ASEDIO Y CAIDA DE IGUERIBEN (17 - 21 de julio)

Durante cinco dias la posición de Igueriben fue asediada ante la vista de los soldados de Annual, cuyos mandos se veían impotentes para romper el cerco y liberar la posición debido a la fuerte oposición que presentaban los rifeños. El fracaso de los españoles ante Igueriben fue la causa de la desmoralización de las tropas de Annual y de su huída masiva el dia 22 de julio.



Ocupación de la posición y primeros ataques
17 de julio: primer día de asedio (domingo)
18 de julio: segundo día de asedio (lunes)
19 de julio: tercer día de asedio (martes)
20 de julio: cuarto día de asedio (miercoles)
21 de julio: quinto y último día de asedio (jueves)
Los muertos de Igueriben




OCUPACIÓN DE LA POSICIÓN Y PRIMEROS ATAQUES

Igueriben fué ocupada el martes 7 de junio de 1921 como respuesta a la pérdida de Abarran, manteniendo de ese modo una posición al sur de Annual e Izumar. Tenía un grave inconveniente: carecía de agua y había que ir a buscarla a gran distancia. Otro inconveniente era que los caminos naturales que llevaban a la posición estaban cortados por profundos barrancos que era aprovechados por los rifeños para ocultarse. Y otro no menos importante: podía ser dominada desde la vecina Loma de los Árboles.



Ubicación de la posición de Igueriben, al sur de Annual e Izumar, y batida desde la Loma de los Árboles.

Dirigida la operación por el general Navarro desde Annual, el coronel Morales mandó la columna de ocupación, que estaba formada por seis mias de Policía Indígena, una compañía de fusiles del África y una batería de montaña. La posición quedó al mando del comandante don Francisco Mingo Portillo, segundo jefe del III Batallón del Regimiento de Ceriñola, con unos 350 hombres. Posteriomente el comandante Mingo fue a Melilla y reemplazado por el comandante don Julio Benítez Benítez, segundo jefe del II Batallón del mismo regimiento, el defensor de Sidi Dris durante el ataque del 2 de junio:

  • 2ª Compañía, I Batallón, Rgto. Ceriñola 42: al mando del capitán don Arturo Bulnes Martín, el teniente Justo Sierra Serrano y el alférez Luis Casado Escudero, con 93 hombres de tropa.

  • 4ª Compañía, III Batallón, Rgto. Ceriñola 42: al mando de los tenientes Manuel Castro Muñoz, Ovidio Rodríguez López y Rafael Vilanova Hoppe, con 87 hombres de tropa. El capitán de la compañía, don Fernando Correa Cañedo, se encontraba en Annual.

  • Sección de la Compañía de Ametralladoras de Posición: al mando del teniente don Alfonso Galán Arrabal, con 16 hombres de tropa.

  • 1ª Batería Ligera del Rgto. Mixto de Artillería: al mando del capitán don Federico de la Paz Orduña y el teniente don Julio Bustamante Vivas, con cuatro piezas Schneider de 7'5 y 33 hombres de tropa.

  • Una estación óptica: compuesta por 3 hombres.

  • Policía Indígena: destacamento de 9 hombres.

El martes 14 de junio la posición sufrió un ataque de nueve horas, que fue rechazado por el fuego de fusilería de la posición y de las baterías de Annual, Dar Buymeyan y Annual.

El jueves 16 de junio su bateria participó en el combate de la Loma de los Árboles.

Tras unas tres semanas de calma, los ataques a Igueriben se reanudaron la primera quincena de julio, siendo atacada los dias 3, 4, 6, 7, 8 y 14. Este último dia el ataque duró otras nueve horas, tras las cuales la única baja española fue un soldado herido.

17 DE JULIO: PRIMER DÍA DE ASEDIO (domingo)

El 17 de julio Abd el-Krim inició el asalto en toda regla contra Igueriben. El jefe de la posición era el comandante de Infantería D. Julio Benítez Benítez, quien había sido trasladado recientemente desde Sidi Dris a esta posición. Para lograr su objetivo, Abd el-Krim atacó la posición de frente y trató de envolverla cortando el paso entre ella e Izzumar. El intenso tiroteo sobre la posición duró todo el día y ocasionó algunos muertos y heridos entre la tropa. El sargento Armando Antón Cisneros resultó muerto.

El intento de envolvimiento de la posición fue observado en Annual, y desde allí se envió una columna al mando del teniente coronel D. Pedro Marina, del Regimiento de Ceriñola, para repelerles. La columna estaba formada por:

  • Un tabor de Regulares.
  • Dos escuadrones de Regulares.
  • Tres compañias de fusiles de Ceriñola.
  • Una batería de montaña.

La columna se dirigió a envolver el flanco derecho del enemigo, al que obligó a retroceder hacia el norte, donde atacó los poblados adictos a España existentes entre Buymeyán y Talilit.

A las 14:00 horas salieron los convoyes de aprovisionamiento de Buymeyan e Igueriben. Los rifeños hostigaron al convoy de Igueriben haciendo dos disparos de cañon sobre la posición y disparando con fusilería sobre el convoy desde la Loma de los Árboles.

La columna de aprovisionamiento a Igueriben estaba al mando del comandante D. Juan Romero López y estaba formada por:

  • 10 mulos cargados con cubas de aguas.
  • 12 mulos cargados con víveres.
  • 41 mulos con cargas de municiones: 336 granadas de metralla de 75 mm, 36 granadas rompedoras, 176 granadas ordinarias, una caga de botes de metralla y 10 cajas de cartuchos de fusil.
  • 4 mulos cargados con artolas para transportar heridos.

Encuadrado en la columna iba el teniente de Artillería D. Ernesto Nougues Barrera, al mando de 17 artilleros. La protección del convoy se encomendó a un escuadrón de Regulares al mando del teniente de Caballería D. Joaquín Cebollino von Lindeman.

Nada más salir la columna, un francotirador disparó sobre el comandante Romero, que cayó herido. La columna continuó el avance, cada vez mas hostigado por los disparos rifeños. El escuadrón de Regulares se vió obligado a cargar varias veces para asegurar la progresión. A los pocos minutos los rifeños reanudaron el fuego de fusiliería sobre hombre y mulos, obligando al convoy a estirarse y a hacer fuego de protección por descargas. El teniente von Lindeman volvió a cargar contra la masa de rifeños para tratar de asegurar la llegada del convoy a la posición, siendo el primero en llegar a la misma. Allí ayudado de algunos soldados, abrió la puerta de la alambrada y quitó los sacos terreros que obstruían la entrada. Su avance fué protegido por dos ametralladoras que el teniente D. Alfonso Galán Arrabal sacó fuera de la posición de Igueriben y que emplazó en unas alturas próximas, enfilando de flanco a los rifeños.

Mientras tanto, el teniente Nougués había caido al suelo al resultar muerto su caballo. Sin desanimarse, pistola en mano, se puso al frente del convoy e hizo que llegasen a la posición. Al percatarse de que varias cargas de munición habían caido pendiente abajo al ser abatidos sus mulos, el teniente Nougués y sus artilleros se lanzaron a recogerlas, consiguiendo introducirlas en la posición, donde son recibidos con vítores. En esta acción 8 artilleros resultaron heridos.

Despues de dejar en la posición a las acémilas, a sus conductores (31 soldados de intendencia) y al teniente Nougues con sus artilleros (menos un herido que consiguió ser evacuado en artola hasta Annual), el escuadrón de Regulares regresó a Annual tras romper de nuevo el cerco enemigo a la larga y recogiendo a su paso todas sus bajas habidas en el combate (cinco muertos, nueve herdios y dos contusos). Tal acción le valió al teniente von Lindeman la concesión de la Laureada por RO. de 1 de agosto de 1927.

Las bajas totales españolas en este combate fueron 17 muertos y 55 heridos. Entre los muertos estaba el teniente Ledesma, del Rgto. Melilla núm. 59.

El agua que habían traido se había derramado casi en su totalidad por estar las cubas muy agujereadas. A partir de este dia los defensores que quedaron sin agua y se vieron forzados a chupar mondas de patatas machacadas y a beber el líquido de los botes de tomates y pimientos, agua de colonia, tinta y orines mezclados con azúcar.

18 DE JULIO: SEGUNDO DÍA DE ASEDIO (lunes)

Al llegar la noche los rifeños reanudaron sus ataques. Consiguieron llegar hasta la alambrada, pero fueron rechazados con granadas de mano, fuego de ametralladora y lucha a la bayoneta. Los artilleros dispararon con la espoleta graduada a cero. Las bajas españolas fueron tres muertos y tres heridos.



Vista aérea de la ubicación de Igueriben y la Loma de los Árboles.

Víctimas de este ataque nocturno fueron los mulos del convoy de aprovisionamiento. Atrapados entre la alambrada y el parapeto, asustados y heridos, muchos de ellos se desplomaron sobre la alambrada y la destrozaron en gran parte. Los españoles tuvieron que rematar a los supervivientes para que los destrozos no aumentasen. Por la tarde sus cuerpos se hincharon con el calor (55 grados) y estallaron, lo que añadió otra pesadilla a los defensores, que vomitaban por el pestilente olor de los destrozados cuerpos de los mulos.

Al despuntar el día los rifeños trataron de cortar por segunda vez el camino a Izumar haciendo una trinchera, pero una compañía de ingenieros de Annual la reparó a toda prisa. La aviación española en Melilla envió dos aparatos, cuyas bombas ni asustaron a los rifeños. En Annual cundía la alarma, pues alrededor del mediodía se dieron cuenta que se iban a quedar sin municiones de artillería. Mientras tanto, se pasaron el resto del día preparando otro convoy de aprovisionamiento.

En Igueriben la posición siguió sufriendo un violento fuego de fusilería. El ataque enemigo fue más intenso en el sector este, donde los rifeños podían acercarse a cubierto de unso peñascos. Los rifeños comenzaron a disparar con un cañon (seguramente uno de los tomados en Abarrán) y si bien al principio su puntería no era buena, por la tarde consiguieron producir bajas entre la tropa. El fuego se intensificó cuando los de Annual trataron de salir con otro convoy, que fue parado inmediatamente por la gran superioridad de los rifeños.

El comandante Benítez ordenó al teniente D. Ovidio Rodríguez que enterrara a los muertos fuera de la posición, porque dentro de la misma el terreno era de roca. El teniente procedió a ello, pero nada más salir de la alambrada su sección fué objeto de un violento fuego que le ocasionó dos bajas. Se le ordenó retirarse sobre la posición, pero a pesar de ello consiguió enterrar el cadáver del sargento Antón y reparar la alambrada del sector norte.

El teniente D. Luis Casado Escudero y el soldado Julián Muñoz Contiñán fueron felicitados por el comandante Benítez frente a su compañía, por el valor y pericia demostrados al recoger a un soldado de Regulares del convoy del día anterior, con su fusil y su munición, que el dia anterior había quedado malherido frente a la posición.

Ese día los defensores de Igueriben sufrieron 3 muertos y 4 heridos de tropa. Fue herido tambien el teniente D. Julián Sierra Serrano, que tuvo que dejar el mando de su sección.

19 DE JULIO: TERCER DÍA DE ASEDIO (martes)

Al anochecer el ataque rifeños se intensificó sobre Igueriben, llegando hasta las alambradas y arrojando granadas de mano. Los de Igueriben emplearon los 50 granadas que los quedaban de dotacion para repeler el ataque, y tuvieron que concentrar los fuegos de los cañones sobre la entrada de la posición, pues hasta ella habían llegado los atacantes. En una ocasión los rifeños gritaron a los españoles incitándoles a la rendición, a lo cual los soldados respondieron con ¡Vivas a España! y descargas cerradas de fusilería. El comandante Benítez se distinguió aquella noche, pues estuvo en todos los frentes dirigiendo la defensa y animando y arengando a sus tropas en todo momento. Esa noche murieron 4 de los seis policías y un cabo que había en la posición, defendiendo la cocina del campamento.



Croquis de la posición de Igueriben.

A las 04:00 horas el comandante Benítez solicitó auxilio urgente. En el campamento de Annual se organizaron tres columnas a toda prisa:

  • Comandante Alfaro, al mando de dos compañías de fusiles y un escuadrón de Regulares. Misión: ocupar las alturas del norte y sobre la derecha del camino que conducía a Annual.

  • Teniente coronel Nuñez de Prado, al mando de dos compañías de fusiles, una de ametralladoras y un escuadrón de Regulares (al mando del teniente von Lindeman). Misión: introducir el convoy de abastecimiento en Igueriben.

  • Comandante Romero López, al mando de tres compañías de fusiles y una batería. Misión: quedar en reserva.

Dada la orden de avance, la columna del comandante Alfaro ocupó sus objetivos sin resistencia, pero la del teniente coronel Nuñez del Prado quedó detenida rodeada por numerosos enemigos. El teniente coronel envió al teniente von Lindeman para informar al coronel Argüelles, jefe de la circusncripción de Annual, de la imposibilidad del avace, pero regreso al poco tiempo con la orden de resistir sobre el terreno. El teniente coronel envió al capitán D. Carlos Zappino y Zappino de nuevo al campamento con el mismo mensaje, pero el coronel le despachó de regreso reiterando su orden. El capitán Zappino no llegó a su puesto, pues fué muerto en el camino de vuelta.

El acoso enemigo llegó hasta el propio campamento de Annual y amenazó con cortar la retirada de las tres columnas. Estas tuvieron que replegarse por escalones hasta Annual. En la última fase del repliegue fueron apoyados por siete compañías del Regimiento de San Fernando y una compañía de ingenieros que fueron enviadas desde las posiciones de Izzumar y Dar Drius.

Las bajas españolas en este combate ascendieron a 88: 14 muertos y 74 heridos. Entre los muertos se encontraron el capitán Zappino y el teniente D. Francisco Nuevo Soriano.

A las 14:00 horas el coronel de caballería D. Francisco Javier Manella Corrales llegó a Annual y se hizo cargo del mando de la circusncripción de manos del coronel de artillería Argüelles.

A las 16:00 horas el coronel Manella organizó un nuevo intento: el capitán Rosal, al mando de su compañía de Regulares y apoyado por otras tres compañías de Regulares, trató de subir hasta la posición llevando tres cantimploras por hombre. El avance fue apoyado por tropas peninsulares del Regimiento de África desplegados a su derecha. Pero en un momento dado, fatigados e impotentes, los soldados indígenas de Regulares flaquearon, tiraron las cantimploras al aire y retrocedieron.

Mientras tanto, los defensores de Igueriben comenzaron a sufrir las torturas de la sed, llegando a beber tinta, agua de colonia y hasta sus propios orines. El enemigo seguía haciendo fuego de fusilería sobre la posición. Un cañon enemigo emplazado a unos 1.300 metros destrozó parte del paapeto norte y cuatro cajas de municiones. Por su parte, la batería de Igueriben casi había agotado sus municiones.

En un momento dado se recibió en la posición el siguiente telegrama: "El Mando felicita a los heroicos defensores, alentándoles a seguir manteniendo la resistencia con ese admirable espíritu de sacrificio, que es la admiración y orgullo de sus hermanos de armas. Ya se hallan concentradas en Annual numerosas fuerzas que han de convoyar los socorros de que tan necesitados está esa posición. Y tropas frescas para relevar a los heroicos defensores de Igueriben, que tan ganado tienen el descanso. La Patria, atenta a vuestro gallardo gesto, sabrá recompensar vuestros sacrificios."

20 DE JULIO: CUARTO DÍA DE ASEDIO (miercoles)

Por la noche reanudaron los ataques, utilizando de nuevo granadas de mano. Trataban de apoderarse de los cadáveres de sus compañeros que estaban muertos en la alambrada y en la zona de la batería, que por permanecer muda creían indefensa. Hubo que enviar a este sector una sección del Ceriñola al mando del alférez Villanova, quienes ocasionaron numerosas bajas al enemigo.

La situación llegó a ser tan apurada esa noche que se solicitó a Annual que rodeara la posición con fuego de artillería para evitar los reiterados asaltos enemigos, cosa que hicieron los artilleros de Annual con precisión matemática. El ataque remitió algo a primeras horas del día, pudiendo darse descanso a las tropas, pero sin abandonar el parapeto.

Dibujo de la posición, realizado por el teniente Casado

Dibujo de la posición de Igueriben, realizado por el teniente Casado.

El general Navarro llegó por la mañana a Annual con refuerzos de Policía Indígena. Al ponerse al corriente de la situación comunicó al general Silvestre que la situación en Annual era bastante delicada y que no realizaría ese día ningún intento de romper el cerco, dado el escaso espíritu de lucha que había encontrado en las tropas.

Por su parte, los defensores de Igueriben continuaban resistiendo. Aumentaban las bajas en número considerable, tanto de heridos como de agotamiento, y las ametralladoras comenzaron afallar por falta de refrigeración y averías mecánicas. Un proyectil de artillería cayó en la enfermería, matando a una treintena de heridos que allí se alojaban. Tan solo quedaban un centenar de defensores en condiciones de luchar, cuyo número apenas era suficiente para cubrir el parapeto, en el cual tambien se hallaban los heridos y los oficiales.

El comandante Benítez animaba a sus hombres y no pensaba en rendirse, a pesar de que había informado al general Navarro de que sus hombres "... se ahogan con el hedor de los cadáveres; la pestilencia y carencia de agua hace mortales las heridas y conclúyense las municiones." El general Navarro les envió varios telegramas dándoles ánimos, les calificó de "... heroes que tan alto poneis el nombre de España ...", y les pidió "... resistir unas horas más, pues lo exige el buen nombre de España."

Nuevamente sufren otro ataque por la noche. Un moro vuelve a solicitarles la rendición y nuevamente se le responde con una descarga de fusilería y un ¡Viva España!. Se transmite la noticia a Annual, que responde "resistid esta noche, y mañana os juramos que sereis salvados, o todos quedaremos en el campo del honor."

El general Silvestre pasó el día en Melilla tratando de reunir soldados para mandar a Annual, y a solicitar al Alto Comisario el envío de barcos y aviones.

21 DE JULIO: QUINTO Y ÚLTIMO DÍA DE ASEDIO (jueves)

Muy de mañana el general Silvestre partió de Melilla hacia Annual. Le seguían todos los soldados que había podido rebañar de las diferentes unidades de la capital: centinelas, oficinistas, rancheros, albañiles, carpinteros, etc, cuya capacidad de combate dejaba mucho que desear.

Mientras tanto, en Annual el general Navarro había preparado una nueva operación para socorrer Igueriben. Formó a unos 3.000 hombres en dos columnas:

  • Coronel Morales, al mando de toda la Policía Indígena y las harkas amigas, más 4 compañías de fusiles peninsulares. Misión: alcanzar la Loma de los Árboles, expulsar de ella al enemigo y proteger el convoy de aprovisionamiento.

  • Coronel Manella, al mando de todos los Regulares y tropas peninsulares disponibles. Misión: alcanzar las alturas dominantes de la izquierda y proteger el convoy de aprovisionamiento.

La operación comenzó al despuntar el día con una fuerte preparación artillera. Se dió la orden de avance y pronto se puso de manifiesto que el espíritu combativo de los soldados dejaba mucho que desear. La tropa estaba desmoralizada y combatía sin nervio. Los coroneles Morales y Manella tuviron que retroceder.

El general Navarro ya lo había presentido, pues antes de comenzar el ataque había enviado al Comandante General un telegrama diciendo que "... [el espíritu de las tropas] no es todo el necesario para compensar la debilidad ... me creo en el deber de exponer la desconfianza de no conseguir el objetivo ... [y espera órdenes sobre] si verifico el convoy o preparo la evacuación de Igueriben.".

A las 12:30 horas el general Silvestre se presentó en Annual justo a tiempo para presenciar el fracaso del general Navarro, cuyo mensaje no había recibido por estar de camino. Al darse cuenta de la retirada de las tropas, el comandante Benítez envió el siguiente telegrama: "parece mentira que dejeis morir a vuestros hermanos, a un puñado de españoles que han sabido sacrificarse delante de vosotros." Este mensaje encorajinó tanto al general Silvestre que ordenó formar los escuadrones para lanzarse a la carga. Sus ayudantes le calmaran, y el general envió un mensaje a Benítez autorizándole a parlamentar con el enemigo. Fue entonces el comandante Benítez quien se encorajinó, pues contestó al general que "los oficiales de Igueriben mueren pero no se rinden."

La artillería de Izumar no enfilaba bien el flanco de la posición para batir a la harka enemiga, así que el general Silvestre ordenó que una batería de montaña se emplazase sobre la lucha. la 5° Batería del capitán Blanco se aprestó a ello, pero sus fuegos llegaron demasiado tarde para salvar Igueriben. Es más, el repliegue de las columnas de los coroneles Morales y Manella casi dejó cercada su batería, por lo que se vió forzado a replegarse sobre Izumar en lugar de hacer sobre Annual.

A las 16:00 horas las avanzadillas españolas más próximas a Igueriben, situadas a unos 500 metros, comenzaron a replegarse. Al verlo, el comandante Benítez reunió a sus oficiales y les anunció su decisión de abandonar la posición y de sacrificar sus vidas para salvar la de sus ombres. Previamente había enviado un heliograma al general Silvestre escrito en estos términos: "Nunca esperé recibir de V.E. orden de evacuar esta posición, pero cumpliendo lo que en ella me ordena, en este momento, y como la tropa nada tiene que ver con los errores cometidos por el Mando, dispongo que empieze la retirada, cubriéndola y protegiéndola debidamente, pues la oficialidad que integra esta posición, conscientes de su deber, sabrfemos morir como mueren los oficiales españoles.".

El comandante Benítez formó una columna en un desesperado intento de salvar a los pocos hombres que pudieran hacerlo:

  • Vanguardia: al mando del capitán D. Arturo Bulnes.
  • Flanco izquierdo: al mando del teniente D. Alfonso Galán Arrabal.
  • Flanco derecho: al mando del teniente D. Luis Casado Escudero.
  • Grueso, con los heridos y enfermos, al mando del propio comandante Benítez.
  • Retaguardia: al mando del capitán D. Federico de la Paz Orduña.

El resto de los oficiales se repartieron entre las columnas. El comandante Benítez distribuyó las municiones (20 cartuchos por cabeza) y 15.000 pesetas de la caja de las compañías, "con el encargo de reintegrarlas en el regimiento si se abren camino.". A continuación quemaron las tiendas e inutilizaron el material.

Se transmitió el último mensaje a Annual: "Solo quedan doce cargas de cañón, que empezaremos a disparar para rechazar el asalto. Contadlos, y al duodécimo disparo, fuego sobre nosotros, pues moros y españoles estaremos revueltos en la posición."

El comandante dió al orden de iniciar la salida. Al momento la mitad de la sección de vanguardia cayó en la puerta de la posición, atacada por los riñefos que irrumpían en masa en la posición. Pero los supervivientes no se replegaron, sino que se lanzaron a la bayoneta pendiente abajo para unirse a los españoles que se retiraban. Los que quedaban en la posición les siguió en carrera desesperada. Los oficiales se quedaron atras sobre los sacos terreros, fusil al hombro, disparando sobre los rifeños para proteger la huida de sus hombres. Todos ellos resultaron muertos, menos el teniente Casado que, herido, fue dado por muerta en la confusión del asalto final, y hecho prisionero posteriormente junto a un soldado.

El comandante Benítez murió al frente de sus hombres, a los cuales nunca abandonó. Recibió un disparo en la cabeza que le hizo caer al suelo, pero se rehizo inmediatamente y conservando su admirable serenidad, hasta que un nuevo disparo que hizo blanco en su corazón le hizo caer muerto.

De los escapados, llegaron vivos a Annual el sargento Dávila y unos 14 soldados. Otras fuentes dicen que se salvaron 36 en total. El artillero Antonio Andreu Modol estaba entre los supervivientes. Cuatro murieron en Annual tras atracarse de agua.

LOS MUERTOS DE IGUERIBEN

No hay cómputo oficial de las bajas de Igueriben. Sin embargo, si hacemos caso a las versiones más optimistas, podemos afirmar que murieron 320 de los 354 hombres que componían la posición.

Todos los oficiales de Igueriben, menos el teniente Casado, murieron defendiendo la posición:

  • Comandante D. Julio Benítez Benítez, del 2º Batallón del Regimiento de Ceriñola num. 42. Por su valor y pericia al mando de la posición se le concedió la Laureada.
  • Capitán Arturo Bulnes Martín, de la 2ª Compañía del 1er. Batallón del Regimiento de Ceriñola núm. 42.
  • Capitán D. Federico de la Paz Orduna, de la 1ª Batería Ligera del Regimiento Mixto de Artillería. Por su valor se le concedió la Laureada.
  • Teniente D. Justo Sierra Serrano, de la 2ª Compañía del 1er. Batallón del Regimiento de Ceriñola núm. 42.
  • Teniente D. Manuel Castro Muñoz, de la 4ª Compañía del 3er. Batallón de Regimiento de Ceriñola núm. 42.
  • Teniente D. Ovidio Rodríguez, de la 4ª Compañía del 3er. Batallón del Regimiento de Ceriñola núm. 42.
  • Alférez D. Rafael Villanova Hopper, de la 4ª Compañía del 3er. Batallón del Regimiento de Ceriñola núm. 42.
  • Teniente D. Alfonso Galán Arraba, de la Compañía de Ametralladoras de Posición.
  • Teniente D. Ernesto Nougués Barrera, del Parque Móvil de la Comandancia de Artillería.
  • Teniente D. Julio Bustamante y Vives, de la 1ª Batería Ligera del Regimiento Mixto de Artillería.
  • Alférez D. Enrique Ruiz Osuna, de Intendencia.

El teniente Casado fue hecho prisionero. Pasó en cautividad dieciocho meses junto con el resto de prisioneros tomados por los rifeños durante los dias del Desastre de Annual. Una vez liberado, el teniente redactó un parte por escrito relatando el ataque, defensa y caída de la posición de Igueriben.




FUENTES:

  • Servicio Histórico Militar. Historia de las Campañas de Marruecos. Tomo III. Madrid, 1981. Páginas 353-439
  • Palma Moreno, Juan Tomás. Annual 1921. 80 años del Desastre. Almena ediciones. Madrid, 2001.
  • Pando Despierto, Juan. Historia secreta de Annual. Ediciones Temas de Hoy, S.A. Colección Historia. Madrid, 1999
  • Parte del teniente D. Luis Casado Escudero, único oficial superviviente de Igueriben. Citado por Servicio Histórico Militar. Historia de las Campañas de Marruecos. Tomo III. Madrid, 1981. Páginas 639 - 643.