No se tienen noticias de la situación en Zeluán ni en Monte Arruit para este día. De Nador el general Berenguer recibió la noticia de una proposición de evacuar la posición a cambio de la entrega del armamento, que el general rechazó por considerar la posición importante para el futuro avance desde Melilla y porque creía que la defensa de la posición aún podía aguantar más tiempo (conferencia telegráfica de las 16:50 horas).
Fuerzas de la 1ª Columna, al mando del general Sanjurjo, salío al amanecer de la plaza para abastecer las posiciones, sosteniendo ligeros intercambio de disparos con diversos grupos de rifeños que iban apareciendo en las barrancadas de Sidi Musa y Sidi Hamet el Hach, sufriendo tan solo un soldado herido.
El general don Francisco Neila Ciria, al mando de la 2ª columna, llegó a Melilla a bordo del buque "Vicente La Roda" para tomar posesion de su nuevo mando. El general Neila era caballero laureado, condecoración que ganó estando al mando del heroico destacamento de Cascorro, Cuba.
Por su parte, el general don Manuel Fresneda Mengibar salió al campo para revistar el frente asignado a su Columna de Reserva (sector de Cabrerizas), siendo vitoreado por los soldados del regimiento "De la Reina", en el que sirvió de teniente coronel y mandó de coronel.
Un hecho destaca en este día, por lo sentido de su significado: la llegada a Melilla del cañonero "Laya" con el cadáver del coronel Morales, que había sido entregado a los españoles por Abd el-Krim. Tras llegar el cañonero a Alhucemas, el jefe Sidris Ben Said subió a bordo, acompañado de dos rifeños, y se dirigieron por mar a Sidi Dris, donde vieron ondear en una altura una bandera blanca coronada por otra española y en sus inmediaciones un grupo de moros y soldados españoles. El "Laya" destacó un bote, donde embarcó Sidris Ben Said y sus dos acompañantes, llevando un féretro para acoger al cadáver. Al llegar a la playa encontraron el cadáver del coronel Morales sobre unas angarillas y cubierto con una manta. Junto a él estaban unos moros y un cabo y doce soldados españoles, prisioneros, quienes cogieron el cadáver, lo introdujeron en el féretro y lo embarcaron en el bote. Sidris Ben Said recibió de los moros una carta en la que se decía que se debía entregar el cadáver con toda clase de consideraciones a un bote de un buque español.
Desde las 15:00 horas un numeroso gentío se había reunido en el puerto de Melilla para recibir al coronel Morales, tan querido y respetado por todos en la plaza. El cañonero "Laya" atracó a las 16:45 horas, e inmediatamente un pelotón de soldados de la Compañía de Mar, al mando del sargento Orozco, bajaron a tierra el féretro, envuelto con la bandera nacional, que fue depositado en una carroza fúnebre materialmente cubierta de flores.
Tras rezar un breve responso, el cortejo fúnebre se puso en marcha detrás de una cruz alzada del clero castrense. Presidía el cortejo el general Fresneda, acompañado por el coronel Gómez Jordana y Sousa (JEM del Comandante General), don Bartolomé Morales (comandante de Marina de Santa Cruz de Tenerife y hermano del coronel), el capitán de Intendencia señor Muro (hijo político), comandante de EM señor Beygbeder y el vicario castrense. Llevaban las cintas los coroneles Jiménez Arroyo ("África"), Masaller (Comandancia de Artillería), López Pozas (Comandancia de Ingenieros), Sánchez Monje (JEM), teniente coronel de EM Capablanca y comandante Verdú, de las tropas de la Policía Indígena. Detrás de la carroza marchan la banda de música del regimiento "San Fernando" nº 11 y el batallón expedicionario del "Tetuán" nº 45, al mando del teniente coronel Félix Molina. Acompañaba al duelo numeroso público civil y militar, en homenaje a la memoria de tan brillante militar. Una vez llegados al cementerio y dado tierra el féretro, las fuerzas del "Tetuán" nº 45 hicieron la descarga correspondiente.
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