Durante el gobierno del general Luis de las Casas, iniciado en 1790, se advirtieron en Cuba los primeros movimientos favorables a la independencia. En la residencia del propio general se reunían los hombres más destacados de entonces, miembros de la Sociedad Patriótica de Amigos del País, y sus ideas liberales iban preparando el ambiente.

Aunque la invasión de España por el ejército francés en 1808 tuvo poca repercusión en la isla, propició que las ideas reformistas para las provincias de Ultramar fueran presentadas en las Cortes de Cádiz y discutidas en público. En mayo de 1809 el capitán de fragata Ramón Power Giralt, natural de Puerto Rico y que destacó en la derrota de la armada francesa en su intento de apoderarse de Santo Domingo en 1808, fue elegido por los cinco cabildos de esta isla como su representante en la Junta Suprema Gobernativa del Reino y, posteriormente, en abril de 1810 para representarles en las Cortes de Cádiz, donde actuó como primer vicepresidente. De ideas liberales y firme defensor de Puerto Rico, calificó de injusta la política seguida por el gobierno en las provincias americanas, añadiendo que de no hacer reformas habría complicaciones en el futuro:

     ”No nos engañemos, señor; este es el único arbitrio sólido y eficaz para tranquilizar las Américas; este es el único lazo para estrechar los afectos recíprocos de la unión a que aspiramos. Si por desgracia no adoptamos esta prudente y equitativa medida, temo mucho que antes de conseguirse tan altos fines, se alejen más de nuestros deseos, y hago votos por que no se realicen los temores que abrigo, respecto al porvenir de las provincias ultramarinas, cuya prosperidad y la del pueblo español todo deseo ardientemente."

Sin embargo, y a pesar de que de concedieron a Ultramar algunas de las reformas que se aprobaron en la península, como, por ejemplo, la libertad de prensa, para favorecer los intereses de los comerciantes de Cádiz, el gobierno en España implantó unos aranceles que anularon la libertad de comercio de la que disfrutaba Cuba por concesión real desde antiguo. Con el paso del tiempo estas medidas indispusieron con el gobierno a las familias de Puerto Príncipe, Matanzas, Trinidad, Santiago de Cuba y Bayamo.

En 1815, tras la llegada al trono de Fernando VII y la derogación del régimen constitucional, un tal Alejandro Ramírez, de ideas liberales y vallisoletano de nacimiento, fue nombrado Intendente de Hacienda de Cuba. Ya había ejercicio este mismo cargo en Puerto Rico el año anterior, logrando aumentar las rentas oficiales, cubrir gastos y enviar dinero a España gracias a dos medidas: apertura del comercio a los extranjeros y reducción del complejo sistema contributivo a un solo impuesto. Llegó a la isla tras ser depurado en un juicio por ser sospechoso de liberal, e implantó en ella un espíritu de reformas administrativas y económicas, de forma que Cuba dejó de recibir dinero de la península y pasó a ser autónoma, sembrando con ello las semillas de una próxima prosperidad.

En 1820 las ideas reformistas de Ramírez fueron secundadas en lo político por don J.C. Vidaurre, magistrado de la Audiencia de Puerto Príncipe, quien propagó por la isla sus ideas separatistas; no envano era natural de Guayaquil y fue uno de los que más trabajó por la independencia del Ecuador del reino de España. Sus ideas fueron favorablemente acogidas por don Gaspar Betancourt alias "El Lugareño", de la ilustre familia Betancourt, de Puerto Príncipe, quien se mostró siempre como uno de sus más firmes partidarios y cuya mujer era la más íntima amiga de Vidaurre.

Otro temprano difusor de ideas independentistas fue el sacerdote don Félix Varela, natural de Santiago de Cuba y diputado por la isla en las Cortes de 1822 a 1823. Profesor en la cátedra del Colegio de San Carlos, formó las mentes de numerosos y futuros separatistas, entre los que destacaron don Jose Antonio Saco, quien le sustituyó en la cátedra, y don José de la Luz Caballero, alias "Pepe la Luz". El padre Varela tuvo que emigrar a los EEUU al publicarse el Real Decreto del 1 de octubre de 1823 que abolió el régimen constitucional nacido de la sublevación del teniente coronel Riego y del coronel Quiroga, siendo relevado por sus discípulos Saco y De la Luz en la difusión de las ideas independentistas.

Las ideas difundidas por Saco y De la Luz, y las ideas de libertad traidas a la isla por los constitucionalistas y liberales españoles, dió alas a los isleños a crear numerosas sociedades secretas.