“Cumpliendo un deber de estricta justicia, tengo el honor de manifestar a V.E. lo muy satisfecho que me hallo de los servicios de la Compañía de Telégrafos del cuarto Regimiento de Ingenieros, y muy especialmente de su Capitán D. Manuel Bringas, cuya inteligencia, celo, actividad y laboriosidad excede á todo elogio […] han construido en poquísimos días duplicada red telegráfica eléctrica […] la disciplina es inmejorable, así como la policía e instrucción”.
(Comunicación del Jefe de la segunda División del Ejército del Centro, general Salamanca, desplegado en la línea del Ebro, 13 de noviembre de 1875.)
En los diez años que median entre julio de 1874 y diciembre de 1884, fecha de creación del Batallón de Telégrafos, los tropas de Ingenieros sufrieron cuatro reorganizaciones, en las que el número de unidades de Telégrafos se mantuvo siempre en dos compañías. En suma, se trató de mantener las especialidades de Ingenieros (Pontoneros, Telégrafos y Ferrocarriles) encuadradas siempre en un regimiento, que recibió el ordinal 3º en julio de 1874, el ordinal 4º en agosto de 1875 y el calificativo de “Montado” en julio de 1877, hasta que en 1883 y 1884 estas tres especialidades de Ingenieros iniciaron su existencia orgánica por separado.
3er. Regimiento de Ingenieros: Por disposición del 3 de julio de 1874, los cuatro regimientos de Ingenieros creados en febrero de 1873 se redujeron a tres; los dos primeros encuadraron de nuevo veinticuatro compañías de Zapadores; se organizaron, como antes de 1873, con dos batallones de seis compañías cada uno. El 3er. Regimiento de Ingenieros, de nueva creación con carácter de cuerpo montado, encuadró las unidades de especialidades: cuatro compañías de Pontoneros en su primer batallón, y dos compañías de Telégrafos y otros dos de Ferrocarriles en su segundo batallón[01]. Su primer coronel fue don Federico Zenarruza y Benedicto.
Las ocho compañías del 3er. Regimiento se tomaron de otras tantas ya existentes en los otros regimientos. Las cuatro compañías de Pontoneros fueron las pertenecientes a los cuatro regimientos anteriores; se concentraron en Aranjuez para organizar el primer batallón del regimiento, que más tarde se trasladó a Zaragoza. Las dos compañías de Telégrafos se tomaron de los anteriores 1º y 3er. regimientos, y las dos de Ferrocarriles de los anteriores 2º y 4º regimientos; se concentraron en Madrid para organizar el segundo batallón, instruir a la tropa y quedar estacionados en la capital[02].
4º Regimiento de Ingenieros: Por Real Decreto de 30 de agosto de 1875, y debido a las necesidades de la guerra carlista, el número de compañías de Zapadores y Minadores se aumentó a treinta y seis. Para ello se creó un tercer regimiento de Ingenieros (denominado oficialmente de Zapadores Minadores) que encuadrara las doce nuevas compañías, por lo que el existente 3er. Regimiento, dedicado a encuadrar las especialidades, cambió su numeral y pasó a denominarse 4º Regimiento de Ingenieros, bajo el mando del coronel don José Pera Roy, conservando la misma organización y despliegue territorial que tenía anteriormente.
Regimiento Montado de Pontoneros, Telégrafos y Ferrocarriles: Finalizada la guerra carlista el 27 de febrero de 1876, y tras el periodo de normalización iniciado en España a continuación, el Real Decreto de 27 de julio de 1877 redujo el número de compañías de Zapadores y Minadores a treinta y dos. En vez de seguir el modelo tradicional de organización de Ingenieros y encuadrar seis compañías por batallón y dar lugar a tres regimientos, se optó por seguir el modelo de organización de las tropas de Infantería, de forma que se encuadraron cuatro compañías por batallón y dos batallones por regimiento.
Para llevar a cabo la nueva organización hubo que crear un nuevo cuarto regimiento de Ingenieros, al que se le dio el nombre de 4º Regimiento de Zapadores y Minadores. Por ello, el regimiento que encuadraba las especialidades de Ingenieros, y que hasta entonces llevaba en su nombre el numeral "4º", pasó a denominarse Regimiento Montado de Pontoneros, Telégrafos y Ferrocarriles, al mando del coronel don Eduardo Álvarez García, conservando la misma organización y despliegue territorial y manteniendo, por tanto, su 2º Batallón de Telégrafos y Ferrocarriles en su guarnición de Madrid.
Tren de Servicios Especiales: El Real Decreto de 14 de diciembre de 1883 disolvió el Regimiento Montado y, sobre la base de sus dos batallones, creó un Regimiento de Pontoneros y un Tren de Servicios Especiales, éste último formado por las Secciones de Telegrafía, Ferrocarriles y Topografía. Las tropas de Telégrafos seguían siendo las dos compañías creadas en 1874 y encuadradas ahora en la Sección de Telégrafos, que se encontraba al mando de un teniente coronel y contaba con una fuerza de 1 comandante, 2 capitanes, 8 tenientes, 1 alférez y 221 de tropa.
La reorganización de diciembre de 1883 duró exactamente un año, por cuanto el 15 de diciembre de 1884 se disolvió el Tren de Servicios Especiales y se crearon el Batallón de de Telegrafos y el Batallón de Ferrocarriles como unidades independientes, así como la Brigada Topográfica. De esta manera de consagró el nacimiento de las tropas de Telégrafos como entidad orgánica propia.
En sus diez años de existencia estas dos compañías realizaron los siguientes trabajos:
A primeros de 1875, una de las compañías de Telégrafos del 2º Batallón del 3er. Regimiento, al mando del capitán don Manuel Bringas, fue agregada a las reducidas fuerzas del Ejército del Centro, encargado de la vigilancia y defensa del Ebro entre Zaragoza y Amposta. Bajo las órdenes inmediatas del general don Manuel Salamanca, general jefe de la 2ª División, la misión de la compañía consistió en asegurar y mejorar las comunicaciones telegráficas entre los distintos puestos de la línea entre sí y con Madrid y las Capitanías Generales de Aragón, Valencia y Cataluña. Para ello contó inicialmente con su dotación de cuarenta kilómetros de cable y ocho estaciones de campaña[03].
La compañía estableció, ella misma o bajo su dirección y mano de obra auxiliar, tres líneas telegráficas con cabecera en Mequinenza, Mora de Ebro y Tortosa, para unir con medios de campaña los puestos de mando del Ejército del Centro con la infraestructura de líneas telegráficas permanentes ya existentes que estaba construyendo el Cuerpo de Telégrafos civil por aquellos años:
Línea 1: Mequinenza – Fayón – Ascó – Mora de Ebro – Falset, localidad que tenía comunicación telegráfica con Tarragona y Barcelona. Desde Fayón, al igual que desde Mora de Ebro, se instalaron sendos ramales hacia las localidades de Fabara y Gandesa respectivamente, ocupadas por unidades de reserva.
Linea 2: Mora de Ebro – Benissanet – Mirabet – Cherta – Tortosa – Amposta.
Ramal Tortosa – Vinaroz[04].
De esta manera, combinando las líneas de infraestructura civil permanente con las lineas de campaña de la linea del Ebro, las comunicaciones militares entre Madrid y Barcelona podían realizarse por cuatro vías diferentes. Las cuatro seguían el camino inicial Barcelona – Tarragona – Mora de Ebro. Aquí se bifurcaban tres caminos hacia Zaragoza-Madrid y uno hacia Valencia-Madrid:
Los trabajos comenzaron el 2 de agosto de 1875 y se prolongaron hasta noviembre. En algunos tramos coincidieron con la instalación de las líneas permanentes que estaba realizando el Cuerpo de Telégrafos, por lo que los trabajos de la compañía sufrieron algunas modificaciones. Finalizada la construcción la red de telegrafía eléctrica diseñada para vigilar el sector del río Ebro, que tenía carácter permanente, el comandante de Ingenieros Eleuterio del Arenal, perteneciente a la de la 2º División del Cuerpo de Ejército, comenzó la instalación de aparatos para una red de telegrafía óptica. Esta red tenía carácter alternativo a la de telegrafía eléctrica y fue servida por soldados de Infantería.
Los trabajos de la compañía de Telégrafos fueron del agrado del general Salamanca por la pericia y rapidez en que fueron instaladas las líneas, quien felicitó a la compañía y al capitán Bringas en una circular de fecha 13 de noviembre de 1875[05].
La insurrección cubana que dio origen a la Guerra "Grande" de Cuba comenzó con el manifiesto que el 10 de octubre de 1868 lanzó Manuel Céspedes en su ingenio de Demajagua, a pocos kilómetros de la ciudad de Manzanillo. Fue seguido el 20 de octubre con la toma de la ciudad de Bayamo por los rebeldes cubanos, y por derrota el 4 de noviembre de una columna de tropas españolas que fue atacada por una fuerza rebelde al mando de Máximo Gómez en la localidad de Baire. La insurrección ocurrió apenas un mes después de que en la península la revolución de La Gloriosa expulsara del trono a la reina Isabel II en septiembre de 1868.
La suerte de las armas se inclinó del lado español durante los primeros años, especialmente bajo el mando del general Diego de Villate, conde de Valmaseda, y su jefe de Estado Mayor, coronel Valeriano Weyler; pero la guerra no acababa de terminar, se eternizaba y la suerte de las armas comenzó a inclinarse del lado de los insurrectos. El destino quiso que la guerra se desarrollara durante los convulsos diez años en los que la atención española se centraba en tratar de solucionar los graves problemas que acuciaban la nación: elección del nuevo rey Amadeo de Saboya y asesinato del general Prim en 1870, estallido de la tercera guerra carlista en 1872, declaración de la Primera República española y levantamientos cantonales en 1873, golpe de estado del general Pavía y restauración monárquica en 1874. A pesar de ello, en los diez años de guerra el gobierno español envió 185.000 soldados a combatir a la isla.
Finalizada la guerra carlista en febrero de 1876, el general don Arsenio Martínez Campos, vencedor de los carlistas, fue enviado a Cuba el 18 de junio como nuevo Capitán General de la isla. Días más tarde, por Real Orden de 24 de junio de 1876 el ministro de la Guerra dispuso el traslado a la isla de Cuba de veinte batallones de Infantería encuadrados en dos divisiones con dos brigadas cada una, con el correspondiente personal de Estado Mayor, Ingenieros y Sanidad Militar. Entre las unidades de Ingenieros se incluyó una compañía de Telégrafos expedicionaria, cuya responsabilidad de formación recayó en el coronel jefe del 4º Regimiento de Ingenieros, si bien se dio oportunidad a la tropa de los cuatro regimientos de Ingenieros formar parte de esta compañía expedicionaria[06].
La compañía expedicionaria se integró en el Batallón de Ingenieros de Cuba, que se había creado en 1856 y que no tenía ninguna unidad de Telégrafos en su orgánica. La principal misión de la compañía durante la campaña fue utilizar gran parte de la red telegráfica civil existente para fines militares. La compañía aumentó el número de líneas telegráficas, reconstruyó otras y completó la red con líneas de telegrafía óptica. Esta última sirvió para enlazar los puestos que defendían la trocha de Bagá o del este, iniciada en 1874 por el capitán general Gutierrez de la Concha, y los fuertes establecidos a lo largo de la trocha del Júcaro a Morón, ideada en 1869 para cortar el acceso de los insurrectos del Departamento Central al Occidental[07].
Tras la Paz de Zanjón de 1878, la compañía quedó inicialmente en Puerto Príncipe[08], para pasar posteriormente, integrada orgánicamente en las tropas de Ingenieros de Cuba, con la misión de operar y mantener la red telegráfica militar de La Habana; prestó sus servicios en la isla hasta la derrota de 1898.
Uno de los primeros trabajos encomendados a las tropas de Telégrafos tras la guerra civil fue el enlace de la península con la plaza de Ceuta, realizada con ocasión del viaje que efectuó S.M. el Rey Alfonso XII a esta última. Debido a la ausencia de telegrafía eléctrica que uniese ambas orillas del estrecho, la Real Orden de 1 de marzo de 1877 dispuso que una sección de Telégrafos del Cuarto Regimiento de Ingenieros estableciese un enlace óptico con heliógrafos entre Algeciras y Ceuta para mantener al rey permanentemente enlazado con la capital. El empleo del heliógrafo supuso un importante avance en la telegrafía óptica, pues permitía reflejar los rayos del sol en los espejos del aparato y emplear sus destellos combinados con el código Morse para la transmisión de mensajes[09].
Para el cumplimiento de esta misión, el Cuarto Regimiento organizó una unidad de nueve hombres (un oficial, tres sargentos, tres cabos y dos soldados) al mando del capitán de Ingenieros don Manuel Bringas. Se eligieron el fuerte de Santiago de Algeciras y el fuerte de Monte Hacho en Ceuta como extremos de la línea. El enlace hasta Madrid se continuaría a través del servicio telegráfico civil a través de la estación de Algeciras, a cuyo personal la sección del capitán Bringas entregaría los mensajes previa firma de un recibo. El 9 de marzo se emplazaron en ellos sendos aparatos del sistema Mance, consistentes en heliógrafos grandes con espejo rectangular e instalación fija durante el día, y proyectores Magín durante la noche, previamente alineados durante el día. El 11 de marzo el servicio quedó abierto. Durante la visita del rey y la escuadra real a Ceuta, que duró hasta el 22 de marzo, la línea óptica transmitió 38 telegramas y toda la correspondencia oficial de la plaza; todas las noticias que se conocieron de la visita se despacharon a través de la línea óptica. El éxito del servicio ofrecido fue tal que finalizada la visita real se decidió mantener el servicio óptico entre Ceuta y Algeciras de forma permanente. Para ello se publicó una Real Orden con instrucciones para el servicio combinado de las estaciones eléctrica civil y óptica militar de Algeciras.
Finalizada la guerra carlista, las compañías de Telégrafos del Regimiento Montado se dedicaron a una fructífera labor de instrucción, realización de escuelas prácticas de tipo técnico, diseño de cartillas de enseñanza, recopilación de experiencias y análisis para seleccionar el material telegráfico y de transporte que debía declararse como reglamentario. En estas tareas destacaron los ya mencionados comandante José de la Fuente y el capitán Manuel Bringas. Además del enlace de telegrafía óptica con Ceuta ya citado, ambas compañías de Telégrafos establecieron las redes de telegrafía eléctrica militar de Madrid, Barcelona, Cádiz y Mahón[10].
La Red Militar de Telegrafía Eléctrica de Madrid fue diseñada e instalada por las dos compañías de Telégrafos del Regimiento Montado y comenzó a prestar servicio a finales de 1877. Constaba de veinte estaciones: una central en el edificio de Capitanía General; cuatro estaciones en los cantones de Vicálvaro, Campamento de Carabanchel, Leganés y el Pardo, el resto en diversos cuarteles de Madrid, incluyendo la Guardia Civil del barrio de Salamanca, el ministerio de la Guerra y el Palacio Real, con un total de 32 aparatos. Las líneas telegráficas eran subterráneas, pero el número de averías era tan alto que diez años más tarde se reemplazaron por tendidos aéreos, trabajo que le correspondió al Batallón de Telégrafos y que le supuso una magnífica escuela práctica. Esta red se complementó con otra red de telegrafía óptica que exigió la construcción de las torres y la instalación de los correspondientes heliógrafos, si bien al poco tiempo fue abandonada por la lentitud del servicio y la deficiencia de los aparatos elegidos[11]..
La Red Militar de Telegrafía Eléctrica de Barcelona se remontaba a la instalada por el capitán de Ingenieros Garcés de Marcilla en 1853 en cumplimiento de las órdenes del Capitán General de Cataluña[12]. Las compañías de Telégrafos del Regimiento Montado de Ingenieros se hicieron cargo de su inspección, supervisión y mantenimiento. La red tenía la central en el edificio de Capitanía General, y llegó a tener un total de diecisiete aparatos conectados a la misma, distribuidos en diferentes cuarteles y edificios de la ciudad, mediante tendidos aéreos.
La Red Militar de Telegrafía Eléctrica de Cádiz contaba con siete estaciones unidas con tendidos aéreos.
La Red Militar de Telegrafía eléctrica de Mahón solo tenía dos estaciones: Mahón y la Mola, establecidas con tendidos aéreos.
Estas cuatro redes fueron responsabilidad del Regimiento Montado de Ingenieros hasta el 1 de julio de 1883, fecha a partir de la cual las redes telegráficas de Barcelona, Cádiz y Mahón pasaron a cargo de las respectivas Comandancias de Ingenieros[13].
El Real Decreto ordenó que la Sección de Telégrafos debía conocer la red telegráfica nacional y el servicio de correos de la península para servirse de ambos en caso necesario. Para ello, los capitanes jefes de las dos compañías de Telégrafos iniciaron el reconocimiento de la mitad de la península cada uno de ellos, con datos solicitados a la Dirección General de Correos y Telégrafos. Cada año debían presentar una memoria donde se consignasen los cambios y modificaciones ocurridas en la parte de la red y del servicio asignados a ellos.
El Real Decreto también dispuso que cierto número de oficiales de Caballería pasasen agregados al Tren por un periodo de un año con objeto de, al regreso a sus unidades de origen, establecieran en ellas secciones de obreros exploradores para la destrucción de líneas férreas y telegráficas.
Por último, dispuso que las Comandancias de Ingenieros de las plazas se hiciesen cargo del material telegráfico de las redes permanentes establecidas en ellas, excepto Madrid, y que el servicio quedase operado por personal de los regimientos de Ingenieros de sus demarcaciones territoriales, debidamente instruidos en las Escuelas Prácticas organizadas por el Tren de Servicios Especiales. De esta manera se liberó el elevado número de soldados de las compañías de Telégrafos que servían en estas redes permanentes[14].
[01] Suarez de la Vega, José. Memoria relativa a la organización del Batallón de Telégrafos. Madrid, 1898. Pág. 9.
[02] Estudio Histórico del Cuerpo de Ingenieros, tomo II, pág. 191.
[03] En su Historia del Regimiento de Telégrafos, pág. 15, el coronel Gallego Ramos afirma que esta compañía de Telégrafos pertenecía al 4º Regimiento y que le estuvo encomendada la fortificación de Larraga, Navarra, hasta que a principios de 1875 se le agregó a las fuerzas del Ejército del Centro para realizar cometidos de telegrafía en la línea del Ebro, donde estuvo trabajando hasta fin año. Esta noticia, repetida por el general Laorden en la página 18 de su libro sobre la Historia de la Transmisiones, merece ser analizada despacio, pues me cabe la duda de identificar correctamente a qué compañía y regimiento se refiere el coronel Gallego.
El Estudio Histórico del Cuerpo de Ingenieros afirma que de las cuatro compañías de Telégrafos creadas en febrero de 1873 solo sobrevivieron dos a la reorganización de julio de 1874: las pertenecientes a los regimientos 1º y 3º, y que ambas se juntaron en Madrid para iniciar su instrucción y organización del servicio de Telégrafos. No parece lógico, pues, pensar que ninguna de ellas estuviera fortificando Larraga a final de año. Si al comienzo de la guerra carlista las compañías de Telégrafos fueron usadas como compañías de Zapadores, lo que eran antes de su reorganización sobre el papel, parece lógico aceptar que la compañía de Telégrafos del 4º Regimiento creado en 1873 pudiera estar fortificando Larraga en Navarra. Sin embargo, a finales de año ya no existía el 4º Regimiento, y las compañías de Telégrafos estaban instruyéndose en Madrid; por lo tanto, surge la duda sobre la identidad de la compañía que estaba fortificando Larraga.
Por otro lado, el coronel Gallego continúa afirmando que esta compañía fue asignada a principios de 1875 a cometidos telegráficos, que comenzó sus trabajos el 2 de agosto y que fue felicitada el 13 de noviembre de ese año. El texto de la felicitación está publicado en la página 215 de la memoria número 30 del Memorial de Ingenieros correspondiente al año 1875. La última fecha que me cuadra es la de la felicitación, pues en noviembre de 1875 ya existía el 4º Regimiento de Ingenieros dedicado a las especialidades, con dos compañías de Transmisiones en su segundo batallón. No así el 2 de agosto, porque el 4º Regimiento fue creado el 30 de agosto. Por ello, en el texto de su felicitación el comandante general de la 2ª División del Ejército del Centro cita a la compañía correctamente según su encuadre orgánico de noviembre de 1875. Retrotraer a principios de 1875 y al 2 de agosto de ese año el encuadre orgánico de la Compañía de Telégrafos al 4º Regimiento me parece un error.
Vistos los hechos, y sin ningún otro indicio a la vista, me inclino a pensar que la compañía del capitán Bringas era una de las dos compañías de Telégrafos que se encuadraron en el 3er Regimiento dedicado a las especialidades a partir de julio de 1874; que se instruyó en Madrid durante el segundo semestre de 1874; que a primeros de 1875 fue asignada al Ejército del Centro como compañía de Telégrafos del 3er. Regimiento; que a partir del 30 de agosto de 1875 cambió la numeración de su regimiento, pasando éste a ser el 4º Regimiento; que con la nueva denominación orgánica recibió la felicitación de su general en noviembre de 1875; que la confusión del coronel Gallego obedece a que, en efecto, existió una compañía de Telégrafos del 4º Regimiento de Ingenieros desde febrero de 1873 hasta julio de 1874; que esta compañía pudo haber estado fortificando Larraga, Navarra, hasta julio de 1874 como compañía de Telégrafos del 4ª Regimiento y desde aquella fecha como compañía de Zapadores del regimiento 1º ó 2º de la nueva reorganización.
[04] Este ramal fue establecido por empleados civiles del Cuerpo de Telégrafos. Coronel Gallego, op. cit., pág. 15.
[05] La memoria número 30 del Memorial de Ingenieros, correspondiente al año 1875, publica la citada felicitación en la página 215. Podemos observar que la fecha de la felicitación del general Salamanca es el 13 de noviembre, y que la fecha de comunicación de ésta es el 23 de noviembre.
[06] El texto de la Real Orden está publicado en el Memorial de Ingenieros, colección de memorias, tomo 31, año 1876, pág. 107. Luis Sequera afirma en su "Historial de las unidades de Ingenieros en Ultramar" (pág. 58) que el 4º Regimiento de Ingenieros se encontraba de guarnición en Barcelona.
[07] Gallego Ramos, op. cit., pág. 20. Laorden, op. cit., pág. 30.
[08] Sequera Martínez, Luis. Historial de las unidades de Ingenieros en Ultramar. Madrid, 1999, nota 043 de la pág. 65.
[09] Gallego Ramos, op. cit., pág. 18. También, Estudio Histórico del Cuerpo de Ingenieros, tomo II, pág. 309; Olivé Roig, Historia de la telegrafía óptica, pág. 99.
[10] Gallego Ramos, op. cit., pág. 19. También, Estudio Histórico del Cuerpo de Ingenieros, tomo II, pág. 310.
[11] Estudio Histórico del Cuerpo de Ingenieros, tomo II, pág. 356.
[12] Estudio Histórico del Cuerpo de Ingenieros, Madrid, 1991. Tomo II, pág. 292-294.
[13] Estudio Histórico del Cuerpo de Ingenieros, tomo II, pág,s. 312 y 356.
[14] Estudio Histórico del Cuerpo de Ingenieros, tomo II, pág. 312.