Con las tropas del ejército de Cuba y los primeros refuerzos enviados desde la península, los efectivos regulares del ejército español sumaban unos 26.000 soldados a finales de marzo de 1895, que debían enfrentarse a unos 5.000 rebeldes.

Visto el alcance que por momentos iba adquiriendo el alzamiento, el 28 de febrero el general Calleja solicitó refuerzos al gobierno: 6000 soldados encuadrados en ocho batallones; 2500 soldados más, destinados a cubrir las bajas existentes en los cuerpos de la isla, por ser insuficientes para ello los 4063 mozos sorteados del llamamiento de 1894 que fueron destinados a Cuba el anterior mes de agosto; tres millones de pesos y tres buques de guerra adicionales. Días después solicitó el envío a Cuba de veinte oficales subalternos para el mando de las guerrillas volantes que debía organizar con las unidades.

Ese mismo día 28 de febrero, por la tarde, el Gobierno hizo público su propósito de organizar ocho batallones expedicionarios a 900 plazas cada uno, formándose siete en la península y uno en Puerto Rico. Cada batallón tendría seis compañías, excepto el quinto que tendría tan solo cuatro, en virtud de la escasez de personal de la región militar donde se formará. También se ordenó el envío de 10.000 fusiles Mauser y diez millones de cartuchos. Asímismo, se comenzaron gestiones con la compañía Transatlántica para realizar el traslado de estos batallones, y una Una Real Orden dispuso la incorporación inmediata de todos los jefes, oficiales y tropa que, destinado en Cuba, estuviesen en la península por licencia u otro motivo. Los siete batallones de la península fueron organizados y enviados, pero no el de Puerto Rico, por estar al límite de sus efectivos.

La Circular del Ministerio de la Guerra del 1 de marzo de 1985 decía lo siguiente[01]:

    1.º Se procederá a organizar un batallón de Infantería en cada una de las siete regiones de la Península, que se denominará "Batallón Peninsular, núm..." (el de la respectiva región).

    2.º Cada batallón constará de seis compañías, excepto el que se organice en la quinta región, que tendrá cuatro.

    3.º La plana mayor de cada batallón se compondrá de: un teniente coronel, dos comandantes, un capitán ayudante, un capitán cajero, un capitán de almacén, un oficial subalternbo abanderado, un médico, un capellán, un sargento de cornetas, un cabo de cornetas y un armero.

    4.º Cada compañía se compondrá de: un capitán, cuatro oficiales subalternos, cuatro sargentos, ocho cabos, tres cornetas, cuatro soldados de primera y ciento treinta soldados de segunda.

    5.º Los jefes, capitanes, médicos y capellanes se nombrarán por el ministerio de la Guerra. Los oficiales subalterbnos se designarán en cada región, entre los voluntarios de todos los cuerpos activos, zonas, reservas y comisiones, siempre que pertenezcan a la escala activa; y si hubiera más voluntarios que plazas, se eligirán a los más antiguos. De no existir voluntarios, o no haber el número suficiente, se procederá al sorteo entre las referidas unidades de cada región, e incluyendo los ayudantes de campo y toda clase de destinos o comisiones de las regiones respectivas, excepto los alumnos de las academias militares.

    Para el quinto batallón sólo se nombrarán por la región quinta siete subalternos, destinándose para completar el número necesario los diez oficiales de dicha categoría que figuran en la escala general de aspirante que se lleva en el ministerio.

    6.º Las clases e individuos de tropa se eligirán entre los voluntarios que lo soliciten, y si no los hubiera se sortearán entre los regimientos y batallones de Infantería de cada región; en el concepto de que para evitar dilaciones no se incluirá en el sorteo el personal de zonas y regimientos de reserva.

    7.º Las clases e individuos de tropa llevarán traje de mecánica, polainas, chaleco de Bayona, manta de tercera vida y correaje.

    8.º Respecto al armamento de los batallones de que se trata, oportunamente se dispondrá por el ministerio lo que proceda.

    9.º Los puntos de embarque serán: El primero y segundo batallón en Cádiz; el tercero en Valencia; el cuarto y quinto en Barcelona; el sexto en Santander, y sétimo en Coruña.

    10.º En los puntos de embarque citados en la regla anterior se organizarán los referidos batallones, a excepción del primero, que se organizará en Madrid, y el quinto, que se organizará en Zaragoza.

    11.º Todos los transportes que se originen con este motivo serán por cuenta del Estado.

    12.º Los comandantes en jefe quedan encargados de la más pronta ejecución de esta Real orden, resolviendo por sí lo que esté en sus facultades y consultando en otro caso con urgencia al ministerio de la Guerra.

En cumplimiento de la circular anterior, se realizaron los siguientes nombramientos:

Al batallón peninsular núm. 1:

  • Teniente coronel Luis Cenzano.
  • Comandantes José Romo y Arturo Vega.
  • Capitanes Francisco Sosa, Enrique Centto, Julián Andrés, José Payá, Froilán Vázquez, Antonio Álvarez, Manuel Blanco, César García y Cesáreo Rapado.

Al batallón peninsular núm. 2:

  • Teniente coronel Manuel Michelena.
  • Comandantes Francisco de la Corte y Romualdo Olivar.
  • Capitanes Saturnino Sanz, Juan Millán, Juan Buendía, Antonio Carnero, Ricardo Bernabé, Manuel Arroyo, Fernando Iglesias, Antonio Serra y Juan Contreras.

Al batallón peninsular núm. 3:

  • Teniente coronel Patricio Giral.
  • Comandantes Juan Escudero y Donato Díez.
  • Capitanes Segundo Seneca, Vicente González, Andrés Bardod, Francisco Gallego, Grancisco Fernández, Francisco Rodríguez, Alberto Caro, Francisco González y José Albentosa.

Al batallón peninsular núm. 4:

  • Teniente coronel Rosendo Cifredo.
  • Comandantes Juan Condines y Antonio Torrejón.
  • Capitanes Clemente Calvo, Alejandro Puerta, Baldomero Riera, Alejandro Delgras, Eugenio Montolo, Sergio García, Rafael Navas, Manuel Barceló y Manuel García.

Al batallón peninsular núm. 5:

  • Teniente coronel Hilario Santander.
  • Comandantes Daniel Martínez y José Sanjurjo.
  • Capitanes Ramón Jiménez, Juan Aguas, José García, Camilo Gadea, Alejo Fraile, Antonio Hidalgo y Juan Martínez.

Al batallón peninsular núm. 6:

  • Teniente coronel Antonio Osés.
  • Comandantes José Sánchez y Tomás Fernández.
  • Capitanes Isidoro Santos, Pedro Fajardo, Ramón Hernández, Luis Robres, José Cosgaya, Matías Abad, Antonio Sánchez, Anselmo Fernández y Federico Palomares.

Al batallón peninsular núm. 7:

  • Teniente coronel Francisco Sanmartín.
  • Comandantes Francisco Nájera e Ignacio Ramos.
  • Capitanes Felipe Martínez, Teodomiro Ramos, Casto Rodríguez, Fulgencio García, Florentino González, Nemerio López, Francisco Lestón, Eustaquio Yagüe y José García.

El viernes, 1 de marzo, la prensa de Madrid criticó haber aparcado el proyecto de creación en las islas Canarias de un centro de aclimatación para las tropas destinadas a las Antillas, y la reducción que se ha estado haciendo cada año del ejército de Cuba. Además, se hacía eco de que le Gobierno pensaba en el relevo del general Calleja por su falta de energía a la hora de reaccionar frente a la sublevación, y sustituirlo por el general Weyler o el general Martínez Campos. Éste último hizo una semana más tarde declaró en el Senado estar dispuesto a marchar a Cuba si así se le ordenase, pero que no consideraba oportuna hacerlo por ahora.

La prensa del sábado, 9 de marzo, publicó la noticia de la salida de Madrid del Batallón Peninsula número 1 el día anterior a las 21:00 horas desde la estación del Mediodía con dirección a Cádiz, donde embarcaría en un buque con destino a Cuba. Antes del embarque, a las 17:00 horas el batallón desfiló por delante del palacio del Congreso, con sus oficiales marchando a caballo, ante la presencia de diputados, ministros del Gobierno y el público concentrado para el evento. Posteriormente formó en el Salón del Prado, donde fue revistado por el capitán general de Madrid y rindió homenaje a las víctimas del 2 de mayo de 1808. Acto seguido el batallón se dirigió al cuartel de María Cristina, donde se le ofreció un rancho extraordinario antes de partir hacia la estación de tren.

Estos siete primeros batallones expedicionarios formaron la 1ª Expedición de un total de trece que tenemos documentadas hasta el 1 de mayo de 1897; con un total de 2 generales, 31 jefes, 258 oficiales y 8302 soldados, embarcaron entre el 8 y el 21 de marzo en siete vapores de la Compañía Transatlántica española. Véase la foto de debajo para los detalles.



Detalle de la 1ª Expedición con destino a reforzar el ejército español de Cuba. (Fuente: Fuerzas y material sucesivamente enviados a los distritos de Ultramar con motivo de las actuales campañas y en las flotas que se indican. Imprenta del Depósito de la Guerra. Madrid, 1897. Instituto de Historia y Cultura Militar, referencia P-BCM-IV-26-8-1.10-V00.



[01] El Correo Militar, número del sábado 2 de marzo de 1895.