SAN FERNANDO

(1199 - 30 de mayo de 1252)

Fernando III el Santo, patrón del Real Cuerpo y Tropas de Ingenieros desde el 2 de mayo de 1805, por aprobación de S.M. el Rey Carlos IV.



Una de las más grandes figuras de la Edad Media y quien dió un importante y decisivo avance en la epopeya de la Reconquista. Protegió la cultura, fusionó las universidades de Salamanca y Palencia; otorgó fueros a Carmona, Sevilla, Córdoba y Tuy; dotó generosamente iglesias, monasterios y órdenes militares; mandó traducir al castellano el "Liber Iudiciorum", conocido como "Fuero Juzgo"; y durante su reinado se erigieron las catedrales de Burgos y Toledo. Suprimió muchas prerrogativas feudales y robusteció la autoridad real.


Pendón del rey don Fernando III El Santo
Pendón del rey Fernando III de Castilla y León







Fernando III nació en 1199. Se atribuyen varios posibles lugares del nacimiento, que incluyen Bolaños (en la Mancha), la Torre del Infante (en Guadalajara) y Toro; pero está bastante aceptado que nació en Valparaiso, tal y como dice el historiador Julio González:

    "La Reina se dirige de Salamanca a Zamora ... acampa en Peleas ... trasladado después a tal sitio con el nombre de Valparaiso ..."

Apoya esta tesis unas palabras de Lucas de Tuy, que le llama "el montesino" porque nació en una tienda de campaña en el monte: "Rex Ferinandus montesinus", y es el mismo San Fernando quien ordena la construcción a sus expensas de un nuevo monasterio en ese paraje "... que en adelante sea conocido sólo con este nombre, y nunca se le dé el del antiguo Bellefonte o Peleas".

El lugar está situado en el término municipal de Peleas de Arriba, a 15 km. al sur de Zamora en la CN-630 dirección a Salamanca. El Regimiento de Especialidades de Ingenieros núm. 11, de guarnición en Salamanca, erigió en este lugar un monumento conmemorativo a la memoria del Santo Patrón del Arma de Ingenieros en 1986, consistente en una capilla en forma de torreón en el que pueden verse una estatua del rey santo y los escudos del Arma de Ingenieros y del Cuerpo de Ingenieros Politécnicos de Armamento y Construcción.


Capilla erigida por el REI.11 en el km. 15 de la CN-630. Gentileza de zapadores.eresmas.com






Fernando III fue el tercer hijo, primer varón, del matrimonio habido entre el rey Alfonso IX de León y doña Berenguela de Castilla, hija del rey Alfonso VIII de Castilla, El de las Navas. Tenía dos hermanas, Sancha y Aldonza, habidas de un matrimonio anterior de su padre Alfonso con doña Teresa de Portugal, que fue anulado por consanguinidad entre los esposos. A los tres años el Papa Inocencio III anuló el matrimonio de sus padres por el mismo motivo, lo que motivó que Fernando se fuera a Castilla a vivir en Burgos con su madre, donde estuvo hasta los siete años, edad en la que se trasladó con su padre a Galicia, según lo pactado en el momento de la separación de sus padres.

En 1206 adquirió en Castilla algunas posesiones que le cedieron su madre y su abuelo el rey Alfonso VIII.

Los problemas de sucesión al trono entre la descendencia castellana, con legítimos herederos y tios suyos, y la leonesa, se resuelven con el Pacto de Cabreras, por el que se reconoce a Fernando como heredero de León.





En 1214 murió su abuelo Alfonso VIII de Castilla y le sucedió Enrique I, tio de Fernando. Pero el nuevo rey murió a los tres años, en 1217, siendo proclamada su hermana Berenguela; pero ésta quiso renunciar enseguida en favor de su hijo Fernando. Para ello le hizo pasar a Castilla con el pretexto de tenerle a su lado unos días, y consiguió que la nobleza y el clero le reconocieran como rey en Valladolid. Fernando III tenía 18 años.

Tan solo la poderosa familia de los Lara se resistió a reconocer al joven rey. Pero éste capturó a su jefe, Alvaro Nuño, y consiguió que le reconocieran y liberaran las fortalezas que aún conservaban a cambio de su libertad.

El padre de Fernando III, Alfonso IX de León, se creía con más derecho al trono castellano que su hijo, en razón de su matrimonio con doña Berenguela, por lo que declaró la guerra a Castilla. Las hostilidades no pasaron de simples escaramuzas, y la intervención del papa Inocencia III restableció la paz entre padre e hijo. Alfonso IX reconoció a su hijo como rey de Castilla.

El 30 de noviembre de 1219 se casó con Beatriz de Suavia, una princesa extranjera hija de Felipe de Suavia (futuro emperador de Alemania) y nieta del emperador Federico I Barbarroja. Fue elegida por su madre Berenguela para evitar futuros problemas políticos. Con ella Fernando tuvo diez hijos hasta la muerte de Beatriz, acaecida en 1235. De ella engendró a su heredero, el futuro Alfonso X el Sabio, quien heredaría de su madre los derechos a la corona de Alemania. Sus otros hijos fueron los infantes Fadrique, Fernando, Enrique, Felipe, Sancho y Manuel; y las infantas Leonor (que se casó con el rey Eduardo I de Inglaterra), Berenguela y María. Tres días más tarde Fernando fue ordenado caballero en el monasterio de Las Huelgas.

Ese mismo año de 1219 Fernando III puso la primera piedra de la catedral de Burgos. En 1222 las Cortes de Castilla, reunidas en Burgos, juraron a Alfonso, primogénito de Fernando nacido el año anterior, como heredero del trono.





Una vez vencidas las dificultades internas y afianzado en el trono, en 1224 convocó en Carrión al reino para una cruzada como los moros, iniciando de este modo una serie de campañas contra Andalucía desde su base de Toledo que se prolongaron hasta su muerte y que culminaron con la conquista de Sevilla en 1248.

El inicio de la ofensiva protagonizada por el rey Fernando III coincidió con las luchas por el poder que sugieron entre los musulmanes a la muerte del sultán almohade Abú Yacub Yusuf, propiciada por la nueva unidad política del reino y alentada por las expectativas abiertas entre los cristianos años atrás por su victoria en la batalla de las Navas de Tolosa (1212).

Iniciada la primera campaña en 1225, ese años cayeron la plaza de Quesada y seis castillos más. En su expedición llegó hasta la vega de Granada, y a su regreso el rey de Baeza entregó a Fernando III el castillo de Martos, prometiéndole, además, Salvatierra, Burgalimar y Capilla. Pero de ésta última población hubo de apoderarse por la fuerza tras un largo sitio que duró hasta 1226.

Por la misma época el rey musulmán de Sevilla pidió al rey cristiano una tregua, que Fernando III concedió. El asedio a Jaén fue varias veces comenzado y abandonado. En 1227 inició las obras de la catedral de Toledo.





Su padre el rey Alfonso IX de León murió en 1230. Fernando III estaba en el asedio a Jaén y, aconsejado por su madre, partió de inmediato para León dispuesto a ser proclamado rey. Sin embargo, su difunto padre había dispuesto en su testamento que sus hijas Sancha y Aldonza, nacidas de Teresa de Portugal, heredaran el reino. Pero Fernando III tenía de su parte al alto clero y al pueblo, que le aclamaba a su paso por las principales poblaciones. Entró en la ciudad de León triunfalmente; pero allí residian las infantas y numerosos de sus seguidores, por lo que todo presagiaba el advenimiento de una guerra civil.

La situación fue resuelta por las madres de los tres hermanos. Teresa de Portugal se reunió con doña Berenguela en Valencia de DOn Juan y pactaron la renuncia al trono de León de las dos infantas a cambio de una renta anual de 30.000 maravedíes para cada una de las dos hermanas. Con este pacto, los reinos de Castilla y León se unieron en su persona y nunca jamás volvieron a separarse.

En 1231 y 1232 el rey Fernando III se dedicó a visitar las diferentes ciudades de León, Galicia y Asturias; en abril de 1231 se entrevistó en Sabugal con el rey de Portugal.





En 1232 se hallaba ya en Toledo preparando una nueva campaña contra los moros. Ese mismo año sus tropas conquistaron Trujillo, y al año siguiente derrotó a los musulmanes cerca de Jerez, a orillas del Guadalete. En julio de 1233 la ciudad de Úbeda cayó en poder del rey Fernando, que respetó la vida de sus habitantes. En sus campañas era auxiliado por las tropas de las órdenes militares, que una veces acompañaban al rey y otras veces actuaban por su cuenta.

En 1234 conquistó la plaza de Medellín. Tras pasar en invierno en Castilla resolviendo diferencias entre sus súbditos, en diciembre de 1234 Fernando III se hablaba en Gata, regresando a Toledo en la primavera de 1235 y a Burgos en agosto del mismo año tras realizar una nueva expedición por los territorios de Jaén y Arjona.





En enero de 1236 el rey Fernando III se hallaba en Benavente con su madre cuando recibió un mensaje de Andalucía que le informaba de que tres caballeros castellanos, seguidos por sus hombres, habían penetrado de noche y por sorpresa en Córdoba, apoderándose de un arrabal de la ciudad, pero que su situación era crítica por su inferioridad numérica.

Fernando III partió de inmediato de forma que por el camino se le unieron numerosos caballeros del reino. El 7 de febrero llegó ante los muros de Córdoba acompañado de su hermano Alfonso y otros muchos magnates. Durante dias fueron llegando más contigentes de tropas a reforzar las huestes cristianas, por lo que los cordobeses decidieron rendirse el 29 de junio con la condición de que las vidas de quien decidiera quedarse a vivir en la ciudad fueran respetadas, y que quien quisiera abandonarla podría hacerlo llevando cuanto pudiesen llevar consigo. El rey Fernando aceptó, la ciudad fue tomada y la mezquita consagrada al culta cristiano.

El rey permaneció en Córdoba hasta agosto de 1237; durante este tiempo celebró una alianza con el rey de Jaén. Al regresar a Castilla se casó ese año en segundas nupcias con Juana de de Ponthieu, sobrina de su primo hermano San Luis de Francia, de la que tuvo a los infantes Fernando Alfonso, Juan, Luis y Leonor.





En 1237 y parte del siguiente el rey no salió de Toledo, pero sus capitanes no permanecieron inactivos. En 1238 ocurrió una grave carestia de víveres en Córdoba, por lo que el rey envió socorros a la ciudad.

En 1240 murió Alvar Pérez de Castro, uno de sus mejores oficiales, por lo que el rey en persona tuvo que ponerse al frente del ejército, apoderándose de Cabra, Osuna, Marchena, Morón, Cazalla, Zafra, Porcuna y numerosas plazas más. En 1241 sofocó una sublevación de Diego López de Haro, siendo clemente con el vencido.

El rey cayó enfermo, por lo que su hijo el infante Alfonso se puso al frente de las tropas. Con ellas conquistó Murcia en 1243 y ocupó el reino, a excepción de Lorca, Cartagena y Mula, que hubieron de ser conquistadas al año siguiente. A los habitantes del país se les respetaron sus vidas y bienes.

Restablecido de su enfermedad, el rey reanudó las operaciones militares, llegando a las puertas de Granada. A su regreso a Córdoba, en febrero de 1245, se apoderó de varias poblaciones. Dos meses más tarde se entrevistó con su madre por última vez en la localidad de Pozuelo (hoy Ciudad Real), pues doña Berenguela moriría poco después ese mismo año. Tras ver a su madre, dirigió su ejército de nuevo contra Granada. Aunque comenzó las labores de sitio, se vió obligado a levantarlo por los incesantes ataques del rey moro Abenalamar.





Tras abandonar el sitio de Granada, Fernando III se dirigió a Jaén y emprendió su asedio, talando antes sus alrededores. A pesar de las lluvias y el valor de los sitiados, el ejército cristiano no cedió, actuando con perseverancia y método bajo el mando de su monarca, ganando terreno cada día.

En un momento del asedio, el rey Abenalamar de Granada, informado de sus éxitos, se presentó en su campamento y se declaró vasallo del rey cristiano. Fernando III aceptó su homenaje y le dejó su reino a cambio de un tributo anual de 50.000 piezas de oro. Poco después, ese mismo año de 1245 la ciudad de Jaén acabó siendo tomada, su mezquita consagrada y quedó con una guarnición cristiana.





Tras conquistar Jaén, el rey Fernando se retiró a Córdoba para preparar el asalto a Sevilla, última posesión de los almohades en Andalucía. El rey de Granada le ofreció para la empresa una hueste de 500 caballeros moros, recibiendo a cambio como recompensa la plaza de Alcalá de Guadaira, primera ciudad tomada en la expedición.

Sucesivamente fueron cayendo Constantina, Lora, Reina, Cantillana, Guillena y Alcalá del Río, mientras que el infante don Enrique, hijo del monarca, y el rey Abenalamar combatían en la comarca de Jerez. Al mismo tiempo, la escuadra castellana del Cantábrico, al mando de Ramón Bonifaz, derrotó la armada musulmana que guardaba la desembocadura del Guadalquivir, bloqueó la entrada al mismo y remontó el río hasta la capital andaluza. Mientras tanto, el ejército cristiano era reforzado con tropas y huestes procedentes de Portugal, Vizcaya, Galicia, Cataluña y Aragón.

Durante los últimos meses de 1247 se combatió sin descanso diariamente bajo los muros de Sevilla. Fernando III dirigía las operaciones desde su campamento en Tablada. A principios de 1248 el almirante Bonifaz rompió el puente de barcas reforzado con gruesas cadenas de hierro que unía el castillo de Triana con la ciudad, incomunicando la fortaleza, que fue tomada tras una tenaz resistencia y con terribles pérdidas por ambos bandos. Los sevillanos se encontraron sitiados, escasos de víveres y faltos de una de sus mejores fortalezas, por lo que entraron en negociaciones con el rey Fernando. El 23 de noviembre de 1248 le entregaron las llaves de la ciudad y la enseña de Fernando III fue izada en el alcázar sevillano.

En los términos de la capitulación quedó establecido que los sevillanos podrían optar por quedarse en la ciudad sometidos a la autoridad del rey de Castilla, o irse tras vender todos sus bienes, en cuyo caso se les proporcionaría bestias de carga y embarcaciones de transporte. La mayoría optó por el exilio, marchando al reino de Granada o embarcando hacia África.





Para completar la conquista de Andalucía, Fernando III se apoderó de todos los castillos y ciudades hasta Cádiz y Sanlucar, y el almirante Bonifaz derrotó una segunda armada almohade. En esta campaña se distinguió particularmente un tal Pelay Pérez, que había recibido el castillo de Reina años antes de haber entrado en Sevilla. Sin embargo, sus esfuerzos no sirvieron para tomar Cádiz, que fue conquistada años más tarde por su hijo Alfonso X.

En los años siguientes y hasta su muerte, Fernando III permaneció en la capital andaluza pacificando las poblaciones inmediatas y apoderándose de Jerez, Medina, Lebrija, Trebujena, Vejer, Arcos, Rota y Santa María del Puerto.





En 1252 el rey Fernando se encontraba en Sevilla organizando una expedición a Marruecos, cuando cayó enfermo de un ataque de hidropesía, enfermedad que ya le había tenido postrado en varias ocasiones. Encontrándose en la cama, se sintió morir; mandó retirar todos los ornatos que denotaban su grandeza real y, para recibir al Altísimo, ordenó decorar el salón donde se hallaba como una iglesia. Cuando oyó la campañilla que anunciaba la llegada del Viático, ante el asombro de todos se tendió en un lecho de cenizas y, atándose una cuerda al cuello, exclamó:

    "Desnudo salí del seno de mi madre, desnudo he de volver al seno de la tierra."

En palabras de un cronista de la época. el rey Fernando

    "... fizo una muy maravillosa cosa de grande humildat: ca a la hora de la asomar vió, bajose del lecho en tierra, et teniendo los hinojos fincados, tomó un pedazo de soga que mandara allegar, et echósela al cuello. Et demandó primero la cruz, besándola muchas veces, feriendo en los sus pechos muy grandes feridas, llorando muy fuerte los oios, et culpándose mucho de los sus pecados, el manifestándolos en voz alta a Dios, et pidiéndole perdón y merced ..."




Humillación de San Fernando. Cuadro expuesto en la capilla de la Academia de Ingenieros, Hoyo de Manzanares. Pinche aquí para ver detalle.

El rey Fernando III entregó su alma a Dios en la medianoche del jueves 30 de mayo de 1248. Fue enterrado en la Capilla Real de Sevilla. En 1729 sus restos fueron trasladados a la Capilla Real de la Catedral de Sevilla.





En 1671, el papa Clemente X le colocó entre el número de los santos de la Iglesia, celebrándose su fiesta el 30 de mayo. A continuación se transcribe el documento de elevación a los altares:

    "El día 23 de enero de 1631 fue presentada [la causa] a cargo del Ilustrísimo Sr. Don Gaspar Benimarín al Infante Procurador.

    En el nombre de Cristo. Amén.

    En el año de su Circuncisión, el día 24 de abril de 1630, en su declaración en la ciudad de Nápoles y en el mismo Coro de la venerable Capilla del Rey de Grecia, en el interior del antiguo Palacio Real [erigido] por la Excelencia de Nuestro Señor Pontífice Urbano VIII, ya en su sexto año de Pontificado, por la Divina Providencia de Nuestro Señor Jesucristo.

    Se constituyó en nuestra presencia, ante el Ilustrísimo Sr. D. Bernardo de Toro, procurador español y fue llevado hasta Nosotros, como diputado especial de su católica Majestad Nuestro Señor Felipe IV, Rey de los españoles.

    Exhibidos con fuerza de Decreto por el antedicho Sr. Bernardo y con su propia copia del presente acto, de cuyo tenor queda constancia en mi presencia.

    Firma

    Doctor Bernardo de Toro. El reconocimiento de las obligaciones de sangre y piedad con la que certifico la memoria del Rey Fernando III, mi antecesor, que consiguió con apremiante acción su Santidad, me obligan a ponerlo fielmente en el número de los Santos (Santoral Romano) y declararlo por tal, a fin de que con particular culto sea honrado y servido en este reino y fuera de él."

    Traducido por la soldado de Ingenieros doña Rebeca Pérez Fuentes, del REI.11.







San Fernando es el Santo Patrón del Arma de Ingenieros desde el 2 de mayo de 1805. En el Archivo Militar de Segovia existen cuatro documentos que permiten seguir la designación de nuestro patrón por S.M. El Rey Carlos IV.

El primer documento es el que designa al santo patrón del Regimiento Real el 16 de enero de 1804:

    "Madrid, 16 de enero de 1804"

    "No teniendo aun señalado Patrón el Regimiento Real de Zapadores Minadores como los demás del Ejército, se hace presente a V.E. a fin de que se digne elegir el que sea de su mayor agrado para ese Cuerpo, que tiene la honra de hallarse bajo la inmediata protección de V.E."

Esta minuta no está firmada; al margen se lee lo siguiente, escrito con letra distinta: "San Fernando". Y debajo:

    "Con esta fecha se comunicó al Coronel de Zapadores para que se reconozca este Santo por Patrón del Regimiento Real de Zapadores Minadores."

El segundo documento es el oficio de contestación del coronel del Regimiento Real:

    "Por el oficio de U.S. del 16 del corriente quedo enterado de haber elegido el Sr. Generalísimo por Patrono del Regimiento Real de Zapadores Minadores a mi cargo, a San Fernando Rey de España, lo cual haré saber en la orden del Cuerpo, para conocimiento de todos los individuos de él, y para que se celebre, según lo estilan los demás cuerpos del ejército."

    "Dios guarde de V.S. muchos años"

    Alcalá de Henares, 18 de enero de 1804
    Vicente Heredia
    Sr. Don Antonio Samper

Por el tercer documento, el Jefe de Estado Mayor de Ingenieros, mariscal de campo D. Antonio Samper, solicitó un año más tarde, el 29 de abril de 1805, que el patronazgo de San Fernando para el Regimiento Real de Zapadores Minadores se hiciera extensivo a todo el Real Cuerpo en España e Indias:

    "Excmo. Señor:"

    "El Señor Generalísimo Príncipe de la Paz tuvo a bien elegir por Patrón del Regimiento Real de Zapadores Minadores a San Fernando Rey de España; y queriendo que uniformemente sea venerado por tal en todas las Direcciones y Comandancias del Cuerpo, así de España como de Indias, me manda participarlo a V.E. para obtener la aprobación de S.M., si fuese de su Real agrado."

    "Nuestro Señor guarde la vida de V.E. los muchos años que puede y le ruego."

    Madrid, 29 de abril de 1805
    Excmo. Sr. Don Antonio Samper (rubricado)
    Excmo. Sr. Don Josef Antonio Caballero

    Al margen de la comunicación: Aprobado con fecha 2 de mayo de 1805

Por último, el cuarto documento es la comunicación del 2 de mayo de 1805 del Generalísimo Godoy de que la petición fue aprobada por S.M. El Rey Carlos IV. Desde entonces San Fernando se venera como Patrón de todo el Arma de Ingenieros:

    "Excmo. Sr:"
    "Muy Sr. mío:"

    "He hecho presente al Rey lo que de orden de V.E. me dice Don Antonio Samper en 29 último acerca de haber elegido V.E. para Patrón del Regimiento Real de Zapadores Minadores a San Fernando Rey de España, queriendo que sea venerado por tal en todas las Direcciones y Comandancias del Cuerpo en España e Indias. Y ha merecido la aprobación de S.M."

    Dios, etc...

    Aranjuez 2 de mayo de 1805
    Excmo. Sr. Príncipe de la Paz




  • Estudio histórico del Cuerpo de Ingenieros del Ejército. Madrid, 1911. Reedición facsímil de la Inspección de Ingenieros, 1987. Tomo I, páginas 402-404.

  • Página web no oficial del Arma de Ingenieros de zapadores.eresmas.com

  • Eleazar Clemente Méndez. Fernando III el Santo. Revista Armas y Cuerpos. Número de junio 95. Página 13-15.

  • Diccionario Enciclopédico Espasa. Editorial Espasa-Calpe. Madrid.