Fortaleza construida en 1663 para la defensa de la Frontera de Castilla contra Portugal; fue destruida por los británicos en 1810.





La zona denominada Campo de Argañán, situada al oeste de la provincia de Salamanca, sirvió de límite con Portugal desde los orígenes de su independencia del Reino de León. La frontera natural de la comarca de las Arribes, difícil de atravesar, se transformó en un campo abierto y llano denominado Raya Seca, recorrido por dos ríos de escasa entidad: Coa y Águeda. Este factor geográfico, unido a la pretensión de nobles y reyes por dominarse mutuamente y de apoderarse de tierras y vasallos, hizo de la zona un lugar de conflictos permanentes. No existe ninguna otra zona en los 1.234 kms. de frontera de España con Portugal donde las escaramuzas, asaltos, asedios, pillajes, guerrillas, guerras e invasiones se hayan dado con mayor intensidad.

El Acuerdo de Badajoz de 1267, firmado entre el rey Alfonso X el Sabio y su nieto don Dionis, estableció los límites entre Portugal y Castilla-León en las márgenes del río Guadiana; al norte del río, Marvao y Valencia de Alcántara serían de Castilla y Arronches y Alegrete de Portugal. Veintiocho años después (1295), aprovechandose de la anarquía que asolaba Castilla tras la muerte del rey Sancho IV en 1297, las tropas lusas del rey Dionis se anexionaron las tierras de Moura y Serpa al otro lado del Guadiana y conquistaron Riba de Coa y Alvalade. [01]

En medio de este clima de convulsiones, la reina viuda María de Molina velaba por los intereses de su hijo Fernando IV, de nueve años, frente a las aspiraciones de los Infantes de la Cerda. Para buscar la alianza del rey de Portugal, la reina viuda aceptó firmar el Tratado de los Alcañices el 12 de septiembre de 1297 con el rey Dionis de Portugal, por el que se acabó de fijar la raya entre Castilla y Portugal por donde más o menos discurre ahora la frontera entre España y Portugal. El rey Dionis consiguió el reconocimiento de sus derechos sobre Olivenza, Onguela, Campo Maior y San Félix, devolviendo a cambio Aracena y Aroche. De esta manera Portugal consiguió su total independencia frente a las pretensiones de Castilla, logrando una frontera de larga duración. [02]

Sin embargo, las luchas entre ambos países no se acabaron aquí, sino que se extendieron hasta el siglo XIX. Una de las zonas de mayor actividad bélica entre lusos e hispanos es la comprendida en las provincias de Guarda (Portugal) y Salamanca (España). Las plazas de Salamanca, Ciudad Rodrigo, Almeida y Guarda son exponentes de esta actividad bélica entre ambas naciones. [03] Ejemplos son la Guerra de Independencia de Portugal (1640-65), la Guerra de Sucesión española (1702-14), la Guerra de Portugal (1762), la Guerra de las Naranjas (1801) y la Guerra de Independencia española (1808-14), [04] en cuyas campañas el terreno mencionado fue zona de paso de los diferentes ejércitos beligerantes; quizás la batalla librada en la zona más conocida por la opinión pública sea la de Fuentes de Oñoro (mayo de 1811), pero esa es otra historia ...

Uno de los puntos de esta actividad bélica era la zona de Aldea del Obispo, paso cercano a la frontera de la via Salamanca-Ciudad Rodrigo-Almeida-Guarda. Controlando el paso existía el Castillo del Gardón, del que apenas quedan vestigios. En 1640 los portugueses comenzaron a fortificar la frontera y alguna de sus ciudades próximas, como Almeida. La respuesta de los españoles fue la construcción de un fuerte para hacer frente a las incursiones vecinas y como punto fortificado adelantado de las de Ciudad Rodrigo y San Felices. Así nació el Real Fuerte de la Concepción, concebido y construido frente a la fortaleza enemiga de Almeida, ubicado en el teso del Gardón, a unos 500 metros de la rivera de Turones, frontera con Portugal.




En 1640 España, regida en aquellos años el rey D. Felipe IV, sufrió el mayor desafío de su historia: las guerras de independencia de Portugal y Cataluña, cuya influencia se extendió hacia las posesiones italianas del norte y sur de esta península, y que tuvieron que afrontarse en medio del periodo francés (1635-48) de la famosa Guerra de la Treinta Años.

Era la primera vez en la historia moderna que el rey de España debía plantear una guerra en el interior de la península Ibérica, en una época en la que la mayor parte de su potencial militar estaba desplegado en sus posesiones europeas. Por ello, debido quizás a la escasez de recursos suficientes para atender los múltiples frentes militares abiertos, a pesar de que se levantaron varios tercios para combatir en el frente portugués, la guerra contra los independentistas portugueses nunca fue bien llevada.

En aquellos años, la frontera discurria de Norte a Sur entre los ríos Coa, en Portugal, y Águeda, en España, dejando en medio una zona de nadie de entre unos 20 ó 25 kilómetros de anchura por el que discurría el rio Turone. Al Este del rio Agueda, las fortificaciones españolas eran San Felices de los Gallegos al Norte y Ciudad Rodrigo al Sur, separadas unos 40 kilómetros. Frente a ellas se encontraban las fortificaciones portuguesas de Castel Rodrigo (al Norte), Almeida (en el centro del dispositivo) y Alfataye (al Sur), separadas la primera y la tercera unos 20 y 45 kilómetros respectivamente de la segunda. Al Norte, entre 20 y 25 kilómetros en línea recta separaban Castel Rodrigo y Almeida de San Felices de los Gallegos; al Sur, entre 30 y 35 kilómetros en línea recta separaban Almeida y Alfayate de Ciudad Rodrigo.

Tras varios años de enfrentamientos con los portugueses, en 1661 el ejército español de la zona estaba al mando del Duque de Osuna. La historia de nuestro Real Fuerte comienza precisamente en 1661, pues en el Archivo General de Simancas se conserva un documento fechado el 3 de agosto de ese año por el que el Consejo de Guerra solicita al duque que fortifique Valdemula, cruzado el rio Turone y situado a unos 7 kilómetros frente a Almeida, y restaure el Fuerte de Alberguería, situado a una distancia similar de Alfayate.

El ejército del Duque de Osuna tardó dos años en tomar Valdemula. De hecho, el parte que Osuna remitió al Rey dando cuenta de su conquista está fechado el 5 de diciembre de 1663. Tras su toma, el duque se dispuso a cumplimentar la orden de fortificar la zona. Para ello dispuso del asesoramiento de dos Ingenieros enviados por el Consejo de Guerra: Simón Jocquet, Maestre de Campo, y Andrés de Ávila, únicos ingenieros mencionados en la construcción del fuerte. Su intención fue crear dos líneas fortificadas avanzadas al oeste del río Águeda: [05]

  • 1ª Línea: al Norte, un nuevo castillo en El Gardón, tras Valdemula y frente a Almeida. Al Sur, el Castillo de Alberguería, frente a Alfayate. En medio de ambos, Fuentes de Oñoro.

  • 2ª Línea: Alameda de Gardón y Gallegos de Argañán, detrás del nuevo castillo en El Gardón y Fuentes de Oñoro. Fuenteaguinaldo, detrás del Castillo de Alberguería.

Ni que decir tiene que el "nuevo castillo en El Gardón" al que nos referimos es nuestro Real Fuerte de la Concepción, también conocido en aquellos años como Fuerte de Osuna.



Plano de la Frontera de Castilla en la zona de Ciudad Rodrigo en 1640.

El Duque de Osuna descartó fortificar Valdemulas porque el terreno pedregoso impedía profundizar el foso y porque no era capaz de albergar un mínimo de 200 caballos y 700 infantes. [06] Como alternativa eligió el cerro de El Gardón, en el actual término municipal de Aldea del Obispo, por su cercanía a la zona ordenada, su amplitud y por ser una de las escasas zonas con comunicaciones hábiles, pues más al norte las riberas del rio Turone hacen impracticables las comunicaciones transversales. Por otra parte, la ambición del Duque consistía en ganar para España la zona de nadie de la frontera y conquistar las plazas fuertes portuguesas de Almeida y Castel Rodrigo. Al construir el fuerte en una línea tan avanzada sentó las bases de su futuro desmantelamiento, pues cuando se puso de manifiesto la incapacidad militar española en tomar ambas plazas enemigas, la supervivencia del Real Fuerte de la Concepción quedó comprometida y se ordenó su demolición.

Los trabajos de delineación y replanteo se hicieron los días 6 y 7 de diciembre de 1663, de forma que los trabajos dieron comienzo el día 8 [07]. Dos semanas después se hallaban trabajando en las obras 3.500 hombres y esperaba su finalización para un mes más tarde [08]. En efecto, pudo conseguirse un ritmo de avance constructivo tan rápido debido a que el fuerte se levantó fundamentalmente a base de faginas y tierra.

Mientras tanto, las hostilidades con los portugueses continuaban, y el 1 de enero el duque derrotó a una fuerza portuguesa que hizo un ataque en las inmediaciones de las obras del nuevo fuerte. En fecha tan temprana como enero de 1664 se alzaron voces dentro del Consejo de Guerra en contra de la oportunidad de la nueva fortificación, por lo adelantado de su emplazamiento, aunque finalmente predominó la tendencia a mantener y mejorar el nuevo fuerte construido por el Duque de Osuna [09].



Plano del primer Fuerte Real de la Concepción de Osuna, de 1663.

La situación militar cambió con la derrota del ejército español de la Frontera de Castilla en julio de 1664, que obligó al duque de Osuna levantar el asedio de Castel Rodrigo y replegarse al Fuerte de la Concepción, donde se refugiaron 900 infantes y 80 caballos, y a Ciudad Rodrigo, donde hicieron lo propio 1000 infantes y el resto de la caballería. La situación era desesperada, pues las tropas portuguesas pululaban por el campo a sus anchas y las tropas castellanas carecían de armas. El Consejo de Guerra desterró al duque a Almagro y nombró a Juan Salamanqués nuevo gobernador y jefe militar de la Frontera de Castilla [10].

La derrota y retroceso del ejército español puso de manifiesto la debilidad de su dispositivo defensivo, evidenciando la necesidad de demoler el Fuerte de la Concepción, pues "no es de beneficio ni conveniencia alguna a Castilla, por no cubrir país considerable", y reforzar las fortificaciones de Ciudad Rodrigo. Tras varias semanas de intercambio de informes con los partidarios de la conservación del fuerte (su constructor, el duque de Osuna; el nuevo gobernador, Juan Salamanqués; y el marqués de Buscayolo, conocido teórico de la ingeniería militar) [11], el Consejo de Guerra ordenó finalmente su demolición el 26 de septiembre.

El desmantelamiento del Fuerte de la Concepción se efectuó el 30 de octubre de 1664, con gran sobresalto de los portugueses que temieron una invasión de su territorio por lo numeroso de la fuerza utilizada: 800 caballos, 1800 infantes y 200 carretas: "En veinticuatro horas se ejecutó todo, sin que hubiese quedado estaca ni cuartel que no se quemase". Aquel día sobrevino un gran temporal que humedeció la polvora de los hornillos, impidiendo que explotaran. [12].




Antecedentes

A lo largo del primer tercio del siglo XVIII se suceden diversas disposiciones del Consejo de Guerra con objeto de poner en estado de defensa la llamada Frontera de Castilla. Sin embargo, las acciones concretas fueron escasas, si exceptuamos las reformas de la plaza de Ciudad Rodrigo de 1710 en plena guerra de Sucesión, y el levantamiento de planos y mapas estratégicos. En este sentido destaca la labor del ingeniero militar francés Carlos de Robellín, quien en 1722 estaba destinado en la Frontera de castilla y levantó los planos de las viejas fortificaciones de la zona, como la del castillo de San Felices de Gallegos, con vistas a futuras obras de restauración.







Entrada al patio de armas, tras pasar el cuerpo de guardia y el foso. (Fotos: webmaster)

En 1735 el primer ministro Patiño hizo una visita a este territorio de frontera, y curso de la misma el cabildo de Ciudad Rodrigo le solicitó que restaurara el antiguo Fuerte de la Concepción como una manera de completar el sistema defensivo del Campo de Argañan. De esta manera surgió la idea de reconstruir el Fuerte de la Concepción y potenciar las defensas de la zona, volviendo a los planteamientos del duque de Osuna de setenta años atrás.

Anteriormente a la visita del ministro Patiño ya se habían realizado unas primeras obras de fortificacion en las ruinas del antiguo fuerte del duque de Osuna, de forma que se había reforzado el recinto cuadrado de unas 80 toesas de lado, se habían construido unos revellines, un reducto, abierto un foso y hecho un camino cubierto, todo ello revestido de cal y canto. Finalmente, se había dispuesto alojamiento para unos 650 soldados, 200 caballos, sus oficiales y su estado mayor [13].



Vista del foso de la derecha de la entrada al patio de armas. (Fotos: webmaster)

El 29 de abril de ese año de 1735 el Consejo de Guerra cursó al coronel D. Pedro Moreau, Ingeniero en Jefe, la orden de reconocer la plaza de Ciudad Rodrigo y toda la Frontera de Castilla con objeto de ponerla "en estado de resistencia ... con la armonía que requiere la profesión"[14]. En paralelo, con fecha de 27 de mayo se anuncia al gobernador militar de la provincia, Felipe Dupruy, el destino de Juan Amador Courten como nuevo ingeniero a cargo de las obras del fuerte, y la ampliación de los requisitos del fuerte, que deberá ahora ser capaz de albergar dos batallones de infantería y 500 caballos [15].

El 2 de julio de 1735 el coronel Moreau finalizó su reconocimiento, elevando a continuación su informe de la visita. En él se manifiesta partidario de fortificar una serie de puntos, aparte del Fuerte de la Concepción, "... afin de que uno a otro se den la mano, y defiendan como primera línea contra qualquier arrojo del Reyno vecino ...": contruir un puesto fortificado capaz para 200 hombres en Fuentes de Oñoro, fortificar el puente sobre el río Águeda, construir un reducto entre Barbo de Puerco y Boza, y contruir diversos puestos de retaguardia para cubrir visualmente toda la zona [16]. Posteriormente los ingenieros Moreau y Courten se dirigieron a San Felices de Gallegos, considerada desde antiguo avanzadilla, cobertura y defensa de Ciudad Rodrigo.

Ya en este primer informe se puso de manifiesto el primer defecto de diseño del fuerte: el hecho de que el cuerpo principal del mismo, es decir, la plaza de armas fortificada, estaba levantada en un punto de cota inferior al cerro de la Cruz, una loma cercana donde posteriormente se levantó el reducto de San José. Curiosamente, los ingenieros Moreau y Courten advierten la deficiencia pero no proponen levantar el fuerte en el cerro, sino que ambos recomiendan reconstruir el Fuerte de la Concepción en el sitio donde fue construido por el duque de Osuna. Este asunto será objeto de la construcción del reducto de San José en el citada cerro y de un cuartel de Caballería a mitad de camino como apoyo táctico del mismo y defensa del fuerte en ese lado en caso de captura del reducto.





Vista del patio de armas. (Fotos: webmaster)

Recibido el informe de Moreau, el ingeniero Diego Bordick, miembro del Consejo de Guerra y autor material de las órdenes emanadas sobre el Fuerte, envia a Patiño con fecha 26 de julio su propuesta de planta para la reconstrucción del Fuerte. Se trata de una planta pentagonal que engloba en su interior las obras del cuadrilátero del fuerte de Osuna. Dos dias antes, el 24 de julio, dio la orden de comienzo de los trabajos. Simultáneamente, Bordick propuso al consejo que Courten fuese el ingeniero a cargo de la reconstrucción del fuerte, acompañado por Antonio Jordán, otro ingeniero que estuvo con Courten en las obras del fuerte de San Felipe de Puerto Cabello, en Venezuela. No obstante, Patiño rechazó la propuesta de Diego Bordick. En cambio, el Consejo de Guerra determinó en despacho de 30 de noviembre de 1735 que fuese el Ingeniero en Jefe coronel Moreau, que se encontraba en la Corte en esas fechas, el encargado de la reconstrucción del fuerte.

Primera etapa (1735 - 1740)

El 19 de abril de 1736 el coronel Moreau firmó el Pliego de Condiciones para el asiento de las obras del fuerte [17]. El 1 de mayo se puso la primera piedra tras una misa de campaña y en presencia de las autoridades militares de la provincia, tras lo cual el destacamento de 90 hombres del Regimiento de Milicias de Ciudad Rodrigo realizó tres salvas de fusilería [18].

Durante 1737 se cruzan diversas cartas entre Moreau y el Consejo de Guerra sobre el diseño de la construcción, siendo consultado sobre ella el ingeniero Juan de la Ferriere, quien impuso modificaciones el proyecto. A partir de octubre de 1737 es la Real Junta de Fortificaciones el órgano encargado de intervenir de cerca en la marcha de las obras. Es en este periodo en el que el famoso Manuel de Lara Churriguera intervino en las obras como maestro de obras. Finalmente, el Consejo de Guerra y la Real Junta de Fortificaciones aprobaron con modificaciones el proyecto de Moreau en una fecha imprecisa entre el 24 de agosto y el 11 de septiembre de 1737.



Vista del patio de armas. La capilla es el edificio del piso superior de la fotografía izquierda. (Fotos: webmaster)

La principal característica del proyecto de Moreau es el respeto de la planta rectangular del antiguo fuerte de Osuna, lo que va a constituir el segundo defecto del fuerte, señalado como grave por diversos ingenieros en sus informes a lo largo del siglo XVIII. En efecto, el ángulo que forma la cortina con el flanco del baluarte es de 90 grados, mientras que en el sistema tipo Vauban aparece una abertura de ángulo de hasta 100 grados o, en su caso, se modifica el baluarte con la cosntrucción de un ojejón, que se complementa por las tenazas, ya en el foso [19].

El 3 de diciembre de 1740 cesó en su cargo el coronel Moreau, siendo reemplazado por el ingeniero Bernardo de Frosne. Sus últimos proyectos fueron los del reducto de San José en el vecino cerro de la Cruz y los cuarteles de Caballería a mitad de camino entre el fuerte y el reducto.

Segunda etapa (1740 - 1753)

En 1741 el nuevo ingeniero a cargo, Bernardo de Frosne, evalua en 1,5 millones de reales de vellón el montante necesario para acabar las otras. Hasta seis años más tarde no tenemos noticias del fuerte, y es de nuevo el ingeniero Pedro Moreau quien nos las ofrece, en un informe fechado el 16 de septiembre de 1747 en el que nos dice que los cuatro baluartes están ya finalizados y rematados por garitas, mientras que las cortinaslo están levantadas tan solo hasta la línea del cordón; los puentes de acceso a la plaza central están ya construidos, y la puerta principal se halla rematada hasta la misma altura que las cortinas; el escudo principal no ha sido labrado y siguen sin practicarse las excavaciones en el interior de la plaza, mientras que el resto de las obras exteriores del fuerte siguen retrasadas. Moreau cifra en 1,4 millones de reales de vellón el costo de las obras que quedan aún pendientes [20].



Vista del patio de armas desde la explanada superior. (Fotos: webmaster)

En 1750 se firma el Tratado de Límites con Portugal. Un año más tarde, 1751, el gobierno del Marqués de la Ensenada envió al ingeniero Antonio de Gaver, conocido por sus trabajos de fortificación en Orán, para que estudie el estado de defensa de la zona. En su informe, fechado en 1751, el ingeniero Gaver apoya la elección hecha por el duque de Osuna para el lugar de construcción del Fuerte de la Concepción. Cinco años despues, en 1756, Gaver fechó unos planos y perfiles realizados sobre el fuerte [21].

Tercera etapa (1753-1776)

En 1753 el ingeniero Moreau se hizo cargo de nuevo de las obras del fuerte, que son ya casi las definitivas. El ingeniero Juan Giraldo de Chaves estuvo trabajando en la Frontera de Castilla durante diez años, en el triángulo formado por el Fuerte de la Concepción, Ciudad Rodrigo y San Felices. En 1756 redactó un informe en el que dice que el reducto de San José está ya finalizado y dotado de hornabeque, si bien lo considera defectuoso por tres razones: su figura trapezoidal, no muy apta para la defensa; por el exceso de altura de sus paramentos; y por existencia de una altura en sus cercanías desde la cual puede batirse el reducto y donde propone construir un pequeño fuerte o padrastro. También nos informa que el cuartel de Caballería está asimismo finalizado y dotado de cañoneras. Por ultimo, insiste en el acierto a la hora de elegir el lugar de construcción del Fuerte de la Concepción con estas palabras:

    "Aunque sólo la plaza de Ciudad Rodrigo es la verdadera llabe de Castilla como lo tiene acreditado la experiencia, y combence su posición, no obstante el referido Fuerte, aunque situado en un Camino Real que no es el único para entrar en Ciudad Rodrigo, cubre y defiende todo el Campo de Argañán, asegurando dicho País hasta Ciudad Rodrigo, es un antemural de esta Plaza, abrigo de San felizes, está al frente de una Plaza enemiga y tiene otras ventajas que son obvias reflexinada su situación: por lo que considero indispensable su Guarnición, que es conbenientísima su conserbación y buena defensa" [22].

En 1758 el ingeniero Francisco Codony realizó un plano del Fuerte, que tenía prácticamente la morfología que actualmente puede observarse sobre el terreno. En 1759 el ingeniero Moreau hace un balance de los gastos, que cifra en 6.900.000 reales de vellón desde el inicio de las obras veinticinco años antes.



Bajada al patio de armas desde la explanada superior. Vista exterior de un revellín. (Fotos: webmaster)

Si bien a partir de 1762 el fuerte estaba prácticamente finalizado, pues participó como base de partida del ejército del conde Maceda durante la Campaña de Portugal de la Primera Guerra del III Pacto de Familia, el Fuerte de la Concepción no fue inaugurado hasta el 30 de mayo de 1776, fecha en que se bendijo la capilla y se colocó el Santísimo Sacramento en su interior [23].




DESCRIPCIÓN

El Real Fuerte de la Concepción consta de tres partes:

  • Reducto de San José.

  • Caballerizas.

  • Fuerte propiamente dicho.

El conjunto fortificado ocupa un total de 12 hectáreas y mide unos 700 metros de largo. Tenía capacidad para 2.000 soldados, 200 caballos y víveres para 90 días. Muchos lo consideran el fuerte más perfecto de los construidos por el ejército español de la época.




Plano del Real Fuerte de la Concepción, con el reducto de San José y las Caballerizas.

El Fuerte de la Concepción es un fuerte de planta cuadrada, constituido por un patio de armas de unos 52 metros de lado, rodeado de cuarteles con bóvedas a prueba de bomba que, en su parte exterior, forman las cortinas o lienzos de la muralla. Los cuatro lados están ocupados por sendos baluartes:

  • Baluartes del Rey y de la Reina: frente a Portugal.
  • Baluartes del Príncipe y del Infante: frente a Aldea del Obispo.

Delante de cada uno de los lienzos de la muralla hay un revellín para el refuerzo de la defensa. Un foso exterior rematado por la contraescarpa englobla el cuerpo principal y los revellines. A lo largo de la contraescarpa corre un magnífico camino cubierto. Este conjunto estrellado de dieciseis puntas estaba prolongado por un glacis perfectamente diseñado.



Vista lejana del reducto de San José. Vista de Aldea del Obispo. (Fotos: webmaster)

El fuerte se comunicaba con el reducto de San José a través de una especie de prolongacion del camino cubierto, a cuya mitad aproximadamente se construyeron las caballerizas. Estas constaban de dos cuarteles de los que tan solo se conserva uno. Tenían aspecto pseudocircular y estaban bien habilitados para su misión.

El Reducto de San José era un fortín que por su situación se consideraba la llave estratégica del conjunto. Perfectamente fortificado, fue también perfectamente volado por los británicos.




Guerra de Sucesion Española (1702-1713): Los portugueses invadieron la región en un frente que iba desde Hinojosa y Ledesma hasta Guadramiro, Vitigudino y el Campo de Argañán. Entre 1703 y 1706 el duque de Berwick estacionó en este lugar a su ejército de 12.000 hombres. Más tarde, el fuerte fue tomado por las tropas aliadas de lord Galway en su avance hacia Salamanca.

Primera Guerra del III Pacto de Familia (1762): el conde de Maceda inició desde este castillo y desde la vecina Ciudad Rodrigo una ofensiva sobre Almeida.



Escudo con las armas reales de España. (Fotos: webmaster)

Guerra de las Naranjas (1801): En 1801 las tropas francesas del mariscal Lecleck que participaron en la campaña de Portugal se estacionaron en el Fuerte de la Concepción.

Guerra de la Independencia (1808-1814): El fuerte cambió de manos varias veces. Fueron ocupantes suyos las tropas de los generales británicos Moore y Wellington y la de los mariscales franceses Ney, Massena, Junot y Marmont. Finalmente, el 20 de julio de 1810 el general británico Crawford voló las partes más importantes de la fortaleza (revellines, ángulos, blocao de San José), dejándola en las condiciones en que puede ser hoy visitada. Su último gobernador militar fue el General Castaños en 1813.

Tras su destrucción, el fuerte fue utilizado como cuartel hasta 1824, fecha en que fue abandonado. Hacia 1865 el fuerte pasó a manos particulares para ser explotado como cantera. En 1992 la Junta de Castilla y León declaró el fuerte como Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento. En 1997 el fuerte continuaba en manos particulares, sirviendo no como cantera sino como establo para vacas. Hay dos asociaciones culturales privadas que tratan de promocionar el fuerte: la Asociación Cultural El Fuerte, de Aldea del Obispo, y Los Amigos del Fuerte, de Madrid. En 1997 tanto la Junta de Castilla y León como el Ayuntamiento de Aldea del Obispo trataban de limpiar el fuerte y crear un museo en él.

Actualmente el fuerte es un hotel de cuatro estrellas de la cadena Eurostars, con 35 habitaciones en otras tantas casamatas de alojamiento de las tropas.



Hotel de cuatro estrella Eurostar . (Fotos: webmaster)



[01] Suárez Fernández, Luis. El reino de Portugal (1211-1383). Historia de España (Ramón Menéndez Pidal). Tomo XIII, Volumen II. La expansión peninsular y mediterránea (c.1212-c.1350). Espasa Calpe, Madrid, 1996, 3ª edición. Pág. 540.

[02] Torres Fontes, Juan. La evolución de las fronteras peninsulares durante el gran avance de la reconquista (c.1212-c.1350). Historia de España (Ramón Menéndez Pidal). Tomo XIII, Volumen I. La expansión peninsular y mediterránea (c.1212-c.1350). Espasa Calpe, Madrid, 1995, 3ª edición. Pag. XLI.

[03] López Carretón, José. Real Fuerte de la Concepción, un fuerte ideal en un lugar estratégico. Aldea del Obispo, 1997.

[04] R. de la Flor, Fernando. La frontera de Castilla. El Fuerte de la Concepción. Diputación de Salamanca, 2003, 2ª edición. Pág. 26.

[05] R. de la Flor, Fernando. La frontera de Castilla. El Fuerte de la Concepción. Diputación de Salamanca, 2003, 2ª edición. Pág. 41.

[06] Carta del Duque de Osuna a S.M. del 5 de diciembre de 1663. Simancas, GA, legajo 2051. Citado por R. de la Flor, Fernando. La frontera de Castilla. El Fuerte de la Concepción. Diputación de Salamanca, 2003, 2ª edición. Pág. 43.

[07] Carta del Duque de Osuna a S.M. del 21 de diciembre de 1663. Simancas, GA, legajo 2052. Citado por R. de la Flor, Fernando. La frontera de Castilla. El Fuerte de la Concepción. Diputación de Salamanca, 2003, 2ª edición. Pág. 45.

[08] Carta del Duque de Osuna a S.M. del 31 de diciembre de 1663. Simancas, GA, legajo 2052. Citado por R. de la Flor, Fernando. La frontera de Castilla. El Fuerte de la Concepción. Diputación de Salamanca, 2003, 2ª edición. Pág. 46.

[09] Consultas del Consejo de Guerra de 1, 3, 9 y 28 de enero de 1664. Simancas, GA, legajo 2052. Citadas por R. de la Flor, Fernando. La frontera de Castilla. El Fuerte de la Concepción. Diputación de Salamanca, 2003, 2ª edición. Pág. 47 y 48.

[10] Cartas del Duque de Osuna al Consejo de Guerra, de 8 y 12 de julio de 1664; Consulta del Consejo de Guerra sobre la primera de las cartas citadas. Simancas, GA, legajo 2055. Citadas por R. de la Flor, Fernando. La frontera de Castilla. El Fuerte de la Concepción. Diputación de Salamanca, 2003, 2ª edición. Pág. 49.

[11] Cartas del don Juan de Salamanca de 29 de agosto y del Duque de Osuna de 7 de septiembre; Consultas del Consejo de Guerra del 19 de agosto y del 17 de septiembre. Simancas, GA legajo 2055. Citadas por R. de la Flor, Fernando. La frontera de Castilla. El Fuerte de la Concepción. Diputación de Salamanca, 2003, 2ª edición. Pág. 50-51

[12] Consultas del Consejo de Guerra de 26 de septiembre y 10 de octubre, y carta de don Juan Salamanqués de 4 de noviembre de 1664. Simancas, GA legajos 2055, 2056 y 2081 respectivamente. Citadas por R. de la Flor, Fernando. La frontera de Castilla. El Fuerte de la Concepción. Diputación de Salamanca, 2003, 2ª edición. Pág. 51-52.

[13] Simancas. Guerra Moderna. Legajo 3638. Citado por R. de la Flor, op. cit. en página 112.

[14] Instrucciones que devera observar el Coronel y Ingeniero en Gefe de los Exercitos Plazas y Fronteras de S. Magestad, D. Pedro Moreau para el reconocimiento de la Plaza de Ciudad Rodrigo,y toda la Frontera de Castilla. Simancas, Guerra Moderna, legajo 3638. Citado por R. de la Flor en op. cit., pág. 112 y ss.

[15] Simancas. Guerra Moderna. Legajo 3638. Citado por R. de la Flor en op. cit. pág. 114 y 115.

[16] Reconocimiento y visita de la frontera de castilla, y Portugal, egecutada en el contiguo Campo de Argañán por el Coronel e Yngeniero en jefe D. Pedro Moreau, escrito en seis folios. Simancas, Guerra Moderna, legajo 3638. También Aparici, sig. 5-5-5-14. Citado por R. de la Flor en op. cit., pág. 115 a 125 y nota 18 de la pág. 115.

[17] El Pliego de Condiciones se encuentra en el Protocolo notarial de Manuel Antonio de Anieto del año 1736. Archivo Histórico Provincial de Salamanca, legajo 5797. Citado por R. de la Flor en op. cit., nota 39 de la pág. 131.

[18] El documento de que nos informa sobre la colocación de la primera piedra de la reconstrucción del fuerte de halla en el Libro de Bautismos de la Parroquia de Aldea del Obispo, año 1763 a 1807, tomo 3º, folios 306-308. Citado por R. de la Flor en su op. cit., pág. 137 y nota 41 de la misma.

[19] R. de la Flor. Op. cit., nota 28 de la pág. 124.

[20] R. de la Flor. Op. Cit., pag. 152-155.

[21] Descripción del fuerte, situación, terreno de sus circuitos y bentajas que de su defensa logra la Probincia. Simancas, Guerra Moderna, legajo 3638. Citado por R. de la Flor en op. cit., pág. 155-158.

[22] Reconocimiento del Fuerte ...". Servicio Histórico Militar, legajo 3-2-4-5-, folio 2 reverso. Citado por R. de la Flor en op. cit., pág. 162.

[23] Según acta conservada en el Archivo de la Catdral de Ciudad Rodrigo. Fuerte de la Concepción. Libro de Bautismos, desde 1763 a 1807, folios 7 y siguientes. Citado por R. de la Flor en op. cit., pág. 167.