HISTORIA MILITAR DE ESPAÑA
Batallas y combates



BATALLA DE CALATAÑAZOR (1002)

Legendaria batalla en la que se dice que Almanzor fue derrotado y muerto por los cristianos, señalando el comienzo del fin del Califato de Córdoba.

La furia guerrera de los últimos tiempos del Califato de Córdoba se personificó en un tal Almanzor, general musulmán que guió los ejércitos cordobedes desde 977 en razzias y campañas anuales contra las tierras cristianas del norte peninsular: se apoderó de Barcelona; rindió Pamplona y redujo el dominio del reino de Navarra; entró a sangre y fuego en León, defendida hasta morir por el conde Guillén González; saqueó Santiago de Compostela.

En el año 1002 los cristianos unieron sus fuerzas y avanzaron hasta el río Duero para enfrentarse a Almanzor. Su ejército estaba formado por huestes leonesas del conde Melero González (gobernador de León en nombre del rey niño Alfonso V), navarras del rey Sancho III el Mayor, y castellanas del conde Sancho I García de Castilla, "el de los buenos fueros".

Ambos ejércitos se encontraron en la zona de Calatañazor (Soria), en el rio Avión, subafluente del Duero. Los cristianos, divididos en tres masas, aguantaron las sucesivas acometidas de la caballería cordobesa, que era el cuerpo principal de batalla del ejército musulmán. Durante los combates el propio Almanzor resultó herido. Por la noche los musulmanes se retiraron en silencio del campo de batalla, pero su general murió la noche del 9 al 10 de agosto cerca de Medinaceli por las heridas sufridas en la batalla, siendo enterrado en esta villa soriana.

Fuentes históricas cristianas

Vamos a intentar desentrañar este anacronismo referente a la batalla de Calatañazor, basándonos inicialmente en las escasas fuentes históricas cristianas, como son los viejos Cronicones, Anales y Cantares de Gesta, considerados como los primeros balbuceos de nuestra Historia: ...narraciones ingenuas en su fondo, rudas en su forma, austeras y concisas en su expresión, escritas en bárbaro latín o en romance latinizado, histórica y cronológicamente alteradas en las sucesivas copias que nos han llegado. Cantares de Gesta, que aunque a veces atropellan la historia con la fábula, fueron recurso maravilloso para suplir el silencio de los Códices o el laconismo de Anales y Cronicones, conforme nos indica fray Justo Pérez de Urbel.

Fueron éstas las únicas fuentes cristianas hasta llegar a las Crónicas de los Reinos que con mayor amplitud relatan la historia de aquellos tiempos, como: Sampiro de Oviedo (cronología de los reyes astures y leoneses desde Alfonso III a Ramiro III, 866-985), Pelayo de Oviedo (desde Vermudo II a Alfonso VI de Castilla, 982-1109), Lucas de Tuy (segunda mitad del XII- 1288), Rodrigo Jiménez de Rada 1170-1247), la Estoria de España que mandó componer Alfonso X el Sabio y se continuaba bajo Sancho IV en 1239 (hacia 1270) y posteriores compiladores que reunieron e interpretaron cuan-tos datos históricos pudieron hallar.

Lo cierto es que hasta mediado el siglo XII se desconocía tanto el topónimo Calatañazor como la mítica batalla que lleva su nombre. No es comprensible que un acontecimiento de tal trascendencia, como corresponde tanto a esta acción bélica como al fallecimiento de Almanzor, sea ignorado por fuentes históricas coetáneas: las musulmanas totalmente y algunas cristianas sólo en forma telegráfica, sin citar las causas de su muerte. Vamos a citar las Crónicas o Anales cristianos que recogen la muerte de Almanzor según el profesor Antonio Huici Miranda:

Son las únicas fuentes que citan el fallecimiento de Almanzor, la primera de forma anacrónica y las otras dos, acordes con el año del fallecimiento. Otras fuentes coetáneas como el Cronicón de Cardena, el Silense, la Crónica del obispo Pelayo de Oviedo, ignoran tan importante evento.

El obispo Pelayo de Oviedo recopiló más extensamente, en su Corpus Pelagianum, hechos históricos comprendidos entre los años 982-1109 ignorando vida y hechos de al-Mansur.

La primera mención del topónimo Calatañazor y de la batalla que lleva su nombre proviene del también obispo-cronista Lucas de Tuy, conocido por el Tudense, que en su obra titulada Chronicon Mundi (hacia 1236) nos relata esta supuesta batalla de forma totalmente anacrónica conforme iremos comprobando.

El Tudense, de forma desacostumbrada por su extensión, nos dice resumidamente: ...Después desto ( de la conquista de Santiago de Compostela y destrucción de su iglesia en el verano del 997), el rey Vermudo ynbió mensajeros al conde Garci Fernández de Castilla y a García (el Temblón) de Pamplona para que le diesen ayuda para combatir a tantos enemigos... Y como Almançor salio de Galizia y otra vez quería destruir los términos de Castilla, corrio a él el rey Bermudo con gran hueste e en el lugar que se dice CALATANASOR muchos millares de sarracines cayeron, y si la noche non cerrara el día, ese Almançor fuera preso. Empero ese dia no fue vencido, mas de noche tomo fuyda con los suyos. Y al dia siguiente el rey Bermudo mando ordenar las hazes... mas llegándose la hueste a las tiendas de los sarraçines, fallaronlas solamente, fartadas con muchedumbre de despojos. Mas el conde Garçi Fernández, seguiendo los moros que fuyan, mato innumerable muchedumbre de ellos. Pero fue vn maravilloso dicho en ese dia que en Calatanasor fue vencido el rey: vno como pescador en la ribera del rio Guadalqueuir, como plañendo, boces en palabra caldea, e a ueces en española, clamaua diciendo: en calatanaçor perdio almançor el atambor ", que quiere decir su alegria; veniendo a él todos los bárbaros de Córdoua, e como se allegasen a él, desfaziase ante sus ojos y llorando a ellos otra vez aparesçía e lo tornaua a decir. Este creemos que fue el diablo que lloraba la cayda de los moros. Mas Almasçor, desde ese dia que fue vençido, nunca quiso comer ni beuer y veniendo a la çibdad que se dice Medinaceli morio….

Esta es la primera versión historiográfica que se tiene sobre la tan controvertida y mitificada batalla de Calatañazor. Hemos querido transcribir casi íntegramente la versión que sobre esta batalla y muerte de Almanzor nos da El Tudense para analizar con mayor objetividad su contenido:

La versión, también resumida, del arzobispo Jiménez de Rada, conocido por El Toledano, es como sigue:Y así, en el año decimotercero, Almanzor, tomado de nuevo su ejército, penetró por la parte de Galicia que se llama Portugal.....y habiendo llegado a las tierras cercanas al mar, destruyó también la ciudad y la iglesia de Santiago, pero espantado por un rayo, no se atrevió a hollar el lugar donde se creía estaba el cuerpo del apóstol...Lo que si hizo...llevarse las campanas menores como señal de victoria, y las utilizó como lámparas en la mezquita de Córdoba...Al, como después podremos comprobar, Almanzor y su ejército...fue aniquilado por una peste asquerosa de por si, esto es, la disentería... Y así Almanzor, forzado por la peste, regresó a su tierra. Por su parte el rey Vermudo, forzado por los acontecimientos, envió una embajada al conde de Castilla García Fernández y al rey de Navarra García el Temblón para que, olvidados de las afrentas, hicieran frente común a librar en los combates en defensa de la fe....y cuando todos se hubieran reunido, salieron al encuentro de Almanzor, que venía con sus árabes a invadir Castilla, en un lugar que en árabe se llama Calatañazor y en latín Altitudo Vulturum (Altura de los buitres). Y como ambos bandos se arremetieran a conciencia, pereció la mayor parte del ejército agareno; sin embargo, al cesar la batalla con las tinieblas de la noche, ninguno de los dos bandos cedió terreno; pero al constatar (Almanzor) la carnicería que habían sufrido los suyos, no se atrevió a reanudar el combate. Por lo que huyó de noche, y al llegar al valle de Bordecorex, expiró abatido por el dolor y fue llevado a Medina, la llamada Celi. Con la primera luz del día, el ejército cristiano creyó que los árabes volverían al combate, pero cuando comprobaron que las tiendas estaban vacías, se hicieron con ellas, los bagajes y demás botín. Por su parte, el conde García Fernández, emprendiendo con ardor la persecución de quienes habían escapado a la muerte, no dejó casi ninguno con vida. Almanzor por su parte, el que siempre había vencido, se siente tan abrumado por el dolor que desde el día del combate hasta el último de su vida no probó alimento ni bebida alguna.

Esta versión de El Toledano, en general, difiere poco de la de su antecesor Lucas de Tuy. Se aprecia un menor misticismo, así como un mayor conocimiento de la zona geográfica donde tuvo lugar aquella supuesta batalla de Calatañazor. Rodrigo Jiménez de Rada fue obispo de Osma (Soria) antes de ocupar la silla episcopal de Toledo y muy vinculado con el célebre monasterio soriano de Santa María de Huerta, fundación de su familia.

Independiza las acciones de Santiago y Calatañazor, aunque sin aportar ningún dato cronológico; en la primera, ...sufriendo un castigo acorde con el sacrilegio que habían cometido... siendo aniquilados por una peste asquerosa de por sí, esto es, la disentería.. Y así Almanzor, forzado por la peste, regresó a su tierra… y en la segunda,... totalmente derrotado... huyó de noche, y al llegar al valle de Bordecorex, expiró abatido por el dolor y fue llevado a Medina, la llamada Celi...

Omite la aparición del extraño personaje a orillas del Guadalquivir repitiendo incesantemente la enigmática y conocida sentencia, pero añade algún dato complementario, como la traducción de Calatañazor como Altitudo Vulturum (altura de los buitres) así como ... en su huída nocturna (Almanzor), al llegar al valle de Bordecorex (pequeña aldea soriana situada en la ruta de Gormaz, Berlanga de Duero, Barahona, Medinaceli), expiró abatido por el dolor..., dando a entender que falleció en este valle o aldea y enterrado en Medinaceli.

La versión de El Toledano es menos fabulosa e irreal que la de El Tudense, aunque los anacronismos históricos y cronológicos son igualmente evidentes.

Posteriores cronistas oficiales de los reinos como Hernán Pérez del Pulgar (1451-1531), Florián de Ocampo (1499-1591), Ambrosio de Morales (1513-1591), Esteban de Garibay (1533-1590), etc., siguen, más o menos, la versión de El Tudense y de El Toledano.

Jerónimo de Zurita (1512-1580) en su magnífica obra Anales de la Corona de Aragón ignora todo lo relacionado con Almanzor.

Este anacronismo sobre la batalla de Calatañazor perduraba en los libros de historia hasta épocas recientes: José Antonio Conde (1765-1820), erudito arabista y pionero español en la traducción de manuscritos árabes, nos relata esta batalla con mayor extensión y fantasía, aunque en lo esencial no difiere de la versión de El Tudense. Por su parte, la magnífica y amena Historia de España de Modesto Lafuente (1806-1866) contempla este controvertido episodio conforme a las versiones de El Tudense y El Toledano.

Fuentes históricas musulmanas

Realizado este somero estudio de las fuentes históricas cristianas, que contemplan la supuesta batalla de Calatañazor, así como la muerte del todopoderoso al-Mansur, pasemos a analizar todo cuanto nos proporcionan fuentes históricas musulmanas.

El gran historiador musulmán Ibn Hayyan (988-1076), recopiló todas las campañas del amirí en un extenso manuscrito titulado al-Ma´atir al-Amiriyya (Las gestas de los amiríes), y las relató todas con su cronología, mencionando lo logrado en ellas. Desgraciadamente este importante manuscrito se halla desaparecido, aunque muchos códices musulmanes que van apareciendo y contemplan las campañas del amirí, se supone que provienen de Ibn Hayyan.

Un reciente estudio del profesor arabista Luis Molina, de un manuscrito aparecido en la Biblioteca Real de Rabat, ha iluminado un tanto este oscuro período histórico tan complejo y tan poco estudiado. Este valioso ejemplar anónimo cuyo título en árabe es Dikr bilad al-Andalus, es una recopilación histórico-geográfica que recoge las cincuenta y seis campañas del invicto al-Mansur. Su traducción y estudio fue objeto de su tesis doctoral, cuyo título castellano fue Una descripción anónima de al-Andalus, CSIC, Madrid 1983. Las exageraciones en cuanto al resultado victorioso de las campañas y beneficios obtenidos son evidentes: el anónimo autor musulmán se limita a citar las localidades u objetivos de cada expedición olvidando muy frecuentemente la cronología de las mismas pero exagerando en demasía el éxito o el botín de guerra obtenido. No obstante, este manuscrito es un documento valioso hasta el momento presente. Las versiones y traducciones las transcribiremos literalmente pues cualquier enmienda o añadidura, además de ser una profanación, pudiera bastardear su contenido:

La última campaña del todopoderoso al-Mansur la contempla el Dikr..., y nos dice: La quincuagésimosexta, la de B.t.r.yus, en la que falleció. Salió de Córdoba estando ya enfermo, el jueves, seis de.....del 392 (1002), e hizo botín... la enfermedad, por lo que emprendió regreso hacia Córdoba, pero murió....y fue enterrado en la frontera, en Medinaceli, el veintisiete del ramadán de ese año (9 al 10 de agosto del 1002). Fue enterrado bajo el polvo que había recogido en sus campañas, pues, cada vez que salía de expedición, sacudía todas las tardes sus ropas sobre un tapete de cuero e iba reuniendo toda el polvo que caía. Cuando murió lo cubrieron con ese polvo. Sobre su tumba se escribió:

Sus hazañas te informarán sobre él
Como si con tus propios ojos lo estuvieras viendo,
¡Por Allah¡, nunca volverá a dar el Mundo nadie como él
ni defenderá las fronteras otro que se le pueda comparar.

Esta es la versión que nos da el anónimo compilador musulmán, en traducción del profesor Molina, que seguidamente nos añade: Ibn al-Jatib (historiador musulmán) llama a esta campaña de "Canales y el Monaste-rio", que tradicionalmente se identifica con el Monasterio de San Millán de la Cogolla (provincia de La Rioja). El nombre que le da nuestro autor ( B.t.r.yus) puede ponerse en relación con el del río Pedroso, que corre muy cerca de la zona de Canales de la Sierra (villa riojana al sur de la provincia, en la vertiente meridional de la Sierra de la Demanda y al suroeste del Monasterio de Valvanera).

Todos estos datos geográficos, fruto de la traducción y estudio realizado por el profesor Molina, los iremos desarrollando a medida que vayamos exponiendo las versiones que, sobre la última campaña de al-Mansur, nos relatan otros historiadores cristianos o musulmanes.

El erudito arabista holandés Rheinard Dozy (1820-1883) fue el primero en rechazar íntegramente las tardías versiones de El Tudense y de El Toledano, basándose en tres factores que ya hemos indicado: el silencio de las crónicas cristianas coetáneas, los evidentes anacronismos ya conocidos y el total mutismo de las crónicas musulmanas. Para mayor concreción vamos a exponer resumidamente las razones en que se basa el sabio orientalista, así como las posibles conclusiones que deduce:

Esta radical sentencia de Dozy no es aceptada inicialmente por los profesores Saavedra y Codera, aun reconociendo los anacronismos de El Tudense y El Toledano. Sus razonamientos coincidentes son los siguientes:

  • Argumentan que con este radicalismo histórico que muestra Dozy: apenas quedaría en pie el esqueleto de la Historia.

  • El profesor Saavedra piensa que la crítica severa de Dozy se hubiera atenuado, si hubiese comprendido la naturaleza de las operaciones militares desde su inicio, y añade: en las campañas musulmanas o expediciones militares hay que distinguir dos períodos: el de conquistas y el de incursiones periódicas con objeto de causar daño, debilitar a los cristianos y coger botín.

  • No descartan una posible acción ofensiva del conde castellano Sancho García, en las inmediaciones de Calatañazor, sobre la retaguardia de un ejército en retirada, con su jefe moribundo y posiblemente con abundante "botín de guerra" y por ello, lento y pesado; su capacidad operativa, en todos los órdenes, tendría que hallarse muy disminuida.

  • Este posible encuentro, por su escasa importancia, no sería mencionado en los documentos históricos cristianos y musulmanes.

  • Pero el hecho de que Almanzor falleciese a los pocos días en Medinaceli, como consecuencia de la enfermedad que padecía, explica que el pueblo cristiano creyera que había muerto en la batalla de Calatañazor.

Muy brevemente, estas son las conclusiones de los profesores Saavedra y Codera sobre el juicio de Dozy acerca de la mítica batalla de Calatañazor.

El sabio orientalista Lèvi Provençal, en su Historia de la España Musulmana, nos dice: La campaña tuvo lugar en el verano del 1002, contra el territorio de La Rioja, dependencia del Condado de Castilla... todo lo que sabemos es que el ejército musulmán avanzó hasta Canales (de la Sierra), a unos 50 kilometros al suroeste de Nájera, alcanzando el Monasterio de San Millán de la Cogolla, que fue saqueado. Al regreso de esta campaña, la muerte vino a poner fin a la prodigiosa carrera del dictador cordobés...el regreso a Medinaceli lo realizó en litera durante 14 días de trayecto. Por recomendación suya quedó enterrado en el patio del alcázar de Medinaceli.. En su lápida se grabó una sencilla inscripción...

En nota adicional añade: El historiador musulmán Ibn al-Jatib, siendo primer ministro del reino nazarí de Granada, envió un negociador a Castilla (hacia 1365), pero le encargó pasase previamente por Medinaceli, para informarle si existía la tumba de Almanzor. Enseñaron la tumba al enviado granadino, pero la lápida sepulcral no contenía ninguna inscripción ni histórica ni poética.

Sin tomar partido por las versiones expuestas, muestra su total acuerdo con Ramón Menéndez Pidal que, ...adoptando una postura más razonable, calificando la supuesta batalla de completo anacronismo y buscando el origen de la leyenda en la actitud agresiva del conde castellano Sancho García, que acaso le valió algunos pequeños éxitos a medias, cuyo recuerdo ha guardado la epopeya castellana, amplificándolos poco a poco.

Añade aún más: la leyenda de Calatañazor pudo tener su origen en la batalla de Cervera (verano del 1000), donde Almanzor estuvo a punto de ser derrotado. Este encuentro, a pesar de su resultado negativo, pudo representar por primera vez la voluntad de resistir y la solidaridad cristiana frente al poderío musulmán. Es perfectamente natural que posteriores leyendas hayan glorificado esta resistencia y deformado poco a poco la verdadera Historia.

Nos indica Lèvi Provençal que quizás sea el historiador Antonio Ballesteros (1880-1949) quien mejor haya relatado la supuesta batalla de Calatañazor, a tenor de los documentos historiográficos, cristianos y musulmanes, más recientes.

Otro de nuestros grandes medievalistas, fray Justo Pérez de Urbel, coincidiendo con las versiones ya expuestas, nos añade que: el motivo de esta su última campaña y a pesar de su estado de salud, pudo estar inspirada por el odio religioso y no quiso morir sin destruir otro de los lugares más venerados por la cristiandad: la Casa Grande de Castilla, el monasterio de San Millán de la Cogolla. Añade seguidamente: ...engendro diabólico, movido por el genio del mal, apareció a los ojos de los cristianos de su tiempo la figura de Almanzor... atraía a los señores cristianos con una tolerancia aparente y al mismo tiempo humillaba y profanaba sus santuarios mas venerables.. el monasterio grande, es decir San Millán, fue abrasado...

El sabio benedictino que, como historiador, reconoce los anacronismos de El Tudense y El Toledano, aporta algo más, vinculándolo con lo providencial, acorde con la mentalidad de aquellos tiempos, pues acepta la posibilidad de una acción del conde Sancho sobre la retaguardia musulmana arrebatándole parte del botín. Igualmente nos añade que el hecho de que en esta campaña falleciese al-Mansur, acompañada de la mítica y tan conocida sentencia de El Tudense de que en Calatañazor perdió Almanzor su atambor, fuese el origen de la fabulosa leyenda acerca de la batalla de Calatañazor y que la tradición oral ha hecho llegar hasta nuestros días.

Posiblemente haya sido el profesor Ramón Menéndez Pidal quien mejor haya conjugado la leyenda con la realidad de forma clara y precisa y dice:

  • Almanzor hizo la última expedición de su vida, dirigiéndose a través de Castilla, hacia San Millán; fue una expedición victoriosa como todas, pero tuvo que retirarse al sentirse muy enfermo. Se hacía llevar en litera... agobiado por crueles dolores... repasó la frontera y llegó a Medinaceli, primera plaza de armas musulmana; murió el 10 de agosto del 1002.

  • Por débil que hubiese sido la resistencia del conde Sancho ... es de su poner que los caballeros castellanos molestasen esa retirada de un ejército cuyo caudillo iba moribundo… y bien se pudo creer que Almanzor muere huyendo del conde Sancho.

  • Finaliza manifestando que: ... la gran batalla de Calatañazor es un completo anacronismo, mientras la sencilla victoria del conde Sancho, puede pasar por uno de tantos recuerdos de la realidad, conservados con ligera exageración por la epopeya castellana.

Ante la acertada conclusión del profesor Menéndez Pidal huelga cualquier otro comentario.

Conclusiones

A mediados del siglo XIII se desconocía la batalla de Calatañazor. Las versiones de El Tudense y El Toledano, que fueron origen de esta leyenda, se consideran como anacrónicas en su triple aspecto histórico, geográfico y cronológico, sin más valor que el puramente legendario.

Por pocos conocimientos de historia que se tengan casi nadie desconoce la mítica sentencia de que en Calatañazor perdió Almanzor su atambor; ello, unido a su fallecimiento, dio origen a la leyenda que la tradición oral ha conservado hasta nuestros días.

La última campaña que realizó el amirí (56ª) es conocida como La de Canales (de la Sierra) y el Monasterio (San Millán de la Cogolla), según fuentes históricas musulmanas.

El itinerario de la misma sería: tomando como base de partida Medinaceli o bien la fortaleza de Gormaz, por Osma, Clunia y Salas de los Infantes, remon-tando el cauce del río Pedroso, se dirige a la villa condal de Canales de la Sierra y de aquí al monasterio de San Millán de la Cogolla (de Suso) que incendió. En el trayecto no hubo oposición cristiana.

Inició su campaña enfermo. El empeoramiento de su enfermedad le obligó a ordenar la retirada siguiendo un itinerario más dificultoso, posiblemente para ocultar su enfermedad y alcanzar lo antes posible la capital fronteriza de Medinaceli. Por el puerto de Santa Inés (oeste de Sierra Cebollera) y en dirección sur por Vinuesa, Abejar, Calatañazor, La Muela y por el Portillo de Andaluz, vadear el Duero, continuando por Berlanga de Duero, Caltojar, Bordecorex, Rello, Barahona hasta Medinaceli.

La retirada duró catorce días y pudo fallecer en Bordecorex. Murió en la noche del 9 al 10 de agosto del 1002, estando presentes sus hijos Abd-al-Malik y Abd-al-Rahman Sanchol, y enterrado en Medinaceli.

No debemos descartar una parcial reacción del conde castellano Sancho sobre la retaguardia musulmana en precipitada retirada, con su caudillo moribun-do, y probablemente cargada de "botín de guerra" y por ello lenta y pesada, con su capacidad operativa muy disminuida. Este hostigamiento bien pudo desarro-llarse en las inmediaciones de Calatañazor, en el itinerario de retirada del ejército musulmán.

Interpretar los escasos e insuficientes datos historiográficos que se poseen es difícil, sin tener bien presente que nada ocurre que no caiga dentro de la lógica "providencialista" de los historiadores de aquella época y de la "credulidad mila-grera" de aquellas gentes del alto medievo.

Mito y realidad: es lo que hemos intentado investigar en este modesto y breve trabajo sobre la tan controvertida batalla de Calatañazor, ya con noticias históricas, ya con relaciones legendarias, intentando añadir un poco de luz sobre un período histórico donde reina la más completa oscuridad.






FUENTES: