Manifiesto dirigido a los navarros, en el que la Junta Realista de Navarra hace votos de fidelidad al Rey, al amor a España y a la motivación religiosa del alzamiento.

"VALIENTES Y GENEROSOS NAVARROS:

"Teneis dadas a la faz de todo el mundo pruebas nada equívocas del conocimiento de este principio (que la constancia es el único camino de la salvación) con el carácter de firmeza que en todos los tiempos, y especialmente en la última guerra contra los franceses, ha acreditado vuestro invencible valor; es, pues, ocioso recordaros para su imitación aquel heroismo inaudito de fortaleza con que vuestros gloriosos progenitores, luchando en continuas sangrientas batallas por más de trescientos años, jamás permitieron a la dominación goda establecer su reino en el suelo que os dejaron por patrimonio, y dignamente los poseeis, con el nombre navarro ...

"Una triste y lamentable experiencia os ha desengañado ya, como a la mayor parte y aun a todos los buenos españoles, de que bajo el denso y engañoso velo de la Constitución, en lugar de las felicidades prometidas están puestas a cubierto las aras de la impiedad para sacrificar sobre ellas a la vez la Religión, el Rey y la Patria; estais ya viendo ejecutar ese pérfido, infame, impío, atroz y sacrílego sacrificio; veis extinguido el Tribunal de la Fe; autorizado el desorden, el libertinaje y la irreligión; desterrados varios obispos ... Sabeis se trata (se estremece la pluma al escribirlo) de separaros enteramente de la obediencia y comunicación espiritual del Vicario de Jesucristo ...; sabeis que esos bárbaros monstruos de iniquidad que intentan despojaros de la Religión son también enemigos declarados del Trono; sabeis que os quieren dejar huérfanos sin vuestro más amado y adorado Monarca el Señor Don Fernando VII ...

"Este es, leales navarros, el estado lastimoso que presenta a vuestra vista la afligida y desconsolada Madre España y el que como a hijos suyos os alcanza: este tierno objeto de vuestro más fino y acendrado amor fue el que, inflamando vuestro católico velo, os llevó en alas al campo del honor y, rompiendo como un volcán los diques de vuestros pechos, os hizo levantar el grito de "¡Viva la Religión, el Rey y la Patria!" y "¡Muera la Constitución!", instrumento principal de la completa ruina espiritual y temporal de la Nación ...

"Ha llegado el caso, impertérritos navarros, de satisfacer vuestros deseos: tenemos armas, municiones y dinero; corred, volad a tomarlas; la Religión, el Rey y la Patria reclaman vuestro deber ... Y, a la verdad, aunque el hombre ofrezca a Dios su vida, que es lo más que puede ofrecerle, ¿que vale esa ofrenda para lo que se le debe por su Religión? Si sólo el Rey y la Patria sola en su defensa exigen este sacrificio, ¿cuánto más no se le deberá a Dios? Sea, pues, nuetra divisa morir o vencer; confiad, como otros Macabeos, en la divina misericordia, haciendoos, con una vida cristiana, acreedores a ella, y no dudeis que los triunfos coronarán de laureles vuestras sienes."

Campo del Honor, 10 de junio de 1822

La Junta Gubernativa interina de Navarra
Lacarra, Mélida, Uriz, Eraso



  • Rafael Gambra Ciudad. La primera guerra civil de España (1821 - 23). Historia y meditación de una lucha olvidada (con prólogo de Jose María Pemán). Editorial Escelicer, S.L. Madrid, 1950.
  • Andrés Martín, cura párroco de Uztarroz. Historia de la guerra de la División Real de Navarra contra el intruso sistema llamado liberal y su Gobierno revolucionario. Pamplona, 1825.