Narciso López de Urriola nació en Caracas el 13 de septiembre de 1788, en una familia criolla acomodada. Cuando comenzaron las guerras de emancipación de los virreinatos españoles, su padre fue muerto por el ejército español, y quedó huérfano con 14 años de edad. Fue recogido por el general Pablo Morillo, quien le cuidó como a un hijo y le hizo ingresar en el ejército español. Bajo la protección del general, Narciso López fue ascendiendo en el escalafón por su fidelidad y arrojo. Participó en las batallas de Queseras del Medio (1819), donde estuvo al mando de la caballería realista, y de Carabobo (1821), donde mandó un regimiento.
De regreso a España tras la derrota definitiva de las armas realistas en América, se juntó con grupos de criollos que, como él, se sentían desplazados en España. Participó en la Primera Guerra Carlista, donde alcanzó el empleo de brigadier en 1836. En 1839 fue nombrado gobernador de Valencia. En 1840 fue ascendido a general y participó en la revolución que llevó al poder al general Espartero. Simpatizante del Partido Progresista, su amigo el general Jerónimo Valdés le llevó con él a Cuba cuando fue nombrado Capitán General en 1841 y le encomendó la gobernación de Matanzas y Trinidad, así como la presidencia de la Comisión Militar. Narciso López desempeñó sus cargos con honor y lealtad, especialmente debido al cariño y respeto que le inspirada el general Valdés.
En 1843 cayó el gobierno progresista del general Espartero y el general Valdés fue destituido, siendo sustituido por el general Leopoldo O´Donnell en la capitanía general de la isla. Narciso López no inspiraba confianza al nuevo capitán general, por lo que le destituyó de todos sus cargos y le redujo el sueldo al propio de su clase y situación. Privado de recursos económicos suficientes, Narciso López se dedicó a diversas empresas que fracasaron todas: una panadería económica, un ingenio azucarero y la explotación de una mina denominada Mina de la Rosa Cubana, en la región de Manicaragua.
Narciso López, de conocidas ideas liberales, entró en contacto con los círculos independentistas cubanos y se implicó en ellos. Con ayuda del Club de la Habana, formado por una serie de intelectuales cubanos de ideas liberales y disgustados de cómo España gobernaba la isla, y espoleado por las ideas anexionistas a los Estados Unidos que lanzaba Gaspar Betancourt Cisneros, “El Lugareño”, desde suelo norteamericano, Narciso López encabezó en 1847 una conspiración para independizar la isla de España mediante un levantamiento que debía comenzar en Trinidad, Santi Spiritus, Matanzas y Cienfuegos, con armamento llevado por un buque norteamericano.
La conspiración fue denunciada por el dueño de una hacienda, Pedro Gabriel Sánchez, y por los propios norteamericanos, que no querían que nada distrajese la atención de los españoles durante las negociaciones que estaban en llevando a cabo con el gobierno de Madrid para la compra de Cuba a España y que avisaron de la conspiración el 4 de julio de 1848. Se formó la causa correspondiente y el general Federico Roncalli, nuevo capitán general, envió tropas a Manicaragua para detener a los conspiradores. Pero Narciso López logró huir disfrazado de marinero en julio de 1848 en un barco que se dirigía a Rhode Island. En noviembre de 1848 un real decreto publicó la baja definitiva del general Narciso López del ejército español “por haberse fugado de la isla de Cuba, donde se encontraba de cuartel”; posteriormente, la Comisión Militar le condenó a “destierro perpetuo de todos los dominios españoles con prohibición de volver”.
Mientras tanto, en 1848 se había creado un Consejo Cubano en Nueva York, que entró en tratos con el presidente James Know Polk para conseguir la incorporación de Cuba a la Unión mediante la compra a España por 130 millones de dólares. No todos los cubanos estaban conformes con esta idea, pues la abolición de la esclavitud, que estaba dentro de las condiciones de estos anexionistas, iba en contra de los intereses de muchos adictos a la causa independentista y, en todo caso, apoyaban la anexión pero con el mismo status que los estados esclavistas del sur de los Estados Unidos.
Llegado a Estados Unidos, Narciso López contactó con los círculos independentistas cubanos. En aquellas fechas, el Club de la Habana había prometido pagar tres millones de pesos al general norteamericano Worth para llegar a Cuba un ejército de 5.000 hombres, reclutados entre los veteranos de la guerra contra Méjico. Pero el Club no consiguió reunir el dinero y a principios de 1849 se abandonó la idea.
Abandonada la expedición del general Worth, Narciso López continuó con sus trabajos conspirativos, si bien nadie en Estados Unidos le tomaba en serio. En Nueva York, logró reunir unos 23.000 pesos entre los cubanos que allí residían para costear una nueva expedición. El dinero apenas alcanzaba nada más que para unos 500 hombres, por lo que el Club de la Habana pidió a López que esperara un tiempo el envio otros 60.000 pesos con los que poder aumentar sus efectivos. Al cabo de dos meses López había reclutado 1.500 hombres y se hicieron los preparativos para zarpar en agosto de 1849; de hecho algunos cubanos llegaron a embarcar; pero los fondos prometidos por el Club se retrasaron más de lo esperado y surgieron problemas de organización; enterado del proyecto de esta expedición, el capitán general de Cuba, general Federico Roncali, protestó ante el gobierno norteamericano y su nuevo presidente norteamericano, Zacarías Taylor.
El presidente Taylor emitió una proclama el 11 de agosto por la que recordaba el deber de respetar los tratados y el de impedir cualquier agresión de ciudados norteamericanos contraterritorios de naciones amigas, por lo que declaró que ninguno de los tomasen partido en la expedición debía contar con que el gobierno americano interviniera a su favor. A continuación hizo fracasar la expedición haciendo que los reunidos en la Isla Redonda se dispersaran y embargando los buques implicados.
Debido al fracaso, Narciso López cayó en desgracia ante los cubanos de Nueva York. En la ciudad se formó un Consejo de Gobierno Cubano, en combinación con el Club de la Habana, que se apoderó de todos los fondos y material de la fracasada expedición. Enfrentado al Consejo de Gobierno, a principios de 1850 Narciso López abandonó Nueva York para ir a Nueva Orleans, desde donde realizaría una segunda intentona en el mes de mayo.