HISTORIA MILITAR DE ESPAÑA
Campañas




GUERRA DE LA CUÁDRUPLE ALIANZA (1717 - 1721)

BATALLA DE MELAZZO (15 de octubre de 1718)

Victoria española sobre el ejército imperial austriaco que vino a reforzar la guarnición de Melazzo, sitiada por el ejército expedicionario español en Sicilia.

Antecedentes

Tras la victoria obtenida en el sitio de Messina, el marqués de Lede acudió a socorrer a la fuerza española que staba sitiando la vecina plaza de Melazzo desde el mes de julio, cuya guarnición estaba al mando del general Caraffa.

El 13 de octubre los imperiales fueron reforzados con numerosas tropas austríacas, de tal manera que el día 15 de octubre se produjo una salida en fuerza de los imperiales con objeto de batir al ejército sitiador español antes de la llegada del grueso de las tropas al mando del marqués de Lede.

La fuerza imperial estba compuesta de 18 batallones de Infantería austríacos, 1 batallón de Infantería piamontés y el regimiento austríaco de Dragones de Tixch.

Los españoles contaban con 14 batallones de Infantería, 2 regimientos de Caballería (Farnesio y Salamanca) y 2 regimientos de Dragones (Batavia y Lusitania). La Artillería española estaba al mando de reputados oficiales como Juan Bernet y Guillermo Benque, auxiliados por otros varios entre los que se encontraba Juan de Perichegui.

La batalla

El ataque de los imperiales se desencadenó a primera hora de la mañana. Para hacerlo frente y dar tiempo a formar al resto de las unidades españolas, los piquetes de guardia de los Dragones de Lusitania y Batavia se vieron obligados a cargar al enemigo, exponiéndose con ello a duras descargas de fusilería. El destacamento del Batavia quedó diezmado, resultando muerto el teniente coronel que lo mandaba. Según el relato de uno de sus mienbros, los Dragones del Lusitania "con indiscreto tesón, obrando más el valor que la conducta, quisimos siempre mantenernos bajo el Fusil de la línea enemiga; fuimos los que más sufrimos."

Gracias al sacrificio de los Dragones, los españoles pudiero organizar la línea, mientras que los imperiales se desorganizaban por haberse entregado al saqueo del campamento del marqués de Lede. De esta manera se produjo el contraataque español.

Los Guardias Reales de Infantería española atacaron e hicieron retroceder a los imperiales. Simultáneamente el Regimiento de Farnesio cargó contra el enemgo, resultando herido su coronel, el duque de Atrisco, mientras que un teniente del regimiento capturó al generalen jefe de la Caballería enemiga, Vetarani.

Ante esta presión y la inmimente llegada al campo de las unidades de refresco española, los imperiales iniciaron la retirada, que efectuaron bajo el acoso "obstinado y sangriento" de los jinetes españoles por espacio de casi una legua. En la persecución se distinguió especialmente el Regimiento de Lusitania, que cayó sobre el Regimiento de Infantería de Fold y le cogió dos banderas. Según la costumbre de la época, se prometió a los dragones que las capturaron las primeras vacantes de alférez en el regimiento, pero ambos valientes murieron en combate antes de que se produjeran las mismas.

Consecuencias

Las bajas imperiales fueron de 2.000 soldados muertos y heridos y 1.000 prisioneros. Las bajas españolas fueron unos 1.000 muertos y heridos y unos 300 prisioneros, que fueron cogidos al principio del ataque.

Por su comportamiento, el Regimiento de Dragones de Lusitania recibió su primera recompensa: el derecho a usar mantillas amarillas en sus caballos.

Por su parte, el Regimiento de Infantería de Guadalajara fue autorizado a llevar en sus carteras de la casaca nueve botones, en recuerdo de haber rechazado durante la acción a otros tantos batallones enemigos.

A pesar de la victoria, en junio de 1719 el marqués de Lede se vió obligado a levantar el campo por falta de refuerzos, situación creada por la derrota de la escuadra española en el Cabo Passaro el 11 de agosto de 1718, siendo perseguido por su rival, el conde de Merci, dando lugar con ello a otra victoria española en la batalla de Francavilla.







FUENTES:

  • Abriendo camino. Historia del Arma de Ingenieros. Tomo I. Madrid, 1997. Páginas 160-162.
  • Julio Albi y dos más. La caballería española, un eco de clarines. Tabapress, S.A. Madrid, 1992. Pág,s. 57-60.
  • Mª Dolores Herrero y tres más. La Artilería española, al pie de los cañones. Tabapress, S.A. Madrid, 1994. Pág. 87-93.