HISTORIA MILITAR DE ESPAÑA
Campañas




PRIMERA CAMPAÑA DE TÚNEZ (1510)

Conquista de Bujía y Trípoli por Pedro Navarro y desastre español en la isla de Yerba

Con un gran sentido de la oportunidad, Pedro Navarro quiso explotar el éxito de la conquista de Orán en mayo de 1509 para al año siguiente seguir atacando la costa norteafricana y acabar conquistando la ciudad de Bujía en enero de 1510, donde dejó como gobernador al capitán don Gonzalo Mariño. El éxito de la operación supuso que los gobernadores moros de Argel, Túnez y Trémecen se sometieran al vasajalle al rey de España y liberaran todos los cristianos cautivos que tenían en su poder.

A continuación Pedro Navarro siguió avanzando auxiliado por las galeras de Nápoles y Sicilia. Al mando de unos 14.000 soldados embarcó en Bujía y llegó frente a Trípoli que, a pesar de la enconada defensa que de ella hicieron los musulmanes, sucumbió el 25 de julio ante el empuje de los soldados españoles desembarcados. Éstos ganaron terreno palmo a palmo y sufrieron unas 3.000 bajas, entre los que se encontraron nobles y personas principales; pero las bajas norteafricanas excedieron los 5.000 hombres.

Ante tales éxitos inesperados, el rey don Fernando el Católico envío a don García de Toledo, hijo del duque de Alba, con un refuerzo de 7.000 hombres para ponerse al mando de las tropas españolas, y con una orden para que Pedro Navarro pasara a ser su segundo. Una vez reunidas las fuerzas, decidieron atacar la isla de Yerba.

El 28 de agosto de 1510 los españoles desembarcaron en la isla de Yerba bajo un sol abrasador. El ejercito se puso en movimiento en una tierra calcinada y movediza, arrastrando a mano la artillería. La sed y el cansancio agotaron las fuerzas de los soldados españoles, de forma que a la vista de unos pozos de agua se desbandaron para saciar su sed. Los oficiales trataron en vano de impedir la desbandada y la confusión. Los moros aprovecharon ese momento para atacar con 4.000 infantes y 200 jinetes, realizando una terrible mortandaz entre los soldados españoles, a los que aterraron con su infernal griterío y degollaron sin piedad. Don García de Toledo fue de los primeros en morir en el combate, y con él casi toda la fuerza que había desembarcado, que era la mitad de la que constituía la expedición.

Tan grande fue el espanto y terror de los supervivientes que Pedro Navarro, que aún no había desembarcado, juzgó oportuno renunciar a la empresa; consiguió embarcar a duras penas en las naves españolas a los supervivientes y se alejó de la isla con la escuadra. En Yerba murieron unos 11.000 hombres, y solo se salvaron unos 4.000 españoles. Los elementos se encargaron de completar la derrota, pues una fuerte tempestad dispersó las naves españolas: algunas se perdieron y otras fueron de arribada forzosa a las costas de Sicilia.

El desastre sufrido en la isla de Yerba fue de tales proporciones que se enfriaron todos los entusiasmos que provocaron los éxitos españoles desde la conquista de Orán:

  • Las naves de Pedro Navarro se refugiaron en la isla de Lampedusa. En cierta ocasión enviaron una expedición a los Quérquenes para renovar el agua potable. Pero los moros les atacaron y perecieron casi todos los hombres desembarcados. Entre los muertos se contó al italiano Vianelo.

  • Los habitantes de la región de Bujía se levantaron contra el gobernador Mariño, lo que obligó a organizar una expedición al mando de Ramón Carroz para someter a los rebeldes. Cinco años más tarde, en 1515, Ramón Carroz protagonizó la defensa de Bujía ante el ataque del pirata turco Arux Barbarroja, que reforzado con una muchedumbre de moros de la región, sitió la ciudad. Miguel de Guerrea llegó a tiempo con refuerzos para impedir su caída y obligar a levantar el sitio. En esta defensa se destacó Machín de Rentería, que hizo una salida en la que puso en fuga a los moros y de la que se salvó por poco el pirata turco.

  • Los gobernadores musulmanes de Argel, Túnez y Tremecén se desligaron de los compromisos contraidos con España y se rebelaron contra el vasallaje al que estaban obligados, de forma que llegaron a sitiar la guarnición española de Trípoli, que estaba al mando de don Diego de Vera tras el regreso a España de Pedro Navarro. Los españoles reaccionaron tan violentamente que los agresores se vieron obligados a levantar el sitio y los gobernadores de Argel, Túnez y Trémecen volvieron a la obediencia a España.

Los turcos aprovecharon los reveses de los españoles para mandar a la zona a los hermanos Arux y Jeir ed Din Barbarroja.





FUENTES: