Capitán, ingeniero y tratadista italiano que sirvió al rey de España.

    (NOTA: La presente biografía está copiada de la escrita por Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño en la web de la Real Academia de la Historia).

Nacido en Pésaro (Italia) en 1515, los orígenes de Zanchi se remontan a una familia de Bérgamo (Lombardía), que dio muchos eruditos en el siglo XVI como el jurista Paolo Zanchi o uno de sus hijos, Basilio Zanchi (1501-1558), teólogo y poeta latino.

Como capitán, Giovanni Battista participó en las guerras contra los protestantes en Alemania, de donde regresaba a Italia con honores. Sirvió durante la guerra de Siena (1551-1559) bajo el mando de Marco Antonio Colonna, participando en la batalla (1554) del lado de los florentinos, apoyado por el ejército español, en la que fue derrotado Piero Strozzi, mariscal de Francia, en el marco de la Guerra de Italia de 1551-1559. Esta derrota supuso el fin de la independencia de Siena, que pasaba a formar parte del imperio español. En un intervalo de la guerra de Italia y el sitio de Roma, Zanchi llegaba a los Países Bajos en 1554 junto al ingeniero Mario Savorgnano, con la misión de realizar informes sobre sus fortificaciones, especialmente las fronterizas.

Zanchi siguió durante la campaña de Roma bajo el mando del gran condestable de Nápoles y virrey de Sicilia, Marco Antonio Colonna, quien conquistaba Segna, ciudad en la que se unieron los ejércitos de los Colonna con los hispano-imperiales, poniendo sitio a Roma el 26 de agosto de 1557. La reputación que adquirió Zanchi le hizo ingresar en el servicio de la República de Venecia, que en 1561 le enviaba a Chipre, donde trabajó como ingeniero, con un salario de 50 ducados al mes.

En el marco de la Guerra de Siena, en 1554 Zanchi publicó el tratado "Del modo di fortificare le città", editado en Venecia. Dedicado a Maximiliano de Austria, rey de Bohemia, el tratado de Giovanni Battista Zanchi se engloba en el conjunto de estudios que mediado el siglo XVI plantearon la construcción de fortificaciones, teniendo presente las diferentes particularidades derivadas del uso de la artillería.

Las nuevas circunstancias requerían de nuevas soluciones específicas y los diseños que en su momento se proyectaban abandonaban las ideas del siglo XV en cuanto a perímetros circulares (potenciadas por la lectura de Vitruvio) y cuadrados, para optar por plantas regulares de forma poligonal con baluartes en los ángulos. Los perfiles cuadrados, usados habitualmente en las fortalezas, entrañaban no pocos problemas, según declaraba Zanchi. Por su experiencia, los diseños de fortalezas que pudo analizar no siguieron unas directrices comunes ya que ni la forma, ni las medidas, ni los métodos constructivos se asemejaban, pues cada una debía adaptarse al territorio, a los materiales disponibles y, claro está, a las necesidades de la defensa. Sus propuestas se encuentran reflejadas en el tratado por medio de grabados explicativos, lo que, unido a lo manejable del libro, con apenas setenta páginas, hizo del mismo un volumen muy popular en todas las cortes europeas y sobre todo entre sus militares e ingenieros.

El tratado da comienzo con las intenciones del autor, para posteriormente ir desgranando aquellos temas que él consideraba básicos. Los instrumentos ofensivos tanto antiguos como modernos, los efectos y fuerza de la artillería, la fortaleza de los lugares para construir, sobre la forma perfecta de los lugares fortificados, etc.

Respecto a las plantas teóricamente ideales de las fortificaciones, para Zanchi la forma circular era la más perfecta y la más imperfecta la cuadrada o cuadrangular por la dificultad de la defensa de sus cortinas. Para conjugar esa idea de perfección (la planta circular) con los ángulos que formaban los baluartes, proponía un modelo octogonal con baluartes en cada uno de sus ángulos.

En 1554 hizo una breve discusión sobre las armas de fuego, donde enfatizó la importancia de la corrección del uso de artillería, tanto en la defensa de las fortificaciones como en el ataque a las plazas.

Si bien los tratados de fortificaciones anteriores habían tenido una irregular difusión, por ejemplo, en los trazados de Antonio da Sangallo el joven, Michele Sanmicheli o Paciotto, fue en el texto de Zanchi, a pesar de su exiguo contenido, en el que se introdujeron las novedades estudiadas y comprobadas durante largo tiempo. El texto incluye numerosas reflexiones sobre propuestas que, si bien en algún caso no resultan originales, tenían el valor añadido de su articulación en conjunto, así: los instrumentos defensivos, ofensivos y sus técnicas, tanto aquellos heredados de la antigüedad, como de los efectos que producía la artillería.

Un elemento fundamental del tratado de Zanchi es la importancia que le otorga al territorio, a la ciudad y a su transformación, donde la elección del sitio preciso resultará crucial para futuras contiendas; como también importante es la forma adoptada (la planta) de la ciudad, tal y como se ha señalado anteriormente. Sus enseñanzas continúan con la organización y análisis de algunas de las partes en que se divide una construcción fortificada: cortinas, bastiones (baluartes), casamatas, fosos, etc. Su tratado finaliza analizando las condiciones que requiere un ingeniero para desarrollar su trabajo en este campo específico: que supiera interpretar la geometría, perspectiva, aritmética, construir modelos y saber trasladar al papel las ideas, es decir trazar las plantas de las fortificaciones a construir.


  • Biografía de Juan Bautista de Zanchi en el sitio web de la Real Academia de la Historia, escrita por Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño.