HISTORIA MILITAR DE ESPAÑA
Campañas



CONQUISTA DEL REINO VISIGODO
(711 - 714)

Elección de Don Rodrigo

El rey visigodo Vitiza murió en febrero del año 710, tras lo cual se abrió el proceso de nombramiento de un nuevo rey. Murió joven, con menos de 30 años, por lo que sus hijos eran aún pequeños y no podían ser nombrados herederos de forma automática. La monarquía visigoda era electiva, si bien la fórmula era raramente aplicada en la práctica. Por ello, los nobles favorecidos por el difunto monarca durante su reinado intentaron repartir el reino entre sus hijos Achilla, Olmundo y Ardabasto, que eran de corta edad (Ardabasto aún vivía cuando Abd al-Rahman ibn Muawiya tomó el poder en el 756), con intención de manejar el poder a través de ellos. De este modo, a su hijo Achilla le habría correspondido la provincia Tarraconense, donde acuñó moneda en varias ciudades del nordeste del país y donde quizás ejerciera algún dominio en Cataluña y la Galia Narbonense.

Sin embargo, el Senatus, es decir, la asamblea de nobles palatinos y de prelados de la Iglesia, no legalizó el reparto efectuado y decidió elegir un nuevo rey según la tradición visigoda. La elección recayó en Don Rodrigo, a la sazón Duque de la Bética.

Los vitizanos no aceptaron la resolución del Senatus y se revelaron, originando una breve guerra civil que terminó con su derrota. Sin embargo los perdedores no se resignaron y buscaron la manera de triunfar. Para ello pidieron ayuda a los musulmanes, poder militar y político recientemente asentado en la orilla sur del Mediterráneo y que se encontraba en esos momentos al otro lado del Estrecho de Gibraltar. Al hacerlo, los vitizanos repitieron los escasos precedentes visigodos de búsqueda de apoyo de mercenarios para usurpar el poder real. En efecto, Atanagildo había conseguido la corona auxiliado por los bizantinos en el año 555 y Sisenando con la ayuda de un ejército franco en el 631.

Muza ibn Nusair

El norte de África había sido conquistado para el Islám por el gran general Uqba ibn Nafqi, origen de la familia de los Banu Nafqi y también conocido por ser el fundador de la ciudad de Kairawan y su gran mezquita. En 703 fue derrotado por Muza ibn Nusaur, enviado por el califa de Damasco. Muza conquistó Tánger en el 706, extendió las conquista del Islám hasta el Atlántico y bajó hasta las regiones pre-saharianas del Dra y el Tafilelt.

Las crónicas árabes mencionan que alrededor del año 710 el gobernador de la ciudad visigoda de Ceuta era un tal Julián, quizás con el rango de conde. Había resistido con éxito el asedio de un ejército árabe-bereber al mando de un tal Tariq hasta la muerte del anterior rey Vitiza. Esas crónicas son el origen de la leyenda de la traición del conde Don Julián. Afirman que su hija fue raptada por el rey Don Rodrigo, por lo que el conde, en justa venganza, se unió al partido vitizano y le sirvió de intermediario con los musulmanes. Para ello se reunió con Tariq y concertó los detalles para hacer pasar las tropas mercenarias musulmanas a la península.

Hay otra explicación para la leyenda del conde Don Julián. Según la Crónica de 754, un tal Urbano, africano de nacimiento y educado como cristiano católico, fue confidente de Muza y le acompañó en su expedición a la península. Se le quiere hacer pasar por el fabuloso conde Don Julián.

Expedición de tanteo de 710

Sea cual sea la explicación a la fábula, el hecho es que el ejército arabe-bereber del gobernador de Ifriqiya, Muza ibn Nusair, atravesó el Estrecho y penetró en la península. El califa de Damasco había recomendado a Muza que tanteara la posibilidad de desembarcar en la Península Ibérica. Para ello, en junio del año 710 Muza había enviado a su subordinado Tarif Abu Zara con una fuerza aproximada de quinientos soldados para que hiciera un misión exploratoria. El desembarco se realizó en la zona de Tarifa y fue todo un éxito, por lo que Muza ordenó a Tariq ibn Ziyad que preparara otro de mayor envergadura.

Expedición de 711

En la noche del 27 al 28 de abril de 711 Tariq ibn Ziyad desembarcó sus tropas en la llamada Roca de Calpe, denominada desde entonces Yebel Tariq. Mediante sucesivas idas y venidas de diversos barcos de transporte desembarcó desde Ceuta unos 7.000 hombres de a pie. Acto seguido Tariq ocupó la ciudad de Carteya, situada al fondo de la bahía de Algeciras, y derrotó a un tal Sancho, hijo de una hermana del rey Don Rodrigo. Posteriormente inició el avance por la vía romana que conducía a Sevilla. Simultáneamente pidió refuerzos a Muza, que le envió otros 5.000 soldados, con lo que el ejército invasor de Tariq totalizó unos 12.000 soldados.

El rey Don Rodrigo se encontraba combatiendo a los vascones cuando ocurrió el desembarco de los musulmanes. Se enteró del hecho dos o tres semanas más tarde y bajó hacia el sur por la vía romana Córdoba-Écija-Morón-Cádiz. El 19 de julio se encuentraron los dos ejércitos en el Wadilakka, no lejos de la despoblada ciudad de Lacea, antigua localidad desde donde se exportaba aceite a Roma. Durante dos días ambos ejércitos estuvieron observándose y realizando escaramuzas, algunas de ellas sangrientas.

El día 22 de julio comenzó la batalla. El centro visigodo lo mandaba el propio rey, mientras que las alas iban al mando de sendos hijos del anterior rey Vitiza: Sisberto mandada el ala derecha y Abba mandaba el ala izquierda. Nada más comenzar el combate los nobles del partido vitizano se pasaron a las filas musulmanas, con lo que el ejército visigodo se desbandó. La derrota de los cristianos fue total, y fue seguida de una gran mortandad. El cadáver del rey Don Rodrigo nunca se encontró. Se dice que sus fieles le llevaron a enterrar a Viseo, debido a una inscripción encontrada allí.

Tras la derrota del Guadalete, los restos del aún no aniquilado ejército visigodo volvieron a enfrentarse a los musulmanes en Écija. Allí combatieron sin traiciones, pero fueron definitivamente derrotados.

Consumadas las derrotas del Guadalete y de Écija, Tariq avanzó rápidamente hacia Toledo, la capital del reino visigodo. Entró en la ciudad apoyado sin duda por los nobles del partido vitizano, que esperaban que los mercenarios musulmanes apoyasen el nombramiento de uno de los suyos como nuevo soberano del reino. Pero Tariq tenía otros planes, y proclamó la soberanía del Califa de Damasco el 11 de noviembre de 711, día de San Martín. Los vitizanos vieron frustradas sus esperanzas de ver proclamado uno de los suyos.

El obispo Sinderedo, metropolitano de Toledo, huyó de la ciudad con el apelativo de "el mercenario", según la Crónica de 754. Esta huida es un indicio de que Toledo no gozó de las libertades concedidas a otras ciudades como, por ejemplo, las del conde Teodomiro. El obispo aparece como uno de los firmantes del concilio reunido en Roma en 721.

Mientras Tariq realizaba su expedición hacia Toledo, un destacamento al mando de Mugaith al-Rumi tomaba Córdoba por sorpresa y capitulación.

Expediciones de 712

En 712, tras la toma de Toledo, Tariq ibn Zayid persiguió a los godos fugitivos hasta Amaya, ciudad situada al norte de la península y que estaba enclavada en lo alto de una gran peña considerada inexpugnable desde la que se divisaba la gran llanura de la meseta y que protegía los accesos hacia las montañas del Cantábrico. Tariq sitió la roca y finalmente tomó la ciudad. Realizó un sangriento saqueo que provocó una gran mortandaz de godos y que generó un enorme botín para los musulmanes y una enorme conmoción entre los cristianos. Luego cruzó los Campos Góticos y llegó hasta Astorga, desde donde regresó a Toledo.

Las atrocidades realizadas por Tariq en Amaya y Astorga quedaron grabadas en la mente de sus pobladores de tal manera que dos años más tarde, en el 714, ambas ciudades asistieron al paso del ejército de Muza sin resistirse.

Tras los éxitos conseguidos por su subordinado Tariq, y visto que el poder visigodo se había derrumbado, el gobernador de Ifriqiya, Muza, desembarcó en Algeciras en julio de 712 dispuesto a conquistar las tierras peninsulares. Su ejército sumaba la cantidad de 12.000 soldados, con lo que el contingente invasor en la península alcanzó la cifra de 24.000 soldados.

Tras su desembarco Muza se dirigió a Carmona donde, según el Ajbar Maymua, algunos nobles vitizanos se le presentaron como refugiados en la ciudad y concertaron con él abrir por la noche las puertas de la ciudad. Tras la toma de Carmona, Muza se dirigió a Sevilla. Tras su asedio y conquista Muza marchó hacia Mérida. Mientras cercaba la ciudad, Sevilla se levantó contra los invasores ayudada por las ciudades de Beja y Niebla.

Mientras su padre sitiaba Mérida, los hijos de Muza, Abd al-Azid y Adb Allah, iniciaron en 712 una expedición contra las tierras de Málaga, Granada y Murcia. En abril de 713 lograron la capitulación del noble godo Teodorico en tierras de Murcia, dando origen al Reino de Todmir. A su vuelta de la expedición sofocaron la rebelión de Sevilla, Beja y Niebla, sublevadas mientras Muza se encontraba asediando Mérida.

Expediciones de 713

El 13 de junio de 713, tras un año de asedio, Mérida se rindió. Estas fechas de los cronistas árabes no concuerdan, ya que un año de asedio supone comenzarlo en junio de 712, fecha del desembarco de Muza según estas mismas fuentes. El caso es que la ciudad acabó rindiéndose y obtuvo un tratado tipo suhl. Se respetaron vidas y bienes y la práctica del culto cristiano. Los musulmanes sólo se apropiaron de los bienes de aquellos que habían huido a Galicia y de las pertenencias de las iglesias.

Tras la toma de Mérida, Muza se dirigió hacia Toledo para unirse a su lugarteniente Tariq. Se encontraron en Almaraz y le trató ágriamente, quizás celoso de sus triunfos. Una vez en la capital visigoda, envió noticias de sus éxitos al califa por medio de Mugaith al-Rumi y de su contríbulo Ali ibn Rabah.

Un hermano del difunto rey Vitiza era un tal Oppas, obispo del que se cree que su sede episcopal fuera Sevilla. Se supone que Muza trató de prenderle, que el obispo Oppas huyó y que Muza mandó ejecutar a los nobles toledanos que participaron en su huída. Con esta acción el partido vitizano confirmó que la ayuda mercenaria solicitada a los musulmanes para poner en el trono uno de los suyos se volvió en su contra y que el poder se les fué de las manos definitivamente.

Expediciones de 714

Tras invernar en Toledo (otra vez problemas de inconsistencia de fechas), Muza se dirige en 714 hacia Zaragoza junto con su lugarteniente Tariq. En su avance sembraron conscientemente el terror para evitar futuras resistencias. Tomada la ciudad de Zaragoza, Muza subió por el valle del Ebro y recibió la sumisión y conversión del Conde Casio. Éste era un noble que posiblemente perteneciera al bando vitizano y que estaría gobernando los distritos de Borja y Tarazona. Por su sumisión sin lucha posiblemente recibió un tratado tipo ahd y es posible que viajara a Damasco junto con el conde Teodomiro acompañando a Muza a su regreso para entrar en la clientela del califa Al-Walid y ver confirmado sus tratados. La sumisión de este conde es el origen de la familia de los Banu Casi, que tanta repercusión tuvieron décadas más tarde en la formación del Reino de Navarra y a cuya familia pertenece el famoso "Moro Muza" de las canciones infantiles.

NOTA: En 750 aparece Al-Sumayl como gobernador de Zaragoza. En 755 aparece Abd al-Rahman ibn Yusuf Abu Yayd. En 778 aparece Suleyman ibn Yaqzan ibn al-Arabi.

Mientras Muza subía por el valle del Ebro, Tariq se dirigió con sus tropas a la província Tarraconense, donde conquistó las ciudades de Tarraco y Barcino. Se fecha tradicionalmente esta expedición en el 714.

Tras su expedición por el valle del Ebro, Muza se dirigió hacia Galicia cruzando las tierras de los várdulos, cántabros y astures cismontanos y enviando exploradores detrás de la cordillera Cantábrica. Entró en contacto con los vascones, a los que calificó de "brutos que se le sometían como bestias de carga". Pasó por Amaya y Astorga, cuyos habitantes no osaron combatirle tras la experiencia de su anterior derrota a manos de Tariq dos años antes. Atravesó el Bierzo, subió el Cebrero y se plantó ante las murallas de Lucus Augusti.

El califa Al-Walid había enviado de regreso a España a Mugait al-Rumi con la orden de que Muza regresara a Damasco a rendir cuentas. Pero Muza desobedeció la orden, y Mugait se unió a Muza con la promesa de obtener un rico botín. El califa se vió obligado a enviar otro emisario, un tal Abu Nasar, con la órden expresa de hacerle volver aunque fuese a la fuerza. Abu Nasar encontró a Muza sitiando Lugo, el cual se vió forzado a abandonar la toma de la ciudad Muza, dejar el mando del ejército y del gobierno peninsular en manos de su hijo Abd al-Azid, y regresar a Damasco.

Muza se encontró con su lugarteniente y liberto Tariq a su regreso de su expedición a la Tarraconense y ambos partieron hacia Damasco, acompañados por el Conde Teodomiro y, posiblemente, el Conde Casio.

Muza llegó a Damasco poco antes de morir el califa Al-Walid. Le sucedió el califa Suleyman, que procesó a Muza y le obligó a entregar sus riquezas al califa.



FUENTES: