Campaña iniciada para expulsar a los rifeños de las alturas occidentales de la divisoria del rio Kert, desde las que los rifeños amenazaban Melilla por el oeste.
Finalizada la campaña de Melilla de 1909, en España la cuestión de Marruecos se diluyó entre los problemas de todo tipo sociales y económicos que asolaban el país. Mientras tanto, el lider rifeño El Mizzián se dedicó entre 1910 y parte de 1911 a predicar la guerra santa (yihad) contras los españoles invasores, a tejer alianzas y lealtades entre las cábilas rifeñas y a organizar un verdadero ejército con el que enfrentarse a las tropas españolas.
En 1911 se produjeron una serie de revueltas antieuropeas en las ciudades marroquíes de Fez y Mequinés, que fueron aprovechadas por Francia para ocupar estas dos ciudades en el mes de mayo, y a continuación otras ciudades de Marruecos. Por su parte, el presidente del gobierno español, señor Canalejas, aprovechó la ocassión para ordenar la ocupación de Larache y Alcázarquivir.
La opinión pública española reaccionó contra esta nueva acción de tipo colonial; la situación llegó a tal extremo que se produjo un motín en el buque de guerra Numancia, donde se proclamó la República el 6 de agosto de 1911. Pero el presidente Canalejas estaba firmemente decidido a intervenir en Marruecos, no cedió ante la opinión pública, y en agosto aprobó el plan de avance hasta el río Kert en la zona de Melilla.
La toma del monte Gurugú en 1909 no evitaba la amenaza de los rifeños sobre Melilla, pues éstos dominaban las alturas de los montes situados entre el margen derecho del río Kert y la ciudad por el oeste, con lo que se hacía necesario desalojarles de allí. Las operaciones comenzaron en agosto de 1911, duraron demasiado y costaron numerosas bajas. En la Península fueron recibidas con una serie de huelgas generales durante el mes de septiembre, en las que se mezclaron el rechazo a la guerra con las reivindicaciones económicas.
La cábilas de El Mizzián eran más numerosas y estaban mejor organizadas, armadas y equipadas que en 1909, y presentaban mayor movilidad que las columnas españolas, que eran atacadas constantemente. El 14 de octubre murió el general de división don Salvador Díaz Ordóñez y Escandón, y la columna del general Navarro tuvo 33 muertos y 105 heridos. A lo largo de los combates de finales de 1911 y principios de 1912 las tropas españolas ocuparon una serie de posiciones (Monte Arruit, Izhafan, Tauriat Zag ...) desde las que se llegó a la orilla derecha del río Kert, que se constituyó en la línea del frente con los rifeños por la imposibilidad de las columnas españolas de asentarse al otro lado del río.
El 15 de mayo de 1912, El Mizzián murió de forma fortuita en una escaramuza. Sin jefe que lograse el necesario consenso y unidad entre cábilas tan distintas y rivales entre sí, el movimiento rifeño se descompuso. El gobierno español, presionado por la opinión pública, no quiso aprovechar la oportunidad para penetrar de forma enérgica en el interior del Rif, y se contentó con firmar pactos con los jefes de las cábilas locales, como hizo en 1909, y puso fin de inmediato a los combates.
Entre los hechos absurdos de esta campaña cabe señalar la dirección personal de las operaciones por parte del Ministro de la Guerra, general Luque. El general visitó Melilla entre el 3 y el 19 de octubre, donde le explicaron que el germen de la rebelión del Rif radicaba en Alhucemas. El 7 de octubre se realizó una operación del paso del río Kert sobre la que los rifeños presentaron una fuerte oposición. El Ministro de la Guerra tomó personalmente el mando de las operaciones, en las que las tropas españolas sufrieron 64 muertos y 205 heridos.