A la muerte de Fruela I a nadie se le ocurrió proclamar a su hijo Alfonso, a la sazón un crío de unos 4 años. Tendrían que pasar aún 23 años más para que pudiera reinar.

Fué elegido rey un tal Aurelio, hijo de aquel Fruela hermano de Alfonso I que colaboró con éste en la política de vaciamiento del valle del Duero. Era, por tanto, nieto del duque Pedro de Cantabria.

Pasó los primeros años de su vida en el monasterio de Sammanos (Samos). Se le supone uno de los conspiradores que asesinaron a su primo Fruela I en Cangas de Onís. Su reinado coincidió con la peligrosa revuelta bereber de Shaqya al-Fatimí (768-777) y con la revuelta yemení de Abd al-Gaffar (772-774), por lo que reinado de Aurelio gozó de paz con los musulmanes de Córdoba.

No obstante, tuvo que enfrentarse a una rebelión general de siervos, los cuales podrían ser podrían ser aquellos que vivían en el valle del Duero y recogidos por Alfonso I en sus expediciones para crear el vacio estratégico entre Asturias y Al-Andalus. Repartidos entre los caudillos cristianos, recibirían las tierras para cultivarlas en beneficio de sus señores. Se ignora el área geográfica del levantamiento, aunque es posible que se iniciara en Galicia, que era la zona del país donde más siervos había. Cabe adivinar que la causa de la rebelión fueran las malas condiciones económicas del reino. Con el comercio con Al-Andalus cortado por el desierto del valle del Duero, basado en el trueque (no se acuñaría moneda hasta el siglo siguiente), atados a la tierra y tratados como en el Bajo Imperio romano y en el reino visigodo, la situación se agravaría con sequías y el aumento de la población cristiana llegada de grado o a la fuerza procedente del sur.

Aunque la sublevación alcanzó un gran volumen, parece que no se registraron hechos de armas. No obstante, fue necesaria la "industria" del rey para que pudiesen ser de nuevo reducidos a la autoridad de sus señores, por lo que se supone que se les haría algún tipo de concesión.

No está confirmado, pero parece ser que Aurelio trasladó la corte desde Cangas a Langreo.

Aurelio murió de muerte natural el año 774 en Cangas, siendo enterrado en la iglesia de San Martín en el valle de Langreo.