HISTORIA MILITAR DE ESPAÑA
Campañas




GUERRA CONTRA LA REPÚBLICA FRANCESA (1793 - 1795)

Capitulación del castillo de Bellegarde (24 de junio de 1793)

El castillo de Bellegarde estaba situado en la línea limítrofe entre el Rosellón y Cataluña, sobre el centro de una espaciosa garganta, en la cumbre de una altura que desde el noroeste al sudoreste se inclina hacia la llanura del Ampurdan entre cortados barrancos que hacen áspero y dificil el terreno circundante. Al este esta el Coll de Perthus y al oeste el Coll de Panisas.

Por su ubicación domina unas cuatro leguas del camino real que discurre a sus pies entre Figueras y Perpignan, así como los de sus alrededores. Su situación era privilegiada por cuanto era muy dificil aproximar artillería para batir sus murallas desde la parte española. Su conquista era esencial para el general Ricardos, pues evitaba una importante guarnición en su retaguardia, abria las comunicaciones a su ejército desde España, le permitía el paso de su corriente artillera y logística por el camino real y le brindaba una vía de retirada en caso de necesidad.

Su fortificación era un pentágono irregular acomodado a las inflexiones del terreno y compuesto de dos recintos: uno interior con cuatro reducidos baluartes rodeado de un foso excavado en la roca. Sus murallas escaban cubiertas por tres revellines, uno en la parte que miraba a España. Así mismo, tenía minados los accesos. En dirección hacia La Junquera había un pequeño fortín unido al castillo situado en una altura inferior y cuya misión era alejar posibles ataques y descubrir accesos por barrancos y desenfiladas.

Los muros del castillo y del fortín eran altos y de espesor respetable. Tenía capacidad para una guarnición de 1.200 hombres. En el interior había edificios tales como una iglesia, maestranza, herrería, hospital para 20 camas, establos para 40 caballos y alojamientos para el gobernador, oficiales y la tropa, quedando suficiente espacio despejado para formaciones de servicio y desahogo de la guarnición.

A pesar de su aspecto y fama de plaza difícil de tomar, los españoles la conquistaron en 1674, el mariscal Schomberg la reconquistó el siguiente año, y el rey Luis XIV la hizo fortificar de nuevo en 1679 tras la paz de Nimega.

En el momento de sufrir el sitio en el año 1793 la guarnición del castillo la formaban 1046 soldados de cuatro compañías del 7º Regimiento de Infantería de Línea, 2 batallones de Voluntarios, el 7º Regimiento de Nantes y el 1er. Regimiento del Gers, todos ellos al mando del teniente coronel Dubois-Brulé, del 7º Regimiento. Contaba para su defensa de 41 cañones, de los que durante el sitio la artillería española desmontó 32, y 7 morteros, que también fueron desmontados.

El general Ricardos inició el sitio del castillo instalando el 3 de mayo una batería de artillería en una loma del Coll del Portell formada por 10 cañones de a dieciseis, morteros cónicos de 12 pulgadas y cuatro obuses de a ocho. Posteriormente tuvo que ser adelantada para conseguir fuegos más eficaces sobre el castillo, de modo que reforzada con dos morteros más reanudó sus fuegos el 26 de mayo.

Se instaló una segunda batería delante de La Junquera en el borde del camino real, abriendo fuego contra el castillo el 22 de mayo.

A raiz de la inminente capitulación del Castillo de los Baños el general Ricardos envió a uno de sus ayudantes, D. Félix Colca, para intimar la capitulación de Bellegarde; pero el teniente coronel Dubois-Brulé respondió que "estimaba mucho el recado del general, pero que la intima que le hacía era muy a principios (es decir, prematura), teniendo intactas sus murallas, y que él y toda la guarnición se defendería con valor hasta el último extremo". Ese mismo día el Cuartel Maestre D. Tomás Morla reconoció en persona las defensas francesas escoltado por dos oficiales franceses disfrazado y aprovechando un permiso que solicitó el gobernador del castillo para que el general Ricardos concediera pasaportes para que unas mujeres que estaban dentro del castillo se pusieran a salvo en Figueras.

El dia 6 de junio un contingente al mando del Mariscal de Campo D. Rafael Adorno impidió que un convoy de socorro procedente de Perpignan llegara al castillo.

Tras la capitulación de los fuertes de Prats de Molló y de los Baños el contingente español libre para sitiar Bellergarde ascendió a 12.000 soldados. El general Ricardos designó al General de Artillería D. Manuel de Cagigal el mando de las fuerzas sitiadoras. Asesorado por el capitán de ingenieros francés Cotte de la Tour, escapado del fuerte tras permanecer prisionero en él arrestado por la guarnición, el general Cagigal comenzó la construcción de una trinchera de unos 350 metros de longitud situada en una pequeña meseta situada a unos 800 metros de las murallas y a una cota 85 metros por debajo. El lado derecho de la trinchera se apoyaba en el Coll de Perthus y el lado derecho en una batería destinada a abrir una brecha en el frente derecho del bastión "de Francia". Se destinó a este trabajo a dos batallones de los regimimientos de infantería Cordoba y Mallorca, que fueron reforzados con piquetes de trabajadores procedentes del campo de Boulou.

Los trabajos dieron comienzo el 15 de junio por la noche dirigidos por el Teniente General de Ingenieros D. Juan Escofet y los ingenieros a sus órdenes, sin que los franceses advirtiesen nada. Al amanecer del dia 16 un contingente de 200 soldados franceses salió del fuerte como de costumbre para forrajear. Fueron emboscados por el capitán del 1er. Regimiento de Infantería Ligera de Cataluña D. José Alegre, que al mando de 50 soldados obligó a huir a los franceses causándoles 12 bajas entre muertos y heridos. Los franceses advirtieron los trabajos de construcción de la trinchera y abrieron fuego de artillería contra ella, causando la muerte de dos soldados del Regimiento de Córdoba.

Los dias 18, 20 y 22 de junio la guarnición francesa de Colluire trató de entorpecer las operaciones de sitio, pero los franceses no pasaron de Argeles, guarnición española al mando del Mariscal de Campo D. José Crespo.

La construcción de la trinchera continuó a pesar del fuego artillero francés, de forma que el día 21 se rompió el fuego contra el fuerte con morteros y cañones de a dieciseis. A las doce del mediodía del 23 de junio el general Ricardos efectuó un reconocimiento de los efectos del fuego artillero propio. Comprobó que la mayor parte de los parapetos del baluarte izquierdo estaban destruidos y que en breves días se podría abrir una brecha en la muralla. Las piezas francesas fueron desmontabas una a una de modo que a las 20:00 horas de ese día tan solo quedaban 8 piezas del fuerte en funcionamiento.

La noche del 23 de junio las tropas españolas pasaron las horas con las armas en la mano. Guarnecían la trinchera 1.200 soldados de los regimientos de infantería de Soria y Granada. Al día siguiente se comenzó la construcción de una nueva batería detras de la trinchera para alojar 12 cañones de a vinticuatro con objeto de destruir el baluarte de la derecha.

Tras treinta y dos horas de fuego artillero ininterrumpido en las que cayeron sobre el fuerte 23.073 proyectiles de varios calibres y 4.021 bombas y granadas, el general Ricardos ordenó al Cuartel Maestre que redactase un documento de capitulación, que fue entregado por el coronel del Regimiento de Caballería de Calatrava, D. Adrián Jacome, al teniente coronel Dubois-Brulé. Este convocó un Consejo de Guerra y se acordó en él la capitulación por 14 votos a favor y 7 en contra. Los edificios del fuerte no construidos a prueba habían quedado destruidos, así como las poternas, escaleras, puentes, puertas, rastrillos, casamatas, fosos, caminos cubiertos, patio interior y la mayor parte de la empalizada. 34 cañones y 7 morteros habían quedado desmontados. Solo quedaban 7 cañones en pie. Los franceses tuvieron 30 muertos y 50 heridos. El resto tan solo había comido 4 onzas de pan en los últimos 2 días.

A las 08:00 horas del dia 25 de junio 100 granaderos del Regimiento de Infantería de Soria ocuparon una de las puertas del fuerte. El teniente coronel Dubois-Brulé se dirigió al Cuartel General del general Ricardos acompañado de un capitán de granaderos del Regimiento de Champagne. Una vez en Boulou se concretaron los términos de la capitulación. Para librar a la guarnición francesa de cualquier tipo de insulto, el general Ricardos publicó el siguiente bando:

    "Debe respetarse la desgracia. Este principio que dicta la humanidad es propio de la generosidad española. Espera, pues, el general que no habrá persona alguna que insulte con el gesto, el ademán, la palabra o de otro modo a los prisioneros franceses en su salida, tránsito y estancia entre nosotros y que reflexionen todos que las contingencias de la guerra pueden conducirles a igual estado.

    Pero si, contra toda esperanza, hubiese algún soldado, paisano, arriero u otro individuo que se propase a lo más leve insultando a los infelices, será inmediatamente preso y sufrirá, sin dilación, seis carreras de baquetas.

    No puede presumir jamás el general que incurra en semejante falta de generosidad y educación ningún oficial y otra clase de sujetos condecorados, pero en el remotísimo caso de que sucediese, tomará el partido correspondiente y severo, según el hecho y las personas."

    El general Ricardos. Cuartel General de Boulou. 25 de junio de 1793.

A las 06:00 horas del dia 26 de junio se celebró un Te-Deum y una misa en el campo español. A las 18:00 horas de ese día los 300 defensores del fuerte de Bellegarde salieron a tambor batiente y las banderas desplegadas flanqueados por los 1.200 soldados de los regimientos de Soria y Granada. Efectuada esta salida, entregaron sus armas y cajas de guerra y fueron conducidos a La Junquera camino de su prisión en Barcelona. A varios oficiales el general Ricardos les concedió pasar a Perpignan durante unas horas para arregalr asuntos económicos y administrativos en sus unidades, bajo palabra de honor de regresar al campo español una vez finalizados sus asuntos.

De la importancia que tenía la conquista del fuerte de Bellegarde en el curso de los acontecimientos da testimonio el hecho de que el general Ricardos ordenó "que formasen todos los cuerpos del Ejército y que, después de publicado el bando al frente de sus banderas, se hiciese una triple salva por la infantería y la artillería en celebridad de la toma de una plaza tan respetable como Bellegarde y de la importancia para España por su situación local y la seguridad de nuestro Ejército, que tiene abierta su comunicación inmediata, acto que se ejecutó a las seis de la tarde."





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