HISTORIA MILITAR DE ESPAÑA
Campañas




GUERRA CONTRA LA REPÚBLICA FRANCESA (1793 - 1795)

Combate de Puig Oriol (30 de junio de 1793)

Fracaso del mariscal Oquendo en la toma de la batería que defendía el acceso a las plazas costeras de Colluire y Port-Vendrés

El combate de Puig Oriol se enmarca dentro del intento del general Ricardos de asegurar su retaguardia y flnaco derecho antes de avanzar hacia el interior del Rosellón, y de comunicar su ejército con la Armada Real española, puesto que todo el macizo costero y las plazas y puertos de Colluire, San Telmo y Port-Vendres permanecía aún en manos francesas.

En el recuerdo del general Ricardos estaba la experiencia de la guerra contra los franceses de hacía 150 años, en la que los españoles pudieron socorrer la sitiada plaza de Perpignan el 2 de febrero de 1642 desde sus posiciones costeras, impidiendo con su despliegue la acción de la armada francesa.

Para iniciar su acción, el general Ricardos señaló un altura de terreno muy quebrado llamada Puig Oriol, situada a escasamente uno o dos kilómetros de Colluire (tres cuartos de hora andando) entre la cuenca de esta plaza y la llanura de Argelés, y desde la que podrían lanzarse con éxito las fuerzas españolas sobre Colluire, Port-Vendres y San Telmo.

Los franceses conocían el valor militar de Puig Oriol y habían establecido allí una batería para la defensa de Colluire al abrigo de un débil atrincheramiento de piedras amontonadas.

El mando de la operación recayó en el Mariscal de Campo D. José de Crespo, que era el comandante en jefe de las fuerzas españolas destacadas en Argelés desde su toma el pasado més. Su plan consistió tomar la batería por sorpresa y no por asalto, para lo cual organizó tres columnas de la siguiente manera:

  • Primera Columna: 2.000 hombres al mando del Mariscal Crespo con la misión de realizar un ataque directo simulado sobre la batería de Puig Oriol.

  • Segunda Columna: 1.600 hombres al mando del Brigadier D. Joaquín Oquendo con la misión de realizar el ataque principal mediante envolvimiento desde la montaña gracias a una marcha y asalto por sorpresa. Formarían pate de la columna unidades de los regimientos de Córdoba, Málaga y 1° de Cataluña. La vanguardia de la columna la mandaría el coronel Roncali.

  • Tercera Columna: 400 hombres y 200 jinetes al mando del Brigadier D. Francisco Javier Negrete con misión de permanecer en el llano en observación e impedir cualquier socorro a la batería que pudiese llegar por mar.

La operación comenzó la noche del 29 al 30 de junio con la salida de Argelés de las columnas citadas. Pero dos espías franceses procedentes de Argelés ya habían alertado a los franceses del ataque español a Puig Oriol y de la fecha del mismo, por lo que un capitán francés del Regimiento de Voluntarios de Medoc llamado Serre se presentó voluntario para defender la batería con 120 hombres del 3er. Batallón de l´Ariege y 2 piezas de a cuatro. Convino con el comandante de la plaza, un tal Valette, que en momento del ataque enviaría en su socorro desde Colluire tantas centeras de hombres como cohetes lanzara.

Puestos en marcha los españoles, en un momento de la noche la vanguardia de la columna del marsical Oquendo, al mando del coronel D. Tomás Roncali, jefe del Regimiento de Infantería de Málaga, fue detenida por un centinela francés de una de las tres posiciones avanzadas que había establecido el capitán Serre. El centinela, advertido de la presencia española, corrió hacia su posición, y ésta se retiró sobre la batería perseguidos por los españoles. Se trabó un breve tiroteo que no duraría más de cinco minutos y que cesó cuando unos veinte soldados voluntarios catalanes y algunos del Regimiento de Málaga entraron en la batería rindiendo y haciendo prisioneros a los franceses que estaban en ella.

A partir de aquí el relato de los hechos es confuso. A pesar de la pérdida de un puesto avanzado y de la batería, el capitán Serre no se rindió. Mandó encender una hoguera como señal de que solicitaba refuerzos al comandante de la plaza de Colluire, mientras que con su valor y entrega sostenía el ánimo de sus hombres, dispuesto a seguir el combate contra los españoles. El gobernador de Colluire se negó a enviar ninguna fuerza de socorro, temeroso de quedarse sin tropas suficientes para la defensa de la plaza; pero sus soldados saltaron las murallas y corrieron a socorrer a sus camaradas que peleaban en Puig Oriol.

Entretanto, el mariscal Oquendo, al oir los primeros disparos de sus tropas de vanguardia, ordenó suspender el ataque y regresar a Argelés, pues ya se había perdido el factor sorpresa y no le era técnicamente posible atacar una posición por terreno escabroso, en desenfilada ante el enemigo y bajo los fuegos de una batería bien servida. No obstante, al oir los gritos de los soldados catalanes y del regimiento de Málaga de la vanguardia anunciando que la batería estaba en sus manos, subió hacia ella para sostener el combate del coronel Roncali. Las tropas de refuerzo procedentes de Colluire llegaron a tiempo para expulsar a los españoles que habían ocupado la batería y de impedir la subida del resto de la columna del mariscal Oquendo.

Los españoles combatieron con valentía y ardor y sufrieron 21 muertos y 43 heridos. Entre éstos se hallaron los capitanes D. Francisco Calatrava y D. Carlos Castell, pertenecientes a los regimientos de Burgos y Tarragona respectivamente. Algunos soldados de los regimientos de Córdoba, Málaga y Cataluña se llevaron arrastrando a prisioneros franceses para poder demostrar a sus jefes y compañeros que en efecto habían rendido la batería enemiga. Por parte francesa, la mayoría de los soldados de la posición avanzada atacada y los 50 hombres que componían la posición de la batería fueron muertos o heridos.

Por su parte, la columna del mariscal Crespo no pudo unirse al ataque debido a que se perdió durante su marcha nocturna por la montaña.

Al día siguiente, 30 de junio, la escuadra española, formada por 34 fragatas y navíos de línea, apareció ante Colluire dispuesta a apoyar la conquista de la plaza desde el mar. En vez de encontrar la bandera española en los altos de Puig Oriol, los marinos españoles vieron cómo el populacho de Colluire arrastraba por la playa y tiraba al mar el cadáver del gobernador de Colluire, suicidado o asesinado debido a su comportamiento esa noche durante el ataque español a Puig Oriol.

Desde el punto de vista militar, el combate de Puig Oriol fue un serio revés para los soldados españoles, pues su moral de victoria, sin ninguna derrota hasta ese momento, se vió afectada y el ejército español no pudo tomar las plazas costeras que deseaba.





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