18 de noviembre de 1918, cuando redactaba una carta al Ministro de la Guerra, conocida como "el testamento Jordana", en la que solicitaba permiso al gobierno para actuar contra el Raisuni en la zona occidental, y recomendaba efectuar un desembarco en la bahía de Alhucemas para penetrar en el Rif desde allí.

EL GENERAL BERENGUER (1919 - 1922)

El cuarto Alto Comisario fue el general don Dámaso Berenguer Fusté, nombrado a finales de enero de 1919 cuando ocupaba el cargo de Ministro de la Guerra. Llegó al Protectorado con una sencilla idea de maniobra para ocupar todo el territorio:

  • En la zona occidental, ocupar primero Xauen y luego Tazarut, que era el refugio de el Raisuni.
  • En la zona oriental, ocupar Alhucemas y acabar así con la resistencia rifeña.
  • Ocupar el resto del territorio con estos dos ejércitos.

El problema es que no tenía fuerzas suficientes para llevar a cabo su idea, ni tampoco los detalles de la misma estaban suficientemente perfilados. En primer lugar, el ejército español en Marruecos presentaba unas carencias de material y unos defectos de organización muy alarmantes. En segundo lugar, seguía sin estar del todo clara la normativa sobre las atribuciones del Alto Comisario y de los tres Comandantes Generales y las dependencias de los cuatro con el gobierno de Madrid, por lo que las acciones militares no se coordinaban bien.

En el año 1920, los Comandantes Generales de Ceuta y Melilla, generales Alvarez del Manzano y Silvestre respectivamente, eran más antiguos que el Alto Comisario; sólo el Comandante General de Larache, general don Emilio Barrera, era más moderno. Según algunos, esta fue una más de las muchas causas que propiciaron el desastre de Annual en 1921, pues mientras el general Berenguer estaba ocupado en someter al Raisuni con la tranquilidad que le daba saber que el frente rifeño estaba en paz, permitió al general Silvestre, más antiguo que él, avanzar hacia Alhucemas.

La actividad del general Berenguer se centró principalmente en combatir contra el Raisuni en la zona occidental, ya que era el único personaje influyente que se oponía a la acción española en el Protectorado. Mientras tanto, dejó al general Silvestre cierta libertad de acción para avanzar hacia la bahía de Alhucemas. El expectacular avance sin bajas realizado por el general Silvestre entre mayo de 1920 y marzo de 1921 quizás influyó en el ánimo de Berenguer a la hora de no valorar adecuadamente el ataque de Abd el-Krim durante los días iniciales del desastre de Annual, sobre todo si se tiene en cuenta que el Alto Comisario estaba inmerso en una campaña contra la cabila de los Beni Arós, en Yebala.

El general Berenguer cesó en el cargo el 13 de junio de 1922, tres días después de que el general Picasso entregase su famoso informe sobre los hechos acaecidos en Melilla en julio de 1921 al fiscal del Tribunal Supremo Militar. Fué sucedido por el general de división D. Ricardo Burguete Lana.

FUENTES:

  • Juan Tomás Palma Moreno. Annual 1921. 80 años del desastre. Almena ediciones. Madrid, 2001. Página 6
  • Manuel del Barrio Jala. Nuestros generales en el norte de África. Revista Ejército, número 732. Marzo de 2002, página 45.
  • Revista África Internacional, número 19