Fuentes históricas musulmanas
Realizado este somero estudio de las fuentes históricas cristianas, que contemplan la supuesta batalla de Calatañazor, así como la muerte del todopoderoso al-Mansur, pasemos a analizar todo cuanto nos proporcionan fuentes históricas musulmanas.
El gran historiador musulmán Ibn Hayyan (988-1076), recopiló todas las campañas del amirí en un extenso manuscrito titulado al-Ma´atir al-Amiriyya (Las gestas de los amiríes), y las relató todas con su cronología, mencionando lo logrado en ellas. Desgraciadamente este importante manuscrito se halla desaparecido, aunque muchos códices musulmanes que van apareciendo y contemplan las campañas del amirí, se supone que provienen de Ibn Hayyan.
Un reciente estudio del profesor arabista Luis Molina, de un manuscrito aparecido en la Biblioteca Real de Rabat, ha iluminado un tanto este oscuro período histórico tan complejo y tan poco estudiado. Este valioso ejemplar anónimo cuyo título en árabe es Dikr bilad al-Andalus, es una recopilación histórico-geográfica que recoge las cincuenta y seis campañas del invicto al-Mansur. Su traducción y estudio fue objeto de su tesis doctoral, cuyo título castellano fue Una descripción anónima de al-Andalus, CSIC, Madrid 1983. Las exageraciones en cuanto al resultado victorioso de las campañas y beneficios obtenidos son evidentes: el anónimo autor musulmán se limita a citar las localidades u objetivos de cada expedición olvidando muy frecuentemente la cronología de las mismas pero exagerando en demasía el éxito o el botín de guerra obtenido. No obstante, este manuscrito es un documento valioso hasta el momento presente. Las versiones y traducciones las transcribiremos literalmente pues cualquier enmienda o añadidura, además de ser una profanación, pudiera bastardear su contenido:
La última campaña del todopoderoso al-Mansur la contempla el Dikr..., y nos dice: La quincuagésimosexta, la de B.t.r.yus, en la que falleció. Salió de Córdoba estando ya enfermo, el jueves, seis de.....del 392 (1002), e hizo botín... la enfermedad, por lo que emprendió regreso hacia Córdoba, pero murió....y fue enterrado en la frontera, en Medinaceli, el veintisiete del ramadán de ese año (9 al 10 de agosto del 1002). Fue enterrado bajo el polvo que había recogido en sus campañas, pues, cada vez que salía de expedición, sacudía todas las tardes sus ropas sobre un tapete de cuero e iba reuniendo toda el polvo que caía. Cuando murió lo cubrieron con ese polvo. Sobre su tumba se escribió:
Sus hazañas te informarán sobre él
Como si con tus propios ojos lo estuvieras viendo,
¡Por Allah¡, nunca volverá a dar el Mundo nadie como él
ni defenderá las fronteras otro que se le pueda comparar.
Esta es la versión que nos da el anónimo compilador musulmán, en traducción del profesor Molina, que seguidamente nos añade: Ibn al-Jatib (historiador musulmán) llama a esta campaña de "Canales y el Monaste-rio", que tradicionalmente se identifica con el Monasterio de San Millán de la Cogolla (provincia de La Rioja). El nombre que le da nuestro autor ( B.t.r.yus) puede ponerse en relación con el del río Pedroso, que corre muy cerca de la zona de Canales de la Sierra (villa riojana al sur de la provincia, en la vertiente meridional de la Sierra de la Demanda y al suroeste del Monasterio de Valvanera).
Todos estos datos geográficos, fruto de la traducción y estudio realizado por el profesor Molina, los iremos desarrollando a medida que vayamos exponiendo las versiones que, sobre la última campaña de al-Mansur, nos relatan otros historiadores cristianos o musulmanes.
El erudito arabista holandés Rheinard Dozy (1820-1883) fue el primero en rechazar íntegramente las tardías versiones de El Tudense y de El Toledano, basándose en tres factores que ya hemos indicado: el silencio de las crónicas cristianas coetáneas, los evidentes anacronismos ya conocidos y el total mutismo de las crónicas musulmanas. Para mayor concreción vamos a exponer resumidamente las razones en que se basa el sabio orientalista, así como las posibles conclusiones que deduce:
Acepta la versión del historiador musulmán Ibn al-Jatib sobre esta última campaña de al-Mansur denominada como la de Canales (de la Sierra) y del Monasterio (San Millán de la Cogolla), patrón de Castilla. Este monasterio fue incendiado por las huestes musulmanas, conforme a un documento manuscrito hallado en la Colección Diplomática del Monasterio de Leire (Navarra), datada en 1027 por el rey Sancho Garcés III el Mayor (1000-1035).
Reafirma los anacronismos históricos, cronológicos y geográficos, tal y como ya expusimos al analizar las versiones de El Tudense y El Toledano.
No comprende el absoluto silencio del monje de Silos en su Crónica Silense, por pura razón geográfica al hallarse este monasterio próximo a Calatañazor.
Una vez analizadas las anacrónicas versiones de El Tudense y El Toledano, deduce que la supuesta batalla de Calatañazor fue parte de un conjunto de leyendas que tienen su origen en la campaña de Santiago de Compostela (verano del 997).
Deduce Dozy que para el pueblo cristiano era incomprensible que al- Mansur hubiese podido profanar el sepulcro del apóstol Santiago sin sufrir el tremendo castigo divino acorde con semejante sacrilegio; bien es cierto que ... Almanzor y su ejército, golpeados por el Señor, sufrieron un castigo acorde con el sacrilegio que habían cometido..una peste asquerosa, la disentería..., conforme a la versión del arzobispo Jiménez de Rada. Pero esto no era suficiente. Fue necesario el inventar una sonada victoria sobre el invicto al-Mansur, incluida su muerte, para convencer al orbe cristiano del castigo divino por la afrenta al Apóstol Santiago.
Concluye el sabio profesor holandés sentenciando que: Esta famosa batalla, ha sido añadida como corolario a una serie de leyendas inventadas, no de golpe sino sucesivamente, para salvar el honor de Santiago y el honor nacional.
Esta radical sentencia de Dozy no es aceptada inicialmente por los profesores Saavedra y Codera, aun reconociendo los anacronismos de El Tudense y El Toledano. Sus razonamientos coincidentes son los siguientes:
Argumentan que con este radicalismo histórico que muestra Dozy: apenas quedaría en pie el esqueleto de la Historia.
El profesor Saavedra piensa que la crítica severa de Dozy se hubiera atenuado, si hubiese comprendido la naturaleza de las operaciones militares desde su inicio, y añade: en las campañas musulmanas o expediciones militares hay que distinguir dos períodos: el de conquistas y el de incursiones periódicas con objeto de causar daño, debilitar a los cristianos y coger botín.
No descartan una posible acción ofensiva del conde castellano Sancho García, en las inmediaciones de Calatañazor, sobre la retaguardia de un ejército en retirada, con su jefe moribundo y posiblemente con abundante "botín de guerra" y por ello, lento y pesado; su capacidad operativa, en todos los órdenes, tendría que hallarse muy disminuida.
Este posible encuentro, por su escasa importancia, no sería mencionado en los documentos históricos cristianos y musulmanes.
Pero el hecho de que Almanzor falleciese a los pocos días en Medinaceli, como consecuencia de la enfermedad que padecía, explica que el pueblo cristiano creyera que había muerto en la batalla de Calatañazor.
Muy brevemente, estas son las conclusiones de los profesores Saavedra y Codera sobre el juicio de Dozy acerca de la mítica batalla de Calatañazor.
El sabio orientalista Lèvi Provençal, en su Historia de la España Musulmana, nos dice: La campaña tuvo lugar en el verano del 1002, contra el territorio de La Rioja, dependencia del Condado de Castilla... todo lo que sabemos es que el ejército musulmán avanzó hasta Canales (de la Sierra), a unos 50 kilometros al suroeste de Nájera, alcanzando el Monasterio de San Millán de la Cogolla, que fue saqueado. Al regreso de esta campaña, la muerte vino a poner fin a la prodigiosa carrera del dictador cordobés...el regreso a Medinaceli lo realizó en litera durante 14 días de trayecto. Por recomendación suya quedó enterrado en el patio del alcázar de Medinaceli.. En su lápida se grabó una sencilla inscripción...
En nota adicional añade: El historiador musulmán Ibn al-Jatib, siendo primer ministro del reino nazarí de Granada, envió un negociador a Castilla (hacia 1365), pero le encargó pasase previamente por Medinaceli, para informarle si existía la tumba de Almanzor. Enseñaron la tumba al enviado granadino, pero la lápida sepulcral no contenía ninguna inscripción ni histórica ni poética.
Sin tomar partido por las versiones expuestas, muestra su total acuerdo con Ramón Menéndez Pidal que, ...adoptando una postura más razonable, calificando la supuesta batalla de completo anacronismo y buscando el origen de la leyenda en la actitud agresiva del conde castellano Sancho García, que acaso le valió algunos pequeños éxitos a medias, cuyo recuerdo ha guardado la epopeya castellana, amplificándolos poco a poco.
Añade aún más: la leyenda de Calatañazor pudo tener su origen en la batalla de Cervera (verano del 1000), donde Almanzor estuvo a punto de ser derrotado. Este encuentro, a pesar de su resultado negativo, pudo representar por primera vez la voluntad de resistir y la solidaridad cristiana frente al poderío musulmán. Es perfectamente natural que posteriores leyendas hayan glorificado esta resistencia y deformado poco a poco la verdadera Historia.
Nos indica Lèvi Provençal que quizás sea el historiador Antonio Ballesteros (1880-1949) quien mejor haya relatado la supuesta batalla de Calatañazor, a tenor de los documentos historiográficos, cristianos y musulmanes, más recientes.
Otro de nuestros grandes medievalistas, fray Justo Pérez de Urbel, coincidiendo con las versiones ya expuestas, nos añade que: el motivo de esta su última campaña y a pesar de su estado de salud, pudo estar inspirada por el odio religioso y no quiso morir sin destruir otro de los lugares más venerados por la cristiandad: la Casa Grande de Castilla, el monasterio de San Millán de la Cogolla. Añade seguidamente: ...engendro diabólico, movido por el genio del mal, apareció a los ojos de los cristianos de su tiempo la figura de Almanzor... atraía a los señores cristianos con una tolerancia aparente y al mismo tiempo humillaba y profanaba sus santuarios mas venerables.. el monasterio grande, es decir San Millán, fue abrasado...
El sabio benedictino que, como historiador, reconoce los anacronismos de El Tudense y El Toledano, aporta algo más, vinculándolo con lo providencial, acorde con la mentalidad de aquellos tiempos, pues acepta la posibilidad de una acción del conde Sancho sobre la retaguardia musulmana arrebatándole parte del botín. Igualmente nos añade que el hecho de que en esta campaña falleciese al-Mansur, acompañada de la mítica y tan conocida sentencia de El Tudense de que en Calatañazor perdió Almanzor su atambor, fuese el origen de la fabulosa leyenda acerca de la batalla de Calatañazor y que la tradición oral ha hecho llegar hasta nuestros días.
Posiblemente haya sido el profesor Ramón Menéndez Pidal quien mejor haya conjugado la leyenda con la realidad de forma clara y precisa y dice:
Almanzor hizo la última expedición de su vida, dirigiéndose a través de Castilla, hacia San Millán; fue una expedición victoriosa como todas, pero tuvo que retirarse al sentirse muy enfermo. Se hacía llevar en litera... agobiado por crueles dolores... repasó la frontera y llegó a Medinaceli, primera plaza de armas musulmana; murió el 10 de agosto del 1002.
Por débil que hubiese sido la resistencia del conde Sancho ... es de su poner que los caballeros castellanos molestasen esa retirada de un ejército cuyo caudillo iba moribundo
y bien se pudo creer que Almanzor muere huyendo del conde Sancho.
Finaliza manifestando que: ... la gran batalla de Calatañazor es un completo anacronismo, mientras la sencilla victoria del conde Sancho, puede pasar por uno de tantos recuerdos de la realidad, conservados con ligera exageración por la epopeya castellana.
Ante la acertada conclusión del profesor Menéndez Pidal huelga cualquier otro comentario.
Conclusiones
A mediados del siglo XIII se desconocía la batalla de Calatañazor. Las versiones de El Tudense y El Toledano, que fueron origen de esta leyenda, se consideran como anacrónicas en su triple aspecto histórico, geográfico y cronológico, sin más valor que el puramente legendario.
Por pocos conocimientos de historia que se tengan casi nadie desconoce la mítica sentencia de que en Calatañazor perdió Almanzor su atambor; ello, unido a su fallecimiento, dio origen a la leyenda que la tradición oral ha conservado hasta nuestros días.
La última campaña que realizó el amirí (56ª) es conocida como La de Canales (de la Sierra) y el Monasterio (San Millán de la Cogolla), según fuentes históricas musulmanas.
El itinerario de la misma sería: tomando como base de partida Medinaceli o bien la fortaleza de Gormaz, por Osma, Clunia y Salas de los Infantes, remon-tando el cauce del río Pedroso, se dirige a la villa condal de Canales de la Sierra y de aquí al monasterio de San Millán de la Cogolla (de Suso) que incendió. En el trayecto no hubo oposición cristiana.
Inició su campaña enfermo. El empeoramiento de su enfermedad le obligó a ordenar la retirada siguiendo un itinerario más dificultoso, posiblemente para ocultar su enfermedad y alcanzar lo antes posible la capital fronteriza de Medinaceli. Por el puerto de Santa Inés (oeste de Sierra Cebollera) y en dirección sur por Vinuesa, Abejar, Calatañazor, La Muela y por el Portillo de Andaluz, vadear el Duero, continuando por Berlanga de Duero, Caltojar, Bordecorex, Rello, Barahona hasta Medinaceli.
La retirada duró catorce días y pudo fallecer en Bordecorex. Murió en la noche del 9 al 10 de agosto del 1002, estando presentes sus hijos Abd-al-Malik y Abd-al-Rahman Sanchol, y enterrado en Medinaceli.
No debemos descartar una parcial reacción del conde castellano Sancho sobre la retaguardia musulmana en precipitada retirada, con su caudillo moribun-do, y probablemente cargada de "botín de guerra" y por ello lenta y pesada, con su capacidad operativa muy disminuida. Este hostigamiento bien pudo desarro-llarse en las inmediaciones de Calatañazor, en el itinerario de retirada del ejército musulmán.
Interpretar los escasos e insuficientes datos historiográficos que se poseen es difícil, sin tener bien presente que nada ocurre que no caiga dentro de la lógica "providencialista" de los historiadores de aquella época y de la "credulidad mila-grera" de aquellas gentes del alto medievo.
Mito y realidad: es lo que hemos intentado investigar en este modesto y breve trabajo sobre la tan controvertida batalla de Calatañazor, ya con noticias históricas, ya con relaciones legendarias, intentando añadir un poco de luz sobre un período histórico donde reina la más completa oscuridad.