Una de las tradiciones más enraizadas entre los oficiales del Arma de Ingenieros es la de la "entrega" de la bolsa de bombones a aquellos cadetes y alumnos que finalizan sus estudios en la Academia, reciben sus despachos y se incorporan como oficiales de pleno derecho del Arma de Ingenieros.

Corrían los años de la sangrienta y controvertida guerra de África en Marruecos en las primeras décadas del siglo XX. Eran años en los que la polémica por los ascensos por méritos de guerra invadía la vida castrense española. Los oficiales de las Armas combatientes (Infantería y Caballería) eran recompensados con ascensos por méritos de guerra que, si bien estaban justificados en muchos casos, se concedían sin plenas garantías de justicia, de forma que eran causa de escándalo, siendo por ello uno de los motivos de la creación de las Juntas de Defensa; pero la historia de las Juntas es otra historia, que no hace al caso en este momento ...



La bolsa de bombones.

Por su parte, los Cuerpos Facultativos, Artillería e Ingenieros, decidieron negarse a los ascensos por méritos de guerra. Los motivos de los Ingenieros era justo y lógico: este tipo de ascensos rápidos propiciaban que oficiales sin suficientes años de experiencia alcanzasen empleos superiores que les permitían hacer dictámines y formar proyectos de envergadura sin el suficiente aval de estudios y experiencia, lo que iba en detrimento del buen nombre y bien hacer del Cuerpo de Ingenieros. Por ello, en el momento de recibir sus despachos de teniente, los cadetes de la Academia de Ingenieros de Guadalajara eran reunidos por el director en presencia de todo el claustro de profesores, y les instaba a firmar su renuncia a los ascensos por méritos de guerra en un libro que se guardaba en la Academia como testigo de su voluntad de renuncia.

Mientras se realizaba el acto de la renuncia, en el exterior de la sala donde se realiza la firma, personal de la Academia repartía bombones a las madres, novias y demás familia de los cadetes, para "hacer más dulce" la espera.

Tal es el origen de la tradición. Desde entonces, todas las promociones de oficiales del Arma de Ingenieros reciben una bolsa de bombones el día en que se despiden de la Academia de Ingenieros y de su Bandera rumbo a la Academia General Militar para recoger sus despachos. A esta tradición, heredada por los caballeros y damas alféreces cadetes de la Escala Superior de Oficiales, se han sumado los Caballeros Alumnos de la Escala de Oficiales y los Alumnos de la Escala de Complemento, como miembros de pleno derecho del Cuerpo de Oficiales del Arma de Ingenieros.