Fracaso de Diego de Vera

En 1515 se reanudaron las luchas entre españoles de piratas berberiscos, esta vez auxiliados por los hermanos Arux y Jeir ed Din Barbarroja:

• En el mes de julio el almirante don Luis de Requesens derrotó al corsario Solimán en aguas de Pantelaria, matando a la mayor parte de los piratas, entre ellos al propio Solimán.

• En el mes de noviembre Miguel de Guerrea entró en la plaza de Bujía a reforzar al gobernador Ramón Carroz, sitiado por un gran número de moros aliados de los hermanos Barbarroja. Finalmente los españoles lograron levantar el sitio, destacando en los combates Machín de Rentería, que en una salida que efectuó estuvo a punto de capturar a uno de los hermanos Barbarroja.

En 1516 murió don Fernando el Católico. Los piratas intensificaron sus ataques y el gobernador musulmán de Argel, vasallo del rey de España, pide ayuda a los Barbarroja para desacerse del sometimiento a España. Arux Barbarroja acudió con sus hombres y naves en calidad de amigo, pero acabó matando al gobernador y erigiéndose como rey de Argel. Solo quedó en poder de los españoles el Peñón de Argel, donde Pedro Navarro había hecho construir un fuerte en 1510 y que el rey don Fernando había mandado reforzar días antes de su fallecimiento.

El cardenal Cisneros, anciano ya con 80 años, quedó de regente del reino hasta la llegada al mismo de Carlos I. Entretanto decidió proseguir la política de la difunta reina Isabel y ordenó a Alonso de Granada y Venegas que persiguiese en el mar a los piratas y a Diego de Vera que los atacase directamente en su base de Argel. El primero tuvo éxito en su empresa, pues destruyó o apresó numerosas naves corsarias. Pero la expedición del segundo acabaría en un rotundo fracaso.

Al mando de 8.000 hombres valientes pero sin instrucción militar y poco disciplinados, Diego de Vera desembarcó en las costas de Argel el 30 de septiembre de 1516. Dividido en cuatro columnas, avanzó hacia la ciudad y se detuvo ante ella dispuesto al asalto. Pero los moros le derrotaron y le causaron graves pérdidas, de forma que se vió obligado a embarcar. Para aumentar la magnitud del desastre, una tempestad se cernió sobre las naves españolas, de forma que un gran número de ellas fueron arrastradas a la playa dela bahía de Argel, donde quedaron varadas. Sus tripulantes perdieron la vida o fueron capturados prisioneros.