Tras haber liquidado las circunscripciones de Annual, Dríus, Zoco el-Telatza y Kandussi, los rifeños rebasaron la línea del Kert hacia Melilla y se concentraron en la circunscripción de Nador, cercando esta ciudad y Zeluán, y a la columna Navarro refugiada en Batel y Tistutin.



El enemigo seguía hostilizando las tropas españolas en Batel y Tistutin donde llevaban tres días refugiadas en su retirada desde Dar Dríus. En continua retirada bajo constantes ataques enemigos desde hacía cinco días, la moral de los soldados españoles era deprimente. Pero en ese panorama desolador destacaron una serie de oficiales que supieron estar a la altura de las circunstacias, cumpliendo honrosamente con su deber, manteniendo el orden y disciplina de sus hombres. Uno de ellos fue el capitán de Ingenieros don Félix Arenas Gaspar, que ya hemos visto que se incorporó a Batel el 23 de julio por propio honor y espíritu. En la noche del 25 al 26 el capitán Félix Arenas realizó varias salidas fuera del parapeto con el propósito de incendiar unos almiares de paja que servían de protección al enemigo, desde donde los rifeños hacían fuego y producían bajas en los defensores del recinto. El capitán Aguirre formó una línea de buenos tiradores para proteger al capitán Arenas que, acompañado de un cabo y el soldado Calixto Arroyo, llevaron bajo el fuego enemigo, de pie, ocho bidones de petróleo que le iba entregando el capitán Aguirre al capitán Arenas desde el parapeto hasta el almiar, prendiéndole éste último fuego a la paja y ocho o diez cadáveres que producían un hedor insoportable. En esta operación el capitán Arenas sufrió una herida grave por quemadura, producida por el combustible empleado.

Cito el número X del Memorial de Ingenieros de octubre de 1923, dedicado a la memoria del capitán don Jesús Aguirre Ortiz de Zárate, hecho prisionero tras la defensa de Monte Arruit:

    "Arenas, como más caracterizado, tomó el mando, y bajo la dirección de aquel, Aguirre realizó grandes trabajos de defensa con tropas agotadas por las marchas, el continuo combatir y la falta de agua y alimentación; se hicieron traveses de desenfilada, se levantaron parapetos; se practicaron aspilleras; se organizó el racionamiento del agua, se estableció el servicio de comunicaciones heliográficas y se hizo el enterramiento de cadáveres en punto inmediato a la posición, bajo el fuego enemigo.

    "El General Navarro llamó a Aguirre para felicitarle a él y al Cuerpo, que a tan gran altura había quedado, excediéndose en el cumplimiento del deber.

    "Oportunidad es ésta de relatar la conducta heroica del capitán Arenas. [..//..] Tistutin se componía de tres posiciones: la principal, intermedia, inmediata a la carretera de Batel y el ferrocarril; al Norte de ésta la posición llamada Pajera; y al Sur, inmediata también al ferrocarril, Las Yeserías. Todas ellas dominadas al Norte en una gran extensión que ocupaba el enemigo y que se extendía, además, por los flancos. La posición más comprometida, por ser la más dominada, era La Pajera y de ella se encargó Arenas. Levantó la moral, un tanto deprimida, de la guarnición; estableció abrigos con sacos de paja; él mismo iba de La Pajera a la posición principal en busca del rancho y del agua para la tropa,operación arriesgadísima porque el paso estaba vigilado y daba lugar a frecuentes bajas. Normalizó el servicio hasta el punto de que el relevo de las guardias se hizo como en un cuartel, desfilando las fuerzas con los oficiales a la cabeza.

    "A poca distancia de La Pajera había unos almiares en los que se emboscaban moros que paqueaban a la guarnición. Arenas se propuso y consiguió incendiarlos por sí mismo, saliendo de los parapetos de La Pajera, y haciendo la operación completamente al descubierto bajo una lluvia de balas con la mayor sangre fría y desprecio de la vida.

    "Herido en una mano y aconsejado por el médico para que entregara el mando, se negó terminantemente y así continuó, con la mano vendada, hasta su muerte."

El heroico comportamiento del capitán Arenas fue corroborado por el capitán Aguirre en una carta que envió desde su cautividad en Alhucemas al capitán Agudo, amigo suyo, y que el general Picasso unió a su expediente:

    "...Respecto a Arenas, te diré lo siguiente: Nos encontramos en Tistutin, en donde se quedó por su propio espíritu, pues ninguna obligación tenía de estar allí. Estaba de jefe de posición, aunque luego vino otro más antiguo que él. La posición de dividió en tres sectores: uno, la pajera, que era el de más peligro, pues en el paso de la carretera y dentro de ella no se podía vivir; él lo organizó todo muy bien, con caminos cubiertos, disminuyendo el número de bajas; pidió estar allí perpetuo; se le dió una compañía formada por tropas de Infantería y unos 70 ú 80 Ingenieros; levantó enormemente la moral de la tropa, haciendo los relevos de la guardia como en el cuartel; la gente llegó a adorar con él.

    "Una tarde se trató de quemar un almiar de paja desde donde nos paqueaban horriblemente, y él salió completamente solo, con unas cuantas latas de petróleo que yo le iba dando desde el parapeto sucesivamente; quemó toda la paja, así como una tienda en donde había unos cadáveres que olían espantosamente; todo con una sangre fría que ponía los pelos de punta; no te puedes imaginar lo bien que trabajó hasta que me encargó a mí de las comunicaciones, en donde tuve la suerte de encontrar la ansiada comunicación con Arruí; estuvo trabajando como un negro, dando ánimos a los telegrafistas, colocándose encima de los sacos de paja que había en la posición, y en donde era materialmente imposible la vida por la lluvia de balas que a todas horas caían.

Juan Tomás Palma Moreno cita en su libro "Annual 1921. 80 años del desastre" otra heroica acción del capitán Arenas:

    "... en otra ocasión nadie se atreve a subir a la improvisada torre donde se encuentra el heliógrafo, debido al intenso fuego que el enemigo concentra sobre ella. Él sube para establecer el enlace, pero se le ordena enérgicamente que baje de él. No sólo sus zapadores le admiran, también los infantes, que algunos solicitan acompañarle voluntariamente a la defensa de esa retaguardia, siéndoles concedida. Un Jefe comenta: "Muchos como él hacen falta".


Tras la caida de Sidi Dris el día anterior, ahora le tocaba el turno a Afrau, aislada en la costa, rodeada de enemigos y sin posibilidad de recibir socorros, excepto del mar, donde el crucero "Princesa de Asturias" y los cañoneros "Laya" y "Roger de Lauria" trataban de auxiliar por el fuego a ambas posiciones. Afrau se estableció en un acantilado sobre el mar, en segunda línea, detrás de Sidi Dris, para proteger el camino de la costa. Había sido ocupada el 12 de enero de 1921, tres días antes que Annual.



Posición de Afrau, en segunda línea, al norte, junto al mar y detrás de Sidi Dris.

Estaba guarnecida con las siguientes unidad:

  • 2º Compañía, II Batallón, Rgto. Ceriñola 42: al mando del teniente don José Parada Carballo y el alférez don Diego Ruiz Casero (su capitán, don Francisco Reyes Villanueva, se encontraba ausente en la península), con un total de 121 hombres de tropa.

  • Destacamento de la Compañía de Ametralladoras de Posición: al mando del teniente don Joaquín Vara de Rey Sanz, con un total de 7 hombres de tropa.

  • Destacamento de la 2ª Batería de la Comandancia de Artillería: al mando del teniente don Francisco Gracia Benítez, con 4 piezas Krupp de 8', y jefe de la posición ante la ausencia del capitán Reyes.

  • Destacamento de la Policía Indígena: compuesto por una treintena de policías al mando de un sargento indígena.

  • Destacamento de Telegrafía Óptica.

Por la tarde del 22 de julio un grupo de rifeños se aproximó a la posición enarbolando una bandera española. Amparados en ella, atacaron al destacamento de protección de la aguada, compuesto por siete soldados y diez policías, y se apoderaron de él. En el transcurso de los acontecimientos el sargento de la Policía Indígena y practicamente la mitad de los policías desertaron de la posición. Posteriormente se presentaron en ella seis soldados españoles sin el armamento, que habían logrado sobrevivir de los ataques de los moros.

Al día siguiente por la mañana, 23 de julio, el teniente Gracia ordenó la retirada del puesto de la avanzadilla, en cuya ejecución el teniente resultó muerto mientras apuntaba un cañón asentado para la protección de la retirada, quedando al mando de la posición el teniente Vara de Rey. El asedio continuó el resto del día, intentando por la noche repetidos ataques sobre la posición, y llegando en algunos ataques hasta las alambradas.

El 24 de julio el general Berenguer, puesto en contacto con la posición a través de los buques de la Armada, autorizó la evacuación de la posición. No obstante, el cañonero "Laya" tuvo que ausentarse de aquellas aguas para acudir en ayuda de Sidi Dris, por lo que la posición de Afrau continuó bajo el asedio de los rifeños el resto del día 24 y todo el día siguiente 25 de julio.

Tras la caida de Sidi Dris, el cañonero "Laya" regresó frente a Afrau el 25 de julio por la tarde. En la madrugada del 26 de julio lo hicieron el crucero "Princesa de Asturias" y el cañonero "Roger de Lauria". El teniente Vara de Rey decidió que era el momento de intentar una salida sorpresa hacia el mar. Para ello ordenó salir una vanguardia formada por 15 soldados y 11 policías al mando de un sargento, una sección flanqueando ambos lados del camino, otra sección en el centro con los heridos, y el resto de la fuerza detrás al mando del citado teniente. En la posición quedó un sargento con 15 soldados y 15 policías para proteger la retirada. Nada más salir, los rifeños se echaron sobre la vanguardia y rodearon al resto; viendo que las dos playas que se extienden a ambos lados del saliente de la costa donde se asentaba la posición estaban ocupadas por el enemigo, el teniente Vara de Rey ordenó dirigirse directamente y en línea recta hacia el mar, caminando sobre las rocas del arrecife y metidos en el agua. Allí contuvieron el fuego enemigo y aguantaron hasta la llegada de los botes de los buques de la Armada quienes, apercibidos de lo que ocurría, echaron sus botes al agua y lograron recoger, en varios viajes, a unos 130 hombres del total de 180 aproximadamente que constaba la guarnición. De los 130 hombres evacuados, unos 40 estaban heridos; en la posición quedaron unos 50 muertos o prisioneros; entr ellos el soldado Mariano García Martín, quien recibió la Cruz Laureada de San Fernando a título póstumo por permanecer en solitario defendiendo la retirada de sus compañeros tras haber sido herido mortalmente.

El capítulo VIII del resumen del general Picasso relata los detalles de lo ocurrido en esta posición.

En su aproximación a Melilla los rifeños habían tomado posiciones en las laderas del monte Gurugú, desde donde podían dominar con fuego de fusil y cañón las posiciones españolas del perímetro de Melilla y sus rutas de abastecimiento. Para desalojarles del monte, el general Sanjurjo comenzó a ocupar una serie de posiciones en la falda del monte, sin que las kábilas de los alrededores reaccionaran en contra. Además, ese día el general envió una columna de regulares y legionarios a ocupar las posiciones de Sidi Hamed el Hach y el Atalayón, ésta última situada en un promontorio de la orilla occidental de la Mar Chica, a la vista de Nador, con cuyos defensores contactaron con heliógrafo. El avance se hizo a la vista del enemigo, pero lo hicieron con tal rapidez que éste no tuvo tiempo a reaccionar, y cuando lo hizo las posiciones tomadas ya estaban fortificadas por los españoles.

Simultáneamente, una segunda columna del batallón expedicionario "Granada" nº 34, al mando del coronel Riquelme, nombrado jefe de la Policía Indígena en sustitución del coronel Morales, ocupó sin novedad una posición cerca de Mari-Guari, que dominaba el valle de Farjana.

Los refuerzos seguian llegando a Melilla. Este día llegaron las siguientes unidades, sumando con ellos trece batallones de Infantería y cinco baterías de Artillería presentes en Melilla al finalizar el día:

  • Un batallón expedicionario del regimiento de Infantería "de la Reina" nº 2.
  • Un batallón expedicionario del regimiento de Infantería "Córdoba" nº 10, al mando del teniente coronel don Luis Angosto Palma.
  • Una compañía de ametraladoras del regimiento de Infantería "España" nº 46, para el batallón expedicionario del regimiento "Sevilla" nº 33.
  • Cuatro baterías de Artillería, dos de ellas pertenecientes al 4º Regimiento Ligero de Artillería y una al Regimiento Mixto de Artillería de Ceuta.
  • 3ª Compañía de Zapadores, de Ceuta.
  • 1ª Compañía expedicionaria del 1º Regimiento de Telégrafos, de El Pardo, al mando del capitán don Carlos Bordón.
  • Una compañía de Sanidad.


FUENTES:

  • AHN. TS-R. Expediente 50.1. Folios 106 a 110. Telegramas y conferencias telegráficas del 26 de julio de 1921.
  • AHN. TS-R. Expediente 50.4. Folios 863 a 865. Carta del capitán Jesús Aguirre sobre el comportamiento del capitán Arenas en Tistutin y su muerte en la retirada a Monte Arruit.
  • AHN. TS-R. Expediente 50.10. Folios 2295 y ss. Resumen del general Picasso. Capítulo XI. Retirada a Monte Arruit.
  • El Telegrama del Rif, número 7.418 del 27 de julio de 1921.
  • Comandante D. Fernando Caballero Poveda. La Campaña del 21 en cifras reales (I) y (II). Revista "Ejército". Números 522 y 523. Madrid, 1984.
  • Palma Moreno, Juan Tomás. Annual 1921. 80 años del Desastre. Almena ediciones. Madrid, 2001. Páginas 73-97.
  • Pando Despierto, Juan. Historia secreta de Annual. Ediciones Temas de Hoy, S.A. Colección Historia. Madrid, 1999. Páginas 150-174.