Capitán jefe de la Mía nº 13 de la Policía Indígena durante el desastre de Annual.
Capitán de Infantería don Julio Fortea García

Julio Fortea García nació el 20 de mayo de 1887, el segundo hijo del comandante de Infantería don Julián Fortea Selvi y Asunción García. En 1898 su padre era el Gobernador Militar de las islas Batanes; contaba con una guarnición de 150 soldados indígenas. El 18 de septiembre desembarcó un grupo de insurrectos que se dispuso a atacar el poblado. La guarnición indígena desertó y el comandante Fortea armó a los españoles residentes. No obstante, tras nueve horas de defensa en la casa de Gobierno, los españoles no pudieron resistir el ataque. El comandante Fortea cayó abatido delante de su hijo, que contaba tan solo 11 años de edad. Los rebeldes reconocieron el valor de su padre y rindieron a su cadáver honores militares.

Tras regresar a España, Julio Fortea ingresó en la Academia de Infantería de Toledo el 31 de agosto de 1905, cuatro meses después de que a su padre se le concediera la Cruz Laureada. El 26 de junio de 1908 fue promovido al empleo de Segundo Teniente y destinado al regimiento de Infantería "San Fernando núm. 11, en Melilla. El 26 de junio de 1910 ascendió a Primer Teniente. Ese año de 1910 el cadáver su padre fue repatriado desde Filipinas. El férecho llegó a Barcelona, donde fue recibido por el general Weyler, capitán general de Cataluña; dos compañías del regimiento de Infantería "Vergara" le rindieron honores. El féretro fue trasladao a Madrid para se enterrado en el cementerio de La Almudena. El 9 de septiembre de 1913 ascendió a capitán. Con anterioridad a su destino en la Policía Indígena había formado parte del regimiento de Infantería "Melilla" número 59.

DOCUMENTOS: Su declaración al folio 467 del Expediente Picasso.

Fortea fue un oficial africanista sin duda alguna; lo prueban los años que permaneció destinado en el Protectorado, siempre al mando de unidades indígenas. En junio de 1921 tomó el mando de la mía número 13, para sustituir a su jefe, el capitán de Infantería don Ramón Huelva Pallarés, muerto en la posicion de Abarrán.

El 3 de junio ya se hallaba al frente de su unidad. El 22 de julio sus hombres se hallaban repartidos entre el Morabo de Sidi Mohamed y Yebel Udia. A diario realizaban descubiertas entre Tahuarda, el collado de Tizzi Azza y la posición Intermedia "B". Por lo tanto no es desdeñable pensar que el capitán Fortea pudiera pernoctar en una de esas dos posiciones el 21 de julio. En los listados del general Picasso se cita que el 22 de julio había en Annual 1 oficial y 40 de tropa de la 13ª Mia de Policía. Sin embargo, en los listados que publicó el comandante Caballero Poveda en la Revista "Ejército" se afirma que las fuerzas de Policía presentes en Annual pertenecían a las mías número 5ª, 6ª, 10º, 11ª y 15ª (804 hombres). El resto de la unidad parece que permaneció en el Morabo de Sidi Mohamed. En la mañana del 22 de julio el comandante Alzugaray afirma en su declaración que se encontró con el capitán Fortea en Ben Tieb y que mantuvo una conversación con él. Es de suponer que prosiguió a retirada hasta ar Dríus, y de aquí hasta Melilla.

Como consecuencia de la experiencia vivida en aquellos días de julio, el capitán Fortea sufrió un grave ataque de estrés post-traumático por neurosis de guerra, pues perdió el habla y no lo recuperó hasta semanas más tarde. Fue curado el 19 de agosto mediante una sesión de hipnosis a la que le sometió el teniente coronel de Ingenieros don Bernardo Cabañas Chavarrías, ayudante del general Muñoz Cobos; este general llegado a Melilla comisionado para supervisar, inspeccionar y gestionar el tratamiento de los heridos durante el desastre, y elevar un informe al Ministro de la Guerra. Parece ser que el teniente coronel Cabañas había conocido años antes el tratamiento del comandante médico don Julio Camino Galicia años, experto en enfermedades mentales, profesor de psiquiatría y medicina legal en la Academia de Sanidad Militar y autor de numerosos libros sobre enfermedades mentales.
Capitán de Infantería don Julio Fortea García

En febrero de 1922, al mando de la harka auxiliar de Beni Said, llegó hasta el barranco del Izumar, el lugar donde murió el coronel Morales. En su osadía pretendió realizar un rápido avance para llegar hasta el maldito campamento de Annual. El mando le negó el permiso para llevar cabo la acción, que no se pudo realizar hasta mayo de 1926. Ese mismo año de 1922 sufrió un accidente de moto en el que se fracturo la mano y sufrió contusiones en la cabeza. Meses después, en agosto de 1922, perdió de nuevo a su jefe en combate al ser muerto en el Igan el coronel Lasquetty. Le sucedió en el cargo el coronel Manuel de las Heras, muerto en 1930 en los sucesos revolucionarios de Jaca. En 1923 ascendió a comandante, con 40 años.

Por su valerosa actuación en la rotura del cerco de Tifaurin se le concedió la Medalla Militar Individual. En septiembre de 1923, el general Marzo le impuso la condecoración en Quebdani; en aquellos duros combates se ganaron la medalla varios oficiales, entre ellos el coronel Salcedo Molinuevo. En 1924 se le destinó a la Mehala Jalifiana de Melilla y un año después a los Servicios Jalifianos como Interventor Militar de Melilla. En ese destino compartió el mando con otros supervivientes de Annual: el comandante Gómez Iglesias y posteriormente Jiménez Ortoneda. Durante los tres años siguientes permaneció como Interventor; en 1925 sustituyó provisionalmente al coronel Monasterio en la jefatura del Peñón de Alhucemas.

Finalizó su carrera militar con el empleo de coronel.

FUENTES: