Arquitecto e ingeniero de fortificación italiano al servicio del rey de España.

Francisco Paciatto nació en Urbino (Italia) en 1521. Su nacimiento en Urbino, donde trabajaron Francesco di Giorgio Martini y el experto militar Francesco Maria della Rovere, unido a la vinculación profesional y familiar de su familia con esa Corte le llevarían pronto a iniciarse en el estudio de la Arquitectura. Discípulo de Girolamo Genga en Pesaro, trabajó desde 1540 en Roma para el Papa. Allí se relacionó con destacados humanistas y científicos a través de la Academia vitruviana o “della virtù” fundada por Claudio Tolomei. Estudió las ruinas de la Antigüedad romana y años después, en 1557, hizo una planta de Roma grabada por Lafrery, que dedicó a Octavio Farnesio.

Sin abandonar la relación con el Papa, desde 1551 fue maestro de Matemáticas y de la Práctica del Diseño de Fortificación de Alejandro Farnesio, antes de que éste se incorporase a la Corte española de su tío Felipe II en Bruselas en 1557. Parece que un compendio de estas lecciones a su ilustre discípulo es lo que se puede leer en el manuscrito de Paciotto conservado en la Biblioteca Nacional de París. Trabajó para los Farnesio, tanto en obras de fortificación como en palacios. Fue consultado sobre el palacio de Caprarola, lo que le granjeó la enemistad con Vignola, y proyectó el palacio Farnesio de Piacenza que luego modificó Vignola. La traza que hizo para el palacio de Bruselas gustó mucho a Felipe II, porque la arquitectura desornamentada de Paciotto, la “sobria comodidad” tan característica de la arquitectura de los ingenieros, respondía al gusto del Monarca. En 1558 entró al servicio del rey de España como ingeniero general de Flandes, y fue nombrado caballero. En esos años trabajaba también para Emanuele Filiberto de Saboya en Niza, y luego sobre todo en la nueva capital, Turín, cuya ampliación y ciudadela proyectó.

En 1561 fue enviado a España para ocuparse de las fortalezas y de la iglesia del Monasterio de El Escorial, y el mismo año fue nombrado ingeniero general del Estado de Milán. En Madrid hizo un proyecto para la iglesia de las Descalzas, que quizá se siguió en parte en su interior, criticó la traza de Juan Bautista de Toledo para la basílica del Monasterio de El Escorial, “mal compuesta, sin medida y sin buena arquitectura”, por lo que la modificó con un proyecto de 1562 haciendo una planta cuadrada y trasladando las torres a la fachada. También hizo un diseño, desconocido, para la fortificación de La Goleta.

Ese año de 1562 partió para Nápoles como ingeniero militar, y luego a Milán también para ocuparse de fortificación. Poco después trazó sus dos obras más famosas: la ciudadela de Turín en 1564, para los Saboya, y la de Amberes en 1567 para el duque de Alba. Con estas ciudadelas pentagonales y regulares creó un prototipo que se repetirá una y otra vez hasta el siglo xviii para dominar ciudades de las que cabía esperar una rebelión. La ciudadela de Amberes demuestra, además, la confianza que el duque de Alba tuvo en este ingeniero, pese a las críticas al proyecto de Francesco de Marchi, que aspiraba a ser el elegido, y a que el sucesor de Paciotto en las obras, Bartolomeo Campi, modificara la traza.

En la década de 1570 siguió trabajando como ingeniero de fortificación al servicio de los Saboya y del papado. En 1572, el papa Gregorio XIII le concedió el título de “architetto generale dello Stato pontificio”, y una casa para residir con su familia en Ancona, de cuya fortificación se ocupaba y donde construyó un nuevo lazareto. En 1578 el duque de Urbino le otorgó el título de conde de Montefabbri. Su hermano Orazio, que trabajó con él en Saboya, entre otras en la fortaleza de Savigliano, y en el Estado pontificio, y sus hijos Carlo Emanuelle y Guidobaldo, fueron también ingenieros de fortificación.