En 1868 el ejército español en Cuba contaba con ocho regimientos de Infantería de línea, cuatro batallones de Cazadores, dos regimientos de Caballería, dos batallones de Artillería a pie y uno de montaña, un batallón de Ingenieros y un tercio de la Guardia Civil. Esta fuerza tenía sobre el papel unos efectivos de 20.809 hombres según los presupuestos de aquel año, pero restando los 3.500 reemplazos que faltaban[01] y que tardaban en llegar desde la península, los enfermos, los rebajados de servicio y los destinos de los cuerpos y los que guarnecían el territorio, que estaban diseminados en pequeñas guarniciones, el general Lersundi no tendría más de 7.000 hombres en condiciones de combate. A ellos se sumaron unos 35.000 voluntarios que fueron llamados por el general Lersundi a los pocos días de haber estallado la insurrección.

Cuando el general Lerchundi comprendió la gravedad de la insurrección, que había calificado de “ridícula calaverada” en su primera comunicación al Gobierno[02], ordenó la inmediata salida de tropas desde la Habana en dirección al departamento Oriental, y a los comandantes generales de Santiago de Cuba y a Puerto Príncipe que enviaran tropas al foco de la insurrección. A pesar de ello, en quince días tan solo enviaron a la zona cuatro batallones ("San Quintín", "Bailén" y dos de "la Habana"), tres compañías (de los regimientos "Isabel II" y "Tarragona") y cuatro escuadrones del regimiento "de la Reina" para reforzar los cuatro batallones de los regimientos "Cuba" y "de la Corona que estaban de guarnición en el departamento Oriental.

El 11 de octubre, cien soldados del regimiento de Infantería “Cuba” de guarnición en Santiago de Cuba habían zarpado a bordo del vapor “Brook” rumbo a Manzanillo; y una compañía de Infantería y 17 jinetes lo hicieron en dirección a Bayamo al frente del JEM del departamento.



Primeras tropas envias a sofocar la insurrección. (Fuente: Elaboración propia, sobre un mapa de 1898, Biblioteca Virtual de Defensa, ref. Ar.j-t.5-c.2-36).

El 12 de octubre, tres compañías del batallón de Cazadores de “San Quintín”, al mando del jefe del batallón, teniente coronel Juan López del Campillo, embarcaron en la Habana en dirección a Manzanillo, situada a 750 kilómetros de distancia en la costa sur del departamento Oriental, mientras que las otras tres compañías, bajo el mando del segundo jefe del batallón, el capitán Boniche, lo hacían en dirección a Gibara, localidad situada en la costa norte a otros tantos kilómetros de la capital.

Conocido el ataque a las Tunas del 13 de octubre, el capitán general ordenó el embarque de una columna de Infantería en Nuevitas para caer sobre el enemigo.

El 14 de octubre, un escuadrón con 50 jinetes partió de Puerto Príncipe hacia las Tunas al mando del capitán Machín, y al día siguiente lo hicieron otros dos escuadrones del regimiento “de la Reina”. Desde Trinidad, una compañía del regimiento de “Isabel II” se desplazó hacia Ciego de Ávila, y otra compañía de regimiento de “Tarragona” salió de Santa Clara hacia Morón[03].

Alrededor de ese mismo día, el coronel Demetrio Quirós salió de Santiago de Cuba en dirección Bayamo al frente de una columna de 700 hombres y una pieza de artillería, de la que hablaremos más adelante.

El 17 de octubre, desde San Antonio de los Baños, localidad situada a 30 kilómetros al sur de la Habana, salieron un escuadrón de cien jinetes del regimiento “de la Reina” hacia para Manzanillo, al mando del comandante Allidain, y el segundo batallón del regimiento de Infantería “La Habana” hacia Manatí, situado a 45 kilómetros al norte de las Tunas. El general Lerchundi nombró al coronel Loño como jefe de todas las fuerzas operaciones con órdenes de marchar hacia la Tunas y Bayamo, y ordenó a Santiago de Cuba que el coronel Quirós saliera de esa plaza con el mayor número posible de tropas en dirección a Bayamo.

Conocida en la Habana la capitulación y toma de Bayamo por los insurrectos, el 23 de octubre, el batallón de Cazadores de “Bailén” salió desde la Habana hacia Nuevitas, y el 24 de octubre el primer batallón del regimiento de Infantería “La Habana”, al mando del teniente coronel Máximo Navidad, reforzado con 84 soldados del segundo batallón, salió hacia Batanabó y, desde allí, a Manzanillo[04].



  • Barrios Carrión, Leopoldo, comandante. Sobre la historia de la guerra de Cuba. Redacción y Administración de la Revista Científico-Militar y Biblioteca Militar. Barcelona, 1888-89-90. 235 páginas. 11,7 MB.

  • Camps y Feliú, Francisco de, coronel retirado. Españoles e insurrectos. Recuerdos de la guerra de Cuba. Segunda edición. Imprenta de A. Álvarez y Comp. Habana, 1890. 433 páginas. 16 MB.

  • Llofriu y Sagrera, Eleuterio. Historia de la insurrección y guerra de la isla de Cuba. Escrita en presencia de datos auténticos, descripciones de batallas, proporcionadas por testigos oculares, documentos oficiales, y cuantas noticias pueden facilitar el exacto conocimiento de los hechos. Edición ilustrada. Imprenta de la galería literaria. Tres tomos, seis volúmenes. Madrid, 1870 y 1871. 2.729 páginas. Tomo I. 799 páginas. 30 MB.

  • Pirala, Antonio. Anales de la Guerra de Cuba. Tomo 1. Imprenta y Casa editorial de Felipe González Rojas. Madrid, 1895. 886 páginas. 63,1 MB.




[01] Pirala, op. cit., página 282.
[02] Barrios y Carrión, op. cit., página 28.
[03] Pirala, op. cit., página 276.
[04] Estos movimientos de tropas constan en Pirala, op. cit., páginas 276 y 277.