AHN. TS-R. Expediente 50.1. Folios 202 a 213.

Al margen: Declaración del testigo teniente coronel D. Saturio García Esteban.

Al centro: En Melilla, a 18 de agosto de 1921, ante el señor general instructor, y el infrascrito secretario, compareció el testigo anotado al margen, a quien se advirtió la obligación que tiene de decir verdad y las penas en que incurre el reo de falso testimonio; y enterado de ellas, y después de prestar juramento con arreglo a su clase, fue:

PREGUNTADO por las generales de la ley, dijo llamarse D. Saturio García Esteban, mayor de edad, casado, teniente coronel del regimiento Infantería de África número 68.

PREGUNTADO si guarnecía la posición de Zoco-el-Telata el día 22 de julio y desde qué fecha, dijo que sí, y que tenía la delegación del mando de la cabecera de la circunscripción desde el 21 de junio, porque las circunscripciones eran mandadas por los coroneles, que delegaban en los tenientes coroneles.

PREGUNTADO si puede concretar en virtud de cuáles disposiciones se hacía esta delegación del mando, dijo que no le constan dichas disposiciones, siendo una práctica que pudo observar desde que vino a Melilla, limitándose los coroneles a revistar las posiciones, salvo cuando el Mando disponía que estuviesen algunos días en ellas.

PREGUNTADO si recuerda cuál fue la última visita que le giró su coronel en el tiempo que estuvo destacado, dijo que el 22 de julio se hallaba en Batel, que era una de las posiciones de la circunscripción, pero que no llegó a la mandada por el declarante, y que cuando giró su visita anterior el testigo no se encontraba al mando de la posición.

PREGUNTADO describa la posición en que se encontraba, sus defensas, aguadas y líneas de enlace con otras, en acreditación de su valor, así táctico como estratégico, dijo que la posición de Telata se hallaba situada en una llanura a 500 metros de la margen derecha del río Gau, que es donde se hallaba la aguada, estando dominada la posición por la parte Norte, hacia Nordeste, por los Siach, número 1 y número 2, elevaciones en donde sus tiempos normales había destacamentos de sargentos con veinte hombres; y por la parte Sudeste, por los elevados cerros de Ben-Hidur. Formaba la posición o parapeto continuo de adobes, sin foso y a doce metros al exterior, la alambrada, también sin foso ni glasis; tenía dos puertas de entrada en la parte Este, y considerada la posición por su situación topográfica, estaba constantemente batida en caso de no tener los destacamentos de los Siach y Sidi-Alí y Ben-Hidur. Hacia Poniente había un gran barranco a unos 160 metros de distancia del parapeto, y perpendicular a él otro mayor, hacia el Noroeste, desde el que fue muy batido en el ataque. En dirección Norte se encontraba al exterior un horno de cal, donde se parapetó el enemigo cuando atacó la posición; asimismo en dirección Sur había un matadero de mampostería, que también utilizó el enemigo para parapetarse.

PREGUNTADO si recuerda los puestos dependientes de la jurisdicción de su mando, distancia a que se encontraban y entidad de los destacamentos, dijo que formaban la jurisdicción las posiciones de Afsó, con destacamento de Policía; Batel, con una compañía, Ben-Hidur, con una sección destacada de Sidi-Alí; Reyen-el-Gurnau, una sección destacada de la anterior; Tistutin, una sección; Sidi-Jabud, una sección de Policía; Morabo Abd-el-Kader, también con Policía; Arned, una sección; Tenial Hamara, Policía; Arreyen Lao, una compañía, destacando una sección en la avanzadilla; Kudia Si-Alí, una compañía, que destacaba una sección a Ben-Hidur y otra a Reyen del Gurnau; Zoco Telata tenía por guarnición normal cuatro compañías y la de ametralladoras, y, finalmente, aumentaron dos compañías más; contaba con cuatro piezas de artillería Krupp, de siete y media, en mal servicio, y además tropas auxiliares de Sanidad, la Ambulancia sanitaria y enfermería, sin medicamentos, y de Intendencia, con fábrica de panificación y aprovisionamiento de todas las posiciones próximas. Había una estación telefónica y parque de Ingenieros, éste pequeño. La Intendencia había pedido provisiones el día 22 de julio, por carecer de los más preciso; hubo que dar media ración de pan a los soldados, así como de rancho. La posición de Tazarut Uzac tenía una sección destacada de Loma Redonda, con otra sección de dos piezas de artillería y una sección de Policía, en la avanzadilla de la posición. Tixera, una sección destacada de Has. Mesaita, un pequeño puesto de Policía, por ser punto de la línea telefónica. Ergada, una sección destacada de una compañía. Seb-Usuga, una compañía. Has, una compañía y una batería de posición, como la del Zoco-Usuga, adonde se trasladó la compañía de Seb-Usuga. Loma Redonda, una compañía, Ermila, sección de Policía. Avanzadilla del Morabo, Policía de la 9° mía, mandada por el capitán D. Francisco Alonso.

PREGUNTADO cuál era el centro de abastecimiento de la circunscripción, dijo que Tistutin, que estaba enlazado por el camino del desfiladero de Teniat-Hamara, de unos tres kilómetros este último, con la cabecera de circunscripción, pasando por Mesaita Grande, Loma Redonda y el Zoco, con una longitud total de 35 a 40 kilómetros, en general de mal camino, sobre todo en tiempo lluvioso, por ser pista natural, circunstancia que obligaba en estas ocasiones a establecer la comunicación mediante una sección de Caballería, existente en la cabecera, y que olvidó antes de mencionar. El paso del valle de Teniat-Hamara era peligroso por estar desguarnecido, desde que se quitó la compañía que ocupaba la posición de su nombre.

PREGUNTADO cómo abastecía las posiciones dependientes, dijo que por medio de convoyes diarios, obligados por la falta de agua, carne, pan y calefacción.

PREGUNTADO que, en vista de esta situación, cuánto tiempo calcula que hubiera podido resistir un asedio, dijo que dos a tres días.

PREGUNTADO qué otras comunicaciones tenía para enlazar con Dar-Dríus, dijo que la pista que pasa por detrás de Arreyen Lao a Has y Tamasusi, de unos 24 a 25 kilómetros, siendo de difícil paso el río Kert para vehículos.

PREGUNTADO si se encontraba en la posición todo el cuadro de oficialidad y clases adscrito a las unidades integrantes, dijo que no se encontraba, por haber algunos permisos y otros vacantes, no faltando ninguno sin la debida autorización.

PREGUNTADO por las órdenes que rigieran en este particular o tolerancia que fuese usada en otras ocasiones, dijo que cuando un oficial, después de estar en la posición veintitantos días, solicitaba permiso, el jefe de la circunscripción lo pedía a su vez al coronel, precisando cómo quedaba cubierto el servicio, caso de concederse el permiso; si el coronel aprobaba la concesión, se pedía el permiso a la Comandancia general. Duraban estos permisos tres días y uno para el viaje de ida y otro para el de vuelta.

PREGUNTADO por las órdenes de carácter verbal que hubiera recibido de sus jefes, así para la defensa, como para una retirada en caso de hacerse indispensable, dijo que, respecto a las órdenes dimanadas de la Comandancia general referentes a los servicios de día y de noche, era lo ordinario que hubiera ocho garitones, donde se colocaban cuatro hombres para la vigilancia durante la noche, de los cuales dos hacían servicio y dos dormían, por mitad, de noche. Además había otro servicio de la guardia que daba el servicio de entrada a la posición, a pesar de los caballos de fresa de la entrada, y delante del depósito de agua, otro puesto de cuatro hombres. Este depósito, de mampostería, cubicaba unos doce metros cúbicos de agua potable, que se traía de las fuentes de Ermila, en Afso, a unos treinta y tantos kilómetros de distancia. El servicio de día quedaba más reducido. Cada compañía tenía marcado, en caso de alarma, su sitio en el parapeto, tanto de día como de noche; y respecto al otro extremo, nada puede decir, puesto que no había ninguna orden en concreto para los casos de retirada, entendiendo el testigo, obrando con arreglo a las circunstancias de la forma en que atacase el enemigo y número de éste. Careciendo de órdenes concretas para en caso de un ataque y de un obligado repliegue, recoger los puestos y hacer una retirada.

PREGUNTADO cómo se iniciearon en la posición los sucesos, novedades que observara en la actitud del campo fronterizo antes de ser atacada formalmente la posición, avisos que pasara con tal motivo a la Comandancia general y auxilio que en su caso hubiera demandado, dijo que el dia 22 de julio, sin que por el frente de la posición se notara movimiento de moros en actitud hostil, se inicia en lo interior, por la circunstancia de haber mandado por la mañana un tanque-camión a Tistutin para llevar y traerles la correspondencia, que al regreso, antes de llegar a Tauiat Hamara, fue detenido por un grupo de moros que, armados y en actitud hostil, les quitaron a los conductores las carabinas y cuanto llevaban de valor, obligándoles a volver a Tistutin, novedad que le manifestó por teléfono el teniente Cascante, de la Policía, que estaba destacado en Sidi-Jagut. Desde este momento se empezaron a tomar precauciones. Por la tarde del mismo día avistó al testigo el capitán de la posición de Has que empezaba a ser hostilizada por el enemigo. 

El día 23, por la mañana, en vista de que seguía manifestándole el capitán de Has seguía el ataque, por teléfono lo puso en conocimiento de su coronel, que estaba en Batel, el que le dijo que se resistiera hasta ver si se le podía mandar auxilios. A la par avisaba el teniente Cascante desde Sidi-Jagub, que era atacado por numeroso enemigo, lo que transmitió también al coronel y a la Comandancia general. Como a las diez cortaron las comunicaciones telefónicas, quedando interrumpido el territorio; como Has pedía auxilio, porque su situación iba siendo desesperada, le envió el testigo una carricuba de agua y municiones con la novena mía, siendo la distancia de 14 kilómetros, saliendo a eso de las dos de la tarde. La posición que ocupaba esta Policía fue guarnecida por la primera compañía del primer batallón del regimiento. En este mismo día 23, por comunicación óptica, recibió aviso de que la posición de Arreyen Lao era también atacada por numeroso enemigo, como lo era asimismo Tazarut.

El día 24, siendo atacada la posición interior de Reyen del Gurnau, el capitán de la novena mía, por confidencias de unos amigos moros, pudo salvar este destacamento, mediante la entrega de 2.500 pesetas, que dice satisfizo, 1.000 de su peculio personal y 1.500 que dieron los oficiales de la columna. El capitán de la mía era D. Francisco Alonso, y el jefe de Reyen el alférez D. Bartolomé León. En esta situación, recibiendo noticias de la desesperada condición en que se encontraba Has, que el enemigo llegaba hasta las alambradas, se acordó por los capitanes y jefes de unidades la celebración de Consejo de defensa, para decidir si se mandaban o no dos compañías en auxilio de aquella posición, que pensando el sacrificio que podía hacerse de aquellas compañías, sin lograr el fin para que se las mandaba, decidió el Consejo que no fueran; no obstante, como la Policía todavía no había vuelto del rescate de Reyen, se prepararon dos compañías para en seguida salir. En esto, por la óptica supieron por Has y Arreyen Lao, que eran las posiciones comprometidas, que Dar-Dríus, Batel y Tistutin habían caído en poder del enemigo, del que veía gran número por el camino de Dar Dríus, con lo cual se desistió resueltamente de enviar las referidas compañías. Al propio tiempo recibió aviso por medio de un soldado del destacamento de Siach, número 2, diciendo que por la llanura de M´Talza venían con dirección al zoco numerosos enemigos de Caballería, y por el camino de Arreyen Lao, gente a pie.

Sobre las diecisiete del mismo día 24 llegó a su posición el capitán Alonso con la mía, y al poco tiempo pudieron observar desde el parapeto que todo el personal de esta mía, menos dos sargentos y un cabo, según cree recordar, se habían pasado al enemigo, marchando unos hacia M´Talza y otros a unirse con los Beni-Buyagues, con lo cual dispuso el testigo que la compañía que había en el Morabo, en la posición en que substituía a la Policía, se replegara al zoco, como también los puestos de los Siach números 1 y 2. El haber permanecido la referida compañía en el Morabo fue debido a instancias del capitán de la mía, a quien no ofrecía mucha confianza ésta; esta capitán, con los tres moros que permanecieron leales, se refugiaron en el zoco. 

Al anochecer, simultáneamente son atacados Loma Redonda, Sidi-Alí y Ben-Hidur y circunvalado el zoco por nutridísimo fuego, pidiendo auxilio por medios ópticos las referidas posiciones, por la avalancha del enemigo, que se les echaba encima de las alambradas. Entonces dijo el testigo a Loma Redonda que se sostuviera cuanto pudiera, y que a media noche, si podía romper el cerco del enemigo, se replegara a Sidi-Alí, dando la ordena ésta que ambas, a la una del día 25, se replegaran al zoco. Mientras con el nutridísimo fuego, puesta toda la fuerza en el parapeto, conteniendo al enemigo en el zoco, proponiendo los capitanes y jefes de unidades al testigo la reunión de nuevo Consejo de defensa para la evacuación de la posición, a lo que no accedió por no creerlo procedente, hasta que a las veintidos, en vista del excesivo fuego que rodeaba la posición por el numeroso enemigo, accedió a reunir el referido Consejo, en que se expuso que teniendo presente el precepto militar de que en casos difíciles y dudosos, el oficial elegirá siempre el más digno de su espíritu y honor, considerando que en este caso, como no fuera una posición avanzada en que defendiera posiciones de muchísima importancia a retaguardia, o bien que un batallón salvara a una gran columna, todo sacrificio de la necesidad de morir todos defendiéndose lo consideró el testigo estéril en bien de la Patria y honor de las Armas, por lo que se acordó la evacuación de la posición a las dos del día 25. 

En este punto, el señor general instructor dió lectura al testigo del telegrama número 87, 40, expedido por el general segundo jefe de esta Comandancia al señor Ministro de la Guerra desde Dríus el 23 de julio, y en el que se dice ha ordenado a las posiciones desde su campamento a Tafersit que se replieguen sobre Cheif, para desde aquí cortar al zoco de Telatza.

PREGUNTADO el testigo si recibió o tenía noticia de dicha orden, dijo que no le era conocida en absoluto. Siguiendo el testigo con la narración de hechos añadió que al terminar el Consejo recibió noticia de que era angustiosa la situación en Tazarut, por lo que le ordenó que si podían romper el cerco del enemigo, se replegaran a la zona francesa, que estaba próxima. A la una del día 25, recorriendo todo el parapeto, preparó las compañías para que guardan orden, cohesión y silencio, tanto a la salida como durante el trayecto de la evacuación, recomendándoles muchas veces la disciplina en los fuegos y la obediencia a sus superiores, que sería el único medio de poder llegar adonde se dirigían, combatiendo al enemigo. A poco rato, concentradas las compañías de Sidi-Alí, Loma Redonda y Ben-Hidur, que habían llegado al zoco, aunque teniendo bajas, hubo necesidad de curar los heridos, en lo que se empleó más de una hora, hasta que colocados éstos en artolas y camillas, aprovechando un momento en que cesaba el fuego, se emprendió la marcha con dirección a la zona francesa, siguiendo la falda de la larguísima loma de Ben-Hidur, envuelta la columna en una densa niebla.

En el Consejo se presentaron tres puntos de retirada, a saber: uno, siguiendo a la derecha de Sidi-Alí, hacia el Gurnau, en dirección a Harsi Uemza, en zona rancesa; otro, por parecer más corto, con la misma dirección, pasando por el desfiladero de Sidi-Alí y Ben Hidur, y el tercero, que fue el elegido, más corto que los otros, pero en su último término más peligroso por ser montañoso. Pudieron romper el cerco, saliendo la columna, haciéndoles pocos disparos, porque las últimas compañías que estaban sosteniendo el fuego en la posición por la parte opuesta a la salida, entretuvieron al enemigo, circunstancia, además, porque al darse cuenta éste de la salida de la columna, entró sin duda en la posición para acoger el botín. 

Indudablemente, el enemigo les esperaba entre Sidi-Alí y Ben-Hidur, o bien por la parte de Loma Redonda en el Gurnau, en la creencia de que se dirigían a Batel. La columna siguió su marcha bien ordenada, recorriendo el testigo de cabeza a cola y viceversa, para que todo estuviera en su puesto y marchara la columna bien encuadrada. A los tres kilómetros, de algunos disparos del flanco derecho hirieron al teniente Arenas, y de este punto, y a medida que iba clareando el día, se empezó a hacer más nutrido el fuego enemigo por la derecha, repeliendo las guerrillas y la sección de retaguardia extrema con la caballería. Así continuaron hasta más de la mitad de la jornada, hasta que al llegar a un punto donde forma un recodo el camino que conduce a la frontera francesa, un numeroso núcleo de moros entre chumberas, les hicieron una descarga y ya se inició el combate, siguiendo hacia el cuadrilátero cuatro grandes montañas, una de las cuales determinaba el límite de nuestra zona, y que tenían las cumbres y laderas coronadas de moros. 

A este nutrido fuego contestó la columna sin dejar de avanzar, sufriendo una dislocación la columna porque la compañía de ametralladoras, tal vez por tomar posición, se inclinó a la izquierda, sufriendo fuego nutridísimo de la montaña de enfrente, que mató en seguida a los mulos, desapareciendo el capitán Lagarde, que la mandaba. Como las compañías que iban a continuación de las ametralladoras siguieron el rumbo de éstas, se separaron también de la vanguardia y cabeza de la columna, que, con sus fuegos, se fueron abriendo paso hasta alcanzar la frontera. El testigo, agotadas todas su fuerzas, dando órdenes y voces para que las compañías que se habían corrido a la izquierda volvieran al camino que conducía al desfiladero, no pudo conseguirlo por la muerte o desaparición de los capitanes Molero y Asensio y de la mayor parte de los oficiales y clases, dispersándose ambas compañías, con pérdida del material y armamento, así como la de ametralladoras, las cuales máquinas fueron inutilizadas. Las demás fuerzas que componían la columna se pudieron salvar con armamento en territorio francés.

PREGUNTADO cómo no tomó el partido de retirarse sobre su línea natural, que era la plaza de Melilla o las posiciones exteriores de la misma, dijo que, habiendo tenido conocimiento, como deja dicho, de que habían caído en poder del enemigo el día 24 Dar-Dríus, Batel y Tistutin, se le presentaban dos líneas de retirada sin que en ninguna de las dos hubiera podido llegar, a su juicio, por la distancia y necesidad de atravesar una zona completamente enemiga, que era del zoco a Batel, punto que ya estaba en poder del enemigo, según ha manifestado, y la de Monte Arruí, que representaba una distancia de 50 a 60 kilómetros por la zona enemiga de los Beni-Buyagis.

PREGUNTADO si en conciencia consideran que fueron apurados los medios racionales de resistencia y llevada ésta al extremo que imponen los artículos 20 y 21 de las órdenes generales para oficiales y si el partido adoptado correspondió verdaderamente a la situación del caso y honor de las armas, dijo que en conciencia apuró todos los medios de defensa, teniendo en cuenta la carencia de víveres, agua y municiones, y observó cuanto expresan los artículos que se citan.

PREGUNTADO por el estado moral de sus tropas en la defensa y retirada, el espíritu de la oficialidad, si en todo momento se consideró asistido de su confianza en el mando y obtuvo el decidido concurso de un eficaz apoyo, dijo que, dado el modo de ejercer el mando de la columna el testigo, que no se permitía confianza con los inferiores y que obraba siempre con el mando como superior, conocían su rectitud tanto en ejercicios como servicios, y esto les dió cierto ánimo y confianza hacia el testigo, y que tiene la satisfacción de exponer que el día de la acción estuvieron todos en sus puestos, cumpliendo con su deber, y que si bien es verdad que se desordenaron algunas compañías, como se deja dicho, fue precisamente por la falta de dirección, al desaparecer sus oficiales y clases.

PREGUNTADO que señale en su caso el testigo los hechos de mérito recomendable en el comportamiento observado por toda su tropa con los de omisión, tibieza o desaliento que indujeran al decaimiento de la moral, dijo que merece una distinción por le hecho de estar herido al frente de su compañía el capitán D. Pedro Prats. Los oficiales se portaron como buenos, mereciendo algún elogio el capitán Alonso, que mandó en la retirada las fuerzas auxiliares y sirvió de guía.

PREGUNTADO si considera y puede afirmar que la tropa estaba asistida en todo aquello a que tiene derecho, estado de relaciones entre españoles e indígenas y trato que se daba a los naturales en la circunscripción, dijo que al soldado se le daba cuanto le correspondía, desviándose los capitanes en darles la comida muy variada: dos platos y café, siendo a la vez capitanes vigilados por los jefes, pues tenían buen cuidado de que se cumplieran las órdenes del Cuerpo en aquella parte tan importante como es el suministro de las comidas. La relación con el paisanaje moro era afable, y se socorría a muchos moros con las sobras del rancho.

PREGUNTADO qué fuerza tenía al iniciarse el ataque y bajas que tuvo, dijo que en el zoco y guarniciones que a él se replegaron, llegó a reunir unos mil hombres de fuerzas europeas; en el ataque dentro de la posición tuvo tres muertos y varios heridos, y en la retirada perdió próximamente la mitad de la columna entre las dispersas y bajas que hubieron, las cuales quedaron en el campo, entrando en la zona francesa con dieciocho oficiales y unos quinientos hombres, de ellos treinta y tres heridos.

PREGUNTADO si tiene algo más que añadir, dijo: que las actas de los Consejos de defensa se perdieron, porque las llevaba el ayudante, teniente Nielle, que ha desaparecido. El testigo hizo entrega al Juzgado de una relación de oficiales presentes y desaparecidos que se une a continuación. 

En este estado, el señor general instructor dispuso dar por terminada la presente declaración, y advertido el testigo del derecho que le asiste para leerla por sí, renunció a él, leyéndola yo, el secretario, después de lo cual se afirmó y ratificó en su contenido, en descargo del juramento prestado, firmándola con el señor juez instructor, de lo que certifico.

Saturio García (Rubricado.)

Juan Picasso (Rubricado).

Juan Martínez de la Vega (Rubricado.)



















































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