En 1868 el ejército español en Cuba contaba con ocho regimientos de Infantería de línea de dos batallones cada uno, cuatro batallones de Cazadores, dos regimientos de Lanceros de Caballería, un regimiento de Artillería a pie con dos batallones, y uno de montaña, un batallón de Ingenieros, y un tercio de la Guardia Civil. A falta del anuario militar de 1868, mostraremos a continuación el estado militar de la isla de cuba de 1863[01].
Según el Real Decreto de 31 de marzo de 1857, la Infantería del ejército de la isla de Cuba constaba de ocho regimientos de línea y dos batallones de cazadores, compuesto cada regimiento de dos batallones con la fuerza de 650 plazas cada uno, pudiendo ascender hasta 1.100 en caso necesario, distribuidas en ocho compañías, una de granaderos, otra de cazadores y las seis restantes de fusileros. Los batallones de cazadores tenían la misma organización, sin más designación de compañías que la numérica:
La fuerza de Caballería era de dos regimientos de Lanceros, compuestos de cuatro escuadrones, 598 hombres y 500 caballos cada uno. Además, existían cuatro escuadrones sueltos con 151 hombres y 125 caballos cada uno.
Las fuerzas de Artillería constaban de las siguientes unidades:
El batallón de Ingenieros fue creado con seis compañías por Real orden de 15 de septiembre de 1855, con la antigüedad del resto de tropas de Ingenieros.
En 1868, esta fuerza tenía sobre el papel unos efectivos de 20.809 hombres según los presupuestos generales de aquel año, pero restando los 3.500 reemplazos que faltaban y que tardaban en llegar desde la península, los enfermos, los rebajados de servicio, los destinos de cuerpo en oficinas y los que guarnecían el territorio diseminado en pequeñas guarniciones, el general Lersundi no tenía más que unos 7.000 hombres en condiciones de combate[02].
Al ejército regular se sumaron unos 35.000 voluntarios, herederos de las milicias disciplinadas creadas en 1769. Las fuerzas de Infantería constaban de cinco batallones y dieciséis compañías sueltas de milicias:
Las fuerzas de Caballería eran seis escuadrones de milicias encuadrados en dos regimientos, y una fuerza de Caballería organizada en Guantánamo:
Las milicias urbanas eran unas fuerzas de Infantería y Caballería creadas entre 1825 y 1829:
Las milicias llamados por el general Lersundi a los pocos días de haber estallado la insurrección. Como había ocurrido diecisiete años antes, en 1851, con ocasión del desembarco de López en Cárdenas, tras conocerse el levantamiento de Céspedes los patriotas cubanos y peninsulares se presentaron en pocas semanas para engrosar las filas de las antiguas compañías de voluntarios y se crearon nuevos batallones, lo cual produjo cierto desconcierto en las filas de los “laborantes” que conspiraban contra España[03].
De hecho, cuando el general fue relevado por el general Dulce en enero de 1869, había organizados en la Habana seis batallones de Infantería de Línea de mil voluntarios armados cada uno, y un séptimo en espera de la llegada del armamento desde la península, cada uno al mando de un coronel; dos batallones de Infantería Ligera, el segundo en vías de organización; varios escuadrones de Caballería voluntarias, y varias baterías de Artillería organizadas a la espera de la llegada de los cañones[04]. Siguiendo el ejemplo de la capital, las principales ciudades de Cuba organizaron sus propias unidades de voluntarios, todos armados.
El 7 de febrero de 1874 el capitán general pidió a los habitantes de la isla movilizar un diez por ciento de los voluntarios para salir a campaña. No hizo falta sortear a nadie, porque se ofrecieron suficientes voluntarios para formar un cuerpo de 10.000 hombres y 1.200 caballos organizados y completamente equipados, pagados por los propios voluntarios; el Estado no se gastó nada en ellos[05].
Al finalizar la guerra los voluntarios de Cuba pasaban de 80.000 efectivos armados. Entre ellos se contaban los Chapelgorris de Guamatas y los Cazadores de Cárdenas, que constituía el segundo escuadrón de primer regimiento movilizado a las órdenes del coronel Fortún.
[01] Estado militar de España. Año 1863.
[02] Pirala, op. cit., pág. 282; Barrios y Carrión, op. cit., pág. 26; Camps Feliú, op. cir. Pág. 16.
[03] Golpi en op. cit., pág. 17.
[04] Los coroneles José María Morales, Julián de Zulueta, Miguel Antonio Herrera, Nicolás Martínez Valdivieso, Ramón de Herrera, Francisco Calderón Kessel y Manuel Martínez Rico mandaban los batallones de Línea; los batallones Ligeros estaban al mando de los coroneles Bonifacio B. Rodríguez y Juan Ampudia; el marqués de Aguas Claras estaba al frente de la Caballería y la Artillería al mando del coronel Miguel Suárez Vigil. Golpi Ferro, op. cit., pág. 17.
[05] Martín Contreras, op. cit., pág. 25.