Primer Director de la Real Academia Militar de Matemáticas de Barcelona entre 1720 y 1738.
Número de escalafón: 141 de Barcelona. (127 por orden alfabético).
No sabemos con seguridad el de nacimiento de don Mateo Calabro, dudándose entre la ciudad de Mesina (Sicilia) y Mecina (Granada). Don Eusebio Torner, ingeniero militar del siglo XIX, supone que nació en el Mecina de la provincia de Granada, y nos informa que debido a las "turbaciones de aquel pueblo en su niñez, pasó con su padre a Marsella, donde se crió. Tenía viveza de carácter e inclinación a correr países extranjeros, lo que practicó en su mocedad por muchas partes de Europa, Asia y América, y de sus peregrinaciones paró en Vizcaya, de donde pasó a Barcelona como Sargento de Artillería en el tiempo que se construía la Ciudadela, en cuyas obras fue empleado", como ingeniero voluntario. Se desconoce cómo obtuvo la preparación matemática que demostraría más tarde.
Mateo Calabro fue hecho Ingeniero Ordinario en 1720, siendo nombrado Director de la recién creada Real Academia de Matemáticas de Barcelona por el Ingeniero General don Jorge Próspero de Verboom ese mismo año. En 1724 Calabro escribió un "Proyecto para el establecimiento de la Academia Militar de Barcelona", en el que propone un reglamento de funcionamiento y unso programas de estudio, pues la Academia se regía por los de la Academia de Bruselas.
Para que sirviese de texto, Mateo Calabro daba a conocer, en forma de manuscrito, en 1733, su "Tratado de Fortificación y Arquitectura Militar", que en realidad recogía los apuntes dados por él a sus alumnos. En el citado texto se puede apreciar la influencia de otros tratadistas, como Sebastián Fernández de Medrano, Vauban o el padre Tosca, autor de "La Escuela de Palas".
Desde el primer momento se pusieron de manifiesto las diferencias de criterio entre el director de la Academia, Mateo Calabro, y el Inspector de la misma, el Ingeniero General y fundador de la Academia, Próspero de Verboom, tanto en lo relativo al método de enseñanza como al grado de dependencia del primero respecto al segundo. Las relaciones entre ambos fueron agriandose hasta el punto que el 12 de enero de 1736 el Ingeniero General Verboom le escribío en una carta al conde de Glymes que "[...] de cuantos disgustos he tenido en mi vida, ninguno me ha sido tan sensible como lo es éste [...]", en referencia a sus desavenencias con Calabro.
Mateo Calabro era sin duda un buen matemático y no un mal profesor, pero tenía el carácter díscolo e independiente y no escasa vanidad, y se resistía a depender del Ingeniero General. Por otro lado, se inclinaba siempre a considerar la Academia como exclusivamente científica, dando desarrollo excesivo a las Matemáticas, introduciendo la Cosmografía, Astronomía y la Naútica, pero descuidando el Dibujo, la Fortificación y toda la parte práctica. La confrontación finalizó el 14 de marzo de 1738, fecha de la carta que el ministro de la Guerra, Capitán General don José Carrillo de Albornoz y Montiel, duque de Montemar, dirigió a Calabro comunicándole la Real Orden por la que Su Magestad había resuelto "mudar de mano" la dirección de la Academia y destinarle a Valencia.
Calabro llegó a Valencia en 1740, según parece con la intención de fundar otra academia a semejanza de la Barcelona, aunque no hay evidencias de que el centro llegara a funcionar.
Lo último que sabemos de Calabro es que en 1745 realizaba un proyecto para el fuerte de Galicano, en Calpe (Alicante), para resguardo de las embarcaciones que necesitasen refugiarse en él huyendo de los piratas berberiscos.
Biografía de Mateo Calabro en la Real Academia de la Historia, escrita por Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño.
Horacio Capel y siete más. "Los Ingenieros Militares en España (Siglo XVIII). Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial". Universidad de Barcelona. Barcelona, 1983.
Juan Carrillo de Albornoz. "Los directores de la Real Academia de Matemáticas de Barcelona". Memorial de Ingenieros núm. 69. (Madrid, diciembre de 2003).