Ingresó en el Real Cuerpo de Ingenieros en 1767. Fue un Ingeniero de gran talento y ciencia. En 1797 redactó con sus compañeros de Brigada, los generales Morla y O´Farril, el Dictámen sobre la defensa de la frontera francesa en la parte de Navarra y Guipúzcoa.

Trabajó con el capitán general D. José de Urrutia en la concepción y organización de las tres instituciones del Real Cuerpo de primeros del siglo XIX: la nueva Ordenanza, la Academia y el Regimiento Real. A decir de algunos, fue de hecho el gran inspirador del trabajo del general Urrutia.

En 1802 era Mariscal de Campo y Director Subinspector del Real Cuerpo. En 1803 era el Jefe de Estado Mayor de Ingenieros del Generalísimo Godoy, nombrado Ingeniero General. Tras el motín de Aranjuez y la destitución de Godoy, el Marqués de la Romana fue nombrado Ingeniero General el 21 de marzo. Tras la marcha del marqués al frente de la expedición de Dinamarca, el marical Samper fue nombrado Comandante General interino del Real Cuerpo.

Con ocasión de la Fuga de los Zapadores, el mariscal Samper envió al capitán Bustamante tratando de detener la columna del comandante Veguer. No lo consiguió, y el 20 de julio, el mismo día en que el rey Pepe Botella entró en Madrid, Samper se fugó a Sevilla con los jefes y oficiales de Ingenieros que había en la Corte. Una vez allí, se presentó en la Junta, que le confirmó en el cargo de Comandante General interino de Ingenieros y le nombró además Cuartel-Maestre General del ejército del general Castaños.

En 1810 fue ascendido a teniente general y elegido diputado de las Cortes Generales y extraordinarias que se reunieron en Cádiz.

Falleció en Cádiz en 1812.

  • Memorial del Arma de Ingenieros. Mayo de 1908. Año LXIII, número V. Nota (1) de la página 184.




Samper (o Sampere), Antonio. Alcoy (Alicante), 31.XII.1744 – Cádiz, 21.V.1812. Militar y escritor, mariscal de campo e Ingeniero General del Cuerpo de Ingenieros.

Tomó parte como cadete en la campaña de Portugal en 1762, participando en el sitio y toma de Almeida y en la rendición de Salvatierra. Ingresó en el Cuerpo de Ingenieros en 1767, después de aprobar los exámenes de suficiencia, como subteniente e Ingeniero Delineador, siendo enviado a las obras del castillo de San Fernando de Figueras. En 1770 estaba destinado en Barcelona, desde donde se le mandaba a la construcción del Camino Real de Madrid a Valencia.

En 1774 seguía trabajando en el Camino Real de Madrid a Valencia (aún como Ingeniero Ayudante) cuando recibió la orden de trasladarse a Guatemala para la reedificación de la ciudad destruida por un terremoto; sin embargo, no llegó a incorporarse a su nuevo destino. En 1779, se encontraba destinado en las islas Canarias, donde intervino en el reconocimiento de todas las fortificaciones de la isla de Tenerife con el ingeniero Amat de Tortosa, elaborando posteriormente un informe que entregaban en abril de 1780. También realizó obras de carácter religiosa, como la torre de la iglesia de la Concepción en Santa Cruz de Tenerife.

Desde finales de 1780 a 1789 se encontraba, sucesivamente, en el golfo de Guinea (en Fernando Poo), Cartagena, Orán, Valencia (donde trabajó en las fortificaciones de Alicante y de Peñíscola), Galicia y Santander; en 1782 era enviado a Madrid a reponer su salud.

En 1789 estaba en la Dirección de Ingenieros de Extremadura, siendo promovido a Ingeniero Ordinario y destinado al Principado de Cataluña como jefe de la Comandancia de Ingenieros de Tortosa. En ese mismo año pasaba como director de las obras de construcción del castillo de San Fernando de Figueras, al tiempo que era ascendido a teniente coronel. En 1796 ascendía a brigadier del Ejército e Ingeniero en Segunda, con destino a la Dirección Subinspección de Ingenieros de Galicia. Al siguiente año, y como fruto del trabajo de una comisión, emitía un informe junto a otros ingenieros titulado Dictamen de la brigada de Oficiales Generales para reconocer las fronteras de Francia y sus plazas de guerra, compuesta dicha brigada de Tomás Morla, Gonzalo O´Farril y Antonio Sampere.

En 1802 era promovido a mariscal de campo e Ingeniero Director, y en 1803 se le designaba como jefe del Estado Mayor del Cuerpo de Ingenieros, cuyo mando ostentaba Godoy, el Príncipe de la Paz (como Ingeniero General). En ese año abría sus puertas la Academia de Ingenieros del Ejército, situada en Alcalá de Henares. El centro de enseñanza era fruto, al igual que el Regimiento de Ingenieros inaugurado un año antes, así como la nueva (1803) Ordenanza del Cuerpo, de la reforma promovida por D. José de Urrutia (Ingeniero General anterior en el cargo a Godoy y que fallecía en 1803) del Cuerpo de Ingenieros. Reforma que en buena parte se debió a Samper, segundo en el mando del Cuerpo y colaborador de Urrutia hasta su muerte.

Poco después de iniciada la Guerra de la Independencia, el 20 de julio de 1808 y en el mismo día en el que hacía su entrada en la capital José Bonaparte, se marchaba de Madrid junto al resto de oficiales de Ingenieros de la guarnición, con destino a Sevilla. En esta ciudad se había constituido el día 26 de mayo la Junta Suprema de España e Indias presidida por D. Francisco Saavedra y al presentarse en ella el general Samper, la Junta le confirmó en su cargo, nombrándole cuartel maestre general del Ejército del general D. Francisco Javier Castaños. Durante los dos años que permaneció como jefe del Cuerpo de Ingenieros, se esforzó especialmente en conseguir que se creara una Academia provisional donde se pudiesen preparar aquellos que desearan convertirse en ingenieros militares, ya que el centro de enseñanza de Alcalá se había cerrado como consecuencia de la guerra.

En efecto, al desaparecer la Academia de Alcalá, al marcharse alumnos y profesores del centro como consecuencia del inicio de la guerra, el comandante general del Cuerpo, Samper, atendiendo a la disminución del número de oficiales de Ingenieros por muerte, prisión o afrancesamiento propuso la reapertura de la Academia para compensar tal disminución. En un primer momento se señaló a Granada, pero esta ciudad fue evacuada, al ser invadida Andalucía por los ejércitos franceses. Refugiado el Gobierno en la isla de León, se propuso, sin éxito, que se estableciese en Cádiz, donde había estado la antigua Academia de Matemáticas. Volvería a insistir el general Samper proponiendo que al menos se estableciesen en Baleares y Ceuta dos Academias, al modo de la antigua de Barcelona, y a cargo de oficiales de Ingenieros.

En 1811, la cuestión del escaso número de ingenieros se agravó, ya que, según el conde de Noroña, nuevo Ingeniero General, “habían pasado al Estado Mayor 20 Oficiales (de Ingenieros), fallecido 18 durante la guerra, 47 estaban prisioneros, salieron a otros destinos 8, sentenciados por infidencia 5, y enfermos de larga fecha 4, solo quedaba un centenar y de éstos 20 achacosos e inútiles; quedan unos 80 antiguos y buenos”. Designada Palma de Mallorca para establecer la Academia, se nombraba al sargento mayor D. Mariano Carrillo de Albornoz y al capitán D. Bartolomé Amat para que adquiriesen tratados y material de enseñanza, pero una vez más la cuestión se frustró. El coronel de Artillería D. Mariano Gil Bernabé, que había establecido un Centro de Enseñanza Militar en la isla de León, informó de que algunos de sus alumnos poseían suficientes conocimientos como para ingresar en el Cuerpo. Samper aceptó la idea, pero proponiendo que fuesen examinados por un Tribunal formado por oficiales de Ingenieros y que los que aprobaran los exámenes debían reunirse en Cádiz donde se completaría su instrucción.

En 1810 Samper era promovido a teniente general y elegido diputado de las Cortes generales y extraordinarias que se reunieron en Cádiz. También en ese año daba a conocer una memoria titulada Disertación sobre la conservación de los tres Presidios de África. En 1812 seguía en Cádiz, donde fallecía en ese mismo año.

Obras de ~: Tratado de la seguridad de los Estados por medio de las fortalezas, por M. de Meigret, traducida al Castellano con un prólogo sobre el origen y variaciones, y una noticia sobre los escritores militares españoles, Madrid, 1789; Disertación sobre la conservación de los tres Presidios de África, Cádiz, 1810.

  • Real Academia de la Historia (Biografía de Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño).

  • J. Almirante, Bibliografía Militar de España, Madrid, M. Tello, 1876; Estudio Histórico del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, Madrid, Est. Tipográfico Sucesores de Rivadeneyra, 1911; H. Capel et al., Los Ingenieros Militares en España. Siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial, Barcelona, Universidad, 1983; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; M. G. Cano Révora, Cádiz y el Real Cuerpo de Ingenieros Militares (1697-1847). Utilidad y Firmeza, Cádiz, Universidad, 1994; J. Carrillo de Albornoz y Galbeño, Historia del Arma de Ingenieros, Abriendo Camino, t. I, Madrid, Grafoffset, 1997; L. M. de Diego Pareja, La Academia de Ingenieros y el Regimiento de Zapadores de Alcalá de Henares (1803-1823), Institución de Estudios Complutenses, Alcalá de Henares, 1999; H. Capel, “Los Ingenieros Militares y su actuación en Canarias” y A. Combarros Aguado, “Una evocación del siglo XVIII en Tenerife: la vida y obra de los Ingenieros Militares Amat de Tortosa y Samper”, en Actuación de los Ingenieros Militares en Canarias, siglos XVI al XX, Santa Cruz de Tenerife, Centro de Historia y Cultura de la Zona Militar de Canarias - Universidad de La Laguna, 2001, págs. 13-54 y 143-170, respect.; M.ª García León, Los Diputados Doceañistas. 1810-1813. Una aproximación al estudio de los diputados de las Cortes Generales y Extraordinarias, Cádiz, Ayuntamiento, 2006; H. Capel, “Los Ingenieros Militares y su actuación en Canarias”, en Scripta Vetera [en línea], disponible en http://www.ub.edu/geocrit/sv-80.htm; F. de la Puente Sicre, “El Real Cuerpo de Ingenieros del Ejército en la Guerra de la Independencia: Andalucía”, en A. Quesada Gómez (coord.), El Real Cuerpo de Ingenieros del Ejército en la Guerra de la Independencia, 1808-1814, Madrid, Ministerio de Defensa, 2009.