HISTORIA MILITAR DE ESPAÑA
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MAUREGATO (783 - 788)

Séptimo rey de Asturias

La muerte de Silo debió haber abierto el camino al trono a Alfonso II. Su tía Adosinda, esposa del difunto monarca Silo, logró que se eligiese rey a su sobrino Alfonso, que tendría unos 19 años. Quizás la elección de Alfonso estuviese pactada desde la proclamación de Silo. Pero un tal Mauregato, hijo bastardo de Alfonso I, por tanto hermano de Adosinda, expulsó del trono a Alfonso II y se impuso él mismo mediante un golpe del que no se conocen los detalles.

El golpe de Mauregato tuvo que ser cruento y hubo de provocar sin duda resistencias en la corte. Alfonso huyó a tierras alavesas para vivir desterrado junto a sus parientes vascones. Los vascones apoyarían sin duda a Alfonso, pues no en vano su madre, Munia, era vascona. La nobleza de la corte asturiana apoyó sin duda la postura de Adosinda de nombrar rey a su sobrino Alfonso despúes de Silo. Por tanto es razonable suponer que el apoyo que recibió Mauregato para lograr el trono viniera de la nobleza fronteriza de Galicia. Esta región había sido la principal zona de expansión de Alfonso I en los años 40 y 50 y había demostrado su capacidad de resistencia frente a Fruela I y Silo. Además, aún estaría demasiado reciente el recuerdo de su derrota en Monte Cupeiro a manos del anterior rey Silo.

Tras la elevación al trono de Mauregato, la viuda Adosinda hubo de profesar en 785 en el monasterio de San Juan de Pravia. A su profesión asistieron Beato de Liébana y su amigo Eterio, obispo de Osma, y el abad Fidelio. Por su parte, Alfonso fue obligado a buscar asilo en Álava, entre los parientes de su madre.

Mauregato debía de ser un hombre maduro cuando ascendió al trono, pues su padre había muerto hacía 26 años. Fue muy mal tratado por los cronistas cristianos de épocas posteriores. Era un rey usurpador y bastardo. Los futuros reyes de León y Castilla no estaban emparentados con él. Además de esto, le echaron en cara que durante los cuatro años de su reinado no combatiese a los musulmanes. Dijeron que su madre sería una mora cautiva de Alfonso I y que su nombre derivada de "maura capta". El cronista Rodrigo de Toledo, que escribió cuatro siglos después, le atribuyó el vergonzoso tributo de las Cien Doncellas, que se ha demostrado que era una invención falsa para desacreditarle ante la Historia. A pesar de todo, Mauregato murió de muerte natural en 788 tras un breve reinado de cuatro años aparentemente tranquilo y sin ser cuestionado. Fue sepultado en la iglesia de San Juan Apóstol.

Expedición musulmana contra Asturias (783)

Mauregato sufrió tan solo una acometida contra su reino procedente del gobierno musulmán de Córdoba. El gobernador musulmán de Toledo, Suleyman ibn Abd al-Rahman, hijo del emir de Córdoba, tuvo noticias de la turbulenta sucesión al trono de Silo, y quiso aprovechar la confusa situación para mandar una expedición contra el reino montañés alrededor del año 783. Se supone que sus tropas atravesaron el puerto de Pajares hasta Luga de Llanera. Cabe sospechar que no logró mucho éxito, pues las crónicas árabes, tan dadas a las exageraciones, dicen tan solo que "regresó sano y salvo".

Querella del Adopcionismo e invención de Santiago Apóstol

Durante el reinado de Mauregato ocupaba la sede arzobispal de Toledo el obispo Elipando, que ejercía su ministerio tolerado por los musulmanes. Coincidiendo con la entronización del nuevo rey asturiano, se inició una tentativa de los francos para captar para ellos la iglesia visigoda española. Para lograrlo envían a tierras hispanas al obispo Egila. No obstante, la iglesia hispana resistió firme y unida la tentativa carolina. Despechado por el fracaso, el obispo Egila se alió con las tesis de un obispo hispano disidente llamado Migelio. Suscribió con él unas doctrinas que fueron declaradas heréticas en un concilio peninsular que convocó el obispo Elipando en Sevilla en el año 784, que consistían en una especie de nestorianismo y que consistía en decir que Jesucristo era Hijo Adoptivo de Dios.

Un monje de Liébana llamado Beato escribió al primado de la iglesia hispana acusando de adopcionismo la declaración de fe efectuada en el Concilio de Sevilla y difunció por el reino asturiano sus censuras. Al año siguiente, 785, el primado Elipando, orgulloso de su jerarquía y celoso de su sabiduría y de la ortodoxia tradicional de su cátedra toledana, escribió a un abad asturiano llamado Fidelio contestando en su carta a la acusación que hacía Beato y apoyando el adopcionismo de Fidelio. Félix, obispo de Urgel, se unió a la herejía.

Beato se enteró del contenido de la carta del primado en el mismo acto de profesión como monja de la reina viuda Adosinda. Beato reaccionó escribiendo su Tratado Apologético, en el que trata con injusticia y brutalidad a Elipando, llegando a deformar la doctrina del primado en la medida que tal acción valía para sus intereses.

La querella entre el monje Beato y el primado Elipando se extendió por toda la península y Europa, provocando una reacción ofensiva de la iglesia franca carolingia sobre la iglesia hispanovisigoda, que se haría más virulenta diez años despues reinando Alfonso II. Como resultado, se produjo la ruptura de la cristiandad asturiana con la sede primada de Toledo y el intento de restauración del Orden Gótico en la corte del Reino de Asturias. La herejía fué condenada en los concilios de Narbona y Francfort en tiempos de Carlomagno, desapareciendo en seguida.

Otro resultado de la querella sobre el Adopcionismo fue la invención del Apóstol Santiago. En el año 786 Beato de Liébana escribió sus Comentarios al Apocalipsis. En él se habla por primera vez sobre la evangelización de España por el Apóstol Santiago. Así mismo, por primera vez se le invoca como Patrono y Protector de España. la invocación se recoge en un himno litúrgico dedicado al rey Mauregato. La consecuencia más inmediata de esta loa al Apóstol Santiago fue la siembra del patronazgo espiritual del apóstol en la empresa de la Reconquista.

La iglesia

La iglesia vivía una vida casi embrionaria. Asturias y Cantabria transmontana habían sido cristianizadas tardíamente y no muy intensamente. De hecho no se había nombrado ningún para esa zona hasta la fecha. En Galicia un tal Odoario restauró la sede episcopal de Lugo. Odoario había llegado a Lugo desde África con sus siervos huyendo de la persecución musulmana. Quizás perdurase la sede episcopal de Iria Flavia. Algunos obispos se había refugiado tras las montañas en los tiempos del reinado de Alfonso I. Entre ellos destaca Santo Toribio, obispo de Astorga que se vió obligado a huir de los musulmanes y que posteriormente fundaría un monasterio en la Liébana.

El número de monasterios en el reino asturiano es insignificante:

En Galicia:

  • Samos, arruinado por diversas tropelías de civiles laicos.
  • Lucis, situado entre los rios Eo y Masma. Fue fundado por Silo en el 781.
  • San Juan de Celeiro, fundado por Mauregato.
  • San Juan de Frades, fundado por Mauregato.
  • Aviancos, fundado por Mauregato.

    En Asturias:

  • San Juan de Pravia, fundado por Silo.
  • San Vicente de Oviedo, fundado por Silo en el 781.

    En la Liébana:

  • San Salvador de Beleña, fundado por Mauregato.
  • Santa María de Cosgaya, fundado por Mauregato.
  • San Salvador de Caldas, fundado por Mauregato.
  • San Martín, fundado por Santo Toribio.


  • FUENTES: