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TENIENTE GENERAL D. PEDRO DE LUCUZE Y PONCE (1692 - 1779)
Director de la Real Academia Militar de Matemáticas de Barcelona entre 1736 y 1779.
D. Pedro de Lucuze y Ponce nació en Avilés en el seno de una familia noble el 21 de noviembre de 1692. Por la importancia de su labor docente y su influencia en la formación de los ingenieros militares y otros oficiales del ejército, es una figura de gran importancia en la ciencia española del siglo XVIII. Comenzó sus estudios de Filosofía, Latín y Humanidades y, aunque no los concluyó, comenzó los de la facultad de Teología de Oviedo, siguiendo los pasos de su padre. Sin embargo, a los 18 años abandonó los estudios eclesiásticos para seguir su vocación militar, de manera que en mayo de 1711 sentó plaza como soldado en la Compañía Coronela del Regimiento de Santiago, donde tomó parte en todas las acciones en las que luchó el regimiento en la Guerra de Sucesión Española, siendo herido en una acción en Cataluña. En marzo de 1719 pasó a la Compañía de Reales Guardias de Corps, donde sirvió once años. Durante el tiempo que permaneció en la Corte estudió matemáticas por su cuenta, con tan brillantes resultados que fue admitido simultáneamente en los Reales Cuerpos de Artillería e Ingenieros, escogiendo finalmente éste último, en el que ingresó como teniente e Ingeniero extraordinario el 1 de enero de 1730. Su primer destino fue la coste de Granada, y en 1733 se encontraba en el Peñón de Vélez de la Gomero levantando un plano del proyecto para la construcción de un fuerte. En 1736 lo encontramos destinado en Ceuta, pero por Real Orden de 4 de mayo de 1736 fue destinado a Barcelona para incorporarse a la Real Academia Militar de Mathemáticas y Fortificación como profesor y Ayudante del Director, el ingeniero D. Pedro Calabro. Tenía 44 años. Su situación económica era bastante lamentable, según sabemos por una carta dirigida a don Casimiro Ustáriz con fecha 9 de marzo de 1737: "Hoy me deben 23 pagas, ni tengo que comer ni ropa que vender o empeñar, ni otro recurso que la piedad de V.S.S., de quienes espero algún consuelo protegiendo mi justicia y haciendo presente a S.M. tan infeliz estado, consiguiendo nueva orden para que este Intendente mande igualarme con los demás ingenieros, dándome satisfacción de las sobredichas pagas de 1734 y 1735. Si fuese mi desgracia tal que no consiguiese de V.S. alguna determinación, me veré precisado a pedir la dimisión de mi empleo para tener la libertad de mendigar, pidiendo por Dios una limosna, y será el premio de 27 años de servicios sobre una continuada tarea de dedicación al estudio". En 1737 recibió el encargo de redactar un proyecto de Reglamento de Academias Militares. El Reglamento fue publicado en septiembre de ese año y su redacción fué la gota que colmó vaso sobre las malas relaciones entre el Ingeniero General y el Director de la Academia. Mateo Calabro fue apartado del cargo al año siguiente y sustituido por Lucuce, quien ejerció interinamente la dirección de la Academia hasta que el 19 de septiembre de 1739 fue nombrado director con carácter de titular. Como director de la Real Academia de Matemáticas de Barcelona. D. Pedro de Lucuze se dedicó a redactar el Curso Matemático que luego sería enseñado por los profesores del centro y por las otras Academias de Ingenieros de Ceuta u Orán, todo ello siguiendo el temario general de ocho Tratados que estableció la Ordenanza de 1739. Para ello se basó en:
Las Ordenanzas para la enseñanza de las matemáticas que se promulgaron en julio de 1739 recogieron muchas de las propuestas realizadas por Lucuze. Consagrado al estudio y a perfeccionar la enseñanza, Lucuce consiguió elevar la Academia a un grado de esplender verdaderamente admirable, esplendor que mantuvo en el largo periodo en que estuvo a su mando. En 1756 el Conde de Aranda fue nombrado Director General de Artillería e Ingenieros. Aranda unificó ambos Reales Cuerpos y pensó en restablecer la antigua Academia de Matemáticas de Madrid, creando para ello el 23 de octubre de 1756 la Real Sociedad Matemática, con la que además quiso solucionar la secular carencia de libros científicos de texto escritos en castellano. Lucuze fue llamado a Madrid para dirigir la Real Sociedad y, sin dejar la dirección de la Academia de Matematicas de Barcelona, como responsable de dirigir y coordinar todos los escritos. La dimisión de Aranda disolvió la Sociedad mediante Real Orden en 1758 y la colección de textos acumulados durante esos años se disgregó; parte de ellos fueron a parar a la Academia de Barcelona. De regreso a Barcelona retomó sus antiguas responsabilidades docentes y administrativas. Realizó diversos informes para la construcción de la carretera Barcelona-Lérida, sobre las fortificaciones del norte de África y sobre los desmontes por obras de fortificación. En 1772 editó sus Principios de Fortificación. En 1760 Lucuce fue ascendido a Brigadier con 68 años. El 1 de abril de 1770 fue promovido a Mariscal de Campo con 77 años. En 1774, con 82 años de edad, fue nombrado Director General del Ramo de Academias Militares de Mátemáticas (Barcelona, Orán y Ceuta), cargo que ocupó hasta su muerte ocurrida cinco años más tarde, en noviembre de 1779. A principios de 1779 fue ascendido a Teniente General, si bien disfrutó poco tiempo de este nuevo empleo, pues falleció en Barcelona el 20 de noviembre de 1779, un dia antes de cumplir 87 años, tras dirigir la Academia de Matemáticas durante 41 años. Su cuerpo fue sepultado en la Iglesia de los Teatinos y posteriormente, tras ser exhumados, en la capilla de la Cuidadela de Barcelona. Entre las obras que escribió Pedro Lucuce destacamos las siguientes:
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FUENTES:
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