A la muerte de Aurelio los clanes eligieron rey a un tal Silo, marido de Adosinda. Esta era hija de Alfonso I y hermana del anterior rey Fruela I. El nuevo rey, por tanto, era tio consorte de Alfonso II, que en esa época tendría unos 10 años. En cierto modo se intuye que Silo fue elegido rey para mantener el trono preparado para Alfonso, sobrino de su mujer Adosinda y demasiado joven aún para reinar. De hecho el texto de Roda de la Crónica de Alfonso III dice que Alfonso II estuvo "gobernando el palacio" en tiempos de Silo, lo que equivale a decir que era el principal noble palatino y que tendría el título visigodo de "Comes Palatii".

Según las crónicas cristianas, Silo "vivió en paz con los ismaelitas a causa de su madre". No se sabe lo que significa esta enigmática frase. Lo que es cierto es que su reinado coincidió con el aplastamiento final de la rebelión bereber de Shaqya al-Fatimí, que duraba desde 768, y el final de la rebelión de Al-Siqlabi. No obstante, Abd al-Rahman I tuvo que afrontar la rebelión de Zaragoza y el ataque de Carlomagno entre 778 y 783, por lo que el reinado de Silo gozó de paz con el poder peninsular de Córdoba.

Como sus predecesores, tuvo que enfrentarse de nuevo a otro levantamiento en Galicia, quizás provocado por las diferencias raciales, lingüisticas, estructurales e históricas entre los galaicos y sus vecinos asturcántabros. En definitiva, parece ser que fué otro alzamiento en contra de los intentos de la monarquía asturiana de dominar la región gallega. Desconocemos los detalles de la rebelión. Tan solo sabemos que Silo fué forzado a dar batalla a los rebeldes en Monte Cupeiro (Castroverde, Lugo), no lejos de la frontera entre galaicos y astures trasmontanos.

Tuvo mala fama entre los cronistas cristianos, junto a Aurelio y Mauregato, porque estos tres reyes se contentaron con vivir en paz entre sus montañas sin salir de ellas a combatir a los musulmanes.

Silo trasladó la corte a Pravia. Falleció de muerte natural en 783.